Capítulo 7.- Miedo

  "El miedo es el sentimiento como respuesta a una sucesión de eventos reales o imaginarios fuera de lo común. Es la predisposición del cuerpo a lo desconocido. Muchos lo buscan desesperadamente ligándolo con la adrenalina, pero yo sé que solo es un travieso que le encanta verse en tu rostro y escuchar la exhalación dulce y potente que en muchas ocasiones logra emanar de tus pulmones. Como sea y por extraño que parezca el miedo es muy querido entre ustedes los grandes humanos de porquería"

           El piso presidencial de Titanium se veía patético durante todo el día. No porque gozara de poca luz o glamur, sino porque el silencio reinante es matador. En todo ese día solo escuché los susurros de Margaret al teléfono y honestamente no sé cómo la escuchan al otro lado, solo podía ver como sus labios se movían, les digo que su susurro es más bajo que el chillido de un mosquito. Aún no me explico cómo es que en éste lugar se hace tanto dinero, no se siente el agite constante que en Mongomeri era tan común. Ese agite que me decía "sí, ellos saben usarme" acá siento que todos bostezan, toman más café del normal, algunas secretarias incluso se han babeado en sus escritorios y no porque algún galán estuviera cerca, sino porque se quedaban dormidas con la boca abierta.

           Ahora estamos aquí en un piso que no podía verse más tétrico, solo la lámpara del escritorio de Margaret y otras lámparas de luz amarilla por allá alumbran un poco. La luz de la ciudad entra por aquellas paredes de vidrio y literalmente hay un maldito grillo chillando por ahí.

            — ¿Dónde se prende la luz? —Haydee creo que está igual que yo pensando en lo deprimente de todo eso.  

—No sé —se encoge de hombros y ahora sé que ese es un hábito de nuestro querido enemigo.

            ¿Por qué el condenado siempre tienen esa mirada entre malévola y seductora? Sus ojos azules siempre le resaltan y aquí es donde yo digo que ÉL y ya saben a quién me refiero fue un poquito bastante injusto. Para nadie es mentira que persona con ojos de colores exóticos, es persona que no solo tiene un magnifico color que da de que hablar, sino que por si le hiciera falta sus ojos son grandes, para que a nadie se les pase verlos, tienen pestañas tan largas como las vacas y cejas pobladas y peinadas. Pero al pobre de ojos marrón pupú a ese lo ves con ojos pequeños que casi pareciera que viviera dormido, con pestañas que se ven con lupa, de paso no son rizadas, son bien caídas. Y si tiene los ojos grandes, entonces son saltones como lo de los sapos. Mi teoría es al lindo se le dio todo para que por siempre fuera "El lindo" y al feo bueno se le ponen todas las trabas para que nunca sea "El Lindo" y no me vengan con la belleza interna, esa existe pero no en todos y ustedes los humanos son tan vanidosos que buscan desesperadamente un cuerpo perfecto. Súper vacíos que son y por pasar tanto tiempo con ustedes todo se me pegó. Pero no me juzguen en mis tiempos sanos uno que otro feíto de cara y lindo de corazón robó lo que sea que sea que tenga para sentir. Y ahora me acordé de la coleccionadora de feos, es una chica que... ya va... disculpen me fui de tema, vivo divagando. Ahora sí volvamos a Mongomeri, Oh disculpen, digo, volvamos a Titanium, lo digo la costumbre, la costumbre.

—Ven a la oficina —camina rápido y Haydee está siguiéndolo con presura, creo que no quiere quedarse en la recepción sola —Mañana tendré una reunión con corporaciones Tilbra...

—¡Corporaciones Tilbra! —exhala y yo sé lo que pasa por su cabeza. Esa es una empresa inversionista de Maxwell, es obvio que ya McKengsly comenzó su guerra.

—Sí —mira su cara y solo pone los ojos en blanco —lo importante es que deben armarse las carpetas, la reunión es mañana a las 8 am.

—Tan temprano —pone mala cara.

—Solo deja de hacer preguntas. No te contraté para eso —Haydee solo aspira aire y comienza a alejar sus cabellos de su cara lo que es símbolo de que está intentando tranquilizarse —. Acá está una carpeta lista —le señala aquella elegante carpeta de cuero negra rotulada —, adentro están cada uno de los documento perfectamente ordenados —lo abre y en efecto como en Maxwell están todas aquellas hojas —. Ve bien el orden, ésta es tu muestra —está hablando como si Haydee fuera una niña pequeña —. Será inadmisible que te equivoques, sugiero que marques cada hoja mientras la vas acomodando y...

—No soy una maldita bruta —grita y jala con todas sus fuerzas la dichosa carpeta —. Sé arreglar una carpeta e incluso presidir la dichosa reunión que tienes con un cliente que conozco muy bien. Deberías mejor leer el discursito que has preparado para impresionar a los empresarios de Tilbra, aunque no te será difícil pues son unos idiotas por excelencia.

—¿Esa es la manera de hablarle a tu jefe? Pídeme disculpas, hazlo o...

—¿O me botarás? —Vuelve a alzar la voz —hazlo porque no pienso renunciar. Y tengo un contrato por dos años para trabajar aquí.

—No, tienes un contrato por 3 meses de prueba.

—Está equivocado querido presidente. Lección número uno para un empresario y para cualquier persona, no firmes algo sin antes haberlo leído.

—¡¿Cómo?! Mientes —revolotea unas hojas de su escritorio, pero sabe que el contrato que firmó lo envió ahí mismo a recursos humanos — ¿Cómo lograste que en Recursos Humanos hicieran un contrato diferente al que yo ordené? —Ella imitándolo encogía los hombros —Haydee, Haydee la inusual  moneda de oro —expresaba con rabia —¿Con qué naciste que logras caerle bien a todos?

—No a todos, no te caigo bien a ti. Oh perdone a usted —Creo que ahora mismo era el estómago de Haydee el que hablaba por ella y es que estaba hambrienta, las dos lo estamos. No hemos comido nada más que esa mini galleta integral en el departamento de Christina.

—No eres tan linda, ni amigable. Yo te conozco de verdad —su mirada era difícil de descifrar, creo que necesito de mis compañeros laborales para ver cuál de ellos está presente en el cuerpo de McKengsly. Bueno buenos para nada, grito, ya alcen la mano, les encanta hablar detrás de mí sin parar ¿ahora se van a callar? Ok el grillo sigue chillando. No me vuelvan a pedir un favor.

—No me conoces en absoluto —Él la observa un poco más para luego suspirar y desviar la mirada ¿qué fue eso? Yo la experta en gestos no lo entiendo.

—Solo llena las malditas carpetas.

—¿Dónde están las carpetas? —solo tiene aquella carpeta de muestra entre sus manos.

—Pensé que eras inteligente. Encuéntralas.  Y llena las carpetas en tu oficina.

           Haydee sonríe y se da media vuelta, sale decidida hasta que se da cuenta de la oscuridad del lugar. "Ahora ¿dónde guardarán aquí carpetas cómo estás?" husmeamos en el escritorio de Margaret pero no vemos nada. Va temerosa hasta su oficina y con dificultad logra encender aquel melancólico bombillo. Pareciera que estamos en el siglo XVII con las velas alumbrando, hasta ellas dan más luz que ese mini bombillo.

—Christina —susurra al teléfono.

—¿Qué ha pasado? ¿Cómo te fue con Christopher? Mónica me dijo que te verías con él. Ya sé, vas a tener acción con él hoy. ¡Eso picarona! Pero no soy tu mamá, no tienes por qué llamar para avisar que no vendrás a casa. Honestamente hasta me había olvidado que ahora eres mi compañera. 

—Christina cállate —dice algo fuerte —no me vi con Christopher, estoy acá en Titanium trabajando.

—¡Qué horror! ¿Para qué llamas?

—¿Te has acostado alguna vez con alguien de Titanium?

—¡Qué! —grita —¡Tan zorra me crees!

—Por Dios no te hagas.

—Bueno sí tienes razón —sonríe. Debo decir que me sorprende lo consciente que está Christina sobre su estado de zorra, nunca lo niega, sabe que lo es y por alguna razón acepto a ese tipo de zorras.

—¿Entonces?

—La verdad es que en Titanium el único papi rico es McKengsly y ese es un hueso duro de roer, para empezar uno nunca lo ve en alguna fiesta. Y mira que una vez lo vi, pero fue imposible emborrachar a ese hombre.

—¿Querías acostarte con McKengsly? —pregunta horrorizada.

—Todos quieren eso Haydee, no seas tonta ni mojigata. No comiences a caerme mal. Pero ahora que recuerdo una vez pase una noche loca, bueno fueron dos, no la verdad creo que fueron cinco... tal vez fueron más... hum... verdad que no la pasaba mal con él...

—¡Oh Christina habla ya!

—Lo siento, en fin pasé unas cuantas noches locas con uno de los taxistas de Titanium. Tu sabes quería vivir una fantasía y el taxista bueno no puso objeciones.

—No me interesa saber eso.

—Ok. Pero ¿qué quieres?

—Necesito saber dónde guardan acá las idiotas carpetas rotuladas de las reuniones, pero un taxista no podrá ayudarme.

—No sé, él es muy amigable. Tal vez y tenga el número de alguna secretaria. Lo llamaré y te digo.

—Gracias Christina.

                   La loca zorra tenía razón y nos dieron el número de la pelirroja del ascensor. La cual no paró de hablar ante de decirle a Haydee el número de Margaret. Ella con toda su amabilidad nos dijo que todo se encontraba en el piso 30 en la oficina de fotocopiadoras.

               Si el piso presidencial era melancólico el piso 30 era una cueva de lobos. Tropezamos varias veces y cualquier mínimo ruido hacía brincar a Haydee. Por suerte tomó unas 15 carpetas, sacó las copias que tenía que sacar, ya que estaba ahí aprovechó y volvíamos a la seguridad del ascensor.

               Armar las carpetas era un juego de niños, a Haydee siempre le había gustado hacerlo, le encantaba organizar cada reunión, escoger la comida, el tipo de bebida a darse dependiendo de la hora e incluso escoger la ropa que Andrew usaría, esa era nuestra actividad favorita, o al menos era la mía.

          Terminamos las carpetas y por orden de McKengsly fuimos a esperar que su comida llegara a la planta baja. La conversación con los vigilantes fue amena, al menos para Haydee que gozaba de ser siempre divertida con todos. Durante el camino de vuelta a la oficina de McKengsly Haydee intentaba como que alimentarse con el delicioso aroma de esa comida Tailandesa. Su estómago ahora sí rugía y por un momento se le pasó por la cabeza quitarle un poco de comida a McKensgly, de seguro ni se daría cuenta, pero mejor decidió que no era propio de ella "Haydee estás pensando como una moribunda ¿qué te ocurre? La dieta para tu graduación fue mucho peor" y eso sí que fue matarnos de hambre. Agua y un cubo de queso de vez en vez por tres semanas. No puedo decírselo pero Haydee lucia raquítica, aunque ella asegura haberse visto muy hermosa.   

          El ascensor se cierra detrás de nosotras y ¿Qué pasó? Inmediatamente las pocas lucen se han apagado. Todo es más lúgubre y es que los edificios cercanos también se han quedado sin luz y la única luz proviene de la luna y ¡vaya! Creo que es la primera vez que las personas en Chicago han visto la luna.

          Haydee camina a ciegas, está con sus manos intentando tocar algo que la guíe, escuchamos que algo como una caja se abre, se escuchan puertas y gavetas cerrándose, su corazón comienza a acelerarse a medida que escuchamos más y más ruidos extraños. Tan solo el sonido de la bolsa de comida aterra a Haydee, creo que vienen a su mente los cuentos de los mil y un enemigos que tiene McKengsly y como más de una vez lo han intentado asesinar. Ve una sombra "¡Es un cuchillo!" piensa asustada y de pronto algo la toca.

          El grito que vino después les aseguro que dejó a Miedo bastante satisfecho.

—¿Qué ocurre? —se escuchó la voz de McKengsly acercándose.

—Algo, algo... —se retuerce, grita y continúa gritando. Yo sabía que ese maldito grillo iba a causar estragos —¡Ay!!!!! —Grita despavorida cuando choca con McKensgly —¡Suéltame Asesino! —grita.

—Soy yo —gritaba él a su vez. Detuvo sus manos y puedo escuchar un sonido peculiar, es como algo duro chocando contra el piso.

—Ah tú —calmándose se toma el corazón —¿Por qué no hay luz? ¿No tienen planta eléctrica?

—Claro que la hay —veo como comienza a buscar a tientas algo en el suelo, porque ve con atención.

—Entonces ¿por qué estamos a oscuras?

—No sé.

     Veo algo raro en McKengsly, busca pero no solo le es difícil encontrar ese algo por la oscuridad, se ve lento, como cansado.

—¿Estás cosas nunca pasarían en Mongomeri? La electricidad es dinero, con cada minuto se pierden millones, cómo es que... ¡Ay! ¿Qué te ocurre? Déjame, quítate —comienza a gritar y lo golpea intentando quitárselo de encima, sin remedio ahora está en el suelo con él encima de ella —depravado, déjame.

—Lo siento yo... —intenta alejarse, pero les digo que McKensgly algo muy raro tiene. Está sudando y sus manos tiemblan. Intenta buscar en el suelo alrededor de Haydee, pero ¿Qué busca? Escucho un "pobrecito" de Soledad, y un sollozo de ya va, quien está llorando... ¡Cupido! ¿Por qué le tienen lastima?

—McKengsly ¿qué te ocurre? —Está ahí con ese pesado hombre aplastando sus piernas, busca su cara y con esfuerzo la levanta para verla a la luz de la luna —¡McKengsly reacciona! ¡McKengsly levántate! —le grita y lo zarandea, pero ahí está semi desmayado. De verdad qué loco está el mundo, más o menos qué pasó. Él solo intenta buscar algo, se ve que con sus ojos perdidos busca, pero Haydee no lo entiende y yo por poco tampoco —¡Oye! No me hagas esto, no te mueras —grita realmente asustada —por el amor de Dios un grandulón como tú no se puede morir —está ahí con su cara entre sus manos y por un momento se queda observándolo. De verdad que es lindo ¡awww! Pero ¡está muriendo! Haz algo Haydee, muévete. Revisa en sus bolsillos si tiene el celular y recuerda haberlo dejado en su cartera en la oficina, rápidamente mete la mano en el saco de McKengsly que sigue como quien busca aire, saca un celular que poco le sirve porque no sabe cómo desbloquearlo —. No me hagas esto, me acusaran de asesina y entonces iré a pena de muerte en vez de ir solo un montón de años a prisión —Ok eso no sonó bien, pero son solo sus nervios hablando por ella, créanme mi Haydee no es tan egocéntrica ¿o sí? —. Ian por Dios reacciona —de pronto una imagen flash viene a su mente y ¡oh sí como nos encanta recordar! —claro eres Diabético, ya te vi una vez así.

        Rápidamente y con delicadeza lo deja acostado ahí, piensa en buscar la forma de llamar a emergencias, está hecha un manojo de nervios. Veo como Ian se pone cada vez más morado y ¡Oh Por Dios la inyección está justo detrás de ti idiota! ¡Inyéctasela ya! ¡Estás ciega porquería! Lo sé, lo sé, nunca en mi vida he llamado a Haydee así, pero está tonta, no ve que si no lo hace se nos muere y nunca he querido que McKengsly muera, si lo hace ¿Quién será nuestro enemigo? Ahora soy yo la egocéntrica, lo digo las cosas malas se pegan, pero ¡Tan solo ve a tus pies inútil muñequita presumida!

—La inyección —y hasta que por fin, ahora no pienses solo inyéctasela — esto buscabas "Glucagón" —lee y creo de verdad que me va a dar algo ¿cómo alguien puede ponerse a inspeccionar una inyección cuando un susodicho está siendo atacado por mi querida amiga muerte? Eso es Haydeee solo inyéctalo en el brazo. Pero ahora no la culpo, tiene que sacarle el saco, así que desesperada creo que en una descarga de adrenalina rompe su traje dejando ese musculoso brazo al descubierto y de un solo tirón clava aquella aguja —. Por favor, por favor ponte bien, por favor quédate conmigo —ahí está agarrando su cara y poniéndola sobre sus piernas, sé que él la observa, aunque su vista está algo perdida. Creo que Haydee siente algo de miedo, pero aun así comienza a peinar los cabellos de McKengsly. Él comienza a dejar de temblar y la luz por fin llega —te dejaré un momento para llamar a una ambulancia —está hablándole como a niño pequeño, él intenta decir algo, pero ella ya lo ha dejado para correr al teléfono.

—Ya estoy bien —dice recostando su espalda a la pared entre los ascensores. Haydee por estar llamando no notó cuando se arrastró hacia allá —diles que no vengan.

—Ya los llamé, además no creo que estés bien. Alguien tiene que revisarte —con delicadeza vuelve a su lado, sentándose ahí enfrente de él.

—La gran Haydee preocupada —todavía se ve algo agitado, pero de todos modos está ahí con su sonrisa de medio lado.

—Te acabé de salvar la vida, deberías ser un poco agradecido —molesta se levanta, y yo también estoy molesta. Maldito idiota, tan preocupada que estaba hace un rato "ahora muérete".

—Pero solo pagaste un poco tu deuda, si mal no recuerdo una vez me dejaste a punto de morir.

         Está bien ahora nos sentimos miserables. Fue la cosa más horrible que pudimos haber hecho, pero Haydee era tan tonta. Ella baja la mirada y unas lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas, claro que recuerda aquel día y lo mal que se sintió cuando supo que nada era un juego. Él quería levantarse, pero aún estaba débil. Por suerte la ambulancia llegó inmediatamente y el piso presidencial daba paso a aquellos paramédicos y su camilla.  

           Éste fue el más extraño y horrible primer día de trabajo de la historia de la humanidad. Ahora sé que pasaremos lo que queda de noche recordando aquel idiota momento. Quiero decir que Haydee solo tenía 15 años, pero sí fue la rata de las ratas.

___________________

Bueno por fin les traje nuevo capi. Pensaba publicar ayer pero cosas pasaron. Espero que les haya gustado y el capi que viene traerá de todo, entre ellos los recuerdos porque McKengsly, Haydee y Andrew se conocen desde hace mucho tiempo. Mil gracias por leer y por comentar. Se les quiere y disculpen la demora, pero estar sin laptop no es fácil. :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top