Capítulo:19 He vuelto por ti.

El anochecer se aproximaba, ya no faltaba mucho para que la oscuridad de la noche se llevara el ultimo rayo del día, pero no le temía a las tinieblas porque el monstro que habitaba en ellas desapareció para siempre, ahora solo deseaba dejar enterrado en el pasado toda la pesadilla, quería retomar mi vida de la mejor manera y disfrutarla al máximo, para ello tenía que deshacerme de las ataduras que servían de recordatorio de mi estadía en el infierno, coloqué la caja de cartón en el césped allí eché las notas y artefactos que el homicida me dejó y nunca hallé el momento adecuado para destruirlos.

-¿Segura que no quieres llevarlo a la policía?- Jasper se inclinó a mi lado alargando su brazo para tomar la madera con clavos que casi terminó con mi vida.

Asentí.

Solo anhelaba olvidarlo, hacer como si de una pesadilla se hubiese tratado, además ya poseían lo suficiente para que se pudriera en la cárcel.

-Lo encontré dentro de mi almohada- dije refiriéndome a lo que sostenía en sus manos.

-Aun sigo sin entender como me creíste capaz de algo como eso- su rostro se contorsionó dejando ver cuanto eso le ofendía y lastimaba.

Busqué dentro de la caja la nota localizada en mi pared el día que su familia estuvo en mi casa.

-Esto lo hallé el día de la cena que organizó mi madre, junto con un mensaje que llegó justo en el segundo que te retiraste para ir al baño, fuiste el único que se levantó, no sabía que pensar eran demasiadas coincidencias.

-Supongo que también habría desconfiado en tu posición- puso de nuevo la nota y la madera en la caja-¿Y el día que te desmayaste por qué fue?

-Fue debido a este texto- metí la mano en mi bolsillo para tomar mi móvil, una vez que lo hice ingresé a la conversación de mi ex asechador Rune, en ella di con la foto que me envió ese día cuando llegué a la preparatoria y se la mostré.

-Cogió el teléfono con su mano escrutando la imagen con sus ojos-Esta foto-frunció el ceño- la tomaron desde mi cuarto.

El hecho de pensar que me espiaba en todos los ángulos y posiciones posibles provocaban fuertes escalofríos en mi ser.

-No me sorprende que desde mi habitación haya estado ojeando a la tuya, tiene una buena vista-confesó.

- ¿Tu cómo sabes eso? -azogado pasó una mano por su cabello - ¿me has estado espiando? -solté molesta.

¿Qué me sorprende?

Siempre me había visto sin tomarse la molestia de recurrir al arte del disimulo.

-Ah...yo...-carraspeó- puede que una vez lo hiciera sin querer- golpeé su hombro- te juro que nunca vi nada... solo a ti en ropa interior talvez.

- ¿Qué? - un calor subió por mis mejillas.

-No era mi intensión, no soy el culpable de que no cerraras bien tus cortinas.

-Cerré mis ojos presionando con fuerza intentando eliminar la vergüenza que sentía en el momento-Como sea ya no importa- elevé mis parpados bajando mi dedo y apretando el botoncillo del encendedor que sujetaba en mi otra mano, al instante la llama salió y la acerqué al cartón que no tardó mucho en arder- ¿Cómo supiste que me desmayé?

-¿La enfermera no te lo dijo?- confundida negué con mi cabeza- fui yo quien te llevó a la enfermería.

¿Qué?

-Creí...creí que había sido Thomas, me dijo que fue él quien me encontró ese día.

Me mintió.

¿Por qué lo había hecho?

¿Qué motivo tenia?

-Eso no me asombra.

- ¿Por qué? - conocía bien a mi mejor amigo él no era un mentiroso.

-Porque no le agrado a tu amigo-respondió

- ¿Cuál es la razón?

-No lo sé desde que llegué me observa como si le hubiese quitado algo es... extraño.

Tom podía ser cientos de cosas, pero él nunca tomaría represalias contra alguien sin un buen cimiento.

Lo que hacía cuestionarme cuáles eran sus verdaderos argumentos.

Notaba el calor de las llamas golpear con delicadeza en mi cara, era tan placentero admirarlas tan hambrientas devorando todo rastro de maldad, por instantes temía ante la posibilidad de encontarme soñando, de que en realidad dormía y mi mente solo me engañaba mostrándome lo que anhelaba más que nada.

-Los rasguños los hizo mi madre-soltó de golpe.

-Aparté mi vista del fuego y la puse sobre él sorprendida- Juegas ¿verdad? Eso no puede ser cierto.

Karen era la dulzura viviente.

No la imaginaba como una persona violenta.

-Me gustaría que así fuera- sonrió sin muchas ganas- cuando ella se molesta, cuando algo no le gusta se convierte en otra persona, no lo hace apropósito- murmuró.

-Es algo difícil de creer, ella no parece ser agresiva.

-Lo se te entiendo y no lo es, a veces pierde los estribos como cualquier persona.

Esa información era difícil de digerir.

¿Qué podía hacer Jasper para que ella reaccionara así?

-Mañana será el funeral de Maya, quisiera que me acompañes, eres y serás la única persona que sabrá lo que pasó.

-Tranquila tu secreto esta a salvo conmigo y si lo deseas así iré contigo-curvó sus labios hacia arriba- creo que ya es hora de que elimines la conversación- me entregó el teléfono- haz los honores.

-Será un placer- gustosa agarré el celular presionando la conversación para eliminarla, sin embargo, antes de que lo hicera un nuevo mensaje llegó.

''Las rojas son rojas, los lirios morados

sube a tu cuarto y verás tu regalo''

Su destinatario era desconocido.

No era posible, Rune estaba tras las rejas.

Esto no era verdad.

La única forma de averiguarlo es subir a tu cuarto.

-Elise, ¿te encuentras bien? estás pálida-le di un vistazo a la casa armándome del valor necesario y le pasé el dispositivo.

Empecé a caminar hasta el interior de mi morada, pero antes de atravesar el lumbral de la puerta trasera Jasper me detuvo.

-¿Segura?

-Debo obtener respuesta, saber que significa.

-De acuerdo lo haremos juntos.

Asentí retomando mi andar con mi mente en blanco, me encontraba en estado de shock, no entendía que pasaba y como esto podía ser real, sin cuestionar abrí la puerta y avancé hasta el centro de mi habitación, mi atención fue captutada por mi espejo, tenía una frase escrita con un líquido rojo.

''He vuelto perra y no me iré sin ti''

-No comprendo...yo-posé una mano sobre mis labios.

-Debe de tener un cómplice, si hubiera escapado lo sabríamos- escuché el zumbido proveniente de mi móvil- Adivina de donde proviene la sangre.

-Maya, es de Maya- pasé las manos por mi cabello desesperada.

No.

No.

No.

La pesadilla comenzaba de nuevo, en realidad nunca terminó, la impotencia empezó a apoderarse de mi, el aire me faltaba, todo a mi alrededor dejó de existir.

-Mi vecino me tomó por los hombros con suavidad- Elise- con mano su cogió mi mentón con delicadeza para que lo viera-respira linda-obedecí concentrándome en sus preciosos ojos celestes, segundos después logré estbilizarme.

-Gra...-el sonido de la cochera abriéndose me interrumpió- es mi padre- me alejé de él corriendo para sacar dos de mis blusas de mi armario- hay que limpiar esto- le tiré la prenda.

-¿Elise?- papá cerró la puerta- ¿hija donde estas?- oí como subía las escaleras.

-Escóndete en mi baño- susurré dándole mi blusa teñida de rojo.

-¿Cielo?- tocó la puerta de mi cuarto suavemente.

-Sí papá aquí estoy- deparé con rapidez en el espejo, parecía ya no tener nada.

-¿Por qué no respondiste?- preguntó asomándose por la puerta.

-Es que estaba en el baño, saliste temprano- mis ojos cayeron a la mancha roja en la palma de mi mano.

-Sí, no quería dejarte sola por mucho tiempo, aunque capturaron al asesino psicótico no significa que no siga existiendo el peligro allá afuera- miró su reloj- iré a darme una ducha, espérame en la cocina para elegir la cena.

-De acuerdo- le sonreí mientras cerraba la puerta, aguardé unos minutos hasta escucharlo entrar a su recamara- ¿Jasper?- me dirigí al cuarto de baño.

-Aquí estoy-murmuró- estuvo cerca- giré la llave del grifo y lavé mis manos- ni que lo digas, debes irte, mi padre está duchándose asi que no te preocupes- cerré el lavabo- y sobre...

-No te preocupes me desharé de ellas, será nuestro secreto- me guiñó un ojo.

-Te lo agradezco, ahora vamos te acompaño- lo escolté hasta la salida pensando en el giro extraño que había dado mi vida, el chico que consideré mi enemigo ahora era mi amigo, mi aliado.

El ave que escapó y volaba libre por los bosques fue devuelta de nuevo a la jaula y no volvería a probar la libertad hasta desenmascarar a quien la tenía cautiva.

-Jasper- pronuncié antes de que marchara- gracias de nuvo, por todo.

-No es nada, asi tengo una excusa para venir a verte- me regaló una sonrisa coqueta antes de irse.

No podía negar el hecho de lo apuesto que era, me preguntaba si de verdad llamaba su atención o era solo en broma que lo decía, mordí mi labio ingresando a la cocina, tanto papá como yo no éramos muy hábiles para cocinar, por lo tanto presentía que volveríamos ricos a los restaurantes de comida chatarra estos días. Me senté en la silla y apoyé mi cabeza en mi mano, ladeé mi cara a la izquierda notando el portafolio negro de mi progenitor, impulsivamente avancé a él, no obstante, en cuanto alargué mis manos para abrirlo vacilé por un minuto pensándomelo mejor.

Necesitaba descartar sospechosos, Rune tenía un cómplice y con urgencia debía dar con él.

Esta era mi oportunidad de comprobar si lo era, por ello me negaba a desperdiciarla.

Puse con cuidado la portátil sobre la mesa, presioné el botón para encenderla y esperé unos minutos eternos, de reojo observaba la entrada, mis oídos estaban atentos ante cualquier ruido que indicara que regresaba. En el inicio del computador me encontré con la foto de mi padres el día de su boda, mamá lucía como una verdadera princesa y el parecía un apuesto príncipe, ninguno de los dos había cambiado mucho.

-Mierda- formulé al ver que me pedía una contraseña- piensa ¿qué podrá ser? -mordí mi labio desesperada, tecleé la fecha de mi cumpleaños, el de la abuela, el de mi madre y el suyo.

¡NINGUNO ERA!

En un último intento probé con la fecha de su boda y eureka, la computadora me dio la bienvenida, me sorprendió un poco ver que en la pantalla principal el fondo era una foto de nosotros tres, yo tenía al menos cinco años cuando fue tomada habíamos ido al lago ubicado a las afueras del pueblo para hacer un picnic. Dirigí la flechita al explorador de archivos y de ahí entré a documentos, revisé las fechas de cada uno dando con el del jueves pasado cuando me enteré de la muerte de Maya por el Noticiero, este documento tenía por nombre proyecto los Ángeles, mi padre trabajaba en una prestigiosa empresa la cual construía los más bellos y modernos edificios y hoteles que había visto, era el vicepresidente de la compañía, trabajó muy duro para llegar allí, a pesar de tener dinero de sobra ellos siempre han sido humildes.

Di doble clic descubriendo algo totalmente distinto a lo que esperaba y claramente no tenía nada que ver con el título. Efectivamente si poseía el tipo de letra que vi hace unos días, sin embargo, esto eran más números, más bien cuentas.

-No- musité al deparar con atención en ellos.

- Como sabes que soy un asco en la cocina pensé que podríamos ordenar piz... - papá se encontraba de pie en el marco de la puerta- ¿qué estás haciendo? - avanzó con velocidad hasta mi cerrando de golpe el computador, tuve que quitar mis dedos rápidamente si no probablemente me los habría quebrado.

- ¿Qué significa todo eso? -señalé el ordenador- ¿Qué está pasando con nuestro dinero? ¿en qué diablos lo has gastado?

-Cuida tu tono jovencita, no tienes derecho de hablarme así.

-No esquives mis preguntas padre.

-Eso no te incumbe Elise.

-Por supuesto que si, eso nos afecta a todos- entrecerré mis ojos- ¿has estado apostando de nuevo?

No respondió. Tenía un aspecto diferente lucia aún más cansado, las ojeras bajo sus pupilas crecieron considerablemente, aparentaba tener más años de los que ya poseía, todo eso a causa de desvelos y preocupaciones.

- ¿Dónde estuviste el miércoles?

- ¿Disculpa? - se tensó.

- ¿Dónde estuviste el miércoles? - repetí.

- ¿Qué? Pues donde siempre en el trabajo.

-Mientes, estabas apostando ¿cierto? Por eso llegaste tan tarde, por eso has estado tan extraño.

-Ve a tu cuarto- señaló en dirección a la puerta- ahora, eres solo mi hija no tienes derecho a cuestionar mi vida.

Hice mis manos como puños

-No- pronuncié con firmeza- no me iré, si sigues así no pasará mucho para que no tengamos ni para un confite.

-Pellizcó el puente de su nariz- Bien, de acuerdo si he estado apostando.

- ¿Por qué lo haces? ¿A caso no recuerdas como terminó la ultima vez? Casi pierdes tu trabajo, la casa.

-Lo sé yo pensé que lo controlaría, que no volvería a convertirse en un adicción como antes.

- Por supuesto que se convertiría en una adicción, nadie puede controlar algo como eso, debiste considerar en lo que te estabas volviendo a meter.

-Necesitaba distraerme.

-¿De que?- me cruce de brazos expectante por su respuesta.

-Creo que tu madre me engaña.

-¿Qué? Papá ella no te engaña.

¿Estás segura de eso?

Me recordó mi pequeña voz interna junto con la llamada de hace unos días que preferí ignorar en ese momento y confiar en la palabra de mamá de un futuro mejor para nuestra familia.

- Si fuese así ¿para qué tomarse las molestias en querer cambiar? Está arrepentida y con deseos de enmendar todo.

-Tienes razón, me dejé nublar por la paranoia, Rose esta poniendo de su parte, lo ideal es que haga lo mismo.

-Exacto, no creo que desees arruinarlo todo con las apuestas ¿cierto? ¿qué crees que dirá mamá cuando se entere?

-¿En que estaba pensando? Soy un tonto, Elise te pido que no le cuentes a tu mamá, no les haré esto otra vez, me alejaré de los casinos y esta vez para siempre lo prometo- dio un paso hacia mi colocó su mano detrás de mi cabeza y pegó sus labios contra mi frente.

-Eso espero, por ahora no diré nada, pero quiero ver que cumplas y hablo en serio.

-Gracias no te decepcionaré, arreglaré todo esto- me estrechó contra su cuerpo.

Admitía que eso me tranquilizaba ya que él no era quien creía, realidad no me traicionó como pensaba. Crear teorías insanas acerca de quién podría ser solo ocasionaba que mis nervios y paranoia crecieran, a veces no podía evitarlo en estas circunstancias sospechaba de quien sea.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top