8- Proposición
Después de aquél fin de semana tan agitado, las hermanas Kochou estaban listas para iniciar una nueva semana, presentándose de forma puntual en la academia.
Aunque se había mentalizado a seguir con normalidad su rutina, para el final del día Shinobu no pudo evitar seguir evadiendo la última clase: Educación física. No estaba de ánimos para ver a Giyuu, así que, prefiriendo distraer su mente en otras actividades, fue a encerrarse en el pequeño laboratorio de la escuela hasta que el reloj marcara la salida.
La joven se dedicaba a guardar sus cosas cuando el timbre de su celular rompió el silencio que la envolvía. Apenas sus ojos alcanzaron a vislumbrar el número que yacía en pantalla un par de venas no tardaron en hacer su aparición, sobresaliendo de su sien.
—¿Hola? —preguntó al descolgar, rogando que el fastidio que la acaecía no fuera muy notorio por su tono de voz.
—¡Shinobu-chan! —La estruendosa exclamación que dio el joven del otro lado de la línea hizo que Shinobu apartara el móvil de su oreja. Era demasiado escandaloso–. Hace unas horas que acabo de volver de Ginza. Te extraño mucho, necesito verte.
A pesar de no ser contemplada por su interlocutor, Shinobu hizo el esfuerzo porque una sonrisa apareciera en sus labios.
—Ah, pero si acabas de volver estarás muy cansado. ¿No preferirías vernos en otra ocasión? No quiero ser ninguna molestia para ti.
—Mi Shinobu-chan no es ninguna molestia. Siempre estoy dispuesto a pasar un tiempo contigo. Además hay algo muy importante que debo decirte... Así que ¿te veo a las siete?
—De acuerdo —accedió Shinobu al ver que no le quedaba ninguna otra salida—. Nos vemos en un rato.
Y antes de que Douma pudiera agregar alguna otra cosa, Kochou se apresuró a colgar la llamada. Respiró hondo antes de soltar un violento soplido para apartarse los mechones de la cara. Eso era lo último con lo que quería lidiar en ese momento. Se sentía emocionalmente agotada, no tenía las energías suficientes que debía reunir antes de cada encuentro con el rubio. Eran horas que se le iban tratando de sonreír y ser lo más condescendiente posible con Douma, mientras por dentro era deshecha en vida por el odio.
Decidió que no arreglaría nada posponiéndolo. Shinobu recogió su bolso ya preparado y se dirigió a los sanitarios, esperando que un poco de agua fría le hiciera recuperar las energías, así como ayudarle a despejar su mente.
Entró al baño casi corriendo, la situación en sí la dejaba mareada y quería deshacerse de esa sensación lo antes posible. Necesitaba poner su mejor cara. Se agachó sobre uno de los lavamanos, abriendo a su vez el grifo para colocar las manos debajo del chorro de agua y salpicarse algunas gotas sobre su ardiente tez.
Efectuaba esta acción, cuando detrás de ella, de uno de los cubículos salió una albina de hermoso aspecto. Ume se quedó paralizada en su lugar apenas se percató de la presencia de la azabache. La petición de Douma no tardaba en volver a surgir dentro de su cabeza, recordándole que tenía una desagradable misión que cumplir para el caprichoso hombre.
Shinobu, sintiendo la presencia a sus espaldas, se irguió sacando el exceso de agua de su rostro y miró a su compañera a través del espejo delante de ella que las reflejaba a ambas.
—Eh... ¿Sucede algo? —preguntó con una sonrisa incómoda al notar la fija mirada de sus pálidos ojos verdes sobre su persona.
Esa pregunta dirigida hacia ella arrebató a Ume de su trance y se sobresaltó, meneando la cabeza.
—No es nada..., patito —dijo en respuesta, sin aguantar dirigirse a Shinobu con el último mote.
Ume se acercó al lavabo contiguo y, sacando un pequeño estuche con maquillaje, procedió a arreglarse delante del espejo. Kochou contempló irritada como se colocaba una ligera capa de brillante carmesí sobre sus labios. Sabía que los alumnos de grados inferiores tenían algunos apodos para dirigirse a ella, ¿pero patito? ¿Quién había sido el ser humano con tan poca materia gris para pensar en un sobrenombre tan estúpido? Sin embargo, descartó el decir algo y se apresuró a secarse las manos.
—Es inusual verte a estas horas Shanaba-san.
—Es porque me castigaron —explicó Ume al momento que pasaba el rimel por sus largas pestañas.
—¿Y te quedaste? —indagó Shinobu sorprendida ante el hecho.
No era secreto para nadie que los hermanos Shanaba eran un par de delincuentes que seguido se buscaban conflictos, siendo reconocidos también por su facilidad por evadir con éxito las consecuencias.
—Es porque quien me castigó fue Tengen-Sensei —dio a conocer la albina mientras guiñaba su ojo haciendo obvias sus segundas intenciones.
Shinobu se debatió por unos instantes qué responder a eso y finalmente se limitó a asentir. Entre el alumnado corrían algunos rumores que aseguraban que la hermosa chica de ojos verdes mantenía una relación inapropiada con el extravagante profesor de arte. Siendo alguien que también había cometido el error de meterse con un docente, Shinobu no se sentía en el derecho de juzgarla o indagar más en el asunto.
—En fin, ya nos veremos por ahí —finalizó Kochou prensando la toalla de baño sanitaria que aún traía en las manos para secarse el rostro.
La desechó en el bote de basura más cercano y se encaminó hacia la salida. Ignorando que los ojos de Ume estaban atentos a cada uno de sus movimientos.
—Sí, no dudes de eso —farfulló la albina entre dientes mientras obversaba de reojo como la azabache abandonaba el lugar.
“Ella es una pequeña mentirosa y eso me excita un poco” las palabras de Douma hicieron eco en su cabeza una vez quedó sola. Aunque la situación le preocupaba, Ume no podía negar que era carcomida por la curiosidad. ¿Qué se estaría ocultando detrás del semblante de perfección de Kochou? Y lo más importante aún ¿por qué alguien como ella había decidido involucrarse con Douma? ¿Qué podía orillar a una persona a tomar tan malas decisiones?
“Kanae despertó en la madrugada. Sus manos se apresuraron a buscar a su acompañante que había yacido a su lado durante gran parte de la noche.
Poco a poco se fue irguiendo al percatarse de que se encontraba sola en la cama de ese hotel. Su mente evocó rápidamente dónde se encontraba y con eso recordó la movida noche que habían pasado juntos. Los brazos de Kanae recorrieron su cuerpo desnudo. Aún era capaz de sentir las caricias de Douma sobre su piel mientras se entregaba completamente a él y él se encargaba de hacerla solo suya.
Una punzada de culpa creció en su pecho al rememorar los detalles más íntimos. Viniendo de una familia conservadora, toda su vida Kanae había sido instruida para dar ese paso con el hombre que se convertiría en su esposo y ella fue a perder la virginidad con un hombre con el que ni siquiera había formalizado su noviazgo.
Los ojos violetas de la joven se llenaron de lágrimas, que en seguida se apresuró a limpiar con la sabana que sujetaba contra su pecho. No tenía que pensar mal. Douma la amaba, él era su indicado y realmente era lo mas importante para dar el paso que había decidido dar con él. En un futuro la haría su esposa y no tendrían ningún otro problema. Aquella no debía ser una decisión de la cual arrepentirse.”
El encuentro que habían tenido esa noche en la cafetería había sido fugaz, cosa que alivió enormemente a Shinobu. Ese día no estaba de ánimos para seguir jugando al detective. Todas las palabras que habían salido de la boca de Douma habían sido ignoradas por la azabache, como el molesto zumbido de un insecto. Ya después se encargaría de revisar las grabaciones.
Durante su cita, la perspicaz mirada de Shinobu no había tardado en encontrar unas marcas hechas en la piel asomándose debajo del cuello de la camisa de Douma. Eran evidentes, estaban en el lugar exacto donde se suelen atacar los amantes durante una noche de pasión... O chicas a las que se les paga por un poco de cariño. Ese hombre ni siquiera se esforzaba en ocultar sus infidelidades.
A partir de ese incidente, la mente de Shinobu se desasoció de la plática por completo. Solo podía preguntarse si en las salidas que tuvo con Kanae también había tenido el descaro de ir con semejantes vestigios de sus noches de pasión desenfrenada. La idea de considerarlo como posibilidad la hacía sentir enferma, deseosa de volver a casa.
Ahora se encontraban de camino a la estación de tren. Faltaban unas cuadras para llegar cuando de pronto Douma se detuvo en seco, dándole un jalón a Shinobu quien ya lo había intentado rebasar.
—¡Casi se me olvida, te traje algo! —exclamó mientras rebuscaba en sus bolsillos, bajo la mirada atenta de Shinobu.
Extrajo una pequeña caja y la abrió para que la chica mirara su contenido. Se trataba de una cadenita de plata con el dije de una mariposa. Douma recogió el collar del acolchado interior y se acercó a Shinobu buscando su cuello. La azabache se sorprendió por el repentino gesto, mas intentó poner su mejor cara mientras aceptaba el gesto del blondo.
Shinobu contempló el dije entre sus manos, preguntándose cómo había hecho para conseguir el dinero. Era joyería fina y se notaba en sus acabados hechos a mano.
—Oh, no debiste —comentó Shinobu intentando ahorrarse una mueca de casi desprecio. En serio que no debió haber gastado su dinero en ella. Le parecía un gesto barato y de mal gusto para conseguir su aprobación.
—Claro que debía... Quería darte algo especial para decirte mi proposición.
Shinobu levantó abruptamente la mirada hacia el joven, casi con miedo. ¿Proposición? ¿De qué jodida proposición le estaba hablando?
—Shinobu-chan, quiero que seas mi novia.
Sus orbes violetas quedaron fijas en él. Tenía que tratarse de una broma. ¿Cómo iban a volverse novios cuando apenas habían salido un par de veces en solo dos semanas? No conocía nada de él, nada que podía constatarse como verdad. Sin embargo, Douma parecía realmente enamorado. Shinobu apretó la mandíbula con furia... Él nunca le había pedido a Kanae ser su novia. Solo la usó y la desechó apenas se dio cuenta de que ya no poseía nada de interés para sacarle.
No obstante, un destello de esperanza surgió de su mente nublada, traspasando incluso su molestia. ¿A qué tipo de información tendría acceso si se hacía tan cercana a ese hombre? Las posibilidades la emocionaron. Incluso con algo de suerte sería testigo en primera fila de alguna de sus estafas.
Tragó la bilis que le subía por la garganta y esbozó la sonrisa más dolorosa que le tocó dirigirle a alguien alguna vez.
—Sí, seré tu novia —aceptó intentando asentir.
Apenas recibió la positiva de parte de ella, los brillantes iris de Douma se iluminaron por la emoción. La sujetó de la cintura y le dio una vuelta en el aire antes de juntar sus labios en un apasionado beso. Shinobu intentó retener las arcadas que le dieron, le había faltado mentalizarse a que ese contacto se iba a efectuar entre ambos y de ese momento en adelante se iban a volver más frecuentes.
Kochou pensó en cortar el beso y apartarse, sin embargo, al sentir la fuerza de las manos de Douma que envolvían su cintura descartó la opción. La tenía bien aferrada mientras efectuaba esa muestra pública de afecto. Además, aquella podía ser su oportunidad perfecta. No podía desperdiciarla. Envolvió el cuerpo de Douma y sus pequeñas manos acariciaron los fornidos miembros del hombre, intentando llegar a su objetivo: su cartera. Ahí guardaba sus tarjetas de contacto y con mucha suerte también debía tener documentos o facturas que pudieran ayudarle como muestras tangibles de sus estafas.
Shinobu lentamente abrió los ojos. Varias personas se habían detenido a ver el eufórico espectáculo que la pareja había montado y delante de todos, con una expresión impasible a pesar de lo dolido que se encontraba en su interior, estaba Giyuu, mirando la escena que su alumna estaba suscitando.
Los ojos de ambos se encontraron. Sus orbes azules mostraron verdadera aflicción antes de menear la cabeza y seguir con su camino. Dejando a la azabache unida a aquel desagradable sujeto.
N.A ¡Hola mis queridos amigos! Bueno, con mucho hype les entrego el último capítulo de este año (sí, será el último porque tengo algunos proyectos que atender y el resto del mes me entreteneré en eso. No me maten, les prometo un regalo de navidad (´;ω;`))
¡Pero no sé preocupen! Ando con mucha ilusión planeado el siguiente capítulo porque se viene mucho drama, y yo vivo por el drama (la cocodrilo mató al Giyushino y yo no quería quedarme atrás, ahre (?)
También quiero hacer una mención especial a la mil veces talentosa FR3AK_ERZA por los hermosísimos separandores nuevos que me hizo ¡Mil gracias, nena! Los adoré con todo mi corazón y te adoro a tí mucho más ♥(ˆ⌣ˆԅ)
P.d Les prometo que mí propósito de año nuevo es ser más constante con este fic. Crucen dedos por mí QwQ
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