Capítulo 23: Querido amigo

El frío intenso cubría el lugar con una neblina espesa. Todo estaba en un silencio sepulcral, roto únicamente por el eco de unos pasos firmes sobre la superficie rocosa. Sonic avanzaba sin dudar, con la mirada fija en su destino. No importaba lo que pasara hoy... solo tenía un objetivo: proteger su mundo, y a sus amigos aunque por esto tuviera que pagar un precio muy alto

—Por fin vuelves, Sonic.

La voz de Mephiles se deslizó entre las sombras como un veneno, retumbando en el aire gélido.

—¿Dónde te metiste todo este tiempo? Creí haber sido claro... no tenemos tiempo que perder.

Sonic se detuvo, frunciendo el ceño con desconfianza.

—No vine aquí para recibir órdenes tuyas, Mephiles. Ni ahora ni nunca. Solo he venido por lo que me pertenece.

Mephiles rio suavemente, con un brillo malicioso en sus ojos.

—Vaya, vaya... Así que Minos no mentía cuando dijo que eras diferente. Lograste escapar de mi agarre. —Sonic frunció el ceño con confusión, pero Mephiles continuó, con su tono burlón—. Debo darte crédito... La gente tiene razón al decir que posees una voluntad inquebrantable. Pero dime, ¿no estás cansado de hacer esto una y otra vez?

Sonic apretó los puños y adoptó su postura de batalla.

—No sé de qué hablas, pero vamos a terminar con esto de una vez.

Mephiles con un movimiento de su mano como se ofreciera su mano al instante, dos esmeraldas levitaron sobre sus manos, brillando con un resplandor etéreo.

—Dime, Sonic... ¿Cómo me encontraste? ¿Acaso estas preciosas gemas te estaban llamando?

El erizo sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo. Sí... lo estaban llamando eran las auténticas. Mephiles sonrió al notar su reacción.

—Bien, entonces está funcionando. Pero te haré una oferta... entrégame la esmeralda que tienes y júrame lealtad. Hagamos esto fácil y terminemos lo que empezamos hace tanto tiempo. —Su voz se tornó más grave, más oscura—. Mi oscuridad está en ti. Ya no tienes a dónde escapar. Un solo detonante más... y estarás perdido. Déjame ayudarte te permitiré ser tú mismo, y me lo agradecerás después.

Sonic sintió un fuerte latido en el pecho. ¿Su oscuridad...? ¿Era por eso que esos sentimientos parecían tan ajenos , por eso no podia recordar mucho? Ahora que intentaba cuadrar las ideas de lo que Mephiles dijo, se dio cuenta que este siempre estuvo presente cuando todo detonó, cuando esa furia lo alcanzo por primera vez y sintio que lo unico que habia en su corazon era odio y venganza. El erizo negó con la cabeza, alejando las dudas no habia tiempo para pensar en eso necesitaba concentrarse

—Nunca volveré a confiar en ti. No sé qué me hiciste, pero no permitiré que lo hagas de nuevo. Ni a mí ni a nadie. Esta vez... te eliminaré por completo.

Mephiles sonrió con diversión.

—Parece que el héroe tiene mala memoria. Déjame refrescártela...

Sonic sintió un escalofrío.

—Yo solo te ayudé un poco —continuó Mephiles, con una sonrisa torcida—. ¿Recuerdas aquella vez que estabas a punto de morir? Cuando sacrificaste la última Esmeralda del Caos por intentar detenerme...

Los ojos de Sonic se entrecerraron. Claro que lo recordaba. El momento en que sintió que su vida se apagaba, el frío recorriendo cada fibra de su ser, la certeza de que ese sería su final.

—Bien —prosiguió Mephiles con satisfacción—, pues gracias a eso lograste despertar lo que llevas dentro. Y gracias a mí, lo recuperaste poco a poco.

El estómago de Sonic se revolvió.

—Todas esas veces que nos encontramos no fueron casualidad, Sonic. Yo te ayudé a recordar. Yo te llevé por el camino que olvidaste.

Sonic sintió que sus puños se cerraban con fuerza.

—Con cada pizca de oscuridad que introducía en ti, con cada encuentro, con cada momento en que mi esencia se filtraba en tu ser...

Mephiles se detuvo frente a él, su sonrisa ensanchándose.

—Gracias a mi oscuridad, hoy estás aquí, de pie. Y tranquilo... ya recuperarás ese pensamiento que tenías antes de creerte un héroe. Me lo agradecerás... pero antes, tenemos que bajarte ese sentido de superioridad.

El ambiente se tensó, pero entonces, Sonic rió. Una risa genuina no burlona, no amarga. Era una risa ligera, como si hubiera escuchado el chiste más absurdo de su vida. Mephiles frunció el ceño.

—¿Qué demonios te causa gracia?

Sonic levantó la mirada, con una chispa desafiante en sus ojos esmeralda.

—Que crees que me diste algo... cuando en realidad, no me diste nada.

Mephiles parpadeó.

—¿Perdón?

Sonic se cruzó de brazos, aún con una sonrisa confiada.

—Sí, me mostraste cosas. Sí, despertaste memorias que estaban enterradas. Pero hay algo que nunca pudiste hacer... algo que intentaste con todas tus fuerzas y fracasaste una y otra vez.

Los ojos de Mephiles se afilaron con desconfianza y Sonic dio un paso al frente.

—Nunca me hiciste cruzar la línea.

El rostro del villano se endureció.

—Me hiciste atacar. Me hiciste golpear. Tal vez hasta lastimé a algunos... pero nunca llevaste mis manos hasta el punto de quitarle la vida a nadie.

Mephiles no respondió, pero Sonic pudo ver su mandíbula apretarse con furia contenida.

—¿Sabes qué significa eso? —continuó el erizo, con voz firme—. Que por más que quisiste torcerme, por más que intentaste cambiarme... No pudiste.

La expresión de Mephiles se volvió sombría.

—Porque yo soy yo. No por ti. No por tu asquerosa oscuridad.

El viento pareció detenerse, pero Sonic no había terminado.

—Lo que sí hiciste fue jugar con mi mente. Manipularme. Engañarme. Me mostraste las peores versiones de mí mismo... y lo intentaste una y otra vez.

Mephiles lo miró con ojos afilados.

—Y sin embargo, cada vez que intentaste hacerme cruzar la última frontera, fallaste. ¿Sabes por qué?

Sonic se acercó un poco más, su voz tranquila pero cargada de una furia contenida.

—Porque no soy como tú.

Mephiles tembló. No de miedo, sino de pura furia.

—Pero tú sí eres como yo, Sonic —su voz se tornó más fría, más venenosa—. Tienes un poder dentro de ti que supera a cualquier ser. Un poder con el que podrías aniquilarlos a todos, con el que podrías ser libre. Pero sigues encadenado a esa maldita ilusión de heroísmo.

Su voz se tornó más oscura.

—¿Cuántas veces más necesitarás ver morir a tus seres queridos para entenderlo?

Sonic sintió su sangre hervir.

Mephiles sonrió, como si saboreara su ira.

—Esa furia que sientes ahora... ese deseo de arrancarme la cabeza... si tan solo te dejaras llevar...

—¡Cállate! —bramó Sonic, la electricidad chisporroteando en su cuerpo.

El villano se limitó a reír.

—Sabes que tengo razón.

Sonic respiró hondo. Sentía sus manos temblar de rabia, su corazón latiendo con fuerza. Pero no le daría el placer a Mephiles de verlo ceder. Su mirada se endureció.

—No.

Mephiles alzó una ceja.

—¿No?

—No voy a caer en tu juego.

La oscuridad del villano vibró con frustración.

—Nunca podrás hacerme como tú —continuó Sonic, con voz firme—. Y si algo has probado todo este tiempo... es que ni siquiera puedes controlarme.

Mephiles apretó los dientes.

—Estoy aquí por ti, sí... pero no como querías.

Sonic relajó su postura, pero sus ojos seguían fijos en él, llenos de un desprecio puro.

—Y por eso... nunca podré perdonarte.

La oscuridad alrededor de Mephiles se retorció con furia, vibrando con su enojo, exhaló lentamente y luego dejó escapar una risa baja, seca, llena de frustración.

—Bien... —murmuró, con una sonrisa cruel—. Tengamos un poco de acción, entonces.

Sonic flexionó las piernas y ajustó sus guantes, con el corazón acelerado. No porque tuviera miedo sino porque, por primera vez en mucho tiempo, se sintió libre de la sombra que había intentado atarlo. Y esta vez, no iba a correr. Antes de que pudiera continuar, Mephiles hizo un gesto con la mano, y de las sombras emergió una figura imponente. Un halcón de plumaje oscuro, con garras afiladas y ojos carmesí sin duda ese era Minos pero un poco distinto desde la ultima vez que lo amenazo, algo le hizo Mephiles que lo cambio.

—Minos, atrápalo. Quiero verlo arrodillado ante mí y esta vez no falles.

Minos, el halcón de plumas oscuras, extendió sus alas con imponencia, dejando que el viento silbara a su alrededor. Su mirada afilada se fijó en Sonic con desprecio.

—Será mejor que te arrodilles ahora, erizo, y te evitarás una paliza innecesaria, tu y yo ya no somos iguales —advirtió, flexionando sus garras afiladas.

Sonic sonrió con arrogancia, tomando posición de batalla.

—¿Arrodillarme? Lo siento, pero no me inclino ante nadie ya te lo había dicho antes.

Sin previo aviso, Minos batió sus alas con violencia, generando un torbellino que levantó polvo y piedras del suelo. Sonic entrecerró los ojos, preparándose para esquivar, pero en un parpadeo, el halcón ya estaba sobre él. Las garras de Minos rasgaron el aire a una velocidad increíble, forzando a Sonic a moverse en zigzag para evitar ser alcanzado. Sin embargo, el halcón era rápido, demasiado rápido. Con un movimiento giratorio, golpeó a Sonic con una poderosa ráfaga de viento, lanzándolo contra una formación rocosa. El erizo azul se estrelló con fuerza, pero usó el impulso para impulsarse de vuelta al combate. Giró en el aire con un Spin Dash y se lanzó directamente contra Minos. El impacto fue brutal, pero el halcón logró bloquearlo con sus poderosas alas.

—Nada mal, pero sigues siendo más lento que yo.

Minos se elevó en el cielo, desapareciendo entre las sombras de la tormenta. Sonic frunció el ceño, preparándose para lo que vendría. De repente, un sonido cortante se escuchó desde arriba. Minos descendió a una velocidad impresionante, su cuerpo cubierto por un aura de viento afilado. Sonic apenas tuvo tiempo de esquivar antes de que el suelo donde estaba parado fuera reducido a escombros por el impacto del halcón. Sonic rodó sobre el polvo y apenas aterrizó, sintió el peligro acercarse nuevamente. Minos no le dio respiro, atacando con ráfagas de viento cortante que explotaban contra el suelo y dejaban marcas profundas.

El erizo apretó los dientes.

—Ya tuve suficiente.

Concentrando su energía, Sonic se movió a máxima velocidad, generando estelas de luz azul con cada paso. Su figura se desdibujó, apareciendo y desapareciendo a una velocidad que confundió incluso a Minos.

—¿¡Qué...!? —el halcón intentó seguirlo, pero Sonic ya estaba sobre él.

Un Spin Dash a la velocidad del rayo impactó contra su torso, haciéndolo tambalear. Sonic no perdió el ritmo y encadenó un segundo golpe, esta vez en su ala izquierda. Minos gritó al sentir el dolor recorrer su cuerpo, pero no estaba acabado.

—¡Basta de juegos!

Minos liberó una ráfaga de viento a su alrededor, forzando a Sonic a retroceder. Sus ojos brillaban con furia cuando extendió sus alas, creando una espiral de aire que lo rodeó con fuerza devastadora.El viento aulló y las piedras fueron levantadas del suelo, flotando en la presión del aire.

—¡Vamos a ver si puedes esquivar esto, Sonic! —gritó Minos, elevándose de nuevo en el cielo.

En un instante, comenzó a moverse en círculos a una velocidad aterradora, generando un tifón que envolvía todo el campo de batalla. Sonic luchaba por mantener el equilibrio, la presión del aire era tan intensa que sus movimientos se volvían más difíciles y entonces, Minos descendió con un torbellino giratorio, apuntando directo a Sonic. El erizo azul solo tenía una opción y corrió hacia el ataque en lugar de huir. Con una explosión de velocidad, Sonic se deslizó entre las ráfagas de viento, esquivando con precisión milimétrica cada golpe. Su cuerpo apenas se mantenía en control, pero confiaba en su instinto y cuando Minos estuvo lo suficientemente cerca, Sonic se impulsó hacia arriba con un giro brutal.

—¡Toma esto!

Su pie impactó directamente en el rostro del halcón. El aire se rompió con el sonido del golpe, Minos fue lanzado contra el suelo con tal fuerza que una nube de polvo se elevó a su alrededor. El silencio duró un segundo. El halcón se retorció en el suelo, aturdido y con la respiración agitada. Sonic aterrizó con elegancia, sacudiendo el polvo de sus guantes.

—Te dije que no me inclinaría ante nadie.

Minos intentó levantarse, pero su cuerpo no respondía. Su visión borrosa captó la figura de Mephiles en la distancia, observándolo con decepción. Sonic no le dio tiempo de reaccionar. Lo sujetó del pecho con fuerza y lo lanzó sin piedad contra una roca cercana, donde su cuerpo quedó inmóvil. El erizo azul respiró hondo y levantó la mirada hacia Mephiles.

—Ahora es tu turno.

Mephiles sonrió con diversión.

—Interesante... Muy interesante.

Mephiles frunció el ceño, pero antes de responder, una nueva presencia emergió de las sombras.

—No tan rápido, Sonic. Antes, terminaremos nuestro asunto.

El aire se volvió denso.

Infinite apareció de entre las ruinas con su característica aura distorsionada, sus colmillos brillando con una sonrisa sádica.

—Te dije que no habíamos terminado.

Sonic gruñó y se preparó para enfrentarlo, pero en cuanto dio un paso adelante, Infinite levantó una mano y la energía de su Phantom Ruby vibró con un resplandor carmesí.

De repente, varios clones exactos de Infinite aparecieron alrededor de Sonic.

—¿Juegas sucio otra vez? —murmuró Sonic, retrocediendo ligeramente.

—Es lo que mejor sé hacer —respondió Infinite con una risa maliciosa.

Sonic se lanzó contra el original, pero los clones lo rodearon, atacando desde todos los ángulos a la vez. Esquivaba y contraatacaba con rapidez, pero por cada clon que derribaba, otro tomaba su lugar. Cada golpe que recibía no era letal, pero se sumaban poco a poco, desgastándolo. Finalmente, un impacto en la espalda lo hizo trastabillar. Infinite aprovechó la oportunidad y lanzó una explosión de energía, haciendo que Sonic cayera de rodillas. Antes de que pudiera levantarse, Infinite se preparó para darle el golpe final, pero entonces, una luz dorada atravesó la oscuridad. Un Chaos Spear voló por el aire y desvió el ataque de Infinite.

Sonic alzó la mirada con sorpresa y alivio a la vez.

—¡Shadow!

El erizo negro aterrizó con fuerza entre él e Infinite, su postura firme, su mirada encendida con una determinación inquebrantable.

—Te dije que no me siguieras —gruñó Sonic, forzándose a ponerse de pie a pesar del dolor que recorría su cuerpo.

Shadow sonrió de lado, con ese aire de desafío que nunca lo abandonaba.

—Y yo te dije que no tengo por qué obedecerte.

Su tono era confiado, pero sus ojos reflejaban la gravedad de la situación.

—Tienes una deuda pendiente de una paliza —añadió con una media sonrisa—, pero primero tenemos que patearle el trasero a alguien más.

Sonic soltó un resoplido, esbozando una sonrisa ladeada.

—Heh... supongo que no puedo discutir eso.

—Yo me encargo de Infinite, tú ocúpate de Mephiles.

Sonic asintió con firmeza. No había más palabras que decir. La batalla había comenzado. Las peleas se desataron con furia, Shadow se lanzó contra Infinite en un torbellino de golpes y patadas. El villano respondió con la misma agresividad, cada uno buscando destruir al otro en una danza de velocidad y fuerza. Sombras y luces estallaban a su alrededor con cada impacto, el terreno temblaba con la intensidad de su combate.

Sonic, por su parte, apenas podía contener el poder de Mephiles. Cada golpe del villano lo hacía retroceder, cada ataque drenaba su energía.

"¿Cómo demonios ha aumentado tanto su fuerza...?"

Sonic no encontraba respuesta. Mephiles era más fuerte, más rápido, más despiadado de lo que jamás lo había enfrentado. Su risa burlona perforaba sus oídos, y cada palabra era un recordatorio de lo indefenso que estaba.

—¿Es esto lo mejor que tienes, Sonic? —se burló Mephiles, deslizándose entre las sombras y golpeándolo en el estómago con un puño envuelto en oscuridad.

Sonic escupió sangre y cayó de rodillas, jadeando, su cuerpo cubierto de heridas y su respiración entrecortada.

Shadow tampoco estaba en mejor estado. Infinite no jugaba limpio. Había invocado clones ilusorios que lo atacaban desde todas direcciones, haciéndolo girar una y otra vez sin darle respiro. Cada golpe lo desgastaba más y más, hasta que apenas podía mantenerse en pie.

Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a rendirse. Shadow se tambaleó, pero su mirada se cruzó con la de Sonic. Ambos sabían que no podían seguir así.

—Sonic... —su voz era apenas un murmullo cargado de cansancio y desesperación—. Tenemos que irnos.

Sonic apretó los dientes con frustración. Sabía que Shadow tenía razón. Pero aún había algo que lo retenía allí... Mephiles. Y entonces Shadow vio su oportunidad.

Con un destello de velocidad, Shadow engañó a Infinite, esquivando uno de sus ataques y dándole un golpe demoledor en el rostro. La fuerza del impacto lo lanzó a través del aire, estrellándolo violentamente contra una montaña en la distancia.

—¡Es nuestra oportunidad, Sonic! —gritó Shadow.

Pero antes de que el erizo azul pudiera reaccionar, una sombra se movió con velocidad imposible.

Un golpe devastador.

Un relámpago de oscuridad.

Shadow apenas lo vio venir. El ataque de Mephiles lo golpeó con tal brutalidad que su cuerpo se estrelló contra el suelo con violencia. Un gemido de dolor escapó de sus labios mientras la sangre brotaba de sus heridas. Apenas podía moverse.

Sonic miró la escena con horror.

—¡Shadow!

Mephiles soltó una carcajada cruel, acercándose con pasos tranquilos pero letales.

—¿Eso es todo lo que pueden ofrecer? —su voz era un susurro venenoso, cada palabra impregnada de desprecio—. Qué decepción. Pensé que esa arrogante aura de héroe superior significaba algo... pero mira en qué estado te encuentras.

Se inclinó levemente hacia Sonic, su sonrisa deformada por la malicia.

—Qué irónico, ¿no crees?

Sonic intentó moverse, pero su cuerpo se negaba a responder. Mephiles se enderezó y suspiró con fingida decepción.

—Debo admitir que me encantaría matarte aquí mismo por tu traición... pero te necesito con vida.

Su mirada se deslizó hacia Shadow, aún inmóvil en el suelo.

—En cambio, a él...

Con un movimiento de su mano, la oscuridad comenzó a retorcerse a su alrededor, formando una energía caótica en su palma. Su brazo se elevó, apuntando directamente al corazón de Shadow.

—Ahora, Shadow... di adiós.

El tiempo pareció detenerse.

Sonic sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Shadow, con el cuerpo adolorido y los músculos entumecidos, sintió cómo su pecho se oprimía al ver la energía oscura condensarse en la palma de Mephiles. La lanza de sombras se formó en un parpadeo, vibrando con un poder corrupto.

Y entonces, sin previo aviso, se disparó.

Era demasiado rápida.

Demasiado letal.

Shadow apenas pudo respirar antes de que la muerte lo alcanzara.

Pero en el último instante...

—¡NO!

Una silueta azul se cruzó en su visión.

Un borrón de velocidad.

Un destello de desesperación.

Un sacrificio.

El impacto resonó como un trueno en el vacío.

Sonic sintió el dolor antes de comprender lo que había hecho. Algo frío y ardiente a la vez perforó su pecho, traspasándolo por completo.

El mundo se volvió borroso.

Sus piernas cedieron.

Su cuerpo tembló.

Y la sangre... caliente, pegajosa... comenzó a empapar sus guantes mientras una mancha carmesí se expandía en su torso. El erizo azul sintió que el tiempo se ralentizaba. Un ardor abrasador recorrió su interior, como si miles de agujas se clavaran en cada nervio de su cuerpo. Su visión se volvió borrosa, su respiración se hizo pesada, su cuerpo tembló.

Shadow lo vio todo.

Cada segundo se sintió como una eternidad.

El latido frenético de su corazón retumbaba en sus oídos mientras sus pupilas, abiertas de par en par, reflejaban el momento en que la lanza de sombras atravesaba a Sonic.

—¡SONIC!

Su grito fue un rugido desgarrador, una mezcla de furia, impotencia y desesperación.

Quiso moverse.

Quiso impedirlo.

Pero su cuerpo, agotado, simplemente no reaccionó.

Todo pasó demasiado rápido, su cuerpo se sentía paralizado solo observo como su amigo estaba sufriendo y no podia hacer nada, su corazón latía con fuerza en sus oídos, su mente se negaba a procesar lo que acababa de ver.

—No... no... —murmuró, con la voz quebrada.

Sonic tambaleó, su mano temblorosa se posó sobre la herida abierta en su pecho. La sangre caliente empapaba sus guantes, tiñéndolos de un rojo profundo. Pero aún tenía una última cosa por hacer.

En un instante, Sonic ya estaba cayendo de rodillas, jadeando, con la sangre resbalando por la comisura de sus labios.

Shadow sintió que su propio aliento se rompía en su garganta.

"No... esto no puede estar pasando."

Mephiles sonrió, entretenido.

—Qué predecible... El héroe siempre sacrificándose por los demás. Aburrido.

Shadow apretó los dientes con tanta fuerza que sus colmillos rechinaron.

"No. NO. NO."

Sonic, tambaleándose, levantó la mirada. Su respiración era errática, pero aún en sus ojos apagados brillaba una chispa de determinación. Con manos temblorosas, sujetó la esmeralda del caos y la presionó contra la mano de Shadow. El erizo negro sintió la calidez de la sangre de su amigo empapándole los dedos. Ese contacto lo heló por dentro.

—No puedo permitir que mueras aquí... —susurró Sonic con voz débil, cada palabra escapando de sus labios con esfuerzo—. No puedo perder a nadie más...

Shadow sintió una punzada en el pecho.

—Sonic...

—No me iré, Shadow...

Shadow parpadeó, aturdido. Sonic apretó los dientes, esforzándose por mantenerse de pie.

—Si me voy ahora... Mephiles nos seguirá. Y si los encuentra... si los encuentra a ustedes...

Su voz se quebró un instante.

—No lo permitiré.

Shadow sintió una oleada de rabia y desesperación nublarle la mente.

—¡No! ¡No puedes hacer esto! ¡No tienes que quedarte!

—Sí tengo que hacerlo... —murmuró Sonic, forzando una sonrisa débil, herida... pero sincera.

La esmeralda brilló con intensidad.

Shadow sintió el cambio en la energía y su corazón se aceleró con pánico.

"No... ¡no me hagas esto, Sonic!"

—¡Sonic, NO!

Intentó sujetarlo, pero su cuerpo reaccionó un segundo demasiado tarde.

Una luz cegadora lo envolvió.

Y lo último que vio...

Fue la figura de Sonic, de pie, sangrante, pero decidido... mirándolo con la misma sonrisa de siempre. Un susurro llegó a sus oídos justo antes de que la teletransportación se completara.

—Cuídate, Shad... cuídalos a todos. Perdóname...

Y entonces, Shadow fue arrancado de su lado.
Su último pensamiento antes de desaparecer fue un grito mudo en su cabeza, un clamor desesperado que quedó suspendido en el aire.

—¡SONIC!

Y luego...
El mundo pareció desmoronarse a su alrededor.

Y en un destello cegador, Shadow fue transportado fuera del lugar.
El erizo negro sintió su cuerpo ser arrastrado por la energía de la esmeralda, mientras su mente gritaba en negación. Cuando la luz se desvaneció, se encontró lejos del campo de batalla. Su cuerpo colapsó en el suelo, incapaz de mantenerse en pie. Amy fue la primera en verlo.

—¡Shadow! —corrió hacia él, notando de inmediato la sangre en su cuerpo—. ¿Qué te pasó? ¡Estás demasiado herido!

Shadow apenas tenía fuerzas para hablar. Su mirada vacía se fijó en la esmeralda que se le había resbalado de las manos. La sostuvo con fuerza y su respiración era errática, su cuerpo temblaba de ira y desesperación solo podía pensar que no pudo salvarlo, no pudo hacer nada. La impotencia se apoderó de él, intentó hablar, pero su cuerpo ya no le respondía. Sus ojos pesados por el agotamiento y el dolor, comenzaron a cerrarse. El cansancio lo reclamó como un verdugo implacable, arrastrándolo a la inconsciencia antes de que pudiera hacer algo para evitarlo.

Holi
Como prometí aquí tienen otro capítulo, espero les guste c:

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top