Camino

Code: Lyoko y sus personajes son propiedad de MoonScoop y France3.

Camino

Después de un buen rato contemplando el agua Ulrich propuso hacer como sus dos compañeros y tomar asiento un rato antes de empezar con el camino de vuelta. Disfrutar del paisaje y el silencio.

Ulrich apartó la nieve con las manos enguantadas mientras Emilie reía disimuladamente. Se preguntó qué demonios debía de ser tan gracioso, aunque no dijo nada, no quería romper el buen ambiente.

—De haber sabido que queríais venir al lago os habríamos esperado —pronunció William con un tono de voz que encerraba algo que, a Ulrich, se le escapaba. Yumi le golpeó el hombro mientras tomaba asiento a su lado.

—Ha sido improvisado —contestó Ulrich dejándose caer sobre la madera algo húmeda por la nieve—. De hecho se lo propuse a Aelita y Jérémie, pero he acabado con Yumi.

—Menudo fastidio, ¿eh? —murmuró con sorna.

—Will —protestó Yumi.

Definitivamente se estaba perdiendo algo. Cruzó la mirada con Emilie que se encogió de hombros y le sonrió. A ella no le molestaba aquella complicidad que tenían y le resultaba curioso teniendo en cuenta que William le había gritado a todo Kadic que quería a Yumi. A lo mejor, Emilie, era simplemente más madura y racional que él.

—Estábamos diciendo que este sitio debe de ser genial para pasar una tarde de verano —siseó Emilie apoyando la barbilla sobre el hombro de William—. A lo mejor volvemos para pasar unos días más adelante.

—Cuando los astros se alineen y les venga bien darme mis días de vacaciones.

—¿Siguen racaneándote días?

—Se supone que el mes que viene entra otro técnico de emergencias, espero que para entonces me dejen respirar —explicó poniendo los ojos en blanco—. Si sigo doblando turnos me convertiré en un vampiro.

—Los vampiros no pasan nunca de moda.

—Prefiero seguir siendo humano.

—¿En qué trabajas tú, Emilie? —preguntó Ulrich.

—Trabajo con Noémie en una tienda de material artístico.

—Noémie ¿la de Kadic?

—Sí, es mi mejor amiga. Ha seguido aguantándome a pesar de no merecerlo.

—Qué le hiciste ¿le robaste el novio? —bromeó Ulrich.

—La traté fatal cuando tuve el accidente.

Se puso tensa. Ulrich se dio cuenta de que acababa de hablar sin pensar y que era algo que no quería decir; algo que quería esconder a toda costa.

—Bueno, todos pagamos las cosas con quien menos lo merece a veces —murmuró Ulrich en vez de preguntarle de qué accidente estaba hablando.

—No es eso —susurró y suspiró—. Estuvo a mi lado y fui injusta.

—Estoy seguro de que no fue para tanto.

—Em, explícaselo, no tienes porqué esconderlo.

Lo sabía, pero le daba miedo, un miedo absurdo que amenazaba con dejarla paralizada. Un miedo que le recordaba lo que podría haber ocurrido y traía de vuelta todos los fantasmas y las noches sin dormir. William lo había vivido en directo. Yumi lo sabía. Ulrich era su amigo, o al menos ella así le consideraba, en Kadic habían tenido buena relación y siempre se había sentido cómoda a su lado. ¿Qué podía pasar si se lo explicaba? Nada.

—Me atropelló un conductor que se dio a la fuga —susurró, su voz sonó firme, pero estrangulada—. Casi muero tirada en una acera. Me desperté en el hospital aturdida, no sentía nada de cintura para abajo, creía que nunca volvería a caminar.

»Estaba tan enfadada con el mundo que la pague, primero con William y después, con Noémie.

—Menudo hijo de puta, ¿lo pillaron?

—Sí, está en la cárcel —soltó William. Trataba de sonar sereno, pero la rabia pincelaba sus palabras—. Iba borracho, creyó que había chocado con un contenedor. Ni se paró a comprobarlo. Podría haberse llevado por delante a medio pueblo y el tipo ni se habría enterado.

—Pues espero que se pudra el resto de su vida ahí adentro.

—Ulrich, no se lo expliques a Odd, no quiero que me interrogue.

—No pensaba hacerlo.

No le correspondía a él explicarlo, era cosa de ella. Nunca le había gustado aquello de andar metiéndose en la vida de nadie, contar sus secretos o difundir rumores.

—Aún me siento culpable —continuó ella—, me porté fatal con todos.

—Pasa página, nadie te guarda rencor por eso. —William le dio un par de palmaditas afectuosas en la cabeza—. Lo que cuenta es que ahora estás bien, el resto ya no importa.

—Te eché de mi lado, te hice esperar una eternidad antes de atreverme a hablarte de nuevo...

Así que había sido eso. Yumi no había tenido nada que ver como ya suponía. El corroborarlo le había hecho sentir un intenso alivio.

—Piensa que ahora nos lo compensas avisándonos de que va a llover, ya nunca nos olvidamos los paraguas

—Idiota. —Rió ella.

Hablaron un rato más los cuatro, hasta que Emilie se quejó de que empezaba a tener frío y decidieron volver al hotel. Yumi y Ulrich se quedaron en el banco un buen rato parloteando de cosas sin importancia concentrados disfrutar de la compañía del otro, sin prisas ni presiones.

Si en Kadic las cosas hubieran sido diferentes, tal vez lo suyo habría funcionado, se entendían bien, eran capaces de relacionarse con normalidad. Ojalá todo hubiese diferente entonces, haber tenido la oportunidad de intentarlo de verdad, no aparcar sus vidas o sentimientos por una bien mayor ni sacrificarse por Aelita. Habían sido unos críos cargando con una responsabilidad enorme y, aunque no habían sido conscientes entonces, aquello había acabado marcando el resto de su adolescencia.

—Es mejor que volvamos ya —musitó Yumi poniéndose en pie—. Me estoy congelando, además tengo hambre.

—Sí, buena idea, no me apetece pescar un refriado.

El camino de vuelta pareció más largo que el de ida, tal vez porque el tema de conversación no era superficial, si no algo que parecía pesar una tonelada o a lo mejor porque, en realidad, no quería llegar al hotel.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Hoy voy de nuevo mal de tiempo, así que no me ha dado tiempo a revisar, espero que no se me haya colado ninguna falta.
Mañana más.

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