Cuatro
Noviembre había llegado junto al frío y también con nuevas noticias. La Aldea Oculta de la Niebla había mandado un nuevo mensaje a Amegakure y ésta a su vez, le había mandado uno a Konoha para que los tres se reunieran para hablar de la Alianza Shinobi. Para ello, Minato había dejado a cargo de la aldea a Fugaku y Shikaku mientras él y tres ANBU viajaban hasta Amegakure para la reunión.
Entre los ANBU se encontraba Kakashi. Como ANBU personal del Hokage, era su responsabilidad ir al lado del Namikaze en cualquier momento. Nada más despedirse de Kushina y el pequeño Naruto, los cuatro comenzaron su viaje.
Tardaron dos días, yendo con relativa tranquilidad. Afortunadamente, no se encontraron con ningún renegado que quisiera atacarles, por lo que llegaron a Amegakure sanos y salvos. Los guardas de la Aldea Oculta de la Lluvia los dejaron pasar y se dirigieron hasta la Torre del Amekage para informar de que ya estaban allí.
Después de subir varios tramos de escalera, llegaron al fin hasta la oficina de Yahiko, custodiada por Konan. Al verlos, una sonrisa apareció en el rostro de la chica mientras se levantaba y hacía una leve reverencia al rubio, que le correspondió alegre.
—¿Cómo está Hokage-sama?
—Algo cansado del viaje, pero en general bien. ¿Y tú, Konan-san?
—Muy bien. En cuanto Yahiko termine de hablar con Nagato, pueden pasar. Mientras tanto, si quiere sentarse hay asientos disponibles.
—Muchas gracias.
Minato y Kakashi caminaron hasta el sofá y los otros dos ANBU se quedaron en la puerta, vigilando. El rubio se sentó suspirando cansado y observó al peliplata, que se mantenía de pie y recto, siguiendo las pautas de trabajo.
—Puedes sentarte, ¿sabes?
—Estoy trabajando, Yondaime-sama. Debo mantener mi postura.
Finalmente, suspiró sonoramente sabiendo que cuando algo se metía en la cabeza del Hatake, no había forma de convencerlo de lo contrario. Desistiendo, esperó a que la reunión de Yahiko y Nagato terminara. Minutos después, la puerta de la oficina se abrió dejando salir a los dos.
En cuanto Konan los vio salir, les avisó sobre su llegada y se acercaron a ellos. Los tres se saludaron mutuamente, entrando de nuevo a la oficina de Yahiko.
—Bienvenidos a Amegakure, Hokage, Kakashi—ambos shinobi de la hoja le agradecieron y se dispusieron a sentarse—. Me alegro de que el viaje haya ido bien. El Mizukage tiene que estar de camino. Probablemente lleguen hoy o mañana por la mañana, así que pueden ir hasta la habitación que les he preparado. Uno de mis shinobi los guiará hasta allí.
El día pasó rápido, y Minato le ordenó a Kakashi que ya podía relajarse y descansar. Habían estado paseando por la aldea y comprado algo de comida para los cuatro, así que ahora tocaba relajarse. Kakashi había cocinado pescado para cada uno de ellos y ahora él y Minato cenaban mientras los otros dos ANBU vigilaban. Cuando terminaran, los ANBU comerían y Kakashi vigilaría.
—Te veo serio, Kakashi. ¿Ocurre algo?
El peliplata levantó la mirada, observando a su sensei y negó, echándose otro trozo de pescado a la boca.
—No es nada. Sólo que Obito y Rin están pensando en venirse a Ame y con ellos es que paso todo mi tiempo libre, además de ir con Kushina-san y Naruto. Si al final se van de Konoha...
—Bueno, pero también tienes a Gai, a Asuma, a Kurenai... ¿Ellos no son tus amigos?
—Sí... algo así—suspiró sin decir nada más.
Minato lo miraba de vez en cuando. Sabía que, desde que su padre había muerto, no lograba socializarse con los demás... aunque nunca había dado señales de ser sociable. La relación que tenía con Obito y Rin era como de hermanos. Siempre habían estado ahí para él y no sabía cómo le afectaría su partida.
También se sentía culpable. Quizás no debería de haberlo metido en ANBU, y mucho menos darle la pesada carga de protegerlo allá donde fuera cuando hacía menos de dos años era el propio Minato quien lo protegía a él. Kakashi era demasiado joven y sentía que le había arrebatado parte de su libertad.
—Kakashi...—lo llamó, y él volvió a prestarle atención—. ¿A ti te gusta ser ANBU?
—¿Por qué la pregunta, sensei?—dijo desconcertado.
—Siento que te estoy privando de socializar con el resto de tus compañeros. Tienes mucho trabajo y...
—Sí me gusta. Las misiones están acorde con mis habilidades...
—Pero el reglamento ANBU...
—Estoy bien, en serio—confirmó, recogiendo su plato y lavándolo—. Debería descansar, Minato-sensei. Yo vigilaré mientras Kuro y Neko comen.
El rubio dejó de insistir y caminó hasta su cama, dispuesto a descansar hasta el día siguiente.
Unos golpes en la puerta levantaron al rubio bastante temprano. Kakashi había ido a abrirla, así que aprovechó su tiempo para vestirse adecuadamente. Por fin habían llegado el Mizukage y sus ANBU, por lo que se daría la reunión en poco tiempo.
No tardaron mucho en desayunar y volver a la Torre de Amegakure. La puerta de la oficina se encontraba cerrada y dos ANBU de Kiri vigilaban la puerta. Konan los saludó al igual que el día anterior y esperaron hasta que el Mizukage y Yahiko terminaran de hablar.
No tardaron mucho, por lo que Yahiko, el Mizukage Yagura y su ANBU personal salieron de la oficina dirigiéndose a la sala de reuniones oficiales. Ya instalados, se dispusieron a hablar. Mientras tanto, los ANBU se quedaron en la puerta vigilando, entre ellos los que acompañaban a los Kage.
Tanto Kakashi como el ANBU del Mizukage estaban a un lado de la puerta. Se encontraban en silencio, aunque parecía ser algo incómodo. Por los pechos, sabía que el ANBU era una mujer. Muy bajita, puesto que le sacaba una cabeza, quizás un poco más. Tenía el pelo castaño recogido en una coleta alta.
—Te ves muy joven para ser ANBU—habló ella tomándolo desprevenido.
—Bueno, tú tampoco te quedas atrás.
—¿Piensas que por tener baja altura soy una niña?—cuestionó con un tono de ofensa que Kakashi no se esperó.
—No he dicho eso en ningún momento...
—Hmp...—masculló sin decir nada más.
La actitud de aquella chica lo dejó desconcertado. ¿Qué había dicho para que le dijera aquello? No tenía ningún sentido. Los minutos iban pasando y el silencio seguía bastante presente. El minutero del reloj se escuchaban por la sala haciendo más lento el tiempo.
—Perdóname, estoy algo alterada—habló de repente, aliviando un poco la tensión del momento.
—No pasa nada. Supongo que si habéis llegado esta mañana estaréis algo cansados, ¿no?
—Si te digo la verdad, podría quedarme dormida aquí mismo. Pero no pienses que por estar cansada vas a ganarme en una pelea.
—Eso es discutible. Porque sea joven no significa que sea inexperto.
—Hmp. Me gustaría luchar contigo alguna vez. Ya saber, de ANBU de Mizukage a ANBU de Hokage. Sería interesante saber quién de los dos es el mejor.
—Hmp. Eso está hecho.
—Por cierto, ¿Cómo te llamas?
—No puedo decirte mi nombre real, pero el de ANBU es Inu. Encantado.
—¿Perro? Interesante. Mi nombre en clave es Shiro. Igualmente.
Kakashi asintió de acuerdo y se quedaron en silencio, esperando a que terminaran la reunión.
La hora de marcharse había llegado. Los Kage estaban despidiéndose cuando Shiro se acercó a Kakashi. El peliplata la observó acercarse con gracia y se permitió pensar en cómo sería su rostro.
—Tenemos una pelea pendiente, Inu-san. La próxima vez que nos veamos será nuestra batalla. Hasta entonces, espero que entrenes lo suficiente como para poder ganarme.
—Sigue tu propio consejo, Shiro-san. Si es cierto que eres tan poderosa, entonces quiero ver que lo das todo.
—Eso ni lo dudes.
—Bien. Tengo que marchar—se despidió Kakashi, siguiendo a Minato.
La chica lo observó alejarse y sonrió. Acababan de despedirse y ya esperaba volver a verlo. Entrenaría mucho para aplastarlo y le haría ver que tenía razón. Aunque estaba algo insegura. Por la forma seria de hablar, podía predecir que daba mucha importancia y le dedicaba mucho tiempo a su trabajo.
En cualquier caso, quería saber por qué alguien tan joven como él había llegado a ser ANBU personal del Hokage. No quería decir que ella fuera mayor, ni mucho menos, pero había pasado por mucho para llegar hasta ahí. Aunque su historia era algo diferente, que esperaba no sacar a la luz nunca.
Los shinobi de la hoja llegaron a la aldea sin interrupciones. Con tranquilidad, cada uno de ellos se dirigía al fin hasta sus casas, con deseos de descansar al fin. Los ANBU se despidieron de Minato y él. Kakashi iría a casa para darse una buena ducha y descansar de la misión, por lo que se marchó también dejando a Minato solo. El rubio estaba cerca de casa, así que caminó hacia ella deseando ver a Kushina y a su pequeño hijo.
Mientras que el peliplata caminaba a su casa pensativo. Era la primera vez que tenía una relación con un ninja de otra aldea. Meses atrás seguramente habrían luchado a muerte en la guerra. A parte, era una chica muy lanzada, con vitalidad. O al menos es lo que mostraba a los demás. Le había dejado huella e intuía que aquella no sería la única vez que la vería.
—Qué chica más rara—masculló al aire.
******
Buenaaaas, perdón por tardar tanto en publicar. Tuve que ir de viaje y prácticamente no tuve tiempo para nada. No sé si leéis los mensajes que dejo en mi perfil, pero voy a centrarme en Oportunidad al Amor y Naruto: En Akatsuki para acabarlos de una vez.
Así podré dedicar todo mi tiempo libre a esta historia. No pausaré ni cancelaré esta historia, lo prometo.
Y bueno, nuevo capítulo jajaja
Eso es todo, aquí se despide Luthien, ciao!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top