Capítulo:14 La muerte se acerca.
Otro día más.
Otro día menos.
Eso dependía de cómo lo quisiera ver el mundo.
Un día más de oportunidades, vida y familia.
Otro día menos para las vacaciones, trabajo, escuela o cumplir sus metas.
Para mí era otro más lleno de tortura, desesperación y miedo.
Un día menos que me acercaba a mi inevitable destino, otro menos de vida, uno menos que acortaba la distancia a la muerte.
Los días no me otorgaban más que tránsito de espera ante un acontecimiento que no llegaba.
Aunque...
Hay una diferencia.
Esta vez ya no sucumbiría, no me sentaría a esperar que eso ocurriera, esta vez lucharía lo prometí, pelearía por mi vida.
¿Cómo?
Aun no lo sé.
Pero eso no me detendrá, lo primero era aplacar el miedo, la desesperación y pánico, reemplazarlos por fuerza, valentía, tenacidad, fe y esperanza. No existía nada más poderoso que creer fervientemente en algo que deseas que sucediera, la mente era poderosa y aunque aparentaba ser una frágil, débil e insignificante adolescente de 17 años no lo era, soy más fuerte de lo que creía, de lo que pensaba, ganaría este juego si es que así se le podía llamar, no importaba si estaba sola o acompañada, si poseía ayuda o no, le pondría fin a esto.
Amanda sería la última chica que el fantasma mataría.
Estaba segura de ello.
Di vuelta a la perilla de la ducha parar cerrarla y cesar el agua que caía en mi cuerpo desnudo, halé la puerta corrediza al lado derecho obligando a mis extremidades caminar fuera de allí, para luego aproximarme al armario café de mi habitación, de él cogí un jeans de mezclilla y una blusa roja de mangas, até mi cabello en una coleta alta acercando mi rostro al espejo, lucía cansada tría bolsas bajo mis pupilas que estaban comenzando a tomar un color negro.
Anoche resultó difícil conciliar el sueño, bueno eso ya no era novedad en mí, había escrito en un libreta olvidada todo lo ocurrido desde que me vi envuelta en este dilema, anoté cada mensaje, cada nota y frase, sin olvidar ningún detalle asimismo mis teorías referentes a las pruebas y cosas que ligaban al asesino con Jasper o cualquier otra persona misteriosa incluyendo a Rune, mi compañero extraño, sin embargo, no tenía mucho contra él o contra los demás, los cuales eran mi estúpido director por más que obvias razones y uno de los conserjes de la institución que bueno, tenía apariencia un tanto peculiar.
Debía ser astuta y encontrar alguna pista acerca de su identidad, pero no había nada, ni siquiera algo minúsculo, sabía como permanecer al margen, como permanecer en las sombras, no obstante, nadie es perfecto e incluso hasta los más profesionales y sabios se equivocan en lo que hacen así que... ¿Qué impedía que este tipo no lo hiciera? Solo tenía que estar alerta.
Muy alerta.
Me preguntaba si las otras chicas al igual que yo trataron de averiguar quién era, si dejaron de acobardarse y dieron pelea o si simplemente se dejaron vencer por el miedo, por dejar que el sentirse atrapada, temerosa y sin salida las ahogará.
Me gustaría creer que así fue, que lucharon hasta su último aliento por sobrevivir, por demostrar que a pesar de todo él nunca pudo quitarles lo más preciado: su alma.
-Buen día cariño- fue lo primero que oí al pasar por la puerta de la cocina, mamá se encontraba con una gran sonrisa extendida en su rostro y un plato lleno de panqueques en sus delgadas manos.
A veces se me hacía difícil convencerme de la realidad de esto, porque no lo parecía y cada mañana despertaba con miedo a hallar la misma escena solitaria en la cual había vivido por mucho tiempo.
-Buenos días mamá- le devolví la sonrisa-huele bien- le respondí aspirando profundamente el olor de arepas recién hechas.
-Gracias son para ti estaba a punto de ir a llamarte- colocó el plato en la mesa cerca de mi padre.
Su mirada estaba perdida viendo la nada, los músculos de su boca se movían involuntariamente mientras comía.
Corrí la silla para sentarme, sin apartar la vista de la cara perdida de él. No era normal que estuviera así por lo general estaría viendo el Noticiero, ido en los sucesos del país y el mundo.
- ¿Papá? - extendí mi brazo para tocar su hombro.
Sacudió su cabeza saliendo del trance en el que se encontraba.
- ¿Si linda?
- ¿Estás bien?
-Me percaté de como los músculos de su rostro se contrajeron- Por supuesto- arrugó su frente- ¿por qué lo preguntas?
-Hoy no pusiste la televisión como frecuentemente lo haces.
Frotó la mano en su nuca nervioso.
¿Nervioso?
¿Por qué razón?
-Es solo que- tragó fuerte- últimamente he estado llegando tarde al trabajo por ello, sabes ya... – se levantó apresurado- ya me tengo que ir que tengas buen día- formó una media luna con sus labios y acto seguido se acercó a mi madre depositando un beso casto en su pómulo- hasta luego querida.
Algo simplemente no andaba bien, no podía comprender su actitud y es más que evidente que su vaga justificación era cualquier tontería inventada ante los nervios y presión.
¿Qué estaba pasando con mis padres?
Una hacia planes misteriosos el fin de semana y mentía diciendo que era por trabajo.
Y el otro actúa de manera extraña poniendo escusas patéticas y llegando de madrugada a casa ya que hoy mientras ataba cabos lo oí colarse por la puerta de atrás.
Esto no estaba bien.
Ignoré mis pensamientos a causa del rugido de mi estómago desesperado por saciarse, por un momento decidí no darle importancia a nada y me sumergí ante el exquisito aroma de mi comida, corté un trozo de panqueques llevándolo a mi boca, tomando el tiempo para saborearlo, podría acostumbrarme a esto era delicioso, además ya estaba harta del cereal ya había probado todos los sabores y comido todas las formas existentes.
Al cabo de unos minutos terminé disponiéndome a marchar, aunque antes de poder hacerlo mi madre me detuvo.
-Elise- se recostó en el marco de la puerta- recuerda que tenemos una charla pendiente.
Mierda.
Lo había olvidado.
No quería, no podía hablar con ella porque tocaríamos el pasado y muchas veces es mejor dejarlo atrás.
Supongo que no me quedaba de otra, tenía que enfrentarlo quisiera o no.
Asentí sin ánimos.
-Hasta luego madre- sin más partí de allí a lo que sería mi último día de clases.
Al menos por 3 semanas y todo era cortesía de mi amoroso amigo "el fantasma"
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¡Pam!
El estruendoso sonido de un casillero al cerrar invadió mis oídos seguido de un suspiro cargado de frustración por parte de algún estudiante, aburrido por comenzar otro día más repleto lecciones que parecían eternas.
Caminé rumbo al salón de clases hoy comenzaba con biología, se podía decir que era una de mis preferidas, la Sra. Shadow era mi profesora favorita siempre tan gentil y comprensiva, sabía como ganarse el cariño de las personas con facilidad, di un paso dentro del aula sujetando ambas tiras del bolso que pasaban por mis hombros, justo en ese momento alguien paso a mi lado sin tener cuidado, golpeando con dureza mi hombro haciéndome hacia adelante. Alcé mis ojos para ver quien había sido tan tonto encontrándome con la mirada misteriosa de Rune, el cabello negro despeinado caía en su frente, pasó una mano por el pelo peinándolo hacia atrás, su palidez cogió un color rosado por el frío. El otoño estaba empezando a meterse lo que provocaba bajas en la temperatura en este mes de octubre. Este año en particular la estación había tardado en aparecer supongo que, debido a los cambios climáticos, calentamiento global y demás.
-Lo siento venia rápido y no te vi- pronunció con distinguido acento alemán.
-Descuida no pasa nada- sonreí de medio lado mirando detenidamente su aspecto de nuevo, su tez comenzaba a adoptar el color natural, tenía labios delgados y rosados además de poseer unos hipnotizantes ojos verde esmeralda, vaya últimamente había visto a muchas personas con esa tonalidad.
Asintió y giró sobre sus talones desplazándose a los asientos de atrás, por otro lado, yo me senté en las mesas del medio esperando a que mi mejor amigo llegara.
- ¡Buenos días Lise! - exclamó Tom segundos después de haberme sentado, se veía tan lleno de vida y contento.
-Hola Tommy, ¿por qué tan feliz? ¿a qué se debe? -pregunté curiosa.
-Nada- se encogió de hombros- es solo que ayer tuve una buena noche.
- ¿Saliste con alguna chica?
Él era sumamente apuesto, la piel de su cuerpo no era tan clara como la mía, era blanca un tanto bronceada, tenía el cabello castaño y rizado, rostro anguloso y nariz perfilada, labios carnosos con bellos hoyuelos a cada lado de sus mejillas, unas rectas y gruesas cejas castañas enmarcaban el color esmerada de sus ojos joviales.
Podía tener la chica que quisiera.
Hubo un tiempo en el cual mi amigo tuvo fama de rompecorazones, era el típico chico que buscaba diversión y ya, no duraba más de una semana con las chicas, luego de un tiempo, hace más de un mes quizá conoció a una chica encantadora, bueno eso fue lo que él me dijo, se llegó a enamorar de ella de una manera tan profunda que hasta yo había quedado impactada, pero como en esta vida siempre pagamos el mal que hacemos su felicidad no duró, pues ella solo quería diversión y pasar el rato tal como él había sido con las demás, aunque nunca lo admitió conocía bien a Tom, eso le dolió y por esa precisa razón dejó de ser como era y desde entonces no ha salido más con chicas, así que si ayer en la noche lo hizo estaría súper feliz ya que significaba que estaba comenzando a superar a la anterior.
Es extraño que nunca me la hubiese presentado porque, bueno soy su mejor amiga, supongo que talvez deseaba esperar a estar completamente seguro que su relación iba algún sitio.
-Me guiñó un ojo de manera coqueta- Algo así.
Reí.
- Con eso me dijiste todo picaron- puncé su estómago con mi dedo.
- ¿Celosa preciosa? -acercó su rostro al mío.
-Lo aparté poniendo los ojos en blanco- Por supuesto que no.
-Besó mi mejilla y seguido palmeó mi pierna- Tranquila que la chica de mi vida eres tú- rascó su cabeza- ayer vi a tu padre en Stevens Point.
-Es extraño él nunca va allí de hecho no le gusta el pueblo, probablemente te equivocaste.
-Recuerdo perfectamente ver a Scott ahí-reafirmó con seguridad.
¿Por qué papá estaba allí?
¿Por algo del trabajo?
¿Fue por eso que llegó tarde?
En ese instante la profesora ingresó al salón, los rizos rojos de su cabello se movían en sincronía con sus pasos apurados.
- ¡Buen día clase! - exclamó con alegría-siento la tardanza, hoy tendremos una actividad especial- colocó su bolso café en su escritorio junto con unos portafolios-bueno es más como una gran charla de suma importancia la cual será dada por los oficiales, así que vamos todos debemos estar cuanto antes en el gimnasio.
Todos se pusieron en pie murmurando lo aburrido que sería, algunos se preguntaban entre ellos el porqué de la visita inesperada al igual que yo.
- ¿Tom por qué crees que hayan venido?
-Bueno dado a lo que ha estado ocurriendo estoy seguro que vienen hablar acerca de los asesinatos, ya sabes sobre estar precavidos y no salir de noche, además escuché decir que encontraron un cuerpo esta mañana.
Presioné mis dientes con fuerza tensando mi mandíbula.
- ¿Un cuerpo? - asintió- ¿de quién?
Se encogió de hombros.
-Me parece que de una chica, no obstante, todavía no ha sido identificada.
- ¿Dónde lo han encontrado?
-Oí decir a la vecina que su esposo, el oficial Reynolds, le contó que a las afueras del pueblo en Harrisburg.
Dios por favor que no sea Maya.
Por favor que no sea ella.
¿Cuánto había de probabilidad que lo fuera?
30%
¿Más?
¿Menos?
Esperaba que menos.
El fantasma no debía ser el único asesino que andaba afuera en las calles debe de haber muchos más así que hay una esperanza de que no haya sido él.
Solo sé positiva Elise.
Después de clases volvería a llamarla.
Incliné el rostro, mis ojos cayeron en unas singulares manos grandes y pálidas, observé como entre sus uñas se encontraba una peculiar mancha roja, apuesto que por su apariencia había intentado quitarla y al parecer esta quedó tan impregnada que no lo logró, las manos se cerraron de golpe, elevé mi cara para saber de quién se trata, hallé los ojos furiosos de Rune.
- ¿Se te perdió algo?
Negué con mi cabeza intimidada por su mirada.
-Eso pensé- gruño e hizo sus manos como puños.
¿Por qué se molestó por ver sus manos?
¿Qué ocultaba?
¿Eran las manchas rojo intenso?
¿De qué serán?
Unos metros antes de estar en la entrada mi compañero se paralizó al ver en la puerta dos oficiales, sus ojos se ensancharon y por un momento se quedó petrificado en medio de la multitud de adolescentes, negó con su cabeza y salió de allí.
-Parece que a alguien no lo gustan los policías- susurró Thomas en mi oído.
-Si eso parece- contesté viendo cómo se perdía entre los estudiantes.
- ¿Por qué crees que sea?
Me encogí de hombros.
-Tal vez ya ha tenido problemas con ellos.
-A lo mejor, se ve un chico problemático o eso es lo que escuché decir a la vecina.
-Lo miré divertida- empiezo a creer que eres tu quien pasa horas de chismoso con ella no tu madre.
-Anda vamos- ríe.
El lugar estaba a reventar no sé cómo Tom se las ingenió para encontrar unos asientos en la parte superior de la gradería, recosté mi espalda en la fría pared de cemento, en medio del gimnasio estaba el director con un micrófono en las manos, esperando que todos estuvieran acomodados para iniciar.
-Buenos días estudiantes el día de hoy tenemos la visita del oficial Reynolds y sus otros dos compañeros les pido que se comporten como es debido y presten atención a lo que tienen que decirles, es de suma importancia especialmente para ustedes- le pasó el micrófono al policía de mediana edad.
-Hola jóvenes como ya el Sr. Ackward mencionó el tema que vengo a hablarles es de su interés, la mayoría de ustedes debe de haber escuchado por medio de sus padres, noticias, algún vecino o amigo, la grave situación que está enfrentando el país, estos asesinatos no solo los han conmocionado a ustedes sino también a todos nosotros-se tocó el pecho- cada uno de ellos solo muestra la maldad e ira con la que este asesino acaba con estas vidas, por eso hoy les quiero decir, espacialmente a las chicas ya que ellos son el blanco de este psicópata, y a los chicos porque siempre se debe estar precavido.
"No estén fuera de sus casas a altas horas de la noche, si van a salir que sea en grupos o con sus padres nunca solos, eso los hace más vulnerables, tengan su móvil siempre a mano para marcar de inmediato el número de emergencias de ser necesario, no estar en lugares aislados a ninguna hora del día no queremos correr el riesgo con más fallecidas. Stephen Wood junto con Harrisburg y Brigtonhall son los pueblos en los cuales se espera otro ataque por lo que estamos más que alertas ante cualquier movimiento. Se creé que el responsable es un hombre debido a la brutalidad de los hechos, por lo tanto ante un momento de peligro recuerden golpear en sus puntos débiles eso les dará tiempo de correr a un lugar seguro. Anhelamos regresar la paz así que tanto yo como toda la estación de policía les aseguramos que haremos todo lo posible para tener a este monstruo tras las rejas, para las chicas hemos traído- señaló dos cajas medianas- algo que les ayudará a defenderse un poco así que al salir mis compañeros se los entregarán les pido los anden siempre, las pueden sacar de un aprieto-sonrió- bueno jóvenes ha sido un placer, de mi parte esto es todo lo que quería comunicarles espero sigan mis consejos por su seguridad, que tengan buen día.
-Pueden irse a sus clases en orden por supuesto, y a las chicas recuerden tomar lo que los oficiales les darán en la puerta- indicó el director.
Cuando fue mi turno una oficial me entregó un silbato y un gas pimienta al menos ya no me sentía tan insegura podría sonar esto por ayuda e incluso rociar esto en los ojos de él, me darían tiempo, no eran tan inútil como pensaban, estas dos armas pueden cambiarlo todo en un segundo.
-Lise – Thomas me agarró por los hombros al estar lejos de todos luego de salir-escúchame bien, a partir de ahora si sales lo harás conmigo, yo te cuidaré las 24 horas si hace falta no quiero que algo malo te pase, no permitiré que ese bastardo te toque, te protegeré ¿de acuerdo?
Si tan solo supieras en la situación que me encontraba Tommy.
Era lindo oírlo decir eso, sin embargo, no podía permitir que lo hiciera, cuándo llegará el momento quería enfrentar al maldito sola, algo haría para liberarme de mi amigo.
-Lo sé Tommy siempre lo has hecho, pero tranquilo nada malo me pasará- pasé la cuerda del silbato por mi cuello a modo de collar.
-Nunca se debe confiar.
-Bajé y subí mi cabeza en acto de aceptación- Tienes razón.
Y después de eso me dirigí con mi sobreprotector amigo, el cual daría la vida por mi si fuese necesario, a culminar lo que me quedaba de mi último día de clases.
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