Capítulo 6.- Humillación

            "La humillación es una especie de maldad, siempre pendiente de atacar. Aquella que nadie quiere vivir, pero que todos suelen usar. Ten cuidado de usarla, porque al igual que un bumerán suele regresar a su destino original"

            Ni en sus más horrorosas pesadillas Haydee imaginó que viviría un momento así. Estaba ahí respirando hondo cuando escuchó que aquel ascensor se abría, mentalmente decía "que no sea él, que no sea él" pero ¿acaso pensaba estar ahí todo el día esperándolo? Al mal paso darle prisa, así que ni modo te toca un pequeño momento incomodo Haydee tampoco todo en tu vida podía ser color rosa. Hablando de eso, de verdad me molestan aquellas personas a las que todo se les da, son aburridas y predecibles, cada maldita cosa es oro para ellos, pareciera que defecaran unicornios, las ¡ODIO! Pero bueno yo odio casi todo. Volviendo a lo que en realidad nos importa, creo que ya les dije que McKengsly con su costoso traje Armani botó un poco de su café cuando vio a Haydee ahí sentada esperándolo, su sonrisa de satisfacción fue algo de otro mundo, les digo que es a él a quien Destino debería malograrle la vida.

—¡Señorita Ramírez! Pensaba que al menos se tomaría unos 3 días mínimos antes de venir.

            Mi Haydee respira hondo y yo misma quiero darle una cachetada a ese hombre. Además ahí está esa secretaria algo entrada en edad observando todo disimuladamente, es raro pero el personal de acá no se parece en nada al de Mongomeri. ¡Aaahh! bueno creo que ya no pasaré tanto tiempo con Haydee si todo continúa así.

—Ya ves que no me hice de rogar.

—Pasemos a la oficina. Margaret por ahora no me pases llamadas —la secretaria asiente sonriendo.

            He de decir que aquella oficina no está nada mal. Siempre dije que Andrew tenía una de las mejores vistas del mundo. Bueno Ian bien podría tener la mejor segunda vista. Su oficina está llena de un glamour muy actual, parece esas oficinas futuristas que se ven en las películas. Haydee observa todo con atención.

—Toma asiento —señala aquel sillón enfrente de su escritorio. Haydee sabe que es su turno de decir algo y logro ver esa guerra mental por decir algo ingenioso, pero nada sale de su boca y McKengsly la ve divertido —no creí que lograra quitarle el habla a la gran Haydee Ramírez. ¿Qué pasó con tu negocio propio?

—Decidí dejarlo para otro momento en mi vida, para cuando esté vieja y quiera jubilarme. Además me moría de curiosidad por saber que pretendes.

—No pretendo nada, quise hacerte un favor.

—No te creo. Quieres verme derrotada, pero tu gran enemigo es Andrew no yo.

— ¿Entonces para qué viniste? Yo no iría tan presto a un lugar donde solo piensan humillarme.

—No tengo opción. Además quiero vengarme de Andrew, yo puedo ayudarte a derrotarlo, sé todo lo que hay que saber de él.

—Detente Haydee, si te llego a contratar no será para que chismosees lo que Andrew hace o no con sus empresas. ÉL podía necesitarte porque es un incompetente, pero yo no. Sé cómo deshacerme de él, así que no quieras atribuirte responsabilidades que no te competen. Serás una secretaria.

—Ya decía yo que te habías demorado demasiado en decir aquella palabra. ¿Qué es lo que haré como secretaria?

—Margaret la señora que viste afuera a estado con nosotros desde hace mucho tiempo. Trabajó con mi padre y ahora conmigo. Ella se encarga de mi agenda, de las llamadas, en fin, tú serás su asistente.

—¡La asistente de Margaret! —aquella señora se veía bastante seria, pero creo que podemos sobrevivir a eso.

—Traerás mi café, buscarás mi comida, harás transcripciones, entrelazaras llamadas. El cielo es el límite.

—¡Oh! Me suena al trabajo perfecto. Aunque no lo creas McKengsly siempre soñé con un trabajo así. Hiciste mis sueños realidad —sonríe aparentando estar verdaderamente feliz.

—Un placer señorita Ramírez. Como entenderá el sueldo no es igual al que ganabas y es que no harás mucho.

—Entiendo. Solo quisiera un contrato por al menos 2 años.

—¿Quieres pasar 2 años conmigo? Veremos, sí de verdad disfrutas comer fresas de entre los dedos de mis pies, tal vez considere extender tu contrato —¡idiota!

—¡Vaya! No sabía que me vieras de esa forma —Haydee está carcajeándose y McKengsly ya está con su cara de póker. Esa es mi persona favorita del mundo —comiendo fresas entre los dedos de tus pies ¡Ja! Esas cosas siempre lo hacen chicas muy sexys, así que me siento muy halagada. No sabía que pensaras en mí en aquellas situaciones ¿Debo cuidarme de algún futuro acoso?

—Para nada, las secretarias pueden despertar oscuros placeres, pero tú no logras eso en mí.

—¡Qué lástima! —los ojos de McKengsly casi se salen ante aquello, si tuviera café lo estaría derramando de nuevo —la verdad es que si usted señor me propusiera algo indecente, sería difícil decirle NO.

—Pero eso no sucederá.

—Cómo quiera, solo téngalo presente —dice con aquella voz seductora — ¿Cuándo comenzaré a trabajar?

—Hoy mismo —encoge los hombros como a quien no le importa —cuando salgas dile a Margaret que entre y espera a que ella te dé instrucciones.

            Comienza a hojear unos papeles y Haydee solo se levanta para irse. "¡Imbecil!" ya iba yo a intimidarme con comer fresas entres sus dedos, obviamente McKengsly no sabe con quién trata. Gané el primer round".

            Mi Haydee es un genio, aunque me imaginé eso de McKengsly sin camisa y les digo que me acaloré. Creo que a McKengsly lo podré seguir así como hacía con Andrew. Aunque aún debo odiarlo, es mejor no saber mucho de su vida, pero bueno que lo persiga a la ducha un segundo, o una hora no me hará mal ¿no creen?

—Entonces seré tu asistente —Haydee sonriendo hablaba con Margaret quien al salir de la oficina de McKengsly había cambiado su semblante duro.

—Por un momento pensé que te dejarían en la presidencia y a mí me enviarían a algún departamento olvidado —ahora que he revisado su vida, sé que tiene unos 46 años de edad, ha tenido una vida muy correcta, es decir, aburrida. Y no es mala persona.

—Cómo crees. Llevas muchos años aquí, es normal que sea tu asistente —a veces me asusta lo bien que se le da la hipocresía a Haydee.

—Bueno no sabíamos que llegarías hoy, así que acompáñame.

            Entramos a un pasillo y a uno más pequeño no muy iluminado, hasta que abre una puerta y "ta –ra-ta-tan" les aseguro que eso es nuestra oficina.

—¡El Archivero! —exclama sorprendida, aunque de inmediato sonríe.

—El joven McKengsly ya ordenó que te trajeran un escritorio y un teléfono. Es que es el viejo archivero, hay muchas cosas que no se han digitalizado ni ordenado. Tu tarea será ésta aparte de atender al joven en lo que pida. Está algo oscuro, pero... la verdad lo siento —la pobre de verdad se ve apenada.

—Margaret no te preocupes. Me gusta la oscuridad, la humedad y el olor a viejo. La luz opaca hace que las imperfecciones de mi piel no se vean.

—Entonces te dejo, pronto vendrán los chicos con el escritorio. Y Haydee bienvenida a Titanium.

            Haydee nunca entendió porque los McKengslys llamaron a sus grandes edificios Titanium. Y ahora que le daban la bienvenida se sentía tan traicionera. Estaba en la casa del enemigo, era como un Judas traicionero. Por un momento se detestó, pero una chiripa subiéndose a su mano la hizo gritar.

            Ok, ok, Destino ya basta, esto es el colmo. Aunque sea aleja a esos bichos. ¿Cómo que ya no estás interviniendo? Solo le diste un cambio y lo que ocurre es solo consecuencia de ese acto. Haydee tenía la suerte de su lado. Maldita suerte ¿Dónde estás? Oh genial... ahora ella decidió darse un descanso. Mil gracias a todos, y por si no entienden es sarcasmo.

            La primera orden de McKengsly fue que Haydee le trajera su comida del restaurant Longman & Eagle  ubicado exactamente al polo opuesto de las torres Titanium, ella dijo "Ok llamaré que comida deseas" pero la respuesta fue "ve tu misma a buscarla, no le confío a cualquiera lo que me lleve a la boca".

            Al principio se molestó pero luego pensó que salir le haría muy bien, aunque Haydee no tenía carro y estaba quebrada. No sabía si podía agarrar un taxi que McKengsly luego pagaría, le preguntó a Margaret pero ella no sabía nada, era inusual que McKengsly enviara a alguien de la oficina por su comida y es que siempre pedía su comida a domicilio.

—Mónica te digo que me tiene trabajando en una pocilga. Ahora debo ir por su comida y no tengo ni un medio. O pago un taxi ahorita y me voy a casa a pie, o viceversa.

—Haydee eres linda, consigue que alguien te dé el aventón. O súbete a un taxi y conquista al conductor.

—Que todo el mundo crea que soy una perra no quiere decir que lo sea.  

            Continúa hablando a medida que sale del edificio. Con cordialidad a saludado a todos con una gran sonrisa y es que Haydee aprendió desde pequeña que solo el ser simpática puede abrir muchas puertas. ¿Por qué yo nunca aprendí eso? Debería ser simpática pero qué asco, prefiero ser sincera. Haydee decidió pagar un taxi ahorita e irse a pie o en subterráneo a la noche.

            Aquel restaurant siempre ha sido uno de nuestros favoritos. Las dos vemos con pena que no podamos sentarnos en aquellas finas mesas tal vez por mucho tiempo.

—¡Haydee Ramírez! —las dos brincamos del susto, pero ahí está aquel niño que hace tiempo había olvidado. Aunque quien puede olvidarse de su primer amor.

—Christopher Ralph ¡Qué alegría verte! —de inmediato se lanza a abrazarlo. Si Haydee tiene fama de zorra es porque se lo ha ganado con creces, pero bueno tengo que admitir que el joven Christopher se ve exquisito. Siempre fue lindo, de esos chicos que todas quieren como novios y ahora está aquí todo hecho un hombre que todas quieren como esposo.

—¿Qué haces en la barra? Ven almuerza conmigo. Aunque que idiota debes estar esperando a alguien.

—No, la verdad es que espero la comida de mi jefe.

—Supe que ya no trabajas con Andrew. ¿Él te botó?

—Yo renuncié —nuestra comida llega y mejor nos vamos de ahí —debo irme.

—¡Espera! Deberíamos hablar ¿te parece una copa ésta noche?

—Claro —tiene esa sonrisa tonta de cuando alguien le gusta ¿acaso se olvidó de las razones de su ruptura? Porque yo las tengo bien grabadas en mi mente —ten mi número.

—¿Dónde trabajas te buscaré a la salida?

—En las torres Titanium —sé que tuvo que tragar saliva para decir aquello —trabajo para McKengsly.

—¡Es una broma verdad!

—No, es complicado, pero no me juzgues muchas cosas han pasado y...

—Ok, ok. Cuéntamelas en la noche. Bye Haydee, como siempre te ves increíble.

Haydee vuelve con un plan mucho mayor en mente, sé que la palabra "abogado" ronda por su cabeza. Le da la comida a Margaret para que ella se la haga llegar a McKengsly y como no tiene dinero el almuerzo es algo que se pasará por éste día.

—Eso que huelo es Channerl number five —dice una de las chicas en el ascensor, es una peliroja bastante alborotada.

—Si hablas de mí, entonces la respuesta es Sí —dice Haydee saliendo de aquella esquina en el ascensor.

—Tú eres Haydee Ramírez ¿cierto? —el resto de las mujeres revira a verla.

—Sí, soy yo ¿te conozco? —pregunta dudosa.

—No, pero tú eres una leyenda. Trabajabas en Mongomeri, eres la novia de Eric.

—No hay trato que Haydee no cierre —prosiguió otra rubia de cabellos rizados.

—Ni hombre que no conquiste —una chica pequeña de cabellos cortos le daba un leve empujón juguetón.

—¡wau! No sabía que fuera famosa.

—Claro que lo eres. Eras la reina de Mongomeri ¿por qué te fuiste de ahí? —una chica regordeta preguntaba dándole un buen mordisco a su dona.

—Es una historia larga. Pero debo aclarar que Eric y yo no somos nada, terminamos —Un lamento general se escuchó y nuevas chicas se montaban al ascensor.

—Eric es un bombón a veces lo vemos caminando por enfrente. ¿Es tan bueno en la cama como aparenta? —preguntaba la rubia de rizos.

—Es un perro las 24 horas del día, pero... es increíble en la cama —todas gritan —tengo que admitirlo, lo es.

            El ascensor se abrió y todas se deslumbraron con aquel hombre lindo recostado en una de las columnas de la planta baja.

—Papi lindo a las 7 —grita la pelirroja. Haydee volteaba pero no veía nada, hasta que lo notó en aquella columna.

—Eso no es las 7. Eso sería como las 2 —dijo.  

—Pero son las 7 de la noche —contesta una mirando su reloj.

—¡oh chicas! Tienen mucho que aprender —reía ante la inocencia de ellas.

—Tú nos enseñarás —las veo y de verdad me causan gracia, Todas tienen cara de cachorritos, de esos que están en las tiendas esperando que alguien los compren, y brincan con tanta emoción.

—Claro, pero por ahora me voy con mi cita —señala a Christopher, quien era el hombre que todas se buceaban.

—¡No puede ser! —exclaman al unísono.

—Tendrás que presentarnos a chicos lindos Haydee —grita otra mientras nos alejamos.

            Christopher nos ve y sonrientes lo saludamos desde lejos con la mano. Ahí vamos a encontrarnos con nuestro viejo, pero a la vez nuevo galán y.... ¡Pum!

—Ah que bueno encontrarte, sube que tienes trabajo que hacer —nos hemos tropezado de frente con McKengsly que honestamente no sé de dónde salió.

—Pero... ya es mi hora de salida —protesta haciéndole señas a Christopher de que se espere.

—Margaret se fue y necesito arreglar unas cosas para mañana, es una orden Haydee ¡Sube! O puedes irte, pero por favor no vuelvas mañana —no me detenga, no me detengan que lo mato. Quiero arrancarle el pescuezo.

—Ya subo —gruñe para continuar su paso, pero McKengsly la toma del brazo.   

—Sube ahora, vamos el ascensor ya está aquí.

—Oye —va a protestar, pero la mirada de McKengsly le dice que mejor se calla, o para mañana no tendrá trabajo.

            Christopher no entiende que pasa y al ver que el ascensor se cierra comienza a llamar a Haydee de inmediato. Ella contesta y sin importarle la presencia de McKengsly comienza a hablar y explicar todo lo ocurrido, dice desde que su fastidioso y tirano Jefe necesita de sus servicios, a lo que McKengsly solo sonríe.

            De nuevo las puertas del ascensor se abren para darnos paso a ese solitario piso presidencial. Yo creo que ésta noche será largaaaaa, y ¿cómo nos devolveremos a casa?

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Disculpen la demora pero quemé la laptop, me quedé sin compu y eso que era la laptop de mi hermana, ya verán que no fue nada bueno dañarla jaja. Pero estoy como Haydee creo que Destino se enamoró de mí y no de buena manera jaja.

Ya Haydee está trabajando con Ian McKengsly y está totalmente en la quiebra. Que comience lo bueno. Mil gracias por leer :)

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