Treinta
Konoha
La llegada de Minato al complejo Hyuga fue tan rápida que nadie podía dudar de su apodo de Relámpago Amarillo de Konoha. Nada más entrar al complejo después de ser confirmada su entrada por el jefe Hyuga, notó la tensión que se había formado. Sabía que había un problema grave por el comunicado y que incluía un asesinato, pero no sabía aún ni lo que había ocurrido ni tampoco cuán grave era.
Llegó por fin a la casa principal y un Hyuga de la rama secundaria le abrió la puerta. Allí, se encontraban el Viejo Hyuga acompañado de sus dos hijos: Hiashi, el primogénito, y Hizashi, quien formaba parte de la rama secundaria.
—No creo que tengan ustedes un buen día... Debido a la necesidad de que la pequeña Hinata llegara a la reunión de hoy, me he enterado del problema del clan.
—No es necesaria su ayuda, Hokage-sama. Los problemas del clan, son asuntos del clan y de nadie más.
—No si hablamos de asesinato, Hyuga-dono. Necesito saber qué ha ocurrido y por qué me he enterado solo hace unos minutos que ha habido un asesinato en la aldea que yo protejo—habló Minato con seriedad.
La tensión aumentó hasta tal punto que era posible cortarla con un cuchillo. El Viejo Hyuga cerró los ojos con fuerza y respiró hondo. Sin esperar mucho más, este se levantó de su asiento y caminó hacia otra habitación.
—Tenji, avisa a los consejeros y trae té.
—Sí, Hyuga-sama.
Así, los cuatro llegaron hasta la nueva habitación y otro joven Hyuga les colocó los asientos. Esperaron impacientes hasta que llegaron los consejeros y, una vez dentro y con los tés servidos, cerraron la puerta con un ruido tosco.
—Bienvenido al complejo Hyuga, Hokage-sama—saludaron todos ellos.
—Dejémonos de formalidades.
—Sí, hagámoslo. Usted quiere saber lo que pasa y yo quiero que no se meta en nuestros asuntos, Hokage-sama. Espero y una vez contemos la razón, deje el complejo sin interferir en ello.
—Eso dependerá de lo que usted cuente, Hyuga-dono.
El Viejo Hyuga frunció el ceño y miró con fiereza al Namikaze, quien mantenía la compostura ante tal muestra de ira. Tanto Hiashi como Hizashi estaban callados, mirándose entre ellos, esperando que comenzara la conversación. Finalmente, uno de los consejeros comenzó a hablar.
— El pasado día 27 fue el cumpleaños de la joven heredera, Hinata-sama. Sin embargo, sufrimos un ataque por un shinobi de Kumo.
—¿Shinobis de Kumo? No me han llegado noticias de Kumogakure, ¿qué hicieron?
—Intentaron secuestrar a Hinata en la noche—habló por fin el Viejo Hyuga—. Y afortunadamente, Hiashi consiguió pararlo. Sin embargo, acabó terminando al secuestrador...
—Ayer nos llegó una carta de Kumogakure exigiendo la muerte de Hiashi por la del shinobi—comentó otro de los consejeros con molestia.
Minato prestaba atención, pero con una leve sospecha de que aquello no era normal. Estaba seguro de que ocultaban algo, pero no sabía el qué. Miraba a todos con preocupación, ya que no sabía si el orgullo del clan acabaría metiendo en problemas a la propia aldea.
—No creo que vayas a dar la vida de Hiashi por la de un secuestrador. ¿Qué habéis pensado para solucionarlo?
—Eso no es de su incumben...
—Yo me sacrificaré por mi hermano—habló Hizashi interrumpiendo a su padre.
—¿¡Qué!?—se sorprendió Hiashi.
—¡Hizashi!—lo reprendió el Viejo Hyuga
—¿Acaso no se darían cuenta de mi desaparición después? Es mejor que lo sepa ya.
Minato notó entonces cómo el Viejo Hyuga intentaba hacer un sello de manos, pero uno de los consejeros que aún no habían hablado lo paró lo más discretamente posible, aunque no ante la mirada del Hokage.
La rabia del actual patriarca Hyuga se unía a la de Hiashi al no conocer la "solución" a la que su padre y su hermano habían llegado sin su opinión.
—¿Cómo que Hizashi se va a sacrificar por mí?—interrogó, pero al no tener respuesta del patriarca, se enfureció aún más, exigiendo una contestación—. ¡Padre!
—¡Esto no es para hablarlo delante del Hokage, Hizashi! ¡Cállate de una vez! ¿Acaso no sabes hacer nunca algo bien?
—¡Hyuga-dono!—gritó Minato dejando la habitación en silencio—. Como Hokage de esta aldea, me encargaré del problema. Hablaré con el Raikage y buscaré una solución.
—Como ya dije, ¡esto no es de su incumbencia!
—¡Es su hijo! ¿Tan poca dignidad tiene que busca la muerte de su hijo ante una solución mejor?
—¡No es necesaria una solución mejor! La rama secundaria existe para proteger a los de la rama principal y así seguirá siendo.
—¡Me niego a eso, padre!—gritó Hiashi, antes de toser con fuerza.
—¡Estás delirando, Hiashi! ¡Deja que me ocupe de esto! Ya bastante hiciste al no controlar tu fuerza.
—¡Aún enfermo saco fuerzas para proteger a mi hija, padre! ¿Eso no es lo que deberías hacer tú con tus hijos?
—¡No entiendes nada, Hiashi!
El primogénito se levantó furioso, agarrando el brazo de su hermano y tirando de él.
—No voy a dejar que lo mates... Si tengo que estar de parte del Hokage para conseguirlo, eso haré.
El Viejo Hyuga hizo lo mismo y apuntó su dedo contra él; sin embargo, el propio Hiashi, sin poder aguantar más, cayó al suelo inconsciente. Todos en la sala se sorprendieron ante esto y acudieron en su ayuda.
Minato, se acercó y pidió un médico rápidamente. Hizashi intentaba reanimar a su hermano, pero esto no funcionaba. En cuanto el médico llegó, insistió en que subieran sus piernas. Esto ayudó a que se estabilizara un poco.
Minato supo entonces que se tenía que ir y que el médico se encargaría de Hiashi. Se dirigió al Viejo Hyuga y respiró hondo.
—Voy a reunirme con el Raikage para hablar sobre el tema. Por ello, este problema queda zanjado hasta nuevo aviso. Si me entero que habéis tomado alguna otra decisión al respecto, interferiré sin reparos. Espero que lo tenga en cuenta.
—Sí, Hokage-sama...
—Bien. Avisadme de la situación de Hiashi. Estoy preocupado por su salud.
El Viejo Hyuga no contestó, pero Minato tenía que irse. Si debía solucionar esto, debía dirigirse a la Torre Hokage para enviar el mensaje al Raikage y ver cómo podía solucionar aquel problema sin tener como consecuencia la muerte de Hizashi.
Al día siguiente de la reunión infantil en casa de la familia Namikaze, Minato, Fugaku y Shikaku se encerraron prácticamente en la oficina instalada en la casa para investigar toda aquella situación que había estropeado completamente las fiestas de fin de año y año nuevo. Shikaku ya estaba al tanto de lo que Minato había hecho los últimos meses con la creación de aquel jutsu espacio-temporal, y, tras una dura regañina por su parte, decidió que lo más importante era determinar por qué determinadas personas habían sufrido esa "enfermedad" y por qué otras no.
Al estar los papeles ordenados por clanes y familias, cada uno se encargó de forma equitativa de investigar algunos clanes; con la condición de que ninguno de ellos podía investigar su propio clan. Partían con la certeza de que ninguno de ellos tres habían caído enfermos, por lo que ya era una sospecha.
— Creo que, para comenzar, hay que tener en cuenta que todos y cada uno de ellos soñaron con el ataque del Kyubi de hace poco más de dos años*. En estos sueños, todos decían que el Yondaime había fallecido salvando Konoha—comentó Shikaku.
Minato y Fugaku asintieron de acuerdo, viendo cómo Shikaku hacía un enorme círculo en la pizarra, rodeando ese hecho principal. Fugaku miró a su rubio amigo, quien sostenía una mirada de angustia. Sabía con pelos y señales en qué estaba pensando, por lo que decidió no decir nada.
— Puedo confirmar, según las palabras de... mi hijo Naruto, tanto el del futuro como el de esta realidad, que tanto yo como Kushina fallecimos ese día—comentó el rubio, recibiendo de nuevo las miradas preocupadas de sus compañeros—. No me miren así... ya lo asimilé hace tiempo.
— Bien... Siguiendo entonces con el ataque del Kyubi, revisaremos en cada clan lo que soñó exactamente cada persona para formar el escenario de esa... "línea paralela".
Shikaku revisó entre un montón de papeles, hasta dar con lo que quería: un mapa de Konoha anterior al ataque del Kyubi, ya que la aldea había sido restaurada y no era completamente igual. Explicó que cada uno tendría un rotulador y señalaría el punto desde donde se ubicaba cada uno de ellos.
Con esfuerzo y dedicación, pasaron toda la tarde reuniendo información y creando esa escena. Poco a poco, fueron ubicando al Kyubi en el centro de la aldea y dibujando por otro lado, las vías de escape que habían facilitado en esa línea para sacar a los civiles; mientras que, en la pizarra, iban escribiendo las personas que, según los enfermos, habían fallecido en el ataque.
Ya era casi medianoche cuando Kushina y Mikoto llamaron a la puerta de la oficina. Ambas mujeres llegaban con refrigerios y algo de comida, preocupadas por el tiempo que llevaban allí metidos.
— ¿Cómo lo lleváis?—preguntó Mikoto.
— Hay demasiada gente en la aldea...—se quejó Shikaku con un profundo suspiro—, pero creo que vamos avanzando.
— Sí, más o menos tenemos una idea de lo que fue el ataque del Kyubi en esa otra línea temporal.
Mientras ellos hablaban, Kushina miró hacia la pizarra donde su nombre y el de Minato aparecían tachados en el enorme círculo que mencionaba el ataque. Bajó la mirada con tristeza, siendo notada por Minato. Este se levantó y caminó hacia ella, antes de acariciar su mejilla. La Uzumaki levantó la mirada, encontrándose la sonrisa consoladora del Namikaze. Unas breves lágrimas comenzaron a aguar sus ojos, aunque no quería llorar frente a todos...
— Seguimos aquí...
— Seguimos aquí, dattebane...
Todos los miraron enternecidos, puesto que sabían lo doloroso que había sido para ellos saber que su hijo no había podido conocerlos. Fugaku y Shikaku agradecieron por la comida y se tomaron también un breve descanso, levantándose para estirar un poco su espalda y sus piernas. Minato se sentó para empezar a comer e invitó a Kushina a sentarse a su lado. Al ver a Shikaku acomodándose el pelo, se acordó de algo.
— ¿Cómo se encuentran Yoshino y Shikamaru?
— Mmm, se encuentran mejor. Pero los médicos aún los tienen a todos en revisión. Shikamaru se quedó con ella este mediodía y seguramente ya estén durmiendo.
— Me alegro... Esperemos que pronto se pongan todos mejor, 'ttebane.
Todos asintieron de acuerdo, antes de que los tres se pusieran a comer. Kushina miró entonces los papeles que estaba revisando Minato. En este caso, se encontraba ante la ficha del pequeño Sasuke, el cual parecía ser el único del clan que había enfermado. Miró a Minato, quién la observaba curioso.
— Fugaku-baka... —lo llamó ella, haciendo rabiar al Uchiha—. ¿Sólo se ha enfermado Sasuke-chan en el clan Uchiha?
Todos pusieron atención a la pregunta. Esta, como todos sabían, era una cuestión peligrosa, puesto que estaba siendo una de las críticas que el clan Uchiha recibía cada día desde que la enfermedad comenzó.
— Así es... ¿por qué?
—Hmmm, ¿No nos dijo... Takeshi... o Sasuke... que alguien había matado a su familia cuando tenía siete años?
El silencio inundó la sala. Fugaku y Mikoto se miraron entre sí, intentando recordar toda la información que habían podido obtener de su hijo menor.
— E-Es cierto, pero... Sasuke no nos ha dicho nada de ninguna pesadilla en la que nosotros muramos. Sólo ha soñado con el ataque del Kyubi... y que él estaba en brazos de Itachi cuando eso pasó.
— Además, tampoco tuvimos mucha información de... Takeshi, antes de morir. Sólo sabíamos que alguien que él quería lo había traicionado matando a su familia, pero a parte de eso, no sabemos nada más. ¿Makoto no os contó nada?
— Sobre Sasuke no... solo eso—habló Minato, extrañado.
— Quizás quería referirse a todo el clan cuando dijo su familia, como da a entender Kushina... Como se presentó siendo del clan Uchiha en un momento en el que el clan seguía con vida, posiblemente se vio obligado a no generalizar por miedo a que se supiera demasiado del futuro...—razonó el Nara.
Como había pasado anteriormente, el silencio reinó en la habitación durante unos minutos, hasta que Shikaku se levantó, dispuesto a apuntarlo en la pizarra: "¿Clan Uchiha? Sasuke > 7 años".
— Con esto, creo que cerraremos la investigación por hoy. Mañana seguiremos con esto... Mendokusai... Y Minato—lo llamó con el ceño fruncido—, antes de hacer este tipo de locuras, consúltalo con Fugaku y conmigo. Bastante lío tenemos en días normales para pausar casi toda la actividad de la aldea...
El Namikaze asintió, culpable, antes de que Shikaku terminara de despedirse y saliera acompañado de la pelirroja. Allí, Minato y Fugaku seguían leyendo reportes, mientras Mikoto curioseaba la información que ya habían recolectado. Al entrar Kushina, acompañada del joven Hatake, Minato lo observó preocupado.
— Kakashi... ¿Cómo estás?
— Cansado, pero... no quiero dormir...—comentó con un susurro último que acompañaba a su mirada desviándose a un lado.
— Entiendo. Siéntate aquí... Seguro que otro punto de vista nos da alguna idea...
Mikoto, por otro lado, estaba molesta. Muchos de los informes culpaban al clan Uchiha porque según sus sueños, el Kyubi estaba siendo manipulado con el sharingan, ya que se mostraba en sus ojos.
— Pudo ser... Madara Uchiha — habló Minato, ante la mirada desconcertada de la pareja.
— ¿Cómo es eso? Madara murió hace décadas...
— Eso... no es totalmente cierto. En esta línea... está muerto, pero lo hizo hace unos... tres años. Por lo que me contó Naruto... Madara sobrevivió a la batalla con Hashirama, escondiéndose hasta buscar el momento oportuno para realizar sus planes. Él fue quien salvó a Obito de ser aplastado en la misión del Puente Kannabi. Según Naruto, él quería a Obito para su plan, pero lo salvaron y Sasuke se ocupó de él... ¿Recordáis cuando llegaron de aquella misión con Obito? Sasuke estaba tan herido después de luchar contra él.
Kakashi, atento a la conversación, se sorprendió al descubrir algo que lo dejó intranquilo. Si Madara quería a Obito y lo salvó de la muerte, posiblemente formaba parte de su plan... Aprovechó la ocasión. Seguro conocía la debilidad de Obito por ayudar a los ancianos y por eso Obito lo ayudó pero... él sería incapaz de atacar a la aldea. Su determinación para ser Hokage y su deseo de salir con... Rin. Al entenderlo todo, su mente se bloqueó.
— Así que... Madara Uchiha... ¿Es posible que él fuera quién comenzara el ataque del Kyubi?
— Es una posibilidad. Tampoco sabemos qué plan tenía Madara, ni en esa ni en esta línea temporal...—contestó Minato, aunque al oír a Kakashi respirar raro, se preocupó.
— ¿Kakashi?—lo llamó, pero él seguía con la mirada baja, desenfocada—. Kakashi, ¿qué ocurre? ¡Mírame!—dijo ahora asustado.
El Hatake se miraba de nuevo sus manos, y respiraba entrecortadamente. Entonces, entendió todo: había vuelto a recordar aquellas escenas. Su fiebre había subido de nuevo y el sudor frío mojaba su camisa.
— ¿Qué le ocurre?—preguntó Mikoto, preocupada, mientras Kushina iba a por un vaso de agua y un abanico.
Sin embargo, Minato estaba más pendiente de que Kakashi se recuperara. Kushina llegó rápido con el agua y el abanico, además de un paño húmedo. Minato cogió el paño y lo colocó en su frente, viendo como el Hatake cerraba los ojos, mientras Kushina sacudía el abanico para darle algo de aire.
Al poco tiempo, el Hatake empezó a tranquilizarse, fue entonces cuando Minato lo incorporó con cuidado y le dio de beber agua lentamente.
— Minato-sensei...—susurró sin fuerzas.
— ¿Te encuentras mejor?
Kakashi asintió, un poco nervioso al haber tenido un ataque de ansiedad ante todos ellos. Sin aviso, Kushina lo abrazó con fuerza, preocupada. No pudo evitar escucharla sollozar lo más silenciosamente posible, ya que como él sabía, Kushina era lo suficientemente orgullosa como para llorar ante todos... igual que él.
— Lo importante es que estés bien, chico—habló Fugaku, con semblante serio—. Les has dado un buen susto.
—L-Lo lamento...
— No te preocupes, Kakashi... Lo hablaremos detenidamente después... ¿de acuerdo?
—Yo... creo que tengo algo de la investigación—habló con una mueca de frustración.
Los mayores lo miraron, intrigados ante lo que tenía que decir. Entonces, Kakashi empezó a contar, a raíz de la conversación anterior, el razonamiento al que habían llegado; entonces, empezó a explicar que, sin Naruto, Sasuke y Sakura, Obito nunca habría vuelto a la aldea y seguiría con Madara.
— Pero Obito... No creo que lo ayudara a atacar Konoha... ¿Con qué motivo lo haría?—preguntó Mikoto—. Sabemos que Obito quiere ser Hokage, ¿por qué destruiría su propia aldea?
— Es cierto que él quiere ser Hokage, pero ya nos ha demostrado que... antes que ser Hokage... él sueña con una vida con nuestra compañera Rin.
— ¿Qué tiene que ver esa chica con esto?
— Yo... yo... maté a Rin, en la otra línea temporal.
Minato y Kushina bajaron la mirada, ante la sorpresa que mostraba la pareja Uchiha. Todos en la sala se quedaron callados, esperando a que Kakashi siguiera hablando; sin embargo, Fugaku gruñó sin entender.
— ¿Por qué estás tan seguro de ello?
— Yo... lo soñé. Incluso Gai soñó con que yo la había matado. Si lo que estamos teniendo son recuerdos, entonces... eso significa que todo lo que vemos le pasó a nuestro yo de la otra dimensión...
— Podríamos mandar una carta a Obito y a Rin, preguntándoles si ellos han soñado con algo extraño, ¿no?—preguntó Mikoto, curiosa.
— Sí, estaría bien preguntarles...—susurró Minato indeciso. Él sabía que Konoha había caído en esta supuesta enfermedad, pero no conocía detalles de otras aldeas.
Fugaku se levantó y caminó hacia la pizarra. En una esquina aún vacía, escribió aquella sospecha que se elevaba en el aire. Tachó el nombre de Rin y lo enlazó con el nombre de Obito. A su lado escribió: "Obito, ¿posible atacante? Plan de Madara Uchiha", con el nombre de Madara también tachado.
Kakashi miró la pizarra a su lado, con tristeza. En el centro se veían los nombres de Minato y Kushina; luego, entre los nombres de aldeanos que no conocía, pudo ver al padre de Kurenai; finalmente, observó a Fugaku terminar con los nombres de sus compañeros de equipo.
— ¿Os puedo ayudar con esto?—preguntó.
— No te preocupes, Kakashi. Deberías descansar — el peligris notaba que Minato no quería que siguiese allí, por todo lo que pudiera pasar.
Kakashi asintió, decaído, y Kushina lo ayudó a levantarse para volver a la cama. Mientras ellos salían, Minato volvió a la mirar los papeles en la mesa, desconcentrado. Fugaku y Mikoto lo observaron sin decir nada, hasta que el silencio fue incómodo.
— Entonces... ¿cómo planteamos esto?—habló Fugaku.
— Creo que Shikaku-san tiene razón y sería mejor que lo dejarais para seguir mañana.
— Sí, Mikoto tiene razón. Vamos a descansar y mañana cuando llegue Shikaku seguimos con esto. Sólo voy a buscar el informe de Kakashi para leerlo y dejarlo apuntado. Es posible que hayamos dado un paso muy grande con la investigación... aunque no sé si nos estamos acercando totalmente a la meta...
— Bien... Nos vamos entonces a casa.
— Está bien. Nos vemos mañana entonces.
Sin decir nada más, la pareja Uchiha salió de la habitación dejando a Minato solo. Nada más cerraron la puerta, Minato bajó el papel y cerró los ojos, con un profundo suspiro. Se culpaba a sí mismo de todo lo que había pasado, y no era para menos, ya que por su curiosidad muchos de los temas candentes y problemáticos de la aldea se habían amplificado, como por ejemplo el odio hacia el Clan Uchiha o el miedo hacia los jinchuriki. E incluso le había provocado a Kakashi un enorme trauma del que no sabía si iba a salir. Sólo con verlo sabía que estaba más grave de lo que parecía.
Entonces, se puso a pensar... Con todos los que soñaron con las muertes de sus personas queridas, tendría que empezar a crear un equipo de psicología para toda la aldea, porque iba a ser necesario.
Sumido en sus pensamientos, no se dio cuenta que Kushina entraba. Ella se había encargado de despedir a la pareja Uchiha después de recoger entre sus brazos a sus dos hijos quienes estaban completamente dormidos. Kushina lo vio estresado, no hacía más que masajearse la sien constantemente y no había dicho palabra.
— Minato... No te exijas demasiado, no es bueno...
El rubio levantó la cabeza al escucharla y, tras unos segundos procesando lo que había dicho, suspiró de nuevo.
—Lo sé, es solo que... pensar que todo esto es mi culpa...
—Lo que está hecho no se puede revertir... no generalmente—se retractó al pensar en su hijo—. En fin, dattebane... hay que buscar soluciones, no más problemas.
— ¿Cómo está Kakashi?
— No lo sé... No creo que pueda dormir lo que queda de noche. Estoy pensando en ir con él a Amegakure para que pueda verlos, así se le quitará esa idea de que están muertos...
— Simplemente...—Minato suspiró—, no quiero que se nos vaya de las manos su situación.
— Estás demasiado ocupado... Entre el asunto del clan Hyuga, la enfermedad espacio-temporal... Ojalá pudieras tomarte un descanso.
—Sí, ser Hokage es duro...
Kushina asintió de acuerdo, antes de convencerlo por fin de que ambos se fueran a la cama. Al entrar en el dormitorio, Menma y Naruto dormían profundamente. Al tener en la casa a Kakashi y a Gai, los niños dormían con ellos. Minato miró a Naruto, quien usaba su dedo gordo de la mano como chupete, y sonrió con tristeza. Con suavidad, acarició su pelo sin despertarlo y notó cómo Kushina lo abrazaba por la espalda.
—Tenemos unos hijos preciosos, dattebane...
—Sí... Así es.
—Todo lo que haces es por ellos, no te derrumbes. Si sientes que vas a caer, sabes que me tienes a mí para apoyarte.
Minato se dio la vuelta para mirarla con cariño, antes de besarla dulcemente apoyando las manos en sus mejillas.
—No puedo pensar en una mejor persona que tú, Kushina.
—No seas zalamero—rió suavemente—, tenemos a los niños aquí—guiñó el ojo con picardía.
Minato rió con dulzura antes de darle un suave beso en la mejilla y seguidamente se dirigió a la cama, dispuesto a acostarse. Kushina sonrió y, dando las buenas noches a sus hijos con un beso en sus frentes, siguió al Namikaze quien en aquel momento se colocaba el pijama. Una vez que los dos se metieron bajo las sábanas, se acurrucaron de forma que quedaron totalmente complementados.
— Buenas noches...—dijeron los dos a la vez, sonrientes.
Minato se despertó cansado. Sin embargo, los rayos de sol incidían en su rostro, provocando que tuviera que levantarse. Al mirar a su lado, Kushina no estaba y, segundos después, se percató que ni Naruto ni Menma estaban en sus camas. Restregando sus ojos, se incorporó y se vistió rápidamente antes de salir del dormitorio, curioso por saber qué hacían.
En la cocina, estaban los tres, acompañados de Kakashi y Gai. Éste último les contaba cómo en su última misión antes de caer enfermo había machacado a uno de los enemigos con su increíble fuerza. Notó cómo Naruto estaba totalmente enganchado a la historia, alentando al joven a seguir echándose flores. Kushina y Kakashi reían por las alabanzas que él mismo se echaba.
— Buenos días — habló para llamar su atención.
Todos desviaron la mirada hacia él y el pequeño Naruto corrió hacia él con gran entusiasmo.
—Papi, papi. ¡Gai-san es súper fuerte, 'ttebayo!
—¿Ah, sí?
—Sí, sí. Hace daño a muchos malos.
—Vaya, pues sí que es fuerte—dijo siguiendo su entusiasmo antes de subirlo a sus brazos.
—¿Puedo pelear con él?
—Bueno, mientras no sea muy duro contigo, puedes ir.
—¿De verdad? ¡Gracias, oto-san!
Minato rió, dirigiéndose a la mesa para desayunar con los demás, aunque al parecer ya habían terminado. Mientras él comía, Naruto le pedía más historias a Gai. Sin embargo, no pudo prestar atención durante mucho tiempo ya que llamaron a la puerta.
Kushina se encargó de atender a los invitados, por lo que se apresuró en terminar de comer, ya que aseguraba que podían ser Fugaku o Shikaku para seguir investigando sobre las consecuencias espacio-temporales. Subió a Naruto en otra silla, dispuesto a levantarse, pero Kakashi lo llamó rápidamente.
—¿Puedo ayudar?—preguntó cabizbajo.
Minato se vio en un aprieto. Sabía que Kakashi era inteligente y sería de gran ayuda para la investigación; sin embargo, también sabía que aquello le afectaba enormemente. No quería que pasar por lo mismo que el día anterior.
—Si me prometes que intentarás no pensar en Obito y Rin, entonces podrás venir.
Kakashi bajó la mirada pensativo y, unos segundos después suspiró y asintió de acuerdo. Minato sonrió levemente y acarició su cabeza con cariño antes de invitarlo a acompañarle. De camino a la entrada, se encontraron con Kushina y Shikaku.
—Buenos días, Shikaku.
—Buenas, Minato. ¿Aún no ha llegado Fugaku?
—No, aún no. Estábamos desayunando. Pasa, ahora mismo estoy contigo.
Shikaku asintió agradecido y pasó con Kushina a la oficina. Mientras, Minato y Kakashi se dirigieron a la cocina de nuevo. Allí, Minato recogió sus platos y los dejó en el fregadero viendo cómo Kakashi advertía a Gai de no hacer nada peligroso y vigilar a los niños con cuidado hasta que llegara Kushina.
Verlo como siempre, lo alegraba de cierta manera. Finalmente, ambos se despidieron de ellos y caminaron hasta la oficina; Minato apoyando su mano sobre el hombro del Hatake para que supiera que estaba ahí para apoyarlo.
Al entrar allí, Shikaku miraba la pizarra con curiosidad ya que Fugaku la noche anterior había escrito un par de cosas cuando el Nara no estaba presente. Kushina no se encontraba presente y tampoco se habían encontrado con ella en el pasillo, por lo que supuso que habría ido al baño.
Le preparó a Kakashi una silla a su lado y lo dejó sentarse antes de caminar hasta el lado de Shikaku.
— ¿Qué significan los nombres de tus alumnos?—preguntó viendo la posible hipótesis "Obito, ¿posible atacante? Plan de Madara Uchiha".
— Bueno... es posible que en la otra dimensión, Obito seguiría con Madara y la posible muerte de Rin lo hiciese quedarse con él para realizar su plan... Fuera cual fuese su plan...
— Entiendo... Sigamos entonces.
Ambos volvieron a las sillas y Shikaku se fijó en Kakashi. Con una sonrisa, le dio la bienvenida y comenzó a organizar su montaña de papeles. Minato lo siguió, sin saber qué darle a Kakashi para que ayudara hasta que se le ocurrió algo.
— Kakashi... ¿por qué no les envías una carta a Obito y a Rin? Llevan ya un mes allí y aún no les has enviado nada.
— Yo... no lo sé. No quiero molestarlos...
— No lo harás.
Kakashi, ante la insistencia de su sensei, asintió preparando un papel para escribir. Mientras mantenía al Hatake ocupado, Fugaku llegó a la mansión Namikaze. El Uchiha abrió la puerta y saludó algo cansado antes de sentarse en la silla con rudeza.
— Hola, ¿cómo vais?
— Aún no hemos empezado. Se te nota cansado.
—Lo estoy. Esta investigación nos llevó hasta muy tarde ayer, espero que hoy no sea igual.
—Intentaremos que no, Fugaku. Empecemos entonces.
Así, comenzaron la mañana entre papeles, anotando los sucesos que habían ocurrido en la otra dimensión según los sueños de los aldeanos. Sin embargo, a media mañana, Kushina tocó a la puerta y abrió para dirigirse a Minato.
— Cariño, Hizashi-san ha venido para hablar contigo. ¿Le dejo pasar?
Minato se sorprendió por ello pero asintió, dejando que el Hyuga pasara. Ante la desesperación de Hizashi, Minato les pidió al resto que salieran por un momento.
—Dime, Hizashi.
—Lamento la interrupción, Hokage-sama, yo...
—No hace falta que seas tan formal, somos amigos...—habló Minato con una sonrisa, aliviando un poco la carga que tenía el Hyuga.
—Está bien... Minato, vengo de parte de mi hermano. Actualmente está en cama con esta fiebre que se ha esparcido por la aldea, pero insiste en que tiene que hablar contigo.
— ¿Es muy urgente?
— No lo sé, pero se veía muy apurado.
Minato suspiró y asintió de acuerdo. Saliendo con él de la habitación, avisó a los demás de que saldría un momento por una urgencia. Shikaku, Fugaku, Kushina y Kakashi estuvieron de acuerdo y ellos seguirían con la investigación mientras él se encontraba fuera. Por lo tanto, caminó con Hizashi hasta el complejo Hyuga.
Ya allí, lo acompañó hasta la habitación de Hiashi y pasaron juntos. Hiashi se encontraba sentado sobre su futón mirando hacia el exterior. Las puertas estaban abiertas y entraba la luz del sol calentando la estancia.
—Hiashi, ¿cómo te encuentras?
—Minato... Me alegra que hayas venido.
—No es nada. Cuéntame, ¿qué es eso de lo que tanto quieres contarme?
Hiashi bajó la cabeza con una mueca de desagrado al recordar lo que había soñado desde que se desvaneció por la fiebre hacía dos días. Con delicadeza, le pidió a Hizashi que saliera, ya que quería hablar con el Namikaze a solas. El segundo hermano asintió y salió despidiéndose antes de cerrar.
— ¿Y bien?
— Sé... que estás haciendo una investigación con los sueños que tenemos y... bueno, ayer tuve uno relacionado con el intento de secuestro de mi hija...
— Sí, cuéntame.
— En el sueño, no parecía que estuviera enfermo, pero al comienzo sucedió lo mismo. El shinobi de Kumo se estaba llevando a mi hija cuando lo atrapé y lo maté. Pero... en mi sueño, mi padre proponía la muerte de Hizashi enfrente de mí, y yo... parecía estar de acuerdo. Además, Hizashi al igual que ahora estaba decidido a sacrificarse... o esa era su elección.
—Entonces... viste la muerte de tu hermano...
Hiashi suspiró hondo y asintió con tristeza. El Hyuga no sabía si estaba tan emotivo por estar enfermo, pero no quería ver morir a su hermano y tampoco que su sobrino Neji se quedara finalmente huérfano.
—Hiashi... No sé si tu padre te lo habrá comunicado, pero yo me encargaré de este asunto hablando con el Raikage. Tu hermano no va a morir, ¿de acuerdo?
El Hyuga asintió y se arrodilló, mostrando respeto ante el Namikaze. Éste, avergonzado, insistió en que se incorporara. Agradecido, el primogénito y heredero de los Hyuga habló.
—Te debo un gran favor, Minato. En cualquier momento, cuenta conmigo.
—Gracias, Hiashi. Lo tendré en cuenta.
Así, Minato volvió a casa. Kushina ya estaba preparando la comida, mientras que en el salón, Gai jugaba con Naruto y Menma. Siguió caminando hasta la oficina, donde Kakashi se estaba ocupando de su montón de papeles, mientras Fugaku y Shikaku seguían con los suyos.
—¿Cómo van?
—Hemos adelantado un poco—habló Fugaku—. Todos los nombres de los fallecidos que aparecen en los sueños están apuntados en la pizarra.
Minato dirigió su mirada hacia allí y seguidamente hacia los esquemas en la mesa para entender un poco. Según Shikaku, quien empezó a explicarle, ma mayoría de las muertes eran por misiones y nada que fuera muy llamativo.
Minato les contó entonces los sucesos que estaban ocurriendo en el clan Hyuga y el sueño que Hiashi había tenido el día anterior. Un nuevo nombre se sumó a la lista de fallecidos: Hizashi Hyuga.
Un par de horas después del almuerzo, acabaron con todos los papeles que quedaban, y sin saber la razón de por qué unos se enfermaban y otros no.
— No llegamos a nada...—habló Fugaku—. Es muy frustrante.
—¿Alguna teoría?—preguntó Minato, cansado mentalmente.
—Es confuso... Diría que los que supuestamente están muertos en los sueños de los aldeanos no han caído enfermos. Pero hay muchos no enfermos que no hemos visto morir en ninguno de estos papeles...—contestó Shikaku.
—Ni el Clan Uchiha, ni tú, Shikaku. Además, parece que los sueños llegan hasta un determinado año... que es este—siguió Minato pensativo.
—Como si los sueños se fueran actualizando con nosotros a medida que vamos "viviendo" los mismos años que la otra línea temporal—teorizó Fugaku en base a las palabras del Namikaze.
—Entonces...—habló Kakashi—, no sabemos si los que faltan han muerto en un momento posterior a los sueños que estamos teniendo...
—Un ejemplo es el Clan Uchiha—Shikaku se levantó ante la mirada curiosa de los tres restantes—. Tenemos la hipótesis de que no solo fueron Fugaku, Mikoto e Itachi los que murieron, sino todo el clan, en base a lo que os contaron vuestros hijos del futuro. Nadie del clan Uchiha excepto el pequeño Sasuke está enfermo, por lo que podemos suponer que en realidad el clan fue masacrado.
Fugaku frunció el ceño, pero no tenía más remedio que aceptar que eso podría haber pasado en otra línea temporal.
—Otro ejemplo es el del chico Uchiha, Obito. No sabemos por su lejanía si ha caído enfermo o no. Pero según la teoría, si sigue vivo al lado de Madara, tendría que haber estado enfermo. O, por el contrario, si no lo ha estado, no sabemos si murió estando con Madara o pudo morir a nuestro lado, en la masacre del clan Uchiha...—siguió el Nara.
— Es que si queremos conocer más sobre esto, todos los que están enfermos tendrían que estarlo durante años para conocer todos los sucesos. No sería muy ético ni para ellos ni para nosotros tener una aldea enferma durante tanto tiempo—se quejó Fugaku.
— Tenéis razón... No es cuestión de hacer eso. Habrá que parar aquí con nuestra investigación y tener presente nuestras hipótesis. Desde que supe que se trataba de mi jutsu espacio-temporal, no he vuelto a activarlo, por lo que debería desaparecer el efecto pronto...
Todos asintieron ante las palabras de Minato antes de recostarse en las sillas para tomar un descanso.
—Vaya año nuevo... Deberías esconder bien ese jutsu, para que no caiga en malas manos—sugirió Shikaku con seriedad.
Minato estaba seguro que su "laboratorio" de jutsus estaba bien escondido pero dentro de unos años mandaría a alguien a destruirlos. Con un suspiro, acompañó a sus compañeros a tomar algún refrigerio. Les avisó a ambos de que, si llegaban a alguna teoría, le avisaran. Igualmente se lo dijo a Kakashi, pero como el Hatake seguía viviendo en su casa, lo tendría más controlado.
Sólo le quedaba ocuparse del problema del Clan Hyuga y todo se centraba en esperar la respuesta del Raikage. En cuanto Fugaku y Shikaku se fueron, el Namikaze se dirigió a jugar con sus hijos. Tenía que despejarse, porque sabía que tarde o temprano, todo se le vendría encima.
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Buenas! Aquí el primer capítulo súperlargo. Espero que os esté gustando y que esperéis con paciencia los próximos capítulos.
Eso es todo. Disfrutad <3
Luthien!
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