Cinco
Un nuevo año comenzó para alegría de los shinobi. Minato Namikaze, Yondaime Hokage, había reunido a toda la aldea de Konoha para informar de los nuevos acontecimientos. En cuanto estuvo al menos la mayoría de ellos, caminó hasta la baranda del ático de la Torre Hokage y observó a todos.
—Hoy, como todos los años, quería anunciar los ascensos de algunos shinobi a jounnin. Pero antes, me gustaría informaros de las últimas novedades. Estamos formando una alianza con algunas aldeas ocultas. La líder de la Alianza Shinobi, como la hemos llamado, es la Aldea Oculta de la Lluvia, ya que ha sido propuesta por el nuevo Amekage. Esperamos que no tarde mucho en que todas las Aldeas Ocultas, de las cuales algunas aldeas menores y Kirigakure ya están en proceso de confirmar, se unan a nosotros para proclamar la paz del mundo shinobi.
Los aldeanos, alegres, comenzaron a aplaudir al Hokage, que estaba haciendo todo lo posible por llevar a Konoha a un periodo de prosperidad. Cuando ya hubieron terminado, Minato respiró profundamente y agradeció antes de seguir.
—Ya informados, sigo con el ascenso de los nuevos jounin. Que pasen a mi lado los siguientes: Asuma Sarutobi—llamó. Cuando el joven llegó hasta él, le tendió su nuevo equipamiento y chaleco de jounin. Asuma agradeció y sonrió a la aldea—, Obito Uchiha—en cuanto le dio el equipo, revolvió su pelo y le guiñó un ojo orgulloso de él antes de que se marchara—, Rin Nohara—la chica sonrió a los aldeanos y Minato le sonrió igual—, Kurenai Yuhi... Anko Mitarashi...
Después de decir los nombres de algunos otros jounin, se despidió formalmente de los aldeanos agradeciendo porque hubieran ido. Los recién nombrados jounin fueron a celebrarlo con el resto, juntándose con Kakashi.
Los chicos quedaron en ir a Ichiraku, donde Kushina y Minato los esperaban junto al pequeño Naruto que hacía gorgoritos y, de vez en cuando se le escapaba una pompa que explotaba y lo asustaba, aunque acababa por reírse de sí mismo junto a sus padres.
—Entonces, ¿qué tenéis pensado hacer, dattebane?—preguntó Kushina sonriente.
—Creo que yo me dedicaré a coger experiencia en las misiones lo primero—habló Asuma—. Luego no lo sé.
—Yo también quiero coger experiencia para luego quizás meterme a jounin sensei. Me gustaría tener mi propio equipo y para ello tengo que entrenar mucho, no quiero que en el caso de que nos ataquen, no pueda ayudarlos—comentó Kurenai.
—¡Yo quiero meterme en el Departamento de Interrogación! Me han dicho que es alucinante y podré utilizar mis técnicas secretas para sacarle la información a los enemigos que consigamos atrapar—comentó Anko con una sonrisa sádica, por lo que todos rieron con timidez, pensando que quizás no habría de meterse con ella.
—¿Y vosotros? ¿Rin? ¿Obito?—preguntó Minato.
Los dos se miraron y todos notaron que Rin estaba algo nerviosa. Obito acarició su mano, dándole fuerza y Rin miró a todos. Llevaban desde el cumpleaños de Naruto pensando en las opciones que tenían una vez que se convirtieran en jounin, pero querían saber la opinión de sus amigos.
—Yo... he decidido que cuando acabe mis estudios de ninjutsu médico, me iré a Amegakure con Akatsuki. Y quizás, ayude como jounnin sensei en la Academia que pretenden construir.
—Y yo me iré con ella. No sabemos por cuánto tiempo nos quedaremos allí, pero querremos despedirnos como kami-sama manda en el momento de marcharnos—siguió Obito.
La pareja observó a sus amigos, que los miraban con sorpresa. Minato y Kushina no estaban sorprendidos. Sabían de aquello, pero no la decisión definitiva. Ahora sabían que ambos se iban a unir a Akatsuki, con el objetivo de ayudar a las aldeas necesitadas.
Aun así, a pesar de que estaban contentos de que sus chicos comenzaran su propia vida e historia, también estaban tristes. Pasarían muchos años para volver a verlos, quizás visitarían Konoha en alguna que otra ocasión, pero no se quedarían. Kushina abrazó con fuerza a Rin y a Obito y les dio mucha suerte.
Asuma, Kurenai y Anko aún estaban sorprendidos, pero tristes porque sus amigos se fueran de Konoha.
Entonces, por fin trajeron los platos de ramen que habían pedido y comenzaron a comer entre charlas. Aunque no pasó mucho tiempo cuando un ANBU apareció entre ellos con un mensaje en la mano.
—Hokage-sama... Permiso para entregar este mensaje a Rin Nohara—habló sorprendiendo a todos.
—¿A mí?—preguntó la castaña nerviosa por lo que pudiera ser—. ¿De dónde es?
—De Kumogakure, Nohara-san.
Minato alzó una ceja, al igual que Kakashi y Obito, pero accedió a que lo entregara. Rin cogió el mensaje y el ANBU desapareció inmediatamente. La castaña abrió el mensaje y comenzó a leer:
"Rin-chan. Escribo esta carta para obtener información sobre los nuevos rumores de la organización de Akatsuki. Dicen que pretenden ayudarnos, pero desde que Naruto-kun nos advirtió de que estuviéramos alerta, no sabemos con certeza si dicen la verdad o es una trampa para atraparnos. ¿Qué deberíamos hacer? Y por cierto, no tenemos noticias sobre Naruto-kun, ¿sabes algo?
Yugito "
Todos estaban expectantes por saber qué ponía en la carta. Al terminar de leer, Rin levantó la mirada y observó sorprendida cómo todos la miraban.
—Oh, no es nada malo, chicos... Son Killer B y Yugito-chan. Preguntan por el Escuadrón Jinchuriki... y por Makoto-san—habló con algo de tristeza recordando a Naruto por su nombre falso ya que Asuma, Kurenai y Anko no sabían del tema.
—Entiendo...—habló Kushina con tristeza.
Dejaron el tema a un lado y siguieron charlando hasta que todos se despidieron, volviendo a sus casas. Rin se marchó con Obito, ya que hacía algunos meses que ambos habían decidido vivir juntos. El Uchiha había vendido la casa de su abuela, ya que le recordaba a su muerte, y compró un piso más pequeño y más cómodo.
En aquel momento, él rodeó con su brazo el cuello de Rin y la abrazó con cariño. Sabía que le había entristecido que preguntaran por Naruto. Todos los que sabían del tema echaban mucho de menos al trío de ninjas que llegaron del futuro para cambiar las cosas y que les preguntaran por ellos no podían evitar sentirse nostálgicos.
—¿Les escribirás ahora?
—Sí... No sé cómo les afectará la muerte de Naruto. Creo que a Killer B-san le cayó muy bien... Es muy extraño que no le cayera bien a alguien.
Llegaron al fin al apartamento y caminaron hasta el sofá para descansar un poco. Rin escribió su respuesta, comentándole sobre el Escuadrón de Jinchurikis que pretendían hacer, aunque no había un líder fijo aunque se lo hubieses propuesto a ella. Además, les había comentado de las últimas novedades, lo que no había podido evitar derramar algunas lágrimas mientras escribía. De cualquier modo, habría votado a Naruto para que fuera el líder del nuevo Escuadrón de Akatsuki, pero ya no estaba...
Al terminar, se dio cuenta de que Obito se había quedado dormido en el sofá. Parecía muy cansado y ella sonrió al ver que había conciliado el sueño con facilidad. Fue a por una manta y la colocó sobre él para que no cogiera frío. Aquel invierno parecía ser muy extremo.
Algunas horas después, Obito despertó desorientado. Notó rápidamente que se había quedado dormido y buscó a tientas a Rin, que no sabía dónde estaba. Se levantó estirándose y la buscó por toda la casa, encontrándola en la habitación, ordenando la ropa del armario.
—¿Qué haces?—preguntando.
—Dejaste toda la ropa amontonada en la silla. Eres muy desordenado, ¿sabes?
Obito se sintió algo avergonzado y rió con timidez. Las primeras semanas se había dedicado completamente a complacer a la castaña para que no pensara que era un maleducado, pero aquella vez se le había pasado por completo.
—Iba a meterlo en el armario... en serio—insistió viendo la ceja que Rin había alzado sin creerse lo dicho.
En cuanto Rin terminó de meter la última camiseta, se sentó en el colchón y dejó que el pelinegro la imitara, a su lado.
—¿Qué ocurre? Sabes que puedes contarme todo, Rin.
—Lo sé, es solo... que al ver los rostros de nuestros amigos al contarles que nos íbamos a ir... Me sentí mal. No quiero dejarlos, pero es que quiero ir y ayudar en todo lo que pueda, de verdad. No sé qué hacer, estoy confusa.
—Ya veo... No te preocupes, vendremos algunas veces a ver cómo están. Pero te entiendo. Aquí es donde hemos vivido todo... así que es difícil dejarlo ir.
Rin asintió de acuerdo y Obito unió sus labios a los de ella con cariño y preocupación. Acarició su pelo con parsimonia, haciendo que Rin olvidara por un momento todos sus problemas. La castaña apoyó su mano en la mejilla de su pareja con pasión, deseando profundizar más aquel beso que parecía quedarse corto.
—Hagámoslo...—murmuró ella.
—¿Segura? No habrá vuelta atrás...
—Muy segura..
*****
Bueno. Entre ratito y ratito, he conseguido escribir este capítulo. Es un poco corto, pero no quería haceros esperar más de lo que ya habéis esperado.
Espero que os esté gustando y que tengáis un poco de paciencia conmigo ya que con tantos trabajos pendientes, no tengo prácticamente tiempo de escribir.
Y eso es todo, aquí se despide Luthien, ciao!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top