Primer día

Code: Lyoko y sus personajes son propiedad de MoonScoop y France3.

Primer día

Odd abrió los ojos en una habitación vacía, algo a lo que ya no estaba acostumbrado. Recordó que no estaban solos en el hotel, haciendo las cosas a su ritmo y sin presiones, que su adorada pareja no se quedaría en la cama, acurrucada a su lado, hasta tarde por mucho que le apeteciese y le encantase dormir. No habría más besos perezosos hasta que el hambre les arrancase de la comodidad del lecho, ni mimos descarados por los rincones del edificio.

Se levantó con pereza, se dio una ducha rápida, se vistió y dejó el cuarto dispuesto a ayudar con el desayuno. Tendría que haberse levantado con ella, al fin y al cabo, eran un equipo, dos adultos responsables.

Empujó la puerta de la antesala de la cocina y el murmullo de dos voces de mujer le pilló por sorpresa. Con sigilo empujó la puerta de acero de vaivén y se asomó para ver el insólito dúo trabajando en armonía, hombro con hombro, charlando con tanta tranquilidad que le daban miedo, tanto que tuvo que morderse la lengua para no chillar «¡qué alguien retire los objetos afilados!».

—¿Y tú en qué estás trabajando?

—Me he puesto a estudiar otra vez —murmuró Yumi—. Estuve haciendo de modelo para un par de campañas de publicidad y conseguí ahorrar lo suficiente como para vivir sin trabajar un par de años.

—¿Modelo?

—Sí, en mi país.

—No sabía que hicieras de modelo.

Odd vio a Yumi encogiéndose de hombros. Sabía que Yumi había hecho trabajillos de modelo y actriz, que incluso había salido en un par de videoclips. Su amiga tenía aquel aspecto delicado, pero algo mágico que te encandilaba con facilidad.

—A veces —continuó sacando el pan recién horneado del horno—, aunque no es algo que quiero hacer para siempre. Me sirve para salir del paso, dinero rápido y fácil.

—¿Y qué estudias?

—Cirugía general.

Sissi suspiró y Odd se movió. A pesar de que estaban hablando como dos personas civilizadas no quería esperar a que, a Sissi, la asaltase el tonto complejo de inferioridad en relación a los estudios, porque no había ido a la universidad, no había estudiado medicina ni astrofísica ni nada que su padre considerase algo válido, pero eso no la convertía en una inútil irrelevante, había sobrevivido a una de las academias de cocina más duras de toda Francia, se había graduado y haría grandes cosas.

—Que madrugadoras.

—No se puede decir lo mismo de ti —soltó Sissi con aquel tono de fingida molestia que Odd adoraba.

—Sí, bueno, las sábanas me han atrapado y no querían soltarme.

—Ve a preparar las mesas, ya casi hemos acabado.

Yumi soltó una risita, incluso cuando se llevaban bien parecían a punto de ponerse a discutir como dos mocosos.

º º º

A Emilie la despertó un intenso pinchazo en la columna, ahogó un quejido en su antebrazo con gesto acostumbrado. Iba a cambiar el tiempo pronto, esperaba que sólo fuese algo de lluvia, porque la idea de que nevara la intimidaba un poco, aún no confiaba del todo en su propia estabilidad.

Miró la hora en el móvil y se sorprendió de haber dormido mejor de lo habitual. William aún dormía con el brazo descansando sobre su cintura, algo sorprendente, teniendo en cuenta que su sueño solía ser irregular a causa de sus horarios tan cambiantes. Se quedó quieta, sabiendo que si se movía le despertaría porque tenía el sueño ligero. Además, en la cama se estaba bien.

Cerró los ojos y se concentró en su respiración, por experiencia sabía que eso la ayudaba a evitar que fuese a más porque así su musculatura no se ponía tan tensa, aunque ningún ejercicio de relajación le evitaría el tener que recurrir a los analgésicos durante el desayuno.

Por primera vez, desde que Odd les había invitado a ir hasta allí se preguntó cuál era el plan para aquellos días; si pretendían pasarse las horas hablando de los viejos tiempos en Kadic o si les esperaba alguna actividad preprogramada. Lo cierto era que preferiría poder ir por libre, moverse a su aire y, tal vez, ponerse a prueba a sí misma por terrenos irregulares, pero con la seguridad de tener a William a su lado. Sería maravilloso poder pasar juntos tiempo de calidad, lejos de la ciudad, sin prisas, sin presiones, sin teléfonos móviles sonando... Maravilloso. A lo mejor, aunque el plan fuese estar todos juntos podría convencerle para hacer algo los dos solos. Les iría bien hacerlo.

William inspiró hondo y se revolvió un poco antes de abrir los ojos con pereza.

—No te he despertado, ¿verdad?

Dejó un beso en su cuello y hundió la nariz en su hombro.

—No —musitó adormilado—, tengo la sensación de haber dormido una eternidad.

—Si siete horas de sueño es lo que entiendes por una eternidad, entonces sí.

—No recuerdo la última vez que dormí más de cinco horas seguidas, así que debo de haber batido un récord.

Los dedos de Emilie se enredaron entre los mechones negros de su rebelde cabellera.

—Tú sueles dormir más, ¿estás bien?

—No es nada, el tiempo va a cambiar.

—¿Lluvia, nieve o granizo? ¿Temperatura máxima y mínima?

—No soy una estación meteorológica —replicó riendo.

—Lástima porque quedarías monísima en la tele dando el parte meteorológico.

Por bromas estúpidas como aquella le adoraba, porque le restaba poder a un dolor que aún la paralizaba cuando la asaltaba haciéndole revivir aquellos días oscuros en el hospital. No se burlaba de ella ni decía que eran cosas de vieja de pueblo como sí hacían algunas personas. Tampoco perdía los papeles preparado para salir corriendo a urgencias. Le daba la importancia que tenía y actuaba en consecuencia.

—¿Qué te parece si nos damos una buena ducha y bajamos a desayunar? —preguntó apoyándose sobre el codo para poder mirarla a la cara.

—Me gusta la idea, además tengo un poco de hambre.

—Genial, después de desayunar podemos ir a dar una vuelta por los alrededores, si es que te sientes con fuerzas.

—Sí, estoy bien. Me tomaré algo desayunando y estaré como nueva en un momento.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! La idea era ponerme al día, pero se me ha complicado un poco. Seguimos adelante con el primer día oficial en la montaña.

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