Veintiuno
Konohagakure, fin de año.
Aun siendo el último día del año, el trabajo no podía faltar. Sobre el tejado de la casa Namikaze se encontraba un peliplata vestido en su atuendo ANBU. No podía negar que el frío le calaba los huesos, incluso tanto frío parecía estar quemándole, pero no podía retirarse. Se encontraba esperando a su sensei para acudir a la Torre Hokage y comenzar a trabajar. Como ANBU personal del Hokage, debía vigilar de cualquier peligro el mayor tiempo posible.
Con su máscara de perro en lo alto de la cabeza, hundió su cabeza en la bufanda que rodeaba su cuello. Con un suspiro, cerró sus ojos. Hacía dos semanas que Obito y Rin se habían marchado a Amegakure y se sentía solo. Era cierto que también estaban Gai, Asuma y Kurenai, pero desde siempre ellos tuvieron más contacto con sus compañeros que con él. Y entendía que ellos también tenían que hacer su vida. Al menos no estaban muertos, como en la realidad de sus alumnos del futuro. La puerta de la casa se abrió al fin y Kakashi saltó colocándose a su lado.
—Buenos días, Kakashi.
—Buenos días, Minato-sensei.
Sin más que decir, los dos caminaron por las calles de la aldea. Kakashi tenía sus manos rodeadas de las mangas de su traje y tiritaba sin control. Intentando coger calor y aprovechando que no había gente por la calle tan temprano, se tapó la parte superior de la cara con la máscara ANBU y bajó su máscara negra para calentar sus manos con el vaho de su boca.
Minato lo observaba discretamente, divertido por verlo tan friolero, pero también preocupado ya que no lo había visto nunca así. Ya el castañeo de sus dientes lo mosqueó.
—Kakashi... ¿Estás bien?
—E-Estoy bien... Sólo que hace demasiado frío hoy—contestó subiendo su máscara de boca.
—Hace el mismo frío que ayer y no estabas así. Deja que te mire—dijo acercándose. Le quitó la máscara ANBU y tocó su frente. Sus ojos se abrieron de par en par—. Estás ardiendo... ¿Por qué no me has dicho que te encuentras mal?
—N-No me encuentro mal, sensei. Sólo tengo frío...
—Volvamos ahora mismo. Tienes que descansar.
Kakashi intentó quejarse, pero Minato no lo dejó. Con un solo uso del Hiraishin, ya se encontraban dentro de la casa. Con suavidad, empujó al Hatake hasta el sofá y le echó una manta por encima, la cual Kakashi agradeció bastante. Se tumbó apoyado en un lado de su cuerpo, aún tiritando, y agarró la manta con fuerza para que le diera calor.
No muy lejos del salón, Minato buscaba las medicinas que tenía guardadas en el caso de que los niños se enfermaran. En cuanto las tuvo, se dirigió al salón donde Kakashi se acurrucaba bajo la manta mientras tiritaba y ponía una mueca.
—Kakashi... Necesito que te quites la máscara y te tomes esto.
—No estoy enfermo, sensei... De verdad...
—Estás ardiendo, y sé que no te gustan los hospitales. Así que como tu sensei y como Hokage te ordeno que te tomes esto y te tomes el día libre. No me iré hasta que lo hagas.
El peliplata suspiró y con lentitud bajó su máscara dispuesto a tomar la medicina que le estaba dando el rubio. Minato se sorprendió al ver el rostro de Kakashi, pero no lo demostró. Si se la había quitado quería decir que confiaba lo suficiente en él como para dejar que lo viera. Una vez que se lo tragó, Minato sonrió y cerró el jarabe antes de ir a la cocina y sacar una olla. Le prepararía un caldo calentito para que recuperara un poco de temperatura.
Mientras tanto, el ruido despertó a Kushina, que se extrañó al escuchar ruidos en la cocina cuando pensaba que Minato ya se había marchado. Ya con una postura defensiva, agarró un kunai del cajón y se dirigió a la cocina, dispuesta a interrumpir al supuesto ladrón. Tal fue su sorpresa cuando se dio cuenta de que Minato estaba en el fuego moviendo el caldo en una olla.
—¿Minato?—preguntó sorprendida—. ¿No te habías ido ya?
—Sí, pero Kakashi está enfermo y lo he traído para darle algo de jarabe. Le estoy preparando un caldo...
—¿Dónde está?
Minato le señaló el sofá y Kushina dejó el kunai a un lado antes de dirigirse al salón, donde Kakashi ya había caído dormido en el sofá. Se sorprendió al verlo sin su máscara de boca pero se olvidó de eso y comprobó su frente, confirmando desde luego que el peliplata estaba ardiendo. Preocupada de que estuviera incómodo en el sofá, acarició su pelo en un intento de despertarlo pero parecía tan a gusto que decidió dejarlo hasta que se terminara de preparar el caldo. Volvió a la cocina y acompañó a Minato, quien lucía muy preocupado.
—¿Tan mal está?—preguntó Kushina apoyada en la isla.
—Estábamos de camino a la oficina cuando lo noté tiritando, incluso tartamudeaba... Nunca lo había visto así. Ya sabes, siempre tan formal y escondiendo sus sentimientos... me sorprendía que no pudiera evitar hacerlo. Y cuando le he tomado la temperatura, bueno...
—Sí, lo he notado. Lo mejor sería que se quedara dos o tres días descansando, 'ttebane. Yo me ocuparé de él, y seguro que los niños le harán también algo de compañía.
—¿Crees que se siente muy solo?
—Desde que Obito y Rin se marcharon ha estado algo decaído y ha estado trabajando más de lo usual. No lo sé. Posiblemente si hablamos con él en profundidad podamos saber algo.
—Sí, tienes razón—concluyó Minato dando unos toques finales con la paleta y apagó el fuego—. Esto ya está. Ahora que estás despierta... ¿te importaría quedarte con él? Hoy tengo un par de reuniones de fin de año y vendré para comer. Tengo el resto del día libre, así que nos vemos luego.
—Por supuesto. Suerte con las reuniones.
Minato unió sus labios con los de Kushina y se despidió de ella antes de marcharse por fin. Kushina preparó entonces un plato con el caldo y lo llevó hasta el salón. Con cuidado, sacudió a Kakashi para que despertara, lo que consiguió segundos después.
—Kakashi...
—Kushina-san... ¿Qué...?—se levantó aún adormilado, pero con un profundo dolor de cabeza.
—Toma esto. Te lo ha preparado Minato para que te recuperes, 'ttebane—sonrió acariciando de nuevo su pelo.
Kakashi se sintió muy agradecido y por un momento creyó que Kushina era su madre. Aunque no estaba muy desencaminado, ella era una madre para él. Asintió y se sentó, dispuesto a tomarse el caldo. Kushina le acomodó la manta sobre los hombros y se sentó a su lado.
—He notado que últimamente estás más decaído...
El peliplata bajó la mirada y se metió la cuchara en la boca, sin decir nada. La Uzumaki suspiró y apoyó sus brazos en las rodillas, mientras entrelazaba sus dedos y posaba su barbilla.
—Mira, Kakashi. Hace dos semanas que Obito y Rin se marcharon, y sé que ellos forman una parte muy importante de tu vida. Solo tienes que entender que ellos han elegido una vida en la que tendrán que ir de aldea en aldea ayudando y enseñándoles algunas nociones básicas...
—Lo entiendo, Kushina-san. Es solo que... Rin lo decidió por ella misma y Obito lo decidió por Rin. Me duele saber que no pensaron en cómo me sentiría.
La pelirroja puso una mueca al encontrar el inicio de todo aquello. Supuso que era porque echaba de menos a sus compañeros que estaba tan decaído, pero no sospechaba en lo más mínimo que pensara de aquella forma sobre esto.
—Sabes que Obito y Rin te quieren como si fueras su hermano, ¿no?—el peliplata asintió y Kushina suspiró—. No creo que lo hicieran para hacerte daño, ni mucho menos. Simplemente, era una decisión difícil que Rin tenía que tomar, ya que es Jinchuriki. Y ya sabes que Obito ama a Rin, no quería dejarla sola... o posiblemente es Obito el que no quería estar sin ella. La cuestión es que, ellos en ningún momento querrían hacerte daño.
—Lo sé... Lo siento.
Kushina sonrió y le dio un suave beso en la coronilla antes de dejar que Kakashi terminara de comer y fue a preparar la habitación de invitados para que descansara. Mientras tanto, Kakashi miró la sopa en la cuchara con cansancio. Sus ojos estaban cristalizados y podía notar que la fiebre lo estaba poniendo demasiado sentimental. En aquel momento se sentía como en casa, con los mejores cuidados y, sobre todo, con las mejores personas.
*****
Unas imágenes borrosas se sucedían unas a otras. Los colores cambiaban rápidamente, así que no podía adivinar qué estaba soñando. Sin embargo, podía escuchar el trayecto de kunais por el aire y el choque de otros de ellos muy cerca. Fue entonces cuando vio el reflejo de Rin delante de él. Su rostro estaba aterrorizado y de su boca salía sangre.
—Kakashi...—susurró.
Y así se dio cuenta de que su brazo traspasaba de lado a lado el cuerpo de la Nohara.
Inmediatamente, sus ojos se abrieron y su cuerpo se incorporó asustado. Aquella escena lo aterrorizaba. Podía notar que Rin era más joven en su sueño, por lo que sospechó y reconoció rápidamente que eso debió ser lo que hubiese sucedido si Naruto, Sasuke y Sakura no hubiesen viajado a su mundo. Pero no entendía por qué había soñado aquello. ¿Acaso había soñado recuerdos del otro Kakashi?
Dejando eso de lado, notó que se sentía un poco más despejado, aunque no dejaba de tener frío y algo de dolor en la sien. Respiró hondo y soltó el aire con cansancio, pero supo que tenía que levantarse, no podía quedarse en la cama todo el día. Al levantarse, recordó que Kushina le había dejado un pijama de Minato y le quedaba algo grande. Avergonzado de salir así de la habitación, decidió vestirse con la ropa de ANBU que aquella mañana se había puesto.
Una vez terminó de subirse la máscara, abrió la puerta para dirigirse al salón. Justo en ese momento, el sonido de algo rompiéndose lo alertó y el pequeño Naruto apareció huyendo con la mayor rapidez posible por el pasillo, sin reparar en el peliplata. Segundos después, Kushina giró la esquina del pasillo con un semblante serio y monstruoso. Su pelo se dividía en 9 mechones y buscaba al rubio muy cabreada. Sin embargo, cuando vio a Kakashi su enfado quedó a un lado dejando pasar a la preocupación.
—Kakashi... ¿Cómo te encuentras?—preguntó acercándose a él y colocando la mano en su frente.
—Estoy algo mejor... ¿Qué ha pasado?
—Sigues con fiebre. Perdona si te hemos despertado, Naruto estaba corriendo y ha roto un jarrón, 'ttebane...—suspiró con una mueca, sabiendo que su hijo era muy travieso.
—Ya estaba despierto, no te preocupes.
Kushina sonrió y miró hacia donde había escapado su hijo. Seguramente estaba escondido en un rincón de la casa y con su habilidad sensorial sabría dónde; pero prefirió acompañar a Kakashi a la cocina.
—He hecho un bizcocho... ¿te apetece un trozo?
La Uzumaki sabía que al Hatake no le gustaban los dulces o al menos siempre se negaba cuando invitaba a comerlos, pero aquel día tenía la intuición de que estaría más blando. Sus sospechas se vieron confirmadas cuando el joven asintió, por lo que sonrió de oreja a oreja.
—¡Naruto! Si quieres bizcocho será mejor que salgas ahora o no tendrás postre en una buena temporada—gritó antes de caminar junto al peliplata.
Kakashi miraba a Kushina con ternura, pensando en cómo habría sido su infancia si su madre hubiera estado con ellos. Posiblemente habría convencido a su padre de que no se suicidara, y quizás ahora sería una persona mucho más alegre. Justo cuando Kushina lo sentó en una de las sillas, volvió a la realidad, encontrándose de frente con la enorme sonrisa de Kushina. Y con alegría, olvidó el pasado y se centró en el presente, en su nueva familia.
Segundos después, un pequeño rubio apareció corriendo por su lado y luchó por subirse a la silla a su lado, con el rostro inundado de gula por el bizcocho que ahora se posaba en la mesa, frente a él, sin darse cuenta de que el peliplata lo observaba divertido.
—Naruto, que sepas que estás castigado por una semana—habló Kushina enfadada—. Hoy te libras porque Kakashi está enfermo y no puedo estar encima de ti todo el día—al ver que Naruto no le hacía caso, retiró el postre y se acercó al rubio—. ¿¡Entendido!?
—¡S-Sí, oka-san!
—Así me gusta. Voy a por un cuchillo, no se te ocurra meter el dedo.
Naruto asintió rápidamente y miró al peliplata.
—¿Estás malito, Kashi-nii?
—Algo así... Y tú sigues igual de revoltoso que siempre, Naruto.
Naruto rió mientras el Hatake le sacudía el cabello.
—Mema también es revotoso, 'ttebayo.
—Es 'revoltoso'. Y seguro que no tanto como tú.
—Eso he dicho...—se mosqueó inflando los mofletes, pero se le olvidó rápido al ver cómo volvía su madre con varios platos para el postre.
Mientras Kushina servía los platos, Kakashi miró a un lado, donde se encontraba el pequeño Menma jugando con algunos peluches en el parque de juegos para bebés. Segundos después, recordó algo.
—¿Y Minato-sensei? Ayer quedamos en que tendría la tarde libre...
—Pues vino para comer, pero se fue alrededor de una hora, 'ttebane... La verdad es que no sé a dónde ni tampoco cuánto tardará. No te preocupes, llevaba dos ANBU con él.
Algo preocupado, asintió. Entendía que él estaba enfermo... pero ¿a dónde habría ido si tenía que ir acompañado por dos ANBU? Era sospechoso, pero intentó confiar un poco más en su maestro. Mientras comía del bizcocho, el cual le sorprendió que le gustara, comenzó de nuevo el dolor de cabeza. Intentó de disimular el dolor que le habría provocado el pinchazo, pero Kushina se dio cuenta de su mueca.
—Naruto, ve a jugar con tu hermano un rato, dattebane. Tengo que hablar con Kakashi, ¿vale?
—Pero, oka-san...
—Luego sigues con el bizcocho, es importante.
Naruto, por la seriedad de su madre, asintió y bajó de la silla con cuidado antes de correr con su hermano. Kakashi ni siquiera se había percatado de la conversación de sus acompañantes, sólo posó su cabeza sobre su mano y respiró hondo.
—Kakashi... ¿Te encuentras bien?
—No es nada... Creo que voy a tumbarme de nuevo...
—Te acompaño.
Kakashi no pudo negarse. El bajón que estaba sufriendo ni siquiera le permitía moverse. Ayudado por la pelirroja y apoyándose en la pared, caminaron de nuevo a la habitación. Sin embargo, a medio camino, un nuevo pinchazo acompañado de imágenes lo desequilibró.
Escenas de Konoha destruida y del kyubi aparecieron en su mente. La gente corría como a cámara rápida. Una explosión y luego una conversación con el Sandaime. Parecía estar consolándolo. Posteriormente, un funeral donde estaban las fotografías de Minato y Kushina.
—¡Kakashi!—gritó Kushina, notando que estaba recobrando la consciencia—. ¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien?
—Yo... Me duele mucho la cabeza. ¿Qué ha pasado?
—Te has desmayado... He mandado a un ANBU que traiga un ninja médico.
La Uzumaki, asustada por lo mal que veía al peliplata, decidió que era hora de que Minato llegara a casa estuviera donde estuviera. Fue entonces cuando Kakashi se dio cuenta de que estaba ya en la cama, por lo que supuso que el ANBU la había ayudado a tumbarlo.
El timbre de la casa sonó y Kushina fue rápidamente a abrir. Segundos después, volvió con el ninja médico solicitado. Mientras abría el maletín algo apurado, se disculpó.
—Lamento la tardanza, Kushina-sama. No sé qué ocurre, pero desde ayer han llegado muchos aldeanos con fiebres y dolores de cabeza intensos. Algunos incluso han insistido en ver sueños extraños. Tenemos el hospital casi en el colapso.
—¿Es posible que se trate de algo contagioso? Es raro que así tan de repente haya tantos casos en la misma situación, ¿no?
—No lo sabemos. Lo mejor que podemos hacer es abrir un ala en el hospital y dejarlos en cuarentena...—colocó la mano sobre la frente del peliplata y puso una mueca—. Tiene la fiebre muy alta... ¿Has tenido algún sueño extraño?—preguntó en espera de la contestación.
—He visto imágenes borrosas, pero nada nítido—mintió.
—Tendremos que llevarte al hospital por precaución... Siento que este día de fin de año sea tan desastroso para Konoha. Pero cuanto antes actuemos, antes sabremos cómo parar esto, si es que se puede...
—Está bien... Me gustaría acompañaros, pero no puedo dejar a los niños solos. Los llevaré con una amiga e iré directamente para allá.
El ninja médico asintió y sacó una camilla transportable. Junto con el ANBU, se llevaron a Kakashi finalmente al hospital. Cuando la puerta se cerró tras ellos, Kushina se sentó asustada. ¿Kakashi no era el único?
********
Buenaas, ¿Qué tal están? Yo no muy bien, más que nada porque los exámenes no me han salido muy bien. Pero ahora que tengo un tiempo libre, puedo dedicarme a la escritura un poco más.
Coronavirus? Dónde? Sí, Kakashi estará en cuarentena por el momento. Y no será el único. Pero no se preocupen, todo tiene una explicación jejeje.
En el próximo capítulo seguiré con la cuarentena xD Hasta entonces!
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