| Capitulo 06 |

| La vergüenza al apartar la mirada, Un traje por conseguir y El desperdicio de vivir soñando |




—La empleada estrella ha sido despedida.

Con esas palabras nos había recibido Namjoon, nunca dejaba de utilizar aquellos lentes con armazón delgado, siempre sus cabellos iban peinados para dejar de cubrir su frente, y casi siempre le gustaba andarse paseando por la cafetería vistiendo un suéter sin algo particular, solamente con un color sólido, y unos pantalones perfectamente planchados al igual que unos zapatos negros bien lustrosos, si uno pensaba que trabajaba en una oficina, eso era incorrecto, pues es el dueño de No Vacancy.

Resulta que al chico al que Jisoo —sino mal recuerdo su nombre—, había ensuciado de café sus ropas, era nada más y nada menos que Kim Seokjin, el esposo del jefe, y claro que le iba a reclamar, como no estaba enterado de ello, no pude informar de mejor manera al jefe.

—Ahora, no cambiarán las reglas —su voz logro sacarme de mis pensamientos—, cualquier incidente deben reportarlo como es debido, ¿entendieron?

Todos de inmediato soltamos una afirmación y dimos una pequeña reverencia, ahora sólo quedábamos pocos en aquella cafetería, había decidido cambiar mi turno, el de la tarde era mucho más pesado que el de la mañana, y había tomado el de la mañana, además de que Yoongi y yo teníamos asuntos pendientes que arreglar para el plan de ir a la boda del estúpido de su ex novio.

Necesitaba conseguir un traje y que fuera de inmediato, Yoongi tenía su colección exclusiva de ropa, decía que podía prestarme alguno de sus trajes, pero mi espalda resulta ser un poco más ancha que la de él, además de que me quedarían demasiado justos de los brazos, y no quería que al dar solamente un paso se rompiera, no iba a pasar a avergonzar a Yoongi, y menos si su ex pareja se encontraba en el mismo lugar.

—... pueden regresar a su trabajo —de nuevo mi concentración regreso a la plática motivacional de Namjoon, le gustaba hacer una casi todos los días, y era la primera que presenciaba, pues a los del turno vespertino, no se las daba—... Jimin, necesito hablar contigo.

Pase grueso al escuchar eso, ¿me despediría? ¿Me ofrecería un aumento? Ni en mis más locos sueños, en fin, asentí de inmediato, pero aun así sentía como mis manos comenzaban a sudar frío, fuera lo que fuera que me esperaba, no quería saberlo, pero debía, aunque no quisiera.

—¿Qué ocurre señor Kim? —pregunte en cuanto me acerque a él.

—Por favor solo dime Namjoon, cuando me dicen señor o me hablan de usted, me hacen sentir viejo.

De inmediato ofrecí una reverencia para disculparme, no quería ningún problema, miles de razones por las cuales Namjoon podría despedirme pasaban por mi cabeza, y eso que ninguna de esas razones las había causado yo, ciertamente no podía considerarme un soplón, pero de cierto modo lo era, casi siempre era quien delataba las acciones de mis compañeros de trabajo.

Pero ¿qué podía hacer? Apuesto a que ellos harían lo mismo si ven que he cometido una falta a las normas que tiene la cafetería.

—Verás Jimin, he estado viendo que tu esfuerzo aquí a rendido frutos —esas solas palabras me habían hecho sentir orgulloso de mí mismo—, le he estado preguntando a algunos de los clientes sobre el cómo los atiendes, y dicen estar satisfechos.

—Es bueno saberlo —casi estuve a punto de sonreír, pero mordí el interior de mi mejilla, no quería que notará mi sonrisa.

—Sí, lo es —hizo una pausa y me miro directamente a los ojos—, ¡felicitaciones! Es todo lo que tenía que decirte, puedes seguir trabajando.

¿Eso es todo?

¿Ni un aumento?

Bueno, ¿qué podías esperar de tu jefe?

—Gracias, Namjoon.

Y él desapareció de mi vista, ahora sí, a preparar bebidas con cafeína para los clientes.



...



Salí temprano del trabajo debido a mi buen comportamiento, ahora que lo pienso suena más a una prisión que a un maldito empleo, solté un suspiro después de cerrar la puerta detrás de mí.

Me gire sobre mi eje y allí estaba esa cosa, ¿Vilchis? Creo que es eso, había colocado mi extraño regalo junto al de Yoongi, todavía no entendía a esas cosas, ¿qué se supone que significa su maldito nombre?

Solté un suspiro y caminé hacia la cocina, de allí salía un aroma que no pude evitar ignorar, de inmediato al asomarme pude ver a Yoongi de espaldas a la entrada y enfrente de la estufa, estaba preparando arroz frito, amo el arroz frito.

Sigiloso comencé a caminar hacia él, cuando estuve lo suficientemente cerca, llego el olor de su cabello, olía a menta fresca, era delicioso, porque no era un olor tan fuerte y penetrante, era suave, dulce, digno de todo lo que es Yoongi, lo tome por la cintura y él se quedó paralizado en su sitio.

—¿Me extrañaste? —le pregunte para después darle un beso en la coronilla.

Él de inmediato se giró sobre su eje y quedo ahora frente a frente de mí, podía ver el ligero rubor en sus mejillas, nuestras miradas solamente habían conectado por unos instantes y él la aparto, incline levemente la cabeza, no quería que apartará la mirada, quería que me viera a los ojos, quería ver su hermoso rostro, lo anhelaba, pero por lo que veía, él mantendría su miraba desviada hacia otro lado en que no estuviera yo.

—Mírame —tome su mentón y lo obligue a mirarme—. ¿Estás apenado?

—¿Cómo no quieres que lo esté? —y aquel rubor que tanto adoraba se hizo presente en sus mejillas blancas—. Prácticamente me b-besaste.

—Y no me molestaría volver a repetirlo—-ante mis palabras vi como apretaba sus labios y su sonrojo se hacía más notorio, sonreí al ver eso, se veía tan tierno de esa forma, parecía un chico tan inocente y sabía que no lo era, digo ¿qué chico inocente se guarda un juguete para masturbarse por detrás? Definitivamente, ninguno.

—Tengo que seguir cocinando.

—¿Puedo quedarme aquí contigo, precioso?

—Basta, ¿quieres? —coloco sus manos en mi pecho y me aparto—. Deja de jugar...

—¿Crees qué estoy jugando? —no lo hacía, Yoongi era digno de admirar.

Puede que me haya contenido demasiado en no robarle un beso, pero es que era casi imposible, apuesto a que, si alguien más lo ve, pensaría lo mismo que yo, además Yoongi hacía cosas que lograban provocarme, pero por supuesto él no se percataba, desde aquel beso en la mejilla, sentí que mi autocontrol se estaba yendo al maldito infierno, sino lo tome aquel día, fue porque logre controlarme, pero la verdad era otra.

Sabía que Yoongi se encontraba de la misma manera que yo, no por algo hacía de todo, se paseaba casi siempre en donde estaba, no podía ignorar las miradas discretas que me lanzaba, las cuales no eran tan discretas, era una atracción inmediata, una que no podía ser ignorada por ninguno de los dos.

—¿Qué más puede ser? —se encogió levemente de hombros.

—No beso a cualquiera de la forma en la que lo hice contigo —mi tono era duro, pero quería que lo comprendiera de una vez por todas—, y es mejor que de una vez te quede claro, Yoongi.

Soltó un suspiro y apago la estufa, cruzo sus brazos para después volver su mirada hacia mí.

—No debí corresponderte.

—Pero lo hiciste —su mirada era desafiante, pero podía controlarla, no lograría lo que supongo tiene planeado, aunque no me molestaría regalarle otro beso.

—El que lo haya hecho no debe significar nada —soltó un bufido—, deja de vivir en tus fantasías de que podrás darme otro, porque n...

No lo deje terminar, estampe mis labios con los de él, Yoongi no sabe para nada cuando debe cerrar su boca, bueno aquí estaba yo para que aprendiera a cerrarla cuando es debido.

Movía mis labios lentamente sobre los suyos mientras de vez en cuando lamía su labio inferior para que permitiera que mi lengua se introdujera en su cavidad bucal, soltó un pequeño gemido cuando sintió como mis manos se aferraban a su cintura, sentí como sus manos se pasaban por encima de mis hombros, lo atraje más hacia mí, nuestros pechos estaban juntos, podía sentirlo ahora, ese ligero temblor en su cuerpo.

Suaves chasquidos y jadeos salían de nuestros labios, complacidos por aquel contacto de nuestros labios en un suave vaivén que no podía parar, pronto el aire era cada vez más necesario, y antes de separarnos le di una leve mordida a su labio inferior, sentí como prácticamente había saltado levemente ante mi acción, nos miramos a los ojos, nuestros labios tenían aquellos rastros de nuestra saliva.

Junte nuestras frentes mientras nuestros alientos se combinaban debido a que estábamos tratando de recuperar nuestra respiración, mis pulgares acariciaban sus costados levemente y él ladeo su cabeza sin apartar esos hermosos ojos gatunos de los míos.

—¿Quién dijo que no puedo perseguir el sueño de tenerte solamente para mí? —pregunte y él sonrió levemente.

—No... —negó levemente con la cabeza, restregando nuestras frentes en el proceso—, chicos como tú, no encajan bien con alguien como yo, se ve que eres más del tipo que se busca chicas fáciles y que cuando logras complacer tus malditas satisfacciones, las desechas ¿me equivoco?

—Estás muy equivocado, mi querido Yoongi —le di un corto beso en la comisura de sus labios—, ya han jugado conmigo un par de veces, y a mí no me gusta jugar de esa forma.

Pude ver que su rostro se ilumino cuando dije eso.

Y era verdad, ser un chico de buenos sentimientos a veces podía ser malo, dos veces, ese fue el número de las veces en que había sido prácticamente timado por dos chicas, al principio pensaba que todo estaba tan bien, y después todo era echado por la borda, engaños por todos lados, prácticamente las ilusiones de soñar con alguna de ellas como la chica perfecta, se me habían ido por completo, estaba comenzando a pensar que el amor era sólo una simple ilusión y que posiblemente no existía.

Pero claro, allí estaba Hoseok apoyándome en todo lo que podía, y había logrado que por lo menos la sonrisa regresará a mis labios, y así pudiera recapacitar todo el contexto de amor que me había realizado debido a aquellas rompe sueños.

—Es triste... —menciono Yoongi, sentía como los dedos de sus manos se paseaban por mis cabellos de mi nuca, revolviéndolos—... a mí, también me paso.

—Jungkook... ¿no es así?

Me regalo una corta sonrisa y un asentimiento, soltó el aire que estaba reteniendo, no esperaba que fuera aquel maldito quien matará las ilusiones de enamorarse a Yoongi.

—Salimos —su voz llamo de nuevo mi atención—, por tres años... siempre mencionaba el que algún día nos casaríamos, pero justo cuando íbamos a cumplir el primer mes para los cuatro años, me dijo que había encontrado a alguien mejor que yo... —su voz fue decayendo poco a poco, deje de sentir las caricias en mis cabellos—, tal vez haya tenido razón... después de todo, va a casarse...

—No, no la tiene —bese sus labios—, ese imbécil no sabe lo que ha perdido —de nuevo le di un beso está vez más duradero—, eres precioso, un idiota como él no se daría cuenta de eso, apenas llevo algunas semanas contigo, y me he percatado de lo único y perfecto que eres.

Yoongi volvió a acariciar mis cabellos, sus manos tan suaves hacían que me perdiera en esas caricias suyas, tan perfectas.

—Nadie es perfecto, todos tenemos un defecto.

—Tal vez el único defecto tuyo, es no poder creer que en realidad eres perfecto, mi Yoongi...

Podría jurar que sentí cuando su corazón comenzó a latir más rápido, había dado en el blanco, con mi brazo izquierdo logré rodear su cintura y con mi mano derecha pase mis dedos por su suave mejilla.

—Tal vez tengas razón —recargo más su rostro en mi mano.

—La tengo, Yoongi.

Y claro que la tenía.

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