| Capitulo 04 |

| Una noche en el balcón, Tazas de té de azahares y El primer sueño roto de Yoongi |




Sabía que Yoongi no se encontraba en buen estado, y por supuesto, tampoco lo estaba yo, desde aquel día no he dejado de pensar en cómo sería tenerlo debajo mío, suplicándome, y jadeando mi nombre, simplemente aquella imagen mental no podía salir de mi cabeza, tanto así que estuve a punto de arruinar algunos de los cafés de los clientes, y eso era estúpido, debía de alejar esos pensamientos de inmediato, pero no tenía idea de cómo hacerlo.

Aquel chico de piel tan blanca como el azúcar, estaba afuera, en el balcón del departamento, Yoongi siempre salía a regar el pequeño jardín que tenía allí, casi todas las plantas que tenía eran cactus y suculentas de distintas formas, pero está vez era distinto, estaba sentado en una de las dos sillas que tenía allí y en sus manos tenía una taza, solamente podía ver la pequeña columna de humo que danzaba con el viento, quería saber lo que estaba tomando en aquel momento.

—¿Estás bien? —mi voz había salido casi en un susurro, pero lo suficientemente audible para que él pudiera escucharme.

Giro su rostro y me miro de reojo, y allí vi, esa mirada, esa tristeza, ¿qué es lo que había pasado exactamente como para hacer que estuviera de esa manera? Camine hacia él, quería saber lo que le estaba pasando, me interesaba saberlo, quería ver si era posible que pudiera hacer algo para remediar su malestar.

Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, sin mirarme señalo con su mentón la silla que se encontraba de su lado izquierdo, estaba invitándome a que tomará asiento a su lado, que lo acompañará en ese momento, y accedí sin decir nada, me acomode en la silla y no recargue mi espalda, sólo me dedicaba a estar inclinado y a mirarlo.

—¿Estás bien? —volví a preguntar.

—No, no lo estoy —soltó un suspiro y luego me miro solamente por unos instantes muy cortos.

Nuestras miradas habían conectado y eso había creado una sensación que no había sentido con alguien más en toda mi corta vida, hasta este preciso momento.

—No creo que sea una buena idea hablarte sobre esto...

—¿Por qué no? —la curiosidad me carcomía por dentro, quería que hablará, no que lo guardará, eso le haría daño—. No deberías guardarlo, puedo ver que estás triste, confía en mí, puedes decírmelo.

—Y lo estoy —afirmo lo que presentía, tamborileo sus dedos sobre la taza, para después llevarla a sus delgados labios y darle un sorbo a su bebida—, no deberían importarte mis problemas.

—Lo lamento, pero ya me importan —su mirada volvió a dar hacia mí, y fue cuando me acomode recargando mi espalda por completo en el respaldo de la silla—, somos compañeros, tal vez no seremos los mejores amigos, o no sea algún tipo de psicólogo, pero me gustaría que sacarás lo que estás sintiendo en estos momentos, confía en mí...

Me regalo una sonrisa cuando termine de decir aquellas palabras, pero, aquella sonrisa había sido la más triste que había visto en mi vida, una curvatura leve, pero que no te daba ganas de seguir y mostrar una, era como si sus labios quisieran dejar de sonreír y pasaran a una triste curva hacia arriba, y aun así me había parecido encantadora.

Min Yoongi me tenía demasiado mal.

—Jungkook... —la voz de Yoongi logro sacarme de mis pensamientos—, mi ex novio... —soltó un suspiro—, me ha llamado.

—¿Qué fue lo que te dijo? —pregunte, mi voz había salido algo ronca, pensar que alguien más ya había besado los labios que ahora yo mismo quería sólo para mí, me ponía demasiado enojado.

—¿Considerarías bueno invitar a tu ex novio a tu boda? —sonrió burlón, mientras negaba lentamente con la cabeza—, no sé porque demonios hizo algo como eso.

—Es un idiota.

Él asintió lentamente dándome la razón.

¿Acaso su ex novio no sabía lo que hacía? Es decir, por su culpa ahora Yoongi estaba triste, bajo la mirada hacia su taza, el olor me indicaba que era té, té de azahares, sabía por mi madre que ese era un té relajante.

—¿Sabes qué es lo peor? —lo mire y él hizo lo mismo—. Me había prometido que —hizo una pausa, su voz había salido algo quebrada, vi como su manzana de Adán se había movido, se había tragado un sollozo estaba seguro de eso—. Él m-me había dicho que nosotros s-seríamos quienes se casarían —sorbió su nariz—, lo siento... estoy algo sensible.

Pase mi brazo por sus hombros y le brinde leves caricias, sabía que las necesitaba, aunque él no me las estuviera pidiendo, parpadeo un par de veces y paso su lengua por sus labios para remojarlos.

—Tranquilo, no importa... deberías dejarlo ir.

—Es difícil cuando te logras enamorar de alguien, no quisieras que se fuera, te gustaría que se quedará contigo por toda una vida, pero en cambio —miro hacia el frente, el poco viento lograba despeinar sus cabellos—, parece que no tengo tanta suerte.

—La tienes, algún día alguien llegará hacia ti, y te dará lo que mereces, ser amado como es lo que quieres, y correspondido como es debido.

Me sonrió, y esa sí era una autentica sonrisa, sentía mi corazón palpitar, me estaba volviendo totalmente dependiente de aquellas sonrisas suyas, me encantaba verlas, preciosas, sus ojos brillantes al sonreír, esas encías que a veces lograban asomar, y sus dientes de ese hermoso blanco, simplemente Yoongi era la perfección que había buscado por todo Busan, y aun así no sabía si era la excusa suficiente para quedarme allí, en Daegu.

—Gracias... —su voz logró sacarme por completo de mi ensoñación—, supongo que tienes razón, sólo espero no tarde, siento que estoy perdiendo el encanto, ya no es lo mismo.

—Eres hermoso —las palabras habían salido sin que yo las pudiera detener, de inmediato su mirada paso hacia mí, vi el tenue rubor que había provocado en sus mejillas—. Lo siento, pero es la verdad, eres un buen prospecto.

—No lo soy —negó mis palabras—, apenas y voltean a verme, no soy atractivo.

—¿Qué tengo que hacer para que no pienses eso? Eres atractivo, apuesto a que Jungkook lo único que quiere es volver a verte, y por eso te ha llamado, el muy idiota quiere compararte con alguien más cuando ni siquiera con quien está a punto de casarse te llega a los talones.

Yoongi soltó una pequeña risa, y eso me había obligado a sonreír, y es que era inevitable, esa risa casi silenciosa me atraía de sobremanera, era preciosa.

—¿Te sientes mejor? —la pregunte, sin querer mi mano había pasado por los cabellos cortos de su nuca, eran tan suaves.

—Sí, gracias...

Esa había sido una grandiosa noche, y eso que pensaba que una buena sesión de sexo sería considerada como eso, la mejor noche, pero con sólo ver su sonrisa, eso lo hacía la mejor noche de mi vida, y más porque sabía que había sido el causante de aquella sonrisa.

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