Capítulo:6 Presencia indeseada.

La noche pasada no pude cerrar ni un ojo, atenta a mi móvil no le despegaba la vista en ningún momento, esperando que esa persona misteriosa me llamara y arruinara más mi vida con sus amenazas, era increíble como en tampoco tiempo había tomado control sobre mí, como yo lo había permitido, ¿Cómo me dejé vencer por el miedo? Gracias a Dios esa noche su vos macabra no me molestó, no obstante, no fue hasta las 5 de la mañana que el sueño pudo entrar a mi cuerpo y pese a que dormí algo me encontraba igual de agotada como si no hubiera podido descansar, debía tener unas terribles ojeras. Me removí en mi cama frotando mis ojos, eran las 2 de la tarde de un sábado que parecía ordinario y tranquilo, mi madre no vino a despertarme.

Que extraño.

Siempre solía hacerlo para que le ayudara con los quehaceres, seguro vio las horrorosas bolsas bajo mis ojos cansados y pensó en dejarme seguir reposando o quizá al estar con el teléfono ni se dio cuenta de mi existencia como siempre.

La verdad veía esa segunda opción como la más valida.

Mi estómago comenzó a rugir, me encontraba hambrienta, últimamente comer había pasado de una prioridad a algo que hacía cuando me acordara o cuando no me sentía presa de los nervios. Una sensación extraña entro a mí, me estaba sintiendo observada.

Vamos estaba sola.

¿No?

Era imposible que él o ella estuviera aquí, no es un cuarto muy grande así que no hay muchos lugares para esconderse. Dirigí mis ojos hasta mi oso de peluche que aun descansaba en mi escritorio, talvez eran paranoias mías, pero ¿desde cuándo ese oso tenía la mirada tan mala y fija en mí?

Sacudí la cabeza.

Ya estaba enloqueciendo.

¿En qué estás pensando Elise? Te estas volviendo loca es un estúpido oso no tiene nada de relevante.

Até mi cabello en un moño totalmente desordenado y bajé hasta la cocina, paré en seco aquí estaba pasando algo raro, olía delicioso, mi madre estaba picando algo mientras tarareaba.

¿Tatareaba?

¿Estoy soñando todavía?

Porque estoy realmente confundida.

¿Qué le está pasando?

¿Desde cuándo se pone a cocinar?

¿Por qué no está con el móvil?

Estoy sospechando grandemente que la despidieron.

- ¿Mamá estás bien? – arrugué mi frente.

Dejó de picar y me miró.

- Estupendamente cariño, ¿por qué lo preguntas?

¿Cariño?

Dios han pasado años desde la última vez que me llamó así.

Casi 11 años para ser exacta desde que tenía 6 y sucedió eso solo me llamaba Elise sin diminutivos o cariños simplemente Elise.

Me forcé a mí misma a ignorar eso no quería ilusionarme o sonreír como tonta.

-Es que tú nunca has hecho algo como esto, ¿acaso te despidieron?

-Soltó una leve carcajada -No Elise, es solo que pedí unas vacaciones estar tan metida en el trabajo no es bueno y siento que he descuidado mucho en casa, así que a partir de ahora todo será diferente.

¡POR DIOS!

No podía creerme todo esto, definitivamente aún no había despertado.

- ¿Hablas en serio? – la miré algo atónita.

-Claro, porque no comes, no te desperté antes supuse que debías estar cansada.

Parpadeé varias veces tratando de procesar todo esto, saqué una taza para servirme algo de cereal.

-Por cierto, hoy vendrán Karen y su familia a cenar- dijo retomando lo que hacía.

- ¿Por qué son tan importantes? – pregunté con la boca llena, la idea de que Jasper, mi acosador vecino viniera a cenar y probablemente se quedará mirándome como un idiota no me gustaba mucho.

-Solo trato de ser amable, además una familia normal se lleva bien con sus vecinos.

Que irónico sonó eso después de tanto lo deseaba.

- ¿Y tú quieres tener una familia normal?

-Solo quiero hacer todo bien- suspiró- vendrán a eso de las 7 ponte algo bonito, cuento contigo para que no hagas caras largas ni te comportes mal, ¿verdad? Tu actitud la última vez no fue a mejor.

No puse objeciones y asentí.

-Gracias pequeña.

No sé a qué se debía este cambio tan repentino, pero me gustaba parecía que lo perdido vendría a mí de nuevo y al fin tendría una respuesta cada vez que dijera buenos días, no me volvería a sentir mal cada vez que veía a las demás madres preocupadas por sus hijos o tan atentas.

Minutos después me encontraba mirando con frustración mi armario, ¿Qué podía ponerme? Quería quedarme así, ¿Qué tenía de malo mi pijama? La comodidad es lo primero o por lo menos para mí lo es, no soy de esas chicas que hasta se maquillan para estar en casa es absurdo nadie va a venir a verles. Después de literalmente tirar mi ropa sin prestar cuidado donde caía, llegué a la conclusión de que no tenía nada para ponerme y no iría a gastar dinero en un vestido que jamás volveré a usar así que la única opción era improvisar algo. Tomé una falda color negro volada regalo de mi madre por mi cumpleaños del año pasado, nunca la había usado y tampoco me dijo nada porque no lo hiciera, bueno dudaba que en algún momento se fijara como vestía, de todas maneras, la levanté del suelo y quité la etiqueta.

Sí, ni siquiera me había molestado en hacerlo.

Simplemente eso no era parte de mi estilo, rebusqué entre mis prendas desordenando mi cuarto aún más, alguna de mis horrorosas blusas debía servir, me encontré con un vestido al cuerpo de mangas largas que me había obsequiado mi madre hace un tiempo lo odiaba, nunca me lo probé y nunca lo haría, sin embargo, tenía un estampado floreado bonito y yo amaba las flores así que serviría, saqué unas tijeras de mi escritorio, corté el vestido de tal forma que la pudiera usar como blusa, talvez puesto se vea mejor, aún contaba con 2 horas tiempo suficiente para darme una ducha y ver qué hacia con mi cara, para eso tendría que usar el maquillaje de mi madre.

Salí con una toalla alrededor de mi cuerpo y otra en mi cabello, me puse mi improvisación observando mi reflejo en el espejo.

¡Cristo!

Esto lucia horrible, espantoso, feo con f de foca debí suponer que obtendría este resultado porque no soy una diseñadora o mucho menos una chica la cual sabe de moda, por algo me vestía como vestía, llevé mis ojos al reloj plateado.

6:45

¡Son las 6:45!

Rayos.

Rayos.

Rayos.

Y más rayos.

Debía apurarme.

Registré una vez más mis blusas algo debía servir, encontré una color lila de mangas largas ajustada, me la puse y metí las fadas dentro de la enagua. Esto no se ve mal, está mucho mejor que mi improvisación. La verdad no poseía los ánimos ni mucho tiempo para experimentar con mi rostro y maquillarme, me quedaré tal y como estaba solo secaría mi cabello.

Apagué el secador al escuchar la puerta de entrada abrirse y la voz de tres completos extraños, supe de inmediato quienes eran, nuestros ahora amados vecinos, suspiré arrojando el secador en mi cama, cogí mi móvil para después bajar hasta el comedor donde se hallaban todos, hasta mi padre lo que me sorprendió porque nunca llegaba temprano supongo que el día de hoy no estuvo tan ajetreado.

-Buenas noches Señores Beicop- sonreí.

-Hola Elise, puedes decirme Karen, nada de formalidades- ríe encantadoramente.

Lucía esplendida con ese vestido rojo al cuerpo y cabello rubio recogido, sus suaves facciones se resaltaban debido a la tonalidad de su maquillaje, sus ojos verdes esmeraldas muy semejantes a los de Thomas, se hallaban aún más cautivadores y grandes.

-Tiene razón puedes llamarme Ryan- habló un hombre en traje negro sin corbata, alto y esbelto de cabello castaño claro y ojos dorados lucia tan jovial con esa gran sonrisa que no aparentaba sus 40 y tantos años, ese era su atractivo esposo, de joven debió ser todo un galán y rompe corazones.

-Claro lo haré-respondí con timidez.

-Vaya hija te vez hermosa, nunca te había visto así.

En realidad, nunca habías notada mi existencia padre, quise responderle.

El traía su cabello negro hacia atrás con pequeños mechones rebeldes que caían en su frente, pero no se veía mal, apuesto a que mi madre lo obligó a arreglarse porque se había cambiado el traje café a la medida que eligió hoy para el trabajo por uno gris el cual resaltaba sus ojos avellana, claro que las ojeras en su piel morena lo desfavorecían un poco.

-Gracias papá.

-Es cierto luces preciosa- dijo Jasper a mi lado devorándome con la mirada.

Vaya era silencioso porque no me percaté de su presencia, lo miré por un segundo, al igual que sus padres su apariencia era impecable, vestido con un traje parecido al de su progenitor solo que a Ryan no se le notaban tanto los músculos de sus brazos como a él, estoy segura que tanto como a mi Karen también lo forzó a estar presentable, su cara destilaba frescura y parecía porcelana, sus ojos azules tan vivos e intensos, si esta hubiera sido la primera vez que lo veía probablemente hubiese estado babeando porque no podía negar que lucía guapo, sin embargo, eso solo era una fachada estoy segura que debe ser un enfermo pervertido.

-Que amable de tu parte- sonreí tratando de apartar mi incomodidad.

-Bien, ¿Qué tal si todos nos sentamos? -sugirió mi madre.

Ella se hallaba frente a nosotros, su cabello castaño del mismo tono que el mío caía por encima de sus hombros en ondas, estaba hermosa con ese vestido azul marino al cuerpo que se moldeaba a sus curvas y labial rojo que resaltaba sus no tan carnoso ni tan finos poseían el tamaño exacto, el celeste de sus grandes ojos se encontraba más intenso esta noche a causa de la sutileza de su maquillaje.

Mi madre era preciosa y no lo decía solo por ser mi madre, lo decía porque de verdad lo era, comparado con ella yo era una muñequilla de trapo. Nos dirigimos a la mesa y como la suerte nunca está de mi parte mi acosador se sentó a mi lado.

¡GENIAL!

Esperaba que no se notara el desagrado en mi rostro no quería tener problemas con mi mamá luego. Durante la aburrida cena no hacía más que escuchar la plática absurda de los adultos acerca de sus trabajos, finanzas, política, autos por parte de los hombres, no obstante, una pregunta por parte de Karen capturó mi atención.

-Cuéntame Rose, ¿Por qué tú y Scott decidieron no tener más hijos?

Mordí mi labio mirando a mi madre removerse incomoda en la silla ante la pregunta, mi padre tensó su mandíbula.

Ella clavó sus ojos en los de Karen pude notar el brillo de ellos a punto de colapsar, pero en lugar a eso le sonrió y contestó.

-Mi esposo y yo pensamos en que era lo mejor...- papá la interrumpió.

-Es cierto debido a nuestros trabajos el educar y criar a un hijo es realmente difícil ya que nunca pasamos en casa, hasta hace poco es que comenzamos a estar más presentes aquí y sinceramente no quisiera descuidarlo como lo hicimos con Elise hubo momentos en los que casi no la veíamos y eso fue horrible.

Por el movimiento de su brazo supe que había tomado la mano de mi madre para darle el apoyo que necesitaba en ese momento.

-Los entiendo perfectamente Ryan y yo estuvimos de acuerdo en casi lo mismo salvo que yo no quería a otro pequeño porque quería darle toda mi atención a mi querido Jasper.

Después de eso Ryan cambio de tema con sutileza y se lo agradecía este no era cómodo para mí o mis padres.

De vez en cuando Jasper me decía algo, yo solo le daba respuestas cortas o asentía y como si fuera poco me observó todo el tiempo por el rabillo del ojo, quería irme corriendo a mi habitación esto no era de mi gusto y ya no podía aguantar a este tipo.

-Disculpen iré a el baño, ¿pueden decirme dónde está?

-Es la segunda puerta del pasillo- respondió mi madre y luego se volvió a perder en la plática sin sentido.

Él se puso en pie agarrando su teléfono el cual estaba en la mesa, eso no me importó mucho ya que en pleno siglo XXI las personas van a todas partes con su celular. Seguí jugando con la comida sin prestar interés a nada, hasta que escuché la vibración de mi celular sobre la mesa, rápidamente mi corazón comenzó a palpitar como loco. La notificación de un mensaje nuevo de remitente desconocido se hizo visible en mi pantalla, con mis manos heladas y dedos sudorosos lo presioné para abrirlo.

"Admito que me equivoqué, parece que no te vistes tan mal como creía. Ya deja esas caras largas y disfruta de talvez la ultima cena con tu familia.

Tu alcoba es muy bonita solo que es mucho azul para mi gusto.

PD: Espero que te guste mi sorpresa"

El aire abandonó mis pulmones por un momento, mi alrededor empezó dar vueltas, el miedo inundó todo mi ser.

Él...

Él...estaba aquí en mi casa, en mi habitación el único lugar seguro que creí tener.

El simple hecho de saber que así fue o era me aterraba, fue absurdo pensar que este día seria tranquilo y normal.

Era tan tonta.

Tan tonta por creer que hoy tendría paz.

Mi mente me había abandonado todo se escuchaba y veía tan lejano, como si me encontrara en un vacío, hasta que el sonido de la silla moverse a mi lado me trajo a la realidad, Jasper volvía del baño y coloco el móvil encima la mesa de nuevo. En ese instante lo vi detenidamente, todo vino a mi como un golpe, el yéndose al baño, y al mismo momento me entró el mensaje, la sorpresa en mi habitación, él pudo haberla dejado, claro todo concordaba, pero ¿por qué?

¿Qué tenía yo de especial? O quizá todo fue una coincidencia y él o ella quieren alterarme, volverme loca y sospechar de todo el que me rodea.

Algo dentro de mí gritaba diciéndome que no fuera estúpida, ya que después de todo, ¿por qué justamente cuando se marchó me llegó el mensaje?

- ¿Todo está bien? - frunció el ceño mientras se acomodaba en la silla sin dejar de verme.

-Si es solo que estaba...- capté su celular en la mesa, cada vez hablaba más despacio mis pensamientos estaban hechos un lio- pensando.

-Su rostro se relajó y los músculos de su rostro me otorgaron una sonrisa- Lo sé eso te pasa seguido.

¿Qué?

¿Cómo sabía eso?

¿A caso me estuvo espiando?

- ¿Cómo sabes eso? - dije con voz recelosa.

-Ah yo- sus músculos se contrajeron bajo su camisa y se frotó la nuca con su mano.

-Jasper, querido ya es hora de irnos es algo tarde y tu padre debe trabajar mañana- el asintió obediente levantándose algo aliviado.

¡Oh no!

No estaba dispuesta a dejarlo marchar sin una respuesta.

-Lo tomé del brazo- Espera antes de irte responde a mi pregunta.

-Con suavidad se soltó de mi agarre- Que tengas linda noche Elise.

¿Coincidencia?

No lo creo, todo esto era más que una coincidencia.

Y ahora estaba más segura de ello.

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