18 Deseo
Los acontecimientos se habían precipitado a un ritmo vertiginoso, sin embargo mi mente estaba en blanco. Uno enfrente del otro en ese pequeño espacio notaba su aliento tan cerca de mi cara que cualquier sentimiento de peligro por las personas que estaban en la casa comenzó a desvanecerse. Si llegaban a encontrarme en ese momento Elden me llevaría con él y escapar de Hope se volvería aún más difícil, pero mi mente estaba ocupada por otros asuntos.
- Sabías que yo pensaba que Jessica te gustaba. - le susurré muy cerca del oído intentando hacer el mínimo ruido posible.
Él solamente asintió.
- ¿Por qué?- pregunté.
- No lo sé.
Levanté la vista para mirarlo a los ojos. Estaba muy serio. Iba a decir algo pero se escucharon ruidos fuera y eso lo interrumpió.
En ese pequeño cubículo me volví a sentir valiente y segura. De alguna manera me pareció vulnerable a mí, un hombre cómo él se sentía intimidado por mí. Y sentí como se intentaba pegar más a la pared de su espalda para separarse lo máximo que el espacio le permitiera. El armario era pequeño, pero no tanto. He de decir que yo me había pegado innecesariamente a él. Era lo que el cuerpo me pedía, esa maldita cuerda que me tenía atada y no hacía más que acercarme a él. En contra posición estaba la cuerda que lo sujetaba a él y lo llevaba en dirección contraria a mí. Odiaba esas dos fuerzas opuestas, tarde o temprano alguna de las dos tendría que ceder y no quería que fuera la mía.
Pasé mis dedos desde su cuello bajando por su torso, noté cómo se ponía tenso y cómo su deseo creció y lo pude notar en sus pantalones.
Como en un trance, casi sin reconocerme a mi misma, comencé a desabrochar lentamente su cinturón. Se lo quite muy lentamente para no hacer ruido y lo dejé en el suelo. Al desabrochar los botones del pantalón y comenzar a bajarlo reaccionó y me agarró de las manos para que parara.
- Te deseo. ¿Me deseas? - le susurré al oído.
- Si. - me devolvió el susurró. - pero...
- Si no me dejas, gritaré y Elden me llevará con él. - le susurré. - Aquí y ahora eres mío.
Mis palabras tuvieron efecto y volvía a notar su deseo, aunque sabía que él no quería que yo me percatara. Al principio no tuve más respuesta que aquella, pero entonces me cogió de la barbilla y me acercó a su boca. Por primera vez nuestras lenguas se unieron sin prejuicios ni miedos, solo deseo. Jugó en mi boca mostrándome el hambre que tenía de mi, un hambre contenida durante mucho tiempo.
Me mordió el labio inferior y no pude contener un gemido. Eso le hizo parar y puso su mano sobre mi boca indicándome que no hiciera ruido. Ese gesto me hizo temer que el viejo Daryl hubiera vuelto y los besos se fueran a acabar ahí, pero sus manos bajaron desde mi espalda hasta mi culo dónde se detuvo dándome un apretón acompañado de una sonrisa traviesa.
Yo ardía y me intenté pegar más para poder sentirlo en mi entrepierna, él notó lo que estaba haciendo y sentí su sonrisa mientras me besaba.
- No podemos hacer ruido. - susurró. - No sabemos si siguen en la casa.
Comenzó a meter sus manos por debajo de mi camiseta, caricias suaves y fuertes a la vez. Una de sus manos se acercó hacía mi pecho y dejo de besarme un instante para pedirme permiso.
- ¿Puedo?
Yo asentí. Me acarició el pecho, primero suavemente y después me dio un apretón más intensó. Comenzó a respirar más fuerte.
- Sshh, te van a oir. - le susurré.
- Eres un sueño.- me contestó. - Eres lo único que he querido desde que se acabo el mundo.
- Eres el único hombre que he deseado, te iba a esperar lo que hiciera falta, me alegra que por fin hayas despertado.
Me volvió a besar con esa intensidad que tanto había imaginado y soñado. Me volvió a acariciar el pecho. Sentía como me mojaba cada vez más, me excitaba lo excitado que estaba él.
Paré un momento para volver a mirarlo a la cara y vi que el deseo había ganado.
Me tumbo en el suelo lentamente. Me miró los pantalones y me acarició el ombligo, entendí que me estaba preguntando si podía seguir.
Yo asentí.
Me quedé en bragas, y me sonrojé ya que estaban empapadas. Me miró y se mordió el labio.
Introdujo su mano y movió sus dedos. Sin poder contenerme arquee la espalda y me salió un pequeño gemido de placer. Daryl me agarró la boca para que no hiciera ruido, pero siguió moviendo sus dedos.
- He pensado tanto en esto. - me susurró al oido.
No pude contestarle porque seguía con su mano en mi boca lo que en parte hizo que me excitara más.
Note como uno de sus dedos se acercaba y hacia un poco de presión para entrar, pero antes de hacerlo me miró y asintió en forma de pregunta. Yo asentí y lo noté dentro. Estaba enloquecida, quería volver a tocarle, tenerlo dentro.
Le quité la mano de la boca.
- Quiero tenerte dentro. - le susurré.
Todo mi pudor había desaparecido nublado por el deseo. Noté como esas palabras habían hecho eco en su deseo intensificando sus movimientos, dejó de agarrarme la boca para pasar su mano por debajo de mi camiseta y tocarme el pecho. Cómo si de un botón secreto se tratase eso hizo que yo acabara. Arquee la espalda mordiéndome la mano para no hacer ruido. Había sido increíble, él era increíble.
- Eres increíble. - dijo sonriente.
Él no había acabado, seguía grande y duro,
- Ahora me vas a dejar a mí. - le dije subiéndome la ropa.
- Espera, no voy a poder sin hacer ruido. Te deseo tanto que no me voy a poder contener. Vamos poco a poco, hay tiempo. ¿Te ha gustado?
- Me ha encantado, pero me da miedo que sea la última vez. - le susurré apartando la mirada algo avergonzada.
Se incorporó un poco y me miró de arriba abajo. Yo estaba casi desnuda y no pude evitar sonrojarme.
- Creo que eres como esas drogas de diseño, que si las pruebas una vez te enganchas y para dejarlo del todo tienes que sufrir grandes agonías o morir en el intento.- dijo mirándome a los ojos. - En parte no quería hacerlo por eso, la otra razón ya sabes que es la edad. Pero me aterra que después de esto, te enamores de alguien bueno, que pueda darte todo lo que yo no puedo y lógicamente te olvides de mi. Cuando eso pase el dolor será...
- No. - le interrumpí. - Solo te quiero a ti, siempre ha sido así y hasta ahora tú me has hecho sufrir mucho más.
- Eres la única persona con el poder de destrozarme. - susurró.
- Yo solo quiero cuidarte.
Buenas mis walkers!
Un capi un tanto calentito. Espero que os guste. ¡Pasad feliz semana!
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