Uno
AMEGAKURE
Un nuevo año había comenzado.
Los miembros de Akatsuki caminaban de un lado a otro, en la torre más alta de Amegakure, que se había convertido aquel nuevo año en la Torre del Amekage. La ciudad había cambiado con el liderazgo del nuevo jefe de la aldea y sus dos consejeros. Gracias al poder de uno de ellos, la lluvia caía sólo cuando se necesitaba, dejando el cielo despejado y dándole a la aldea algo más de alegría.
A Yahiko no le gustaba la lluvia, daba sensación de que el cielo estaba triste y que siempre existía el dolor, por lo que Nagato se ocupó de ello sin mucho esfuerzo. Llegó entonces una joven de ojos castaños y pelo azul. Ella, sonriente, dejó varios pergaminos sobre la mesa del pelinaranja.
—¿Cómo ha ido todo?—preguntó él.
—Muy bien. La reconstrucción de las casas está avanzando rápidamente y la aldea parece otra. La organización de los cultivos en la periferia también se está arreglando. Gracias a que no llueve tanto, podemos cosechar otro tipo de plantas a las que les afecta más el agua. La variedad es importante. Incluso los campesinos están contentos de aprender nuevas cosas.
La sonrisa de la peliazul lo conmovía. No podía dejar de mirarla, recordar todas las veces que ella sonrió por él luego de saber que estaba bien. Todas esas veces donde él había acabado herido o al punto de morir. Su sonrisa le hacía ver que ella se preocupaba por él.
—Me alegro mucho—comentó Yahiko firmando el siguiente papel—. ¿Y sobre los nuevos ninjas?
—Hay 7 jóvenes que quieren aprender. 5 chicos y 2 chicas. Los chicos entre las edades de 10 y 15 años. Las chicas tienen 12 y 16 años. Todos ellos están de acuerdo en aprender en una academia, y están dispuestos a ayudar para construirla. Mientras que los adultos... bueno, hay todavía muchos de ellos que aún son fieles a Hanzo Salamandra—informó con inquietud—. Están convencidos de que nosotros no somos lo suficientemente expertos ni tenemos la capacidad de llevar hacia delante Amegakure.
—No te preocupes, seguro que encontramos alguna solución. Sabes que apenas llevamos unos meses en el cargo... Y a pesar de que nos quedamos con él ilegítimamente, los aldeanos parecen contentos con nosotros.
—Sí, es cierto. Es sólo... que temo que formen una rebelión y haya... una guerra civil.
Yahiko deshizo su sonrisa y suspiró sonoramente. Konan estaba preocupada y él sabía que debía estar ahí para ella igual que ella lo estaba para él. Se levantó de su asiento y caminó hasta ella antes de encerrarla entre sus brazos. Konan correspondió el abrazo y ambos se consolaron deseando que aquel momento cesara.
Sin embargo, unos toques en la puerta los alertaron, y ambos se separaron decepcionados antes de tomar sus respectivos puestos. Cuando Yahiko permitió la entrada del visitante, se sorprendieron al ver a Nagato.
—Buenas—habló con una sonrisa.
—Nagato—sonrió Konan—. ¿Cuántas veces te hemos dicho que entraras sin llamar a la puerta? Tienes la misma importancia que nosotros.
—De hecho... he entrado sin llamar a la puerta. Pero estabais demasiado perdidos en vuestro mundo. Os he dejado cinco minutos de intimidad, pero tenía que daros unos papeles importantes, así que no he podido evitar interrumpir.
Yahiko y Konan sintieron cómo la sangre subía a sus mejillas rápidamente mientras Nagato comenzaba a reír al ver sus caras. Pasó hasta la mesa y le tendió los papeles a Yahiko, que carraspeó un poco para mantener la compostura antes de centrarse en ellos.
—Está bien... ¿Son las respuestas de las demás aldeas?
—Así es. Kusagakure*, Takigakure* y Yugakure* son las que han contestado por el momento. Pero el resto de las aldeas no han dicho nada. Tampoco tenemos información de los ninjas que mandamos a Jômaegakure*.
—De acuerdo... ¿Y Konoha?
—Sí, Konoha también ha respondido. Además de estar de acuerdo con la alianza, nos han pedido que asistamos a su aldea para una reunión. Minato Namikaze quiere vernos personalmente.
Yahiko y Konan se miraron entre ellos y asintieron de acuerdo. No sabían de qué querría hablar el Hokage, pero tenían una ligera sospecha.
KONOHAGAKURE
Dos meses después...
Tres shinobi llegaron a las puertas de Konohagakure cuando dos ninjas de la Hoja pidieron su identificación.
—Somos Yahiko, Nagato y Konan, líderes de Akatsuki y de Amegakure. Teníamos una reunión con el Hokage.
—Claro. Los estábamos esperando. Venid conmigo.
Mientras uno de ellos se quedaba vigilando la puerta, el otro shinobi guió a los visitantes hasta la Torre Hokage. No tardaron mucho en subir hasta la oficina de Minato cuando éste los dejó pasar. Al verlos, el Hokage se levantó con una sonrisa y rodeó la mesa para saludarlos.
—Bienvenidos a Konoha. Soy Minato Namikaze. Me alegro que hayáis podido venir.
—Gracias—comentó Yahiko—. Ellos son Konan y Nagato, mis consejeros.
—Claro, pasad. Kotetsu, puedes volver a tu puesto. Gracias por traerlos. Ah, y avisa a Shikaku y a Fugaku—dijo antes de que el shinobi se marchara cerrando la puerta.
El rubio guió a los chicos hasta la oficina contigua y les ofreció sentarse en los sillones. Aquella reunión la había estado preparando desde que Akatsuki accedió a hablar con él. Los había citado cuando encontró aquella nota que le habían mandado a Naruto cuando estaba en el hospital.
—¿Y por qué nos ha citado?—preguntó Nagato.
—Oh... Claro—respondió Minato al notar que habían estado demasiado tiempo en silencio—. Os llamé porque recordé el mensaje que le enviaron a mi... a Naruto. Ese por el cual escapó de la aldea por algo importante que tenía que deciros en persona. Luego... nos lo comentó a Kushina, mi mujer, y a mí. Me dijo que se sentía culpable por dejar en vuestras espaldas una misión tan grande como la de la Alianza Shinobi, pero que sabía que vosotros erais las personas indicadas.
Los tres asintieron, recordando aquella reunión. Pero antes de decir nada, tocaron a la puerta y pasaron dos ninjas más. Los cuatro se levantaron y Minato se acercó a sus compañeros para presentárselos a los jóvenes líderes.
—Yahiko-san, Nagato-san, Konan-san. Os presento a mis consejeros: Fugaku Uchiha y Shikaku Nara. También estarán presentes en la reunión.
—Está bien. Comencemos.
Los seis se sentaron en aquella mesa redonda y se miraron entre ellos antes de que Minato carraspeara para comenzar la reunión.
—Como ya os he explicado, los he llamado para concretar las bases de la Alianza Shinobi. Sé que Amegakure no se considera una gran potencia, pero si vamos a unirnos a la alianza, queremos, y confiamos en la decisión de Naruto, que vosotros seáis los líderes de la alianza. Ahora estamos recuperando los recursos que perdimos en el ataque de Zetsu a Konoha, pero desde luego, me gustaría enviar varios jounin y chunin para que se encarguen de enseñar a los jóvenes shinobi de Amegakure.
Tanto Yahiko como Konan se miraron. De hecho, ese era uno de los problemas que tenían actualmente en su aldea y necesitaban de ello. Yahiko devolvió la mirada al Hokage y éste prosiguió.
—Entiendo si les incomoda tener ninjas de otra aldea en Ame, sólo queremos ayudar...
—No nos incomoda—sonrió Konan—. Desde luego, esa proposición nos viene muy bien ahora mismo. Llevamos poco tiempo en el liderazgo de Amegakure y tenemos muchos problemas que resolver aún. La Academia que queremos construir es una de ellas, ya que los pocos shinobi adultos que quedan en Ame siguen siendo leales a Hanzo Salamandra y su gobierno, ademas de que se niegan a impartir clases a los jóvenes que nos sigan. Yahiko, Nagato y yo estaríamos encantados de enseñarles, pero desgraciadamente, nuestros cargos no nos lo permiten.
Minato asintió de acuerdo a todo lo que la joven decía. Al parecer, por muy jóvenes que fueran, tenían muy claro lo que querían, habían estudiado todos los problemas y estaban intentando buscarles una solución como líderes de su aldea. Además, de llevar a sus espaldas la enorme responsabilidad de crear y llevar a buen puerto la Alianza Shinobi.
—Uno de nuestros objetivos también es intentar entablar una relación de paz con los demás países. Entonces, intercambiar conocimientos entre nosotros me parece una buena forma de corresponder a ese objetivo—comentó Nagato.
—Sabemos que la paz en el mundo shinobi es un deseo mayor y que requiere de mucho tiempo, responsabilidad y fuerza de voluntad para seguir adelante con todo, pero es algo que nosotros queremos hacer desde que quedamos huérfanos. Sé que Naruto sabía de eso y por eso nos encargó a nosotros esa misión. Fue... fue un gran chico.
Minato asintió un poco nostálgico, pero juntó sus manos en una palmada para luego sonreír. Fugaku y Shikaku se miraron entre ellos. Los dos estaban sorprendidos por las ideas y la organización que mantenían aquellos tres jóvenes. Parecían tener miles de ideas para mejorar el mundo shinobi y podía verse en sus miradas.
Fugaku, cada vez que se nombraba a Naruto, observaba la cara de su amigo Minato. Al empezar el año, el Namikaze le había contado todo en un momento de debilidad.
FlashBack
Nada más entrar en la oficina de Minato, se dio cuenta de que no estaba sentado en su mesa. Al mirar a un lado, el rubio se encontraba tumbado en el sofá que decoraba la oficina, dándole la espalda. Alzó una ceja sin comprenderlo y dejó los papeles encima de la mesa antes de ver si su compañero estaba bien.
Al acercarse, se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos, pero en su cara se reflejaba perfectamente que había estado llorando. Minato lo miró y suspiró, antes de incorporarse para que Fugaku pudiera sentarse.
—No soy muy bueno consolando a la gente, pero no quiero verte así. Suelta de una vez qué te pasa y desahógate. Hay mucho trabajo que hacer.
—¿Recuerdas... cuando Makoto te contó la historia de Takeshi? Que eran del futuro y por lo que había pasado...—Fugaku asintió—. Makoto... es mi hijo Naruto. Y Takeshi es tu hijo Sasuke.
Fugaku abrió los ojos completamente sorprendido. ¿Su hijo? Y si toda aquella historia era cierta... entonces él, Mikoto e Itachi estarían muertos. Tragó con fuerza y desvió la mirada.
—No dejo de pensar que... aunque ellos hayan cambiado la historia... no sé si ocurrirá algo para que los haga volver al pasado y morir como murieron ellos. Y no quiero que mi hijo muera, Fugaku... No quiero verlo morir de nuevo—habló tapando sus ojos para que no cayeran más lágrimas, pero fue en vano.
—No lo harás... Dices que han cambiado la historia, ¿no? Entonces, confío en ellos y que lo han hecho bien. No te preocupes por el momento, disfruta todo lo que puedas con tu familia, al igual que yo lo haré con la mía. Si algún día tenemos que morir, que lo hayamos hecho sin arrepentirnos de no estar con ellos y sabiendo que hicimos todo lo que pudimos y más para mantenerlos a salvo.
Minato lo miró sorprendido y luego sonrió levantándose, al igual que Fugaku.
—Gracias... Quizás te cambie de puesto y te haga mi psicólogo.
—No seas idiota, y empieza a trabajar, o llegarás tarde a casa y no pasarás tiempo con Kushina-baka y tu hijo Naruto.
Fin del FlashBack
Siguió escuchando las propuestas de cada uno. Sabía de qué hablaban porque él mismo había trabajado en las condiciones y proposiciones que se harían en la reunión. Y al parecer iban viento en popa, porque los chicos no dejaban de sonreír.
—Eso es todo...—dijo Minato.
—Entonces, ¿Quieren ser miembros de la Alianza Shinobi?—preguntó Yahiko alzando su mano en dirección a Minato.
—No dudes de eso por mi parte. Hablaré con el Daimyo del País del Fuego y le relataré todo lo hablado en la reunión. En cuanto me confirme, os enviaré a un grupo para entregaros el mensaje.
—Por supues...
Una interrupción los hizo quedarse en silencio. La puerta se abrió, dejando ver una larga cabellera pelirroja. Su rostro se asomó un poco y miró a todos.
—Siento la interrupción. Mejor espero fuera.
—No te preocupes, ya habíamos terminado—habló Konan con una sonrisa.
Kushina sonrió de oreja a oreja y dejó pasar su cuerpo entero, dejando ver entonces al pequeño bebé de 5 meses que cargaba en sus brazos. Los tres Akatsuki miraron al bebé con nostalgia y alegría mientras el pequeño los veía con curiosidad.
—Minato... Tengo que dejarte a Naruto un rato. Rin-chan me necesita.
—Oh... Claro.
Kushina le tendió a Naruto y luego le dio un corto beso en los labios antes de despedirse de todos y marcharse. Yahiko se acercó al bebé y lo saludó. Una risa por parte del pequeño los hizo reír a todos. Minato, que lo cargaba, se dirigió a los chicos.
—Yahiko, Nagato, Konan, os presento a Naruto Namikaze.
—Hola, Naruto—lo saludó Konan con dulzura.
—Para lo que sea que necesitéis, aunque el Daimyo no acepte la alianza, nosotros estaremos ahí para Konoha y para Naruto. Le debemos la vida más de una vez. A él y a Sasuke y Sakura.
Minato hizo una leve reverencia en agradecimiento, al igual que Fugaku y Shikaku, y llamó a un ninja para que guiaran a los chicos a un hostal para que descansaran en la tarde y por la noche antes de marchar de nuevo hacia Ame.
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*Kusagakure: Aldea Oculta de la Hierba.
*Takigakure: Aldea Oculta de la Cascada.
*Yugakure: Aldea Oculta de las Aguas Termales.
*Jômaegakure: Aldea Oculta de la Cerradura.
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Comienza entonces En La Otra Dimensión. Espero que os guste ^—^
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