| Capitulo 02 |
|Un gran fanático de The Beatles, Un regalo deforme y Un beso en la mejilla|
Trabajar en el café No Vacancy, no era una experiencia tan grata como lo imaginé desde un principio, por un lado, el uniforme no me molestaba, era completamente negro y tenía el logotipo bordado tanto en la gorra como a un costado derecho de la camisa tipo polo —el logo de la cafetería, simplemente se trataba de una taza de café humeante, las líneas del dibujo eran azules, mientras que el nombre de la cafetería estaba escrito en letras rojas, todas en minúsculas, y rodeaban la taza haciendo una curva pequeña que no llegaba hacia arriba—, pero los clientes, eso era lo fastidioso.
En mi primer día de trabajo, nunca imagine tener que soportar gritos de una señora sólo porque no le había entrego un sobre de azúcar —el cual debía pedir ella—, además de que en la barra había algunos, y además tener que limpiar el piso debido a que a un estúpido se le había derramado su bebida sólo por ver a una chica, definitivamente el peor empleo de toda mi corta vida.
Había llegado al departamento que compartía con Yoongi y con un inmenso dolor de cabeza, simplemente lo que quería era llegar y descansar, no quería saber absolutamente nada, y estaba decidido a golpear a quien decidiera hablarme en esos momentos, pero debía tranquilizarme, no quería darle un golpe a Yoongi, eso sí que sería el mayor error que puedo cometer.
Saque las llaves del bolsillo derecho de mi pantalón y justo cuando la coloque para abrir, el estruendo de la música se escuchó y justo venía del departamento de ese extraño de Kim Taehyung, solté un bufido, ¿acaso estaba sordo? Con las sienes palpitándome como locas, y mi enojo al fin al borde del colapso, camine los escasos pasos que me separaban del departamento tras de mí, no me detuve, y toque con fuerza la puerta de enfrente.
Sabía que me había escuchado perfecto, no tenía ningún pretexto para no abrir la puerta, escuche como el volumen disminuyo y unos pasos se acercaban.
En cuanto la puerta fue abierta, quedé algo intrigado, Taehyung tenía los cabellos hechos un desastre, usaba unos lentes con los cristales de un color ámbar, además de un cubrebocas blanco, y un overol de color café, y pude percatarme que, tanto en su cabello como en sus ropas, estaban manchas de pintura, eran de diferentes colores, ¿qué se suponía que estaba haciendo?
—¿Sí? —pregunto quitándose el cubrebocas.
—Podrías bajarle un poco el volumen.
Era una orden, ni siquiera estaba de humor para preguntárselo.
—Lo siento si te molesto —dijo mientras llevaba sus manos sobre la tela del overol, y las limpiaba restregándolas un poco sobre la tela—, pero es que, sin los Beatles, no puedo inspirarme, bajaré un poco el volumen para no molestarte, ¡nos vemos luego!
Sin más cerró la puerta.
Solté un suspiro al escuchar que de nueva cuenta la música, pero está vez a un volumen más decente, después me dirigí de nueva cuenta a la puerta de mi respectivo departamento y abrí.
—Hola, Jiminie.
Allí estaba Yoongi, al parecer limpiaba los muebles o su colección de libros, no estaba seguro.
—Hola...
—¿Tuviste un buen día? —me pregunto.
Y apenas me había dado cuenta de algo, sus piernas eran muy lindas, estaban delineadas, podía compararlas con las de una chica, eran simplemente difíciles de describir, torneadas, y hermosas, ¿cómo se vería utilizando un short? Sacudí mi cabeza sacando esas ideas.
Mi gusto por el sexo masculino había aumentado últimamente, pero siempre me atraían los chicos que eran lo más parecidos a Yoongi, y eso era un problema.
—Pésimo... —dije por fin, después de todo, esa era la verdad—, ¿por qué no me dijiste que trabajar en una cafetería sería más estresante que en una oficina?
Yoongi soltó una pequeña risa y se acercó a mí.
No esperaba que hiciera lo que hizo.
Fue corto, pero lo había hecho, me había dado un beso en la mejilla en cuanto se había acercado a mí.
—¿Mejor?
No, bueno... de hecho sí, mucho mejor, pero en ese momento mis ganas de devolverle el beso en los labios estaban creciendo, y no quería que Yoongi me diera una bofetada o peor, un puñetazo en la parte baja.
—Supongo —me encogí de hombros.
—¿Quieres cenar? —Yoongi ignoro mi respuesta con aquella pregunta—. He preparado un poco de lasagna, si gustas está en la cocina.
Y claro que quería algo, bueno, Min Yoongi había logrado que parte de mi mal humor se fuera con aquel pequeño beso que me había dado, y se lo agradecía inmensamente.
En cuanto entre a la cocina pude ver que allí estaba la lasagana, y algo más, ¿qué demonios era lo que estaba viendo en ese momento? Era... una especie de pequeñas pelotas todas revueltas en una sola figura, tenía varios alambres enrollados juntos en la punta, estaba completamente pintada de negro y con puntos de color morado alrededor.
—¡Yoongi! —grite su nombre, necesitaba una explicación—. ¿Qué carajos es esto que está en la mesa?
—¡Es un Vilchis! —respondió a lo lejos—. Taehyung me lo dio, es para ti.
Esa había sido su respuesta, ahora eso explicaba el por qué me había preguntado aquello.
Ahora el dilema era ¿tirarlo o no tirarlo?
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