| Escena Extra 1 |

| La creación de un artista con un alma bicolor |




| T A E H Y U N G |



Perdido.

Esa era la palabra con la que me sentía muy identificado en estos momentos, "I've Got A Feeling" de los Beatles sonaba a bajo volumen mientras me paseaba de un lado a otro por mi departamento, pase mi mano por mi mentón dándole suaves caricias con la punta de los dedos, pero es que de verdad no tenía ninguna nueva idea que podía llegar a ser una de mis creaciones.

Solté el aire que estaba conteniendo, mis brazos cayeron hacia abajo mientras se mecían como un péndulo, de atrás hacia adelante, apreté mis labios para formar una fina línea recta, estaba desesperado, ¿cómo era posible que no pudiera encontrar alguna maldita idea para hacer mi próxima creación? Camine hacia mi computador, y baje completamente el volumen, ya no quería seguir escuchando música, ni siquiera la magia de los Beatles, había logrado que la inspiración llegará de inmediato a mí.

Decidí que lo mejor era desayunar, estaba más satisfecho con hacer aquello, camine en dirección a la cocina, y grande fue mi sorpresa al ver un desastre, seguramente la gata del vecino había entrado de nuevo, debo tomar nota, no dejar la puerta de cristal del balcón abierta cuando salga de compras, fruncí el ceño, siempre tenía que recoger los desastres de aquella gata.

Nunca le decía nada a mi queridísimo vecino por el simple hecho de que he visto que a veces les pegaba a sus gatos cada que hacían algo que él consideraba como una muestra de indisciplina, así que, por lo menos los estaba salvando de una muerte segura, comencé a recoger las cajas abiertas de cereal, además de las pocas latas que había tiradas, caminé a las estanterías abiertas y volví a acomodar lo que había estado en el suelo, durante un buen tiempo, seguramente.

De nuevo mi mirada fue a dar al piso, fruncí el ceño al percatarme de algo, había café instantáneo en el suelo, además de frutas regadas, por alguna extraña razón me sentí tan identificado con la posición de todo lo que estaba en el suelo que inclusive podía decir que ese desastre era mi yo interno.

Me coloque de cuclillas frente a tal escena, no me gustaban mucho todas las frutas, pero siempre había sido un gran fanático de los higos, y justamente había algunos tirados allí mismo, encima de las moronas de café instantáneo.

Tenía una idea, y una muy grande, dejando aquello de lado, salí en busca de un cuaderno, mis pasos se podían escuchar sobre el suelo mientras corría a mi habitación, la cual también estaba hecha un completo desastre, pero como siempre he pensado, en cada desastre siempre hay un orden y en mi precioso desastre, estaba mi orden.

Cuando por fin el cuaderno estuvo en mis manos, logre comenzar a dibujar, me senté en mi cama y por error había aplastado algo, me levante de inmediato y cuando me di cuenta era pintura de color negro, maldije por haber dejado eso allí, ahora mi pantalón estaba completamente sucio de la parte de atrás, pero ya era costumbre que la mitad de mi armario tuviera pintura en todos lados.

Por error toque un poco mi pantalón, manchando un poco mis dedos de pintura negra en el proceso, y por otro error pase mi mano por el dibujo de un higo que había diseñado.

—¡No! ¿Por qué soy así? —pase mis dedos de nuevo, para ver si podía quitarla, pero entre más trataba de que no tocará más el dibujo más se esparcía la pintura un poco por el dibujo, y hacía que el higo se viera tan sombrío y autentico, me quede observando el desastre de dibujo que pensaba que era en esos momentos, pero me percate, de que no era un desastre, ¡esto se trataba de una invención!

Deje el cuaderno sobre mi cama y mire por mi habitación, necesitaba materiales y rápido, camine por todos lados, ¿cómo era posible que no tuviera más que pegamento líquido, un poco de engrudo, además de algunos alambres viejos de esculturas pequeñas que hacía y los pocos colores de pinturas que tenía, en especial el negro y el blanco? Solté un bufido, mire que había una pequeña pila de periódicos también, tal vez podría hacer algo con eso, pero primero, necesitaba algo de comer, y como la gata había hecho prácticamente un desastre, y algunas de las latas de sopa que a veces desayunaba estaban abolladas, tendría que tirarlas, así que no me servían, tendría que ir y comprar más.

Tome las llaves de mi departamento y algo de dinero, está vez solamente compraría una sola lata, camine hacia la puerta y al abrirla me encontré con un chico de cabellos muy despeinados que colocaba una segunda caja en la puerta del departamento que se encontraba justo enfrente del mío.

—¿Eres nuevo? —pregunte en voz alta, él dio un pequeño salto, lo había asustado, sus ojos me miraron por unos momentos, junto sus manos para pasarlas de arriba a abajo y quitarse un poco de polvo.

—Sí, seré tu nuevo vecino —me dijo con una sonrisa—, es un gusto, me extendió su mano para que la tomase, pero no lo hice.

—¿Tienes gatos? —no quería otro desastre.

— No —parpadeo un par de veces, confundido por mi repentino cuestionamiento—, ¿por qué lo preguntas?

Definitivamente no le iba a decir mis razones, no ahora.

—Nada importante, ¡bienvenido! —mostré mi mejor sonrisa y estiré mi mano para estrecharla con la suya, él me devolvió el gesto.

Bueno, al menos no sería aburrido, se veía que aquel chico y yo podíamos ser grandes amigos en poco tiempo, de nueva cuenta le di una mirada antes de irme.

—¿Qué te gusta más las manzanas o las peras? —no sabía por qué aquella pregunta había salido de mis labios, quizás la curiosidad me había invadido un poco.

—Las peras —me respondió muy seguro, di un asentimiento y salí a paso rápido del pasillo para ir por mi preciada lata de sopa para desayunar.



...



¡Un completo desastre! Eso es lo que era, pero al menos lo había terminado, era prácticamente una gota de lluvia, pero más gorda y de color negro con unos cuantos rayones de pintura blanca, y un alambre arriba simulando un tallo pequeño y algunos afuera de aquel tallo que simulaban hojas marchitas.

Definitivamente es un desastre, pase mis manos por mis cabellos rojos, estaba enojado por no poder hacer, aunque sea, algo más creativo, pero de alguna forma, lo que estaba frente a mí, me deja con una enorme intriga por delante.

Ahora necesitaba un nombre, me sentía un chico victorioso por haber terminado aquella figura, pero, también me sentía un completo idiota por haber hecho tal figura que parecía más el vómito de cualquier animal enfermo de tuberculosis que una obra hecha por el mismísimo Van Gogh, me reí por mi pensamiento, bien eso había sido muy chistoso.

—¿Victoso? —no me gusta, solté un bufido, rodé los ojos y de nuevo miré hacia aquella figura de aspecto abstracto, era un estilo libre de mi parte, sin un patrón en particular, libre, victorioso y muy chistoso—. ¿Vilchis? ¡Vilchis!

Sonreí, y me percaté de algo, era una hermosa combinación, sonaba divertido y podías recordarlo sin ningún problema, nada mal para un conjunto de palabras que me agradan.

—¡Declaro inaugurado a Vilchis!

Me sentía más que satisfecho, de alguna forma sentía que eso podía ser como la versión más oscura de mí, y lo era, los colores no eran mucho de mi agrado, además de que estaba en una de mis frutas favoritas, si la manzana era considerada un pecado, entonces toda fruta lo era, y eso era lo que representaba, pecados y almas oscuras con un poco de color por lo que no se han arrepentido nunca, y eso la hacía más que especial.

A mí mente llego el nuevo vecino, me había dicho que le gustaban las peras, ¡era hora de trabajar!



...



El chico de cabellos despeinado abrió la puerta y lo primero que hizo fue fruncir el ceño al mirar lo que traía en mis manos, era extraño, parecía más una berenjena que una pera, pero había hecho mi mejor esfuerzo.

—¿Q-qué...?

—Es un Vilchis —le dije mientras sonreía—, tómalo como regalo de bienvenida.

—¿Eres alguna clase de artista o?

—¡Soy un artista! —le mencione orgulloso—. Quise hacer algo que te recordará que vives al frente de alguien que puede crear locuras, ¡espero te guste!

—Es lindo —dijo mientras lo tomaba de mis manos para apreciarlo mejor— ¿Vilchis? —sonrió ante el nombre, bueno al menos había hecho sonreír a alguien—. Gracias...

—Soy Taehyung, Kim Taehyung.

—Min Yoongi, un gusto.



...



—Y fue así como nacieron los Vilchis y como conocí a tu novio —terminé mi relato al igual que el té negro que había tomado, lo bueno había sido que había encontrado a Jimin trabajando y ese chico en verdad que es curioso, no creí nunca que alguien me iba a preguntar sobre la historia de mi creación del desastre.

Su mirada se veía un tanto sorprendida, pero a la vez confusa y extrañada, al parecer la impresión que le dejo en él siempre es así.

—Es lo más extraño que me han platicado en toda mi vida —dijo después de una pequeña pausa.

—Y eso que todavía no conoces lo que ha paso durante más tiempo —le mencione, Jimin negó lentamente con la cabeza.

—¿Quieres otro té? —me pregunto mientras retiraba la taza que antes contenía el té negro.

—¡Sí, por favor! —sonreí, tal vez la creación de Vilchis no era una increíble aventura en la que podía haber una guerra de alienígenas y seres de otras dimensiones, pero, me gusto crearlos en un momento en que la inspiración pareció haberse ido por breves momentos de mi cabeza.

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