Capítulo:18 un mundo lleno de monstros.

Vivía en un mundo lleno de monstros.

Personas despiadadas y locas.

Existían algunas perversamente malvadas, pero ninguna como él.

Definitivamente se ganaba el premio.

Con tan solo ver la manera en la que asesinó con brutalidad a esas pobres chicas, sin tan si quiera dudarlo, a sangre fría, con horas de tortura y agonía, despojándolas de su dignidad, envolviéndolas en ese juego macabro donde se apoderó por completo de sus vidas y alma.

Los segundos se convertían en minutos.

Los minutos en horas.

Del amanecer al mediodía.

Del mediodía al atardecer.

2:00pm

El día transcurrió aun ritmo demasiado lento, después del arresto de Rune todo empezó a tener sentido, el sembró el titubeo en mi con respecto a Jasper, se encargó de que sospechara de él, con el fin de distraerme porque notó mi intriga y el nacimiento de mis dudas hacia él.

El singular alemán.

Vivió en Stevens Point.

Llegó un día después de recibir los mensajes.

Reaccionó extraño al ver los oficiales.

Y que pensar de la sustancia roja entre sus uñas.

Eso no podía ser pintura era sangre que lamentable pertenecía a Maya.

La mató por querer ayudarme, porque sabía que ella lo expondría ante mi y la policía, ahora que lo pensaba mucho de lo que me contó sobre como este chico apareció sucedió conmigo, casi en el mismo patrón, chico nuevo en el instituto y con su llegaba se desataban los mensajes amenazantes.

Obtuve mi libertad, era lo que más deseaba, solo que odiaba el precio que se tuvo que pagar, no fui quien acabó con la vida de Maya, pero era culpable por permitir que se involucrara y esa carga me perseguirá por el resto de mis días.

E­­­star en casa no era algo muy divertido, me sentía sola, al menos en clases tenía a Tom, odiaba que debido a mi expulsión no lo vería tan seguido. Fue un alivio el que mi padre no fuera el asesino, me sentía terrible por haber dudado de él, a veces era increíble como el miedo nos hacia ver cosas que no estaban allí, como nos hacia vacilar de personas que nos aman y nunca nos lastimarían.

- ¿Cielo? - mamá se detuvo al lado de la mesa, liberándome de la prisión de mis pensamientos.

Dejé de jugar con el vaso que todavía contenía un poco del jugo de manzana que bebía, después de terminar con mis tares hogareñas había venido a la cocina sedienta.

- ¿Si?

-Dentro de una hora Jasper vendrá para que te disculpes y aclares todo con él.

- ¿Qué? Pero-intenté objetar, sin embargo, no me lo permitió.

-Nada Elise me lo prometiste, además Karen es una buena amiga y no quiero perder una buena amistad por tu culpa, lo harás y fin de la discusión.

Asentí.

-De acuerdo lo haré.

-Así me gusta-acarició mi mejilla- yo debo irme, pero preparé galletas y pastelillos.

- ¿Adónde vas?

- Al seminario, me iré dentro de una hora.

Suspiré.

-Vale.

Los minutos transcurrieron demasiado rápido y aun no tenía ni la menor idea de que decirle a Jasper.

-Cariño- mi madre paró su andar junto a la puerta- ya tengo que marchar o llegaré tarde, Jasper no tarda en venir, por nada del mundo quiero que te quedes aquí sola, pídele que se quede contigo hasta que llegué tu padre del trabajo- se acercó hasta el sofá donde estaba sentada y besó mi cabeza- te quiero.

-Yo también mami, tranquila no me pasará nada- le sonreí- estaré bien.

-No te confíes Elise- rotó el plomo de la puerta y tiró de este hacia atrás- Jasper- pronunció asustada- que agradable sorpresa.

-Lo mismo digo Sra. Rutwood- respondió con elocuencia- ¿se encuentra Elise?

-Sí y por favor dime Rose no sabes lo aliviada que me hace saber que acompañarás a mi hija con lo que ha estado pasando no me siento segura de que este aquí sin compañía.

- Puede quedarse tranquila yo la cuidaré hasta que llegue su esposo.

-Magnifico, diviértanse trataré de estar en contacto- haló la maleta saliendo de nuestra morada pasando al lado de mi vecino.

- ¿A dónde va tu madre? -entró cerrando la puerta tras él.

Pues en realidad no lo sabía, pero quisiera hacerlo.

-A un seminario del trabajo, uno de todo un fin de semana.

-Papá también se fue a uno, probablemente el mismo, se marchó hace una hora.

-Quizá-me encogí de hombros-¿tienes hambre? Mamá cocinó galletas y pastelillos para todo un pueblo.

-Estoy bien así- colocó su mochila en el sofá- lo que quiero es hablar contigo y no andaré con rodeos, ¿puedes aclararme que sucedió esta mañana?

-Antes quiero que me digas quien te hizo esos rasguños.

-Elevó las comisuras de sus labios inclinándose hacia adelante- No hasta que contestes mi pregunta.

Bufé

- De acuerdo- accedí.

Tomé una gran bocanada de aire.

-Lo que pasó esta mañana solo fue por miedo, estaba paranoica ya sabes con todo este tema del asesino serial, pero eso ya terminó lo llevaron preso hoy, que locura ¿no? El culpable estuvo tan cerca de nosotros todo este tiempo, hasta me dan escalofríos.

-Entrecerró sus cuencas celestes- No te creo.

-Es la verdad.

-Negó con su cabeza- Uno no va por allí acusando a las personas de la nada, yo nunca hice algo que alimentara tus sospechas.

-Tus rasguños.

-Eso no probaba nada.

-Lo hacía parecían marcas de lucha, una por sobrevivir.

-Estabas equivocada, quien esta en la cárcel es Rune, el verdadero responsable.

-Ilumíname entonces, ¿dime quién los hizo?

-Te dije que fue el gato.

-Sabes que no creo eso.

-Yo tampoco creo lo que me acabas de decir.

Tuche.

-Te diré quién me los hizo si me dices la verdad con respecto a tu actitud de hoy en la mañana.

-Ah yo

-¿Es un trato?

Mordí mi labio, en este momento no veía una razón que me lo impidiera, el responsable se hallaba tras las rejas, ya no podría hacerme nada, estaba segura, mi familia también, así que podía hacerlo, podía decirle la verdad, hablar con alguien de lo que había sido mi tormento.

-Tomé una gran bocanada de aire- De acuerdo, un día antes de que llegaras a Stephen Wood recibí una llamada de un hombre extraño, me dijo que ese fue mi ultimo día de paz porque me eligió para formar parte de su juego, al principio no le creí, supuse que era una estúpida broma, sin embargo, conforme los días pasaron me di cuenta de lo real que eran sus amenazas.

-¿Por qué no fuiste con la policía?

-Me encontraba aterrada, con las manos atadas, no podía hacer nada porque si le contaba a alguien o iba con la policía, el mataría a mi familia, era un chance que no me podía jugar, así que guardé silencio, soportándolo, hizo que me expulsaran del colegio, que desconfiara de ti, de mi padre, casi me aniquila...

Mi voz se quebró, las lagrimas advertían con escapar de mis ojos.

-Luego apareció Maya, quería ayudarme, no debí dejarla por eso la mató- unas cuantas lagrimas recorrían la piel pálida de mis mejillas.

-Ven aquí- Jasper eliminó la distancia que nos separaba y abrió sus brazos para que me refugiara en ellos, eso justo hice dejé que me envolvieran, que me reconfortaran como necesitaba- no me imagino todo lo que tuviste que pasar- me estrechó con más fuerza- tranquila ya todo concluyó, estás a salvo, nadie va a hacerte daño, te lo prometo.

Sonreí contra su pecho, era verdad, era libre, solo temía que esto no fuese más que un lindo sueño.

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