La suite junto a las escaleras
Code: Lyoko y sus personajes son propiedad de MoonScoop y France3.
La suite junto a las escaleras
A veces a Yumi, al llegar a un lugar nuevo, le costaba dormir, no era un problema grave, aún y así la exasperaba un poco. Si aquella fuese su casa habría bajado a la cocina a prepararse una infusión calentita con un poco de miel, sin embargo, no era así y prefería no toquetear entre las cosas de Sissi. No quería darle otro motivo para sentirse invadida. Era evidente que era quien más incómoda se sentía y le sabía mal.
Su suite tenía una bañera maravillosa, tal vez un buen baño la ayudase a adormecerse lo suficiente. Dejó a un lado, sobre la cama, el libro a medio leer y se encerró en el baño. Abrió el grifo del agua caliente y después la reguló poniendo el tapón, echó un poco de un jabón que olía a lavanda y se quitó la ropa.
Con el pelo mal recogido en una coleta alta de la que escapaban los cabellos más cortos de su nuca se metió en el agua. Cerró los ojos cómoda buscando aquel punto de relajación perfecto para perderse en un sueño reparador y profundo; convino que algo de música relajante le habría ido bien, pero no sabía si las paredes estaban o no bien insonorizadas y prefirió no poner nada, a pesar de saber que la habitación contigua estaba vacía.
No tenía muy claro cómo se sentía al haberse reencontrado con todos, aunque había sido increíble y divertido. Pensó que, quizás, si Ulrich hubiese aparecido de la mano de otra persona todo sería más simple y fácil, que cerraría de manera definitiva aquel episodio de sus vidas. No obstante, allí estaban los dos sin pareja como si así debiera ser siempre.
—Deja de pensar en eso —se reprendió con el ceño fruncido y sin abrir los ojos.
No llevaba a ningún lugar y lo único que lograba era ponerse más nerviosa y sentirse peor.
Tiempo atrás, Ulrich, había decidido seguir adelante con sus vidas cada uno por un lado. Y así estaba bien. Perder el tiempo con una relación que nunca iba a funcionar era ridículo y un malgasto de energía, al final ella había llegado a la misma conclusión ¿para qué seguir perdiendo el tiempo?
Sumergida en el agua suspiró. Debería de haberle pedido a alguien que la acompañase, así podría evitar la predecible campaña de Odd-Cupido.
Salió del agua y se secó la piel antes de volver a ponerse el pijama. Quitó el tapón de la bañera y dejó que se vaciara, la limpiaría por la mañana o volvería a desvelarse. Se metió en la cama, apagó la luz de la lamparita y cerró los ojos tratando de dejar la mente en blanco mecida por el silencio.
º º º
Al otro lado del pasillo, frente a las escaleras, tras la puerta cerrada, Ulrich, farfullaba cosas con la cara enterrada en la almohada. Había un batiburrillo espeso de emociones enredándose en su interior y ninguna de ellas le gustaba.
Había hecho el ridículo más absoluto llegando tarde, como si fuera un crío estúpido que no sabe ni atarse los zapatos sin ayuda. Aunque nadie le había tomado el pelo no podía evitar sentirse estúpido. Y después estaba Yumi, que estaba sola igual que él, como si fuese una broma del destino, como si le dijese «aquí tienes a la mujer que tanto quieres, sola y soltera; la mujer a la que no podrás tener nunca porque eres imbécil». Y encima, le tocaba dormir frente a su suite. Ulrich odiaba al destino por ser tan cabrón con él y no darle tregua.
Muy bien, aceptaba el desafío que le había plantado enfrente el destino, le demostraría al maldito destino que él ya no suspiraba por Yumi, que su vida había seguido adelante y que ella ya no ocupaba espacio en ella, no en lo que a lo amoroso se refería. Porque él no estaba anclado en el pasado. Kadic había quedado atrás y no volvería jamás. Definitivamente.
Se metió en la ducha, dejando que el agua caliente resbalase por su piel. Tenía los músculos tensos y aún podía sentir el frío invernal calado en los huesos tras la larga espera a la intemperie. Apoyó las manos contra la pared embaldosada y suspiró. Necesitaba relajarse con urgencia, dejar que todo fluyera hacia adelante pacíficamente, sin sobresaltos ni líos sentimentales.
Sí, todo sería más fácil si Yumi estuviera con alguien, incluso si ese alguien fuera William. A lo mejor no, lo más probable es que le hubiera sentado como una patada en el estómago y su humor habría sido aún peor. Pero si Yumi estuviera con alguien, la puerta cerrada, habría evitado que pensase en ella, en lo que podría haber sido y no fue, en algo que no podía tener y a lo que no tenía derecho.
Quería creer en las palabras que le había soltado a Yumi, años atrás, el último día que habían estado juntos en Kadic. Aquel «no vale la pena intentarlo, sigamos cada uno por su lado. Sólo amigos, pero esta vez de verdad». Recordaba la expresión indescifrable de Yumi, con una ceja enarcada y sus ojos negros gélidos que parecieron atravesarle la piel. Yumi había contestado con un sencillo «bien» antes de dar media vuelta y cruzar la verja de metal de Kadic. Ella había querido decirle algo antes de su "cierre", pero él no le había dado la oportunidad de mediar palabra. Ulrich se había preguntado miles de veces qué le habría dicho, pero ya no había vuelta atrás y allí estaba de nuevo, preguntándose y sintiéndose idiota por no haberla querido escuchar.
Cerró el grifo, se secó y, tras ponerse el pijama, se metió en la cama deseando que el sueño borrase de un plumazo el mal recuerdo de su odisea con los transportes de aquel día.
Dio varias vueltas en la cama, revisó sus redes sociales un par de veces, dio más vuelta hasta que, finalmente, el sueño le atrapó bien pasada la media noche.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Aquí dejo el capítulo de ayer. El fin de semana me pondré al día.
Mañana más.
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