Distorsión
Jamás pensé que ocurriría esto.
—¡Me ha ganado!
Mii existencia se comprime en tan solo unos segundos en ese estrecho pasillo entre la vida y la muerte, luche lo más que pude.
—¡Lo siento!
Todo empezó un sábado 6 de marzo del 2004, la puesta del sol caía en sus tonos anaranjados, mientras la oscuridad comía levemente el último resplandor.
Observando ese bello avistamiento desde mi balcón, mi mente viajaba y se perdía en los pensamientos más profundos de mi ser. El tiempo corría y se esfumaba como el humo delicado del tabaco en mi paladar.
—¡DING DONG! — Sonó el timbre, mi reflexión salió de su órbita y un breve gemido se emitió desde lo más profundo de mi esfínter.
—Sonreí abrumado.
Me dispuse a abrir la puerta no sin antes verme en el espejo de mi habitación, sacudir el saco y arreglar un mechón de mi cabello. Baje rápido las escaleras, y llegue hasta la puerta delantera. Tome la perilla que curiosamente estaba helada y la giré. "perdí el conocimiento"...
Mi corazón latía a una velocidad sorprendente como si acabara de terminar una maratón, mi manos sudaban y mi cuerpo permanecía paralizado del miedo.
Tembloroso del pánico intenté gritar pero no sirvió.
—¡Tranquilízate,tranquilízate! — Me grite a mi mismo. Enderecé mi cuerpo e intente recordar lo que había pasado. Nada sucedió, no recordaba nada.
Mis miedos más profundos empezaron a apoderarse de mí, mi razonamiento rebotaba como bola de ping pong. La ansiedad iba comiendo cada cordura que me quedaba como una enfermedad mortal destruyendo tu última célula sana. Mis manos empezaron a acalambrarse, la mandíbula se tensó como una pinza, las pupilas se dilataron, y en ese momento tan agobiador escuche una voz dentro de mi...
—¡Mata a todos! — una y una otra vez, en gritos sollozantes.
—¿Quién eres? — pregunté gritando con euforia ( la voz seguía taladrando mi sien).
Mi boca se secó, sentí un fuerte dolor en el estómago, levante delicadamente la parte inferior de mi camisa, mi vientre lucía una cicatriz enorme, desde el pecho en línea vertical hasta el ombligo, del cual evacuaban una cantidad enorme de tentáculos viscosos y despedían un olor a putrefacción que embriago toda la habitación.
Cerré los ojos e intente no pensar en lo que acababa de ver, las voces aún clamaban en mis oídos, sentía insectos dentro de mi, los escuchaba zumbar. Me desgarraban y me comían por dentro. Sus heces infectaban mi cuerpo.
Me dispuse a morir, quería morir no aguantaba más. El sufrimiento era muy elevado, mis pensamientos me traicionaban . Estaba a punto de perder la cordura.
Corrí hacia la cocina y tomé el cuchillo más grande y empecé a abrir la cicatriz en el abdomen. La sangre era negra pastosa, comenzó a salir pequeños insectos que nunca vi en mi vida, el dolor era inmenso, con cada puñalada un desgarrador grito salía desde mi alma.
No podía más ¡quería sacarlos a todos! Mi cuerpo agotado no resistió, la sangre brotaba de todo mi cuerpo y me inundo en un sueño del que jamás iba a despertar.
Hola mi nombre es Felipe Mendoza.
Tengo 23 años de edad.
Sufro de Trastorno de ansiedad y esquizofrenia.
"Quizás la verdadera meta en esta mundo es poder lidiar con tu mente y el ser que vive dentro de ti".
Mi otro yo gano.
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