Capítulo:13 Desaparecida en las sombras.

Ingresé la llave plateada al llavín para entrar a mi casa, di un leve movimiento a ella oyendo el chasquido de la puerta al abrirse, por lo sucedido el ambiente estará más tenso de lo normal y por si fuera poco me esperaba una incómoda charla con mamá, una talvez no saldría muy bien y cabía la posibilidad de que terminará acabando nuestra ya arruinada relación de madre e hija. Subí los escalones con rapidez sinceramente no poseía muchos deseos de hablar o ver a alguien y pedía a Dios porque estuviera tan metida en su mundo que no se percatara de mi llegada.

Ansiosa ojeé el reloj en el mueble junto a mi cama, marcaba las 4:02 pm, se suponía que Maya me avisaría al momento de salir de su casa y estaría llegando para entonces a esta hora, metí la mano al bolsillo talvez puse mi teléfono en silencio y por esa razón no me di cuenta de la entrada de sus mensajes, quizá hasta me llamó varias veces porque se encontraba allá y yo aún no había llegado.

-Oh no- dije tocando mis otros saquillos del pantalón sin encontrar mi celular.

A lo mejor se hallaba en mi mochila y no me di cuenta cuando lo eché, ahora son muy pocas las veces que estoy concentrada un 100% en lo que hago. Saqué todo lo que estaba dentro de mi bolso sin tener éxito, en un débil intento de esperanza porque mágicamente saliera mi móvil del ya vacío bulto, lo tomé por los extremos y lo volqué sacudiéndolo con fuerza, claro que como algo obvio nada salió.

- ¿Dónde está? –golpeé mis labios con mi dedo suavemente.

Recordaba tenerlo hoy en la mañana hasta que

¡Rayos!

¿Cómo podía ser tan tonta?

Lo había dejado tirado en el pasillo y a causa de mi conmoción por el cinismo de mi vecino se me había olvidado levantarlo del suelo, si es que aún quedaba algo porque con ese golpe estaba casi segura que por lo menos algunos rasguños tendría, debía ir por él, pero para esta hora ya no habría nadie, si topaba con suerte todavía se encontraría algún conserje o guarda, también podría entrar por la ruptura en la maya de la cual salí hace unos días, aunque, ¿si esto era un mensaje del destino? Qué tal que me está dando la oportunidad de volver a la tranquilidad y yo con mi necedad iba hacer esto.

Que patético él no se detendría y si no es por el celular encontrará algún otro medio, no me libraré de él nunca a menos que esté muerta.

Sin dilación alguna, descendí las escaleras para dirigirme a la entrada, al estar en el último escalón, paré en seco al escuchar unos golpes en la puerta, con el ceño fruncido me desplacé hasta ella y la abrí quedando atónita tras ver quien estaba del otro lado.

-Hola Elise- Jasper me sonríe.

- ¿Qué haces aquí? -solté toscamente.

-Solo vine a darte esto- me extendió con su mano mi móvil.

Saqué mi mano por la puerta tomándolo con desconfianza.

-Gracias –las comisuras de mis labios se elevaron sin muchas ganas.

-No es nada- dio un paso atrás- que tengas linda tarde- se despidió caminando hasta el portón.

Sonaba ridículo, pero me sentí mal por haberlo tratado así en la mañana a pesar de lo que creía de él la conciencia me mataba, debía disculparme. Abrí la puerta por completo dirigiéndome al corredor.

- ¡Jasper!

- ¿Si?

-Lamento lo sucedido esta mañana, no debí gritarte tú solo tratabas de ser amable.

-No te preocupes no me molesté contigo, todos tenemos días malos.

No comprendía a que venía tanta gentileza, ¿por qué era así? Como todo lo que sucedía en mi vida debía saber mis sospechas hacia él, conocía quién era, ¿por qué simplemente no me trataba como en realidad lo hacía por mensajes? Es tan hipócrita de su parte, de los dos, porque yo debería escupir en su cara para que esa mascara de ángel se cayera mostrando el demonio que en verdad era.

¿Estaba esperando que yo lo acusará directamente?

¿Estaba esperando que le dijera "sé que eres el fantasma"?

Una parte de mi anhelaba hacerlo, pero, ¿si me mataba antes de lo previsto por ello? No tenía idea cuanto tiempo me quedaba, mas sé que no sería mucho porque, aunque le encantaba hacerme sufrir llegaría el momento en que se aburriría como esos animales que jugaban con su comida un tiempo antes de devorársela.

Eso justo hacia y yo como esa presa indefensa vivía con la tortura de saber que iba a morir cuando menos lo esperaba.

Hice mi mayor esfuerzo por darle una media sonrisa y con eso lo vi darse la vuelta de nuevo mientras se va. Aparté el cabello de mi rostro encendiendo el teléfono, por la caída tenía una ruptura en su pantalla, esperaba que aun funcionara. Noté que no poseía ni una sola llamada o mensaje eso me pareció extraño.

Ella me dijo que me avisaría.

Marqué su número para enterarme si ya venía o incluso si no iba a poder.

Sonó el buzón.

- ¡Hola soy Maya no puedo contestarte por ahora, deja tu mensaje y luego te llamo, bye!-fin del mensaje, seguí insistiendo repetidas veces sin tener éxito.

Opté por dejarle un mensaje de voz.

-Hola Maya soy Elise, ¿está todo bien? Estoy algo preocupada porque no has llegado ni me has avisado, por favor llámame apenas escuches esto o tan si quiera escríbeme- el pitido invadió mis oídos, alejé el teléfono con rapidez.

Eso estaba más que raro ¿por qué no atendía el celular? Un mal presentimiento me envolvió, traté de ignorarlo no quería imaginar lo peor y en lugar de eso busqué razones más coherentes del porqué no me avisó ni contestó:

1- Podía estar conduciendo.

2- Le agarró tarde.

3- Se le olvidó llamar.

4- Se le descargó la pila del celular.

Sea cual sea lo mejor es que fuera a cerciorarme.

Partí con pasos veloces repitiendo mi lista del porqué no sé nada de ella en mi mente una y otra vez, no quería enloquecer suponiendo lo malo y hacer eso me ayuda a alejar esos pensamientos pesimistas. La cafetería de Lucy no se encontraba lejos de mi casa llegaría en 30 minutos cuando mucho.

Me preguntaba, ¿qué haría cuando tuviera esa información bajo mi posesión?

¿Iría a la policía?

¿Sería lo correcto?

Después de todo ya tendría su identidad y él dejaría de estar oculto en la oscuridad así que poseería el poder para acabarlo, pondría fin a todo esto de una buena vez, estaba tan ansiosa, tan feliz porque me encontraba a punto de abrazar mi libertad.

Mi palpitar se aceleró al estar frente del sencillo establecimiento, no había señales del auto de Maya, bueno en realidad de ningún auto, sacudí mi cabeza botando esas malas ideas que se estaban creando en mi cerebro.

Quizá tomó el colectivo y por eso demoraba tanto.

O está en el baño.

Porque ya la habría visto de estar sentada en las ultimas mesas, empujé la puerta sintiendo mis mejillas calientes por lo velocidad de mis movimientos, mi pecho subía y bajaba con fuerza ante lo eminente.

Estaba vacío.

Completamente vacío.

Ni siquiera veía su bolso en alguna de las sillas o colgando de algún lado de ella.

Puede que se lo llevo al sanitario.

Decía la parte de mi cerebro que aun intentaba de aferrarse a la fe.

Me dirigí a la única persona que habitada este lugar, Lucy, me veía algo preocupada y no la culpaba de seguro me veía como una psicópata con manos temblorosas.

-Pequeña-articuló con voz suave- ¿estás bien?

No lo estaba.

-Claro que si- sonreí- oye Lucy, ¿ha venido alguien aquí?

- Aparte de ti nadie.

Oh Dios.

El calor se extinguió de mis mejillas, pasaron de estar rosadas a pálidas como un papel en segundos.

- ¿Estás segura? Talvez se te olvidó-cerré mis manos podía sentir mis dedos helados contra mi palma.

-No linda, estoy segura además puedo ser vieja pero mi memoria aun funciona-aseguró.

Me quedé inmóvil, atónita, desconcertada cientos de pensamientos pasaban por mi cabeza aterrada.

Aun puede que el autobús se haya retrasado.

¡No!

Me negaba a seguir ensimismada, aferrada a las posibilidades, esto iba más allá de cualquier tipo de atraso o de que simplemente no quiso venir, todo esto significaba otra cosa y me aterraba admitirla, no quería hacerlo.

-Elise, ¿segura que estas bien? Te ves como un papel- salió por la pequeña puertilla situaba aun lado del mostrador- prepararé algo, creo que se te bajó el azúcar- alzó su mano arrugada y temblorosa para tocar mi rostro.

Forcé por abrir mis labios los cuales parecían estar pegados.

-Gracias, pero estoy bien- las palabras salieron en susurros trémulos.

- ¿Estás así por la persona que esperabas?

Negué con mi cabeza.

Aclaré mi garganta ya que sentía una horrible opresión que hendía el paso a mis sollozos, no obstante, luché por mantenerlos atrapados no quería quebrarme aquí.

- No te intranquilices me pasa seguido solo debo respirar despacio.

Por cómo me estaba viendo sabía que no me creía y sinceramente me daba igual yo solo deseaba salir de aquí.

-Lamento haber hecho perder tu tiempo, yo ya debo irme- caminé hasta la puerta sintiendo mis pies pesados, parecía que en cada uno de ellos llevaba rocas colgando de mis tobillos.

Oscureció más precipitadamente de cómo ocurría estos días y eso me demostró que una vez más la oscuridad asesina reclamó la luz, la bondad, el bien sin pedir autorización a nada. Recosté mi cuerpo en el muro que se hallaba afuera de la cafetería. Mi mente fue inundada por toda clase de escenas y pensamientos horribles acerca de Maya, tenía que asegurarme que se encontraba bien este silencio que guardó de repente no era normal.

Y de la nada mi cerebro se encendió.

Podía tomar ahora mismo un autobús a Stevens Point.

Sin embargo, esa idea fue pinchada de inmediato no traía dinero conmigo, clavé las uñas en mi cráneo por no andar siempre lista.

¿Ahora que podía hacer?

Nada absolutamente nada.

La idea de regresar a mi casa a hundirme en mi estúpida cama mientras acababa con las uñas de mis dedos esperando, pidiéndole a Dios por ella me frustraba porque eso era rendirse y no podía hacerlo.

Aun así, ¿Qué podía hacer en medio de la noche recostada como una loca en un muro lleno de moho y mala hierba?

Suspiré.

Necesitaba desahogarme.

Necesitaba llorar.

Era una inútil con las manos atadas.

Sin más comencé a caminar a casa repasando la conversación de ayer con ella, cada detalle, cada frase, ella me dijo que no me dejaría sola, que me ayudaría, entonces ¿Por qué? Y como respuesta a la pregunta las palabras de Thomas sonaron en mi cabeza "no creas en lo que te dice"

¿Será posible que ella sea una farsa?

¿Será posible que solo me engañó?

¿Será que en realidad desde un comienzo todo fue planeado por el asesino?

El mostrarme un rayo de libertad y después arrebatármelo para probarme lo tonta e ingenia que era.

Pues si era así lo logro, vaya que caí.

¡No Elise! Ella probablemente no esté bien y tú pensando de esa manera.

Voy a enloquecer, debía dejar de escuchar mis inútiles pensamientos.

Tomé una gran bocanada de aire para tranquilizarme.

Las luces de la calle empezaron a descender su potencia al estar frente a mi casa lo que era común en ellas, alargué mi brazo para halar el portón, sin embargo, algo hizo que me detuviera, un impulso de ira, me volteé mirando la casa de Jasper al otro lado de la calle.

Cerré mis manos con fuerza.

Los huecos de mi nariz debían estarse ensanchando por la pesadez y fuerza de mis respiraciones.

-No sé qué paso- susurré- pero sea lo que sea juro que, si tienes algo que ver con esto me las pagarás, pagarás todo lo que me has hecho y más.

Lo juraba.

Por mi vida

Por mis padres.

Por Tom.

Por Maya.

Y por las tres chicas que mató.

Ya estaba cansada de temer.

Ya estaba cansada de huir.

De ser una cobarde.

Quería hacer algo.

Debía hacer algo.

Debía ser valiente y enfrentar esto.

Y esta vez no me echaría para atrás.

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