| Capitulo 12 |
| Una nueva invitación al sufrimiento, Tarde de palabras y Las constantes lágrimas de un antiguo soñador |
A pesar de la negativa respuesta que Yoongi me daba, sabía que había preocupación, su cuerpo lo decía por completo, no había podido lograr concentrarme en el trabajo y Namjoon se había percatado de aquello, más no quería admitir que en verdad me encontraba mal por Yoongi.
—Jimin, será mejor que tomes un descanso, te ves terrible —Jaebum tan sincero como el primer día en que lo había conocido.
Jaebum no era un amigo mío, simplemente éramos compañero de trabajo, usualmente se la pasaba haciendo la limpieza del lugar, y debo admitir que ni siquiera yo podría dejar tan limpio un lugar como ese, la cafetería estaba reluciente siempre, si dejabas una enorme mancha de café secarse en una de las mesas, él pasaba y limpiaba, cuando te acercabas, creías que quedaría el olor a café, en cambio no obtenías más que un aroma fresco, Jaebum era bueno en la limpieza.
—Estoy bien —lleve mi mano a mis cabellos, pasando mis dedos por las hebras—, sólo me siento cansado.
—Pareces de esas personas que se sienten frustradas por no tener actividad sexual —casi suelto a reír al escuchar aquel comentario, y es que el tono de voz que había utilizado me recordaba a un anuncio de televisión que te ofrecía algún producto para el cabello—, puedo conseguirte un buen polvo, si gustas.
—No gracias, ya tengo a alguien, y créeme es mejor que cualquier buen polvo —vi como sus cejas subían de arriba hacia abajo un par de veces, me sonreía de una forma que me daba a indicar que estaba con un total pervertido de compañero.
—¿Y quién es? Podrías presentarme con esa persona.
—Lo siento, pero es mío —tal vez eso había sonado algo posesivo de parte mía, pero no permitiría que alguien como él se acercará a Yoongi—, y no te incumbe quien es él.
—¿Así qué... él? —soltó una risa después de preguntar aquello—. Debe ser muy bueno para que puedas acostumbrarte a él, yo cambio de pareja seguido, no me acostumbro a solamente un cuerpo.
—Antes era de ese modo —y no estaba muy orgulloso de eso—, pero créeme cuando te digo que, cuando descubras a alguien que llene tus complacencias y haga de tus expectativas las mejores, cambiarás.
Hablaba muy en serio.
...
Cuando regrese al departamento, no esperaba encontrarme con Yoongi en el balcón, había una regadera de color rojo con detalles de pequeñas flores a su lado, estaba reposando en el suelo, él estaba sentado allí mirando hacia el otro edificio de enfrente y tenía una botella de Coca-Cola en sus manos, daba de vez en cuando pequeños sorbos a la bebida.
—¿Te encuentras bien? —le pregunte.
No me dio más que un gesto de negación con su cabeza, ni siquiera me había mirado a los ojos, así que tuve que acercarme más, cuando por fin estuve con él en el balcón, agarre la silla que estaba a su lado y la acomode más cerca de él, tome asiento y lo mire.
—¿Paso algo?
—Sabes muy bien lo que pasa —soltó un suspiro—, volvió a llamarme, Jungkook quiere verme, y no solamente a mí —está vez su mirada se fijó en mí—, quiere conocerte.
Por unos segundos me sentí sorprendido por aquellas palabras, pero era cierto que no nos habíamos conocido de una manera más formal, Yoongi y yo habíamos escapado prácticamente de la fiesta después de la ceremonia de matrimonio de su ex pareja.
Era obvio que quisiera verlo, y más conocerme, seguramente se estaba preguntando quien era aquel que acompañaba a quien antes fue su pareja, patético, era patético de su parte, ¿por qué quería verme? Se supone que ya estaba casado y sobre todo feliz, no debe de importarle en lo más mínimo Yoongi, ¿por qué nos quiere ver a ambos?
—Sé que me sugieres que no vayamos a verlo, pero —apretó sus labios formando una fina línea recta—, por alguna razón quiero ir, y me estoy negando al igual que tú, ¿por qué demonios quiero ir?
—Tal vez lo extrañas un poco.
Conocía perfectamente aquella sensación, todavía podía recordarla a la perfección, aquella sensación del primer amor, podrá ser mentira, pero cuando en verdad conoces a alguien a quien estás seguro de amar, cuando convives con aquella persona, piensas que estarán juntos para toda una maldita eternidad y que nada ni nadie podrá ser capaz de separarlos, y después ves la realidad, que es más cruel de lo que uno podría imaginarse.
También esa era mi razón de desaparecer para siempre de Busan, no quería volver a ver a quien alguna vez se había robado tanto mi atención, pero para ella solamente era un chico más a su lista de buenas experiencias en la cama, la consolé cuando ella se sentía mal, y cuando logré por fin perderme en ella, se había esfumado de mis brazos por completo, era obvio que ella no sentía nada por mí, y que era solamente yo el único estúpido que se había enamorado.
Pero no por eso mataría mis propias ilusiones, siempre me decía que la posibilidad de que encontrará a alguien que sintiera lo mismo que yo, llegaría, y Yoongi está aquí y lo agradezco en sobremanera.
Ahora debía de apoyarlo, porque sé que él me apoyaría si se lo pido.
—¿Cómo puedes pensar que lo extraño? —también era igual, lo negaba, pero la realidad superaba a lo que pensaba.
—Yoongi —hable para que así pudiera prestarme atención—, hace tiempo conocí a alguien, de la cual no mencionaré su nombre —sus ojos estaban cristalizados, pero me escuchaba atentamente—, ella no era amiga mía, ni una simple compañera, ni alguien que es sólo un poco cercano, jamás considere que entre ambos hubiera una amistad en sí —deje de hablar para poder pasar un poco de saliva, cada que hablaba de ella sentía que la boca se me secaba al instante—, la consideraba más, mucho más, tuvimos varios encuentros, todos y cada uno de ellos en los que tenía que estar a su lado para poder consolarla, todos y cada uno de esos encuentros la hacía sentir especial, quería que así fuera, pero también era consciente de que jamás pasaría algo entre ambos.
—¿Entonces por qué seguiste? —me pregunto, su semblante era serio, su mirada no se apartaba de la mía en ningún momento.
—Porque pensé que podría llegar al punto en que ella sintiera algo real por mí.
El silencio se había hecho presente en aquel momento, ambos seguíamos con nuestras miradas conectadas, parecía que Yoongi trataba de ver más allá de mis pupilas para percatarse de si estaba relatándole una historia real o falsa, dio un parpadeo para después asentir, lo que me obligo a seguir con aquel viejo recuerdo.
—Cuando por fin estaba decidido a decírselo —continue hablando—, me tome el valor de hacerlo y al proceso salí lastimado, pase una semana entera no sabiendo que hacer con el resto de mi vida, y sabía que me quedaban más de treinta años por delante, pero simplemente pensaba que mi vida entera estaba con ella, que no podría hacer absolutamente nada si ella no estaba presente, y sentía que ahora todo en adelante iba a ser sólo una pérdida de tiempo.
Podía ver como los cabellos de Yoongi eran removidos suavemente por la poca corriente de viento que había a nuestro alrededor, algunos cláxones de los vehículos se dejaban escuchar además del rugido de otros motores, no era una novedad, después de todo se trataba de una ciudad.
—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión? —aquella había sido su pregunta.
—Realice un viaje, uno pequeño —respondí, sonreí levemente—, no había durado mucho, una excursión con algunos amigos, y había logrado percatarme de algo, que no estaba solo, que ella no era el centro de mi universo y que podía seguir orbitando como quisiera —deje de mirar a Yoongi para pasar a ver el cielo—, ella era un planeta errante que ha pasado por varias estrellas y que no ha encontrado la que le dé calor, así que decidí que lo mejor era comenzar desde cero, y aquí me tienes, en Daegu —volví a mirarlo—, contigo...
No hubo algún comentario de su parte, su mirada dejo de estar clavada en mí, se acomodó en la silla recostándose un poco, dejando la botella en el suelo y colocando sus manos entrelazando sus dedos por sobre debajo de su pecho.
—Supongo que debería cortar el pequeño hilo que me une a ese idiota —menciono Yoongi—, entonces, ¿estás diciendo prácticamente que debería dejarlo ir de una vez por todas? —soltó el aire que estaba reteniendo por algunos segundos—. Lo comprendo si es así, lo hice cuando estuvimos en su boda, con tu apoyo, pero parece que él no quiere dejarme ir tan fácilmente.
—Entonces demuéstrale que no lo necesitas —dije, necesitaba convencerlo, esto sería de gran ayuda para su corazón—, muéstrale que lo pusiste en el olvido y que él debe olvidarte, demuéstrale que eres más fuerte de lo que él piensa, dile a base de acciones que eres feliz.
—Soy feliz —sonrió—, desde que no está lo soy —soltó un largo suspiro antes de volver a hablar—, pero... no sé porque tengo ganas de llorar cada que pienso que él —sus ojos cristalinos y levemente rosados me indicaban lo mal que se encontraba—, quiere volverme a ver, siento que puedo caer de nuevo ante él, y me siento tan débil y estúpido, debes pensar que soy un idiota.
—No lo eres —me miro de nuevo a los ojos, sin miedo a que me percatará más de su tristeza—, si tienes que llorar hazlo —dije seguro de mis palabras—, seré ese hombro en donde caigan tus lágrimas, uno en donde te puedas apoyar y no dejaré que caigas de nuevo.
Aquella tarde lloro entre mis brazos, y yoestaba allí para cuidarlo, abrazándolo y demostrándole que no lo iba a dejarcaer, no más sueños rotos para Min Yoongi.
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