Cap 31: Dieciséis segundos

Sero no quería asumir cosas muy rápido, pero parecía que se estaba ajustando bastante bien al ritmo del lugar. 

Y sí, sólo habían pasado como dos días, ¡Pero las cosas pintaban bien! Podía entender el noventa por ciento de las conversaciones de Aoi, no se había visto obligado a culpar a Akira por ningún error todavía, y aún no se había metido en problemas con Stellaluna.

¡Además, ahora tenía un papel en la oficina! Aparte de ser el interno no remunerado que sólo estaría allí una semana, ¡Ahora era el interno no remunerado que sólo estaría allí una semana y el chico del café!

Suspirando contentamente, Sero acomodó uno de los cafés en la bandeja que llevaba y por distraído empujó un poco a una mujer con un jardinero y una remera blanca que lo miró con fea cara.

Vaya. Parece que no estaba teniendo un buen día.

Un poco más adelante y luego de cruzar a un grupo de colegialas risueñas en camino a, bueno, a la escuela, Sero giró la esquina y siguió alegre su camino a la agencia.

Dios, ¿Tan sólo habían pasado dos días desde el inicio de su pasantía? No se sentía así para nada. Honestamente, se siente como si hubiera estado allí desde siempre. La agencia de alguna manera lograba equilibrar el ajetreo y el bullicio de los héroes que entraban y salían constantemente, con la relajación que se sentía al tener más de tres pufs en la misma habitación. Era un equilibrio extraño, pero bastante agradable.

Yukari se estaba portando bien en casa, aunque lo único que sabía de ella era que le robó el celular a su mamá para contarle cómo estaba la primera noche, pero eso le permitió dormir tranquilo la segunda noche así que estaba bien.

Tal vez debería anotar cosas o algo así. Sin duda todo el mundo le estaría preguntando por los detalles sobre lo que sucedió cuando vuelva. Sin embargo, si debía ser honesto, probablemente molestaría a todos sus amigos sobre los detalles de sus pasantías también.

Soltando un suspiro, Sero siguió caminando. Ahora no era el momento de preocuparse por lo que hacían sus amigos, o lo emocionada que estaría Yukari de que volviera con nuevas historias que contar. Ahora mismo sólo necesitaba volver a North Star sin tirar ningún café.

¡Y lo hizo! ¡Regresó a la agencia sin derramar ni una gota!

Tan pronto como entró en la oficina y fue golpeado con el olor de la vela aromática de ese día (cítricos de algún tipo), la bandeja de café fue arrebatada de sus manos.

-Muchas gracias! ¡Eres nuestro héroe! -Riku dijo cuando Sero se acercó, saliendo de detrás de su escritorio para robarle la bandeja.

-Diría "Es sólo café", pero eso sería una mentira, así que..- Sero se encogió de hombros y siguió a Riku hacia la habitación de al lado, donde dejó la bandeja con los cafés y comenzó a contarlos- ¿Dónde está Aoi? Él ordenó tres tazas, y se las traje, pero no lo veo por ningún lado.

-Ella -Corrigió Aoi, haciendo que Sero se estremeciera y diera un pequeño brinco. ¿¡Cuándo diablos llegó aquí!?

-¿Eh?

-Soy una ella. Hoy estoy usando pronombres femeninos -Explicó Aoi, agarrando una taza y tomando un sorbo experimental antes de hacer una cara y ponerla de nuevo sobre la mesa- Este no era el mío

-Oh. Lo siento, por lo de los pronombres.

-No te preocupes por asuntos tan triviales. No te informaron -Dijo mientras Riku le entregaba las tazas que eran suyas y hacía un pequeño movimiento con la mano.

-Si estás seguro de eso...

Aoi asintió con la cabeza- Lo estoy.

-¡Que hay de nuevo perras! -Una nueva voz exclamó.

Sero se dio la vuelta para ver a una mujer con un corte bob morado corto y una amplia sonrisa en su cara acercándose a la mesa.

-O bastardos. O idiotas. Como tú prefieras Aoi- La mujer disparó un par de pistolas con los dedos y le guiñó a su compañera.

-Es más bien un día de bastardos -Le dijo Aoi.

-Genial.

Se acercó a la mesa y tomó un café, bebiéndolo de un solo trago en, fácil veinte segundos antes de aplastar la taza en su puño y volverse a Sero- Oye.

-¿Sí?

Inclinó su cabeza como un saludo y él se lo devolvió, aclarando su garganta y mirando a aquella mujer a los ojos a través de sus lentes de sol.

-Nari, ¿En serio tienes que usar tales blasfemias?

La mujer, Nari, sonrió- Sí, en serio.

-¿Pero por qué?

-¿Por qué no? -Su sonrisa se extendió aún más mientras movía las cejas arriba y abajo- ¿Temes que infecte a los jóvenes? Puedo garantizarte que este pequeño bastardo sabe tantas malas palabras como yo.

-¡Sólo porque las conozcas no significa que tengas que usarlas!

Nari comenzó a reírse y colgó un brazo alrededor de los hombros de Sero- Vamos pequeño bastardo. Estás conmigo, ¿Verdad?

Sero se encogió de hombro- ¿Supongo?

-Yo, por mi parte, me encuentro de acuerdo con Tachibana. El uso excesivo de blasfemias quita el impacto y el peso que tendrían de otra manera.

-Nadie preguntó, Aoi.

-Y sin embargo, escuchaste y razonaste una respuesta para mi comentario.

-¿Qué haríamos sin ti?

-Habrían continuado la conversación hasta que lentamente se habría tornado en una discusión -Se encogió de hombros- La gente es muy predecible y tú no eres la excepción.

-¡Claro que no, maldita sea! ¡Soy la hija de puta más predecible que jamás haya pisado este edifico!

La cara de Riku se volvió roja- Eres una influencia horrible en-

Su frase fue interrumpida por un largo y pesado suspiro que llamó la atención de todos.

Kellin se acercó enfurruñado hacia las mesas, ojeras grandes debajo de sus ojos y una postura desplomada.

-Te vez como la mierda -Señaló Nari.

Kellin suspiró- Lo sé.

-¿Qué tan tarde te fuiste a la cama anoche? -Riku preguntó- Porque necesitas al menos seis horas para trabajar bien, y si duermes más de nueve te levantas gruñón así que-

Kellin la paró haciendo un gesto con su mano- Estoy bien, Riku. Pero gracias por preocuparte.

Riku frunció el ceño, pero no dijo nada cuando Nari le entregó a Kellin su café.

Antes de que pudieran seguir atormentando al jefe para que confesara cuantas horas de sueño había tenido, Kellin frunció el ceño, sacando su celular del bolsillo puesto que este había empezado a sonar.

Se masajeó el puente de la nariz y levantó la mirada para ver a los demás- Lo siento, tengo que atender.

El aceptó la llamada y se llevó el teléfono al oído mientras se alejaba.

Riku frunció el ceño y sacudió la cabeza, murmurando algo inaudible mientras Nari se escapaba saludando y Aoi se alejaba, sosteniendo sus tres tazas en alto, dejando sólo una sobre la mesa.

-Em, ¿Y este café es de...?

-Oh, ese debe ser de Mimi -Dijo Riku- ¿Por qué no vas a dárselo? Seguro está en su oficina.

-¿Qué? Eh, yo, yo no sé dónde está su oficina -Dijo poniéndose tenso, solo logrando que Riku se encogiera de hombros.

-Está por ese pasillo -Dijo, gesticulando con una mano a su izquierda- Tiene una placa de oro gigante en la puerta. No te vas a perder.

Sero se tragó nerviosamente- ¿Estás segura de que es una buena idea que yo se lo dé? Porque, ya sabes, como soy nuevo no sé si le vaya a gustar, a-así que-

-¡Así que esta será una buena oportunidad para que se conozcan mejor!

-Lo dudo mucho.

Riku suspiró- Vamos, ¿Por favor? -En su rostro se pintó lo que Sero supuso que era un puchero, aunque no estaba seguro- Si no lo haces te haré hacer papeleo conmigo por el resto de la semana.

Sero tragó saliva nerviosamente. Honestamente, eso no parecía tan malo en este momento.

-¡Por favor Sero, te lo ruego!

Sero suspiró y recogió la taza- Está bien, yo se lo llevo.

Riku sonrió y exclamó un "¡Gracias!" mientras Sero caminaba a regañadientes por el pasillo, mirando las placas de identificación de las puertas hasta que se encontró con la que estaba buscando.

Dios, se sentía como un estudiante de segundo grado siendo enviado a la oficina del director por primera vez. Pero sólo la primera vez. Lo enviaron muchas veces a la oficina del director, así que después de la sexta vez, el Sr. Abiko ya era más un amigo con quien pasar la hora del almuerzo que una figura de autoridad.

¿Pero Stellaluna? Ella era la máxima figura de autoridad. Ella era la figura de autoridad de todas las figuras de autoridad. Su autoridad era toda la autoridad del mundo multiplicada por cien.

Sero se estremecía al mismo tiempo que releía aquella placa. Stellaluna. Kozuki Umiko. ¿Cómo podrían dos nombres ser tan intimidantes? ¿Era el tipo de letra? ¿O era el nombre en sí? Tal vez era por la persona a la que hacían referencia esas tres palabras.

Bien. Ya basta de preocuparse por esto. Tenía que entregar el café.

¿Pero cómo hacerlo? ¡Tenía tanto miedo! ¡Probablemente le gritaría por equivocarse en la orden!

Pero si se quedaba allí toda la mañana, entonces el café se enfría, y cuando ella saliera de su oficina para ir de patrulla lo vería parado allí como un idiota, tratando de prepararse mentalmente para entregarle una taza de café

Bien. Podía hacerlo. Era sólo una taza de café que tenía que entregarla una dama.

Antes de que su subconsciente terminara de convencerlo de que esto sería una muerte segura, Sero golpeó tres veces en la puerta.

Nada.

Volvió a llamarla- Uh, ¿Señora Stellaluna? Tengo su café -Anunció, para luego reprimirse a si mismo por el tono de su voz. Dios, sonaba aún más cobarde de lo que sentía, si eso era posible.

-Entra -La voz venía del otro lado de la puerta- Está abierto

Bien. Podría hacer esto.

Posó su mano en el picaporte. Bien. Inhala por la nariz, exhala por la boca, y prepárate para cualquier resultado.

Giró el picaporte y abrió la puerta, revelando... Nada. Sólo una oficina perfectamente normal con un escritorio, algunos estantes con libros y algunos premios y cuchillos fascinantemente hermosos montados en la pared. Pero Stellaluna no estaba a la vista.

Pero no había nada extraño con eso. Tal vez sólo estaba buscando algo en el cajón inferior de su escritorio, y como era muy bajita Sero no podía verla ya que se había agachado.

Sí. Eso tenía sentido. Bueno, en realidad no, pero alguna pizca de lógica tenía y eso era todo lo que necesitaba.

Sero dio un paso adelante con cautela, con los ojos fijos en el escritorio. Tenía que dejar el café en su escritorio, desearle un buen día, y escapar con la cola entre las patas. Sí. Ese sonaba como un buen plan.

Dio otros dos pasos, a pocos metros del escritorio ahora. Sin embargo, Stellaluna aún no aparecía por ningún lado.

Un paso. Otros dos pasos más.

Pero antes de que pudiera estar lo suficientemente cerca como para dejar la taza, escuchó un fuerte golpe. La puerta se había abierto y antes de que Sero pudiera reaccionar, había alguien pegado a él y un brazo se envolvía alrededor de su garganta

Sero ahogó un grito y dejó caer la taza de café mientras Stellaluna se inclinaba más cerca.

-Tienes dieciséis segundos para salir de esta oficina antes de desmayarte, más o menos -Murmuró, apretando más fuertemente la garganta del adolescente- Te aconsejo que uses ese tiempo sabiamente.

De todas las cosas que Sero esperaba tener que enfrentar al entrar, una prueba en la que podía terminar ahogado claramente no era una de ellas.

Pero ahora se estaba empezando a sentir mareado, probablemente porque le estaban cortando el flujo sanguíneo a su cerebro. Eso es lo que se suponía que lograbas aplicando una estrangulación desnuda, duh.

Probablemente debería tratar de salir consciente de esta, ¿No?

Se llevó la mano izquierda al lado derecho de su cuello, intentando usarla para liberarse del brazo de Stellaluna. Sólo trataba de liberar la arteria, porque si no entonces definitivamente se desmayaría dentro de unos pocos segundos y eso sería malo.

Mientras eso sucedía, se inclinó para adelante, haciendo que los pies de Stellaluna se despegaran del suelo (¡Yai, esto era lo bueno de ser alto!), y caminó hacia atrás, golpeándola contra la puerta una, dos, tres veces.

En el cuarto golpe, le estrelló el codo en el estómago (¡Yai, esto era lo bueno de tener codos extraños y gigantes!) y Stellaluna finalmente soltó su brazo, cayendo al suelo al mismo tiempo que Sero se alejaba, yendo al centro de la habitación.

Casi de inmediato, Stellaluna estaba de nuevo de pie, dando un salto hacia adelante y dirigiendo un puño directo a su mandíbula, que hizo un ruido parecido a un crujido y para nada agradable.

Sero tropezó hacia atrás, frotándose la mandíbula. Bueno, aparentemente ahora lo estaban golpeando. ¿Por qué? Ni idea. Pero esa no era su principal preocupación en este momento. Su principal preocupación era no recibir otro puñetazo como ese.

Stellaluna se abalanzó hacia adelante y Sero bloqueó sus golpes, pero ella lo estaba dirigiendo hacia una de las estanterías. No. Si ella lo arrinconaba contra la pared él estaría en desventaja, y ahí sí que no tendría escapatoria.

Trató en vano de agacharse para salir de ahí, sólo para que Stellaluna respondiera con una patada rápida en el estómago. Ouch. Debería haberlo anticipado.

Sin embargo, antes de que pudiera avergonzarse total y completamente, el sonido de la puerta abriéndose resonó en toda la habitación.

-Dios mío, soy una idiota -Dijo alguien, con la voz llena de arrepentimiento y vergüenza.

-Riku por el amor de- ¿Por qué le dirías que haga eso? ¡Tú sabes lo que Mimi le hace a los nuevos internos! -Kellin gritó. Oh, genial. Ahora él también estaba aquí.

Sero escuchó un ruido que podría haber sido una risa, pero no estaba del todo seguro, teniendo en cuenta que hace dos segundos lo habían revoleado por toda la habitación

-Dios mío, ¿Qué he hecho? Oh, Dios mío.

-Tranquilízate, Riku. Es prácticamente una tradición en este punto.

-¡Pues no debería serlo!

Stellaluna dio un paso adelante y se aferró a los hombros de Sero para luego de darse la vuelta y agarrar una de sus muñecas, arrastrando su brazo sobre uno de sus hombros, y antes de que nadie se diera cuenta, estaba volando por el aire.

Y luego se estrelló contra el escritorio, bolígrafos y papeleo volando también. Bien. Se iba a meter en problemas por eso. A pesar de que fue ella quien lo tiró.

Entonces el rostro de Stellaluna apareció frente a él una vez más, con una expresión ilegible en este, su coso a punto de caer en su propia cara. Oh no, por favor no.

En un intento inútil de salvarse del puro dolor que experimentaría si ella lograba su cometido, Sero buscó a tientas por el escritorio. En este punto cualquier cosa servía para salvarlo.

Su mano encontró entonces un objeto de metal frío, y antes de que pudiera pensarlo dos veces, levantó el objeto y con este golpeó a la mujer en la cabeza.

Stellaluna se desplomó y se cayó al suelo de golpe. Sero suspiró y recién entonces fijó su atención en aquel objeto, que resultó ser una engrapadora.

Lo dejó en el escritorio de lo más normal, mas unos segundos después la realidad lo golpeó. Casi tan fuerte como acababa de golpear a Stellaluna, en la cabeza, con una maldita engrapadora.

Oh Dios.

La golpeó en la cabeza.

Con una engrapadora.

Esto no podía ser bueno.

De inmediato se arrodilló a su lado- Hey, ¿Duele mucho? -Preguntó, intentando ayudarla.

Stellaluna parpadeó dos veces antes de sentarse y soltar un quejido- No te preocupes por mi –Sonaba aún adolorida. Esto no podría ser bueno.

-Pero te golpeé en la cabeza con una engrapadora. Eso no puede ser bueno para ti -Dijo mientras la ayudaba a levantarse.

-Si a Mimi le importara lo que es bueno para ella, no estaría ejerciendo esta profesión. –Comentó Kellin, observando la taza de café que ante todo el revuelo se había volcado en el piso.

-Dices eso como si tú no estuvieras en la misma situación, Martínez -Se burló Stellaluna.

-Me declaro culpable.

Ella rodó los ojos y se masajeó la zona del golpe- Voy a necesitar hielo para esto. Sé útil para algo y tráeme un poco, Martínez.

-¡En camino! -Gritó, saliendo apresuradamente de la habitación en busca de hielo.

-Lo siento por ese golpe -Se disculpó Sero- Bueno, por todo en realidad.

Stellaluna agitó una mano con desdén- Yo fui quien comenzó el todo

-Oh, cierto -Sero frunció el ceño- ¿Por qué lo hiciste, si puedo preguntar?

-Quería probarte. Ver cuáles son tus habilidades.

-Oh.

-Te fue bastante bien, pero una vez que te libraste de la llave, en lugar de intentar escapar, volviste a darme el lugar de atacante poniéndote en posición defensiva. Y considerado que lo único que obstruía tu camino a la salida era yo, esa no fue una muy buena idea.

Sero tragó saliva- Oh, sí, eso fue un poco tonto, ¿Verdad?

-Sí, sí lo fue -Coincidió- Pero tengo que darte algo de crédito con lo de la engrapadora, eso sí fue ingenioso.

-Simplemente no quería que me golpearas.

-Si vas a aprender algo mientras estás aquí, Cellophane, será a aceptar un cumplido.

-Oh, em -Balbuceó- ¿Cómo se supone que responda a eso?

-Trabajarás conmigo hoy, por cierto -Dijo mientras Kellin volvía corriendo a la oficina y le entregaba una bolsa de hielo.

-¿Eh?

Kellin asintió con la cabeza- Sí. Mimi tiene algunas cosas geniales súper secretas que quiere mostrarte que yo no sé hacer.

-Oh. Genial.

-Yup -Disparó un par de pistolas con los dedos- Oye pero, la próxima vez ¿Podrías no golpear a Mimi en la cabeza, y menos con una engrapadora? Ella es la única que me impide ir al bosque a cazar liebres silvestres hasta que pise un clavo oxidado y muera de tétanos.

-Haré una nota mental sobre eso.

-Bueno Martínez, ahora ve a no morir y déjanos solos.

Kellin se rió, pero acató su orden y se fue de la oficina. Dejando a Sero solo con Stellaluna.

Fue en este punto que se dio cuenta del desastre que habían hecho. La taza de café que debía entregar estaba tirada en el piso, había empapado la alfombra. Decenas de bolígrafos y papeles probablemente importantes estaban esparcidos por todo el lugar.

-No te preocupes por el desastre ahora. Más tarde buscaremos un interno no remunerado para limpiarlo.

-Pero yo soy el único interno no remunerado.

Sonrió- Exactamente -Stellaluna se tronó los dedos- Ahora sígueme, Cellophane. Conociendo a Martínez, no te mostró el área de entrenamiento que tenemos aquí.

-No señora.

Soltó un fuerte suspiro- Entonces vamos.

...

Sero cayó en aquella alfombra por la que pareció ser la centésima vez ese día.

Pero por centésima vez, se volvió a poner de pie, mirando a Stellaluna directo a los ojos.

-¿Vamos otra vez? -Preguntó, jadeando ligeramente mientras se limpiaba la nariz con la parte posterior de la mano, para luego encontrar en esta una mancha de sangre. Maldición, otra vez le sangraba la nariz.

Ella sacudió la cabeza y cruzó la habitación, abriendo un armario y sacando de este algo que le tiró a Sero.

Logró atrapar aquel objeto antes de que le aplastara la cara y terminara quebrando su ya maltrecha nariz.

-Arregla tus lesiones tan rápido como puedas y luego repórtemelo. Voy a estar practicando algunas técnicas -Instruyó, el pitido agudo de un cronómetro que se activa llenó la habitación al instante- Empieza.

Sero asintió con la cabeza y se sentó en el suelo, abriendo el botiquín de primeros auxilios que ella le había arrojado e inmediatamente agarrando algo para taparse la nariz así la alfombra no terminaría roja.

Dios, ¿Qué tan patético era? Ni siquiera le pudo dar un solo golpe. Lo mejor que hizo en todo el día fue golpear a alguien en la cabeza con una engrapadora. Eso era directamente triste.

¿En serio así sería el resto de su pasantía? Esa idea no suena para nada divertida. En serio le gustaría poder cambiar lugares con Jiro o Tokoyami.

Soltando un quejido, Sero volvió su atención a vendar sus heridas. Estaban controlándose le tiempo. No debía arruinarlo. Tenía que intentar hacer algo bien, sin importar qué fuera.

Unos minutos más tarde, cerró el botiquín de primeros auxilios y se puso de pie, haciendo que Stellaluna pausara al fin aquel cronómetro- Ven aquí.

Él acató la orden y Stellaluna comenzó a inspeccionar su trabajo, arqueando una ceja lentamente mientras lo hacía.

-Buen trabajo -Dijo, asintiendo con la cabeza- Espero que el entrenamiento de hoy haya sido una práctica valiosa para ti.

-Sí lo fue.

-La gente como tú y yo no podemos confiar en una peculiaridad llamativa y poderosa para protegernos a nosotros y a nuestros aliados. Sólo tenemos nuestro ingenio y nuestra creatividad. Pero estoy seguro de que eso ya lo sabes -Hizo una pausa- El ser héroe ya de por sí es un trabajo duro, y nosotros empezamos unos escalones más abajo que los demás.

Sero asintió con la cabeza y una sonrisa pintó su rostro- Sí. Mi infancia me dio suficientes pruebas de eso.

Stellaluna apretó los labios y soltó un pequeño suspiro- Ve a buscar algo de comer y a la cama, Cellophane. Te necesito bien despierto y temprano mañana-

-Sí, señora.

Con un apretón de manos, salió de la sala de entrenamiento.

Habría ido al ascensor porque sentía que sus huesos estaban hechos polvo, y que sus músculos se derretirían en cualquier momento. Pero no cabía duda de que Stellaluna se decepcionaría si lo hiciera.

Sí, estaba cansado, pero tampoco era para tanto.

Así que se dirigió a las escaleras y con el poco entusiasmo que le quedaba, subió los tres pisos caminando para llegar jadeando a su habitación e ir directo a su cama.

Justo antes de quedarse totalmente dormido, oyó una notificación de su celular. Probablemente algún Whatsapp o algo así.

Lo que sea. Lo miraría más tarde.

...

Sero se tronó toda la espalda al despertarte por el ruido de la gente yendo y saliendo de sus habitaciones, oficinas y demás.

Soltó un quejido y un fuerte suspiro al mismo tiempo que se levantaba de la cama.

Le dolía todo el cuerpo. Ouch.

Soltó otra largo quejido-suspiro y se frotó los codos. Kellin tenía razón cuando dijo que jugar con esos niños iba a doler. Su piel nunca había estado tan seca en toda su vida.

Y eso por no hablar del entrenamiento de dos días seguidos de Stellaluna. Pero eso era más visible debido a los moretones, cortes y raspones que tenía por todo el cuerpo.

¿Cómo estaban los demás? Apenas podía recordar con qué profesionales estaban haciendo sus pasantías. ¿Tokoyami no estaba con Hawks o algo así? Amigos pájaros, ¿Verdad? Y si mal no recuerda, Tsu estaba con Selkie.

¿Cómo estaba Iida? ¿No estaba en Hosu? Sero no podía recordarlo. Iida nunca se lo dijo directamente. No estuvo hablando mucho con él, en realidad. No después del accidente de Tensei. Pero eso era totalmente entendible. Iida necesitaba su espacio, y él estaba dispuesto a dárselo. Así de simple.

Pero ¿Y si en realidad no estaba bien? ¿Y si hacía algo estúpido? ¿Y si darle su espacio termina empeorando todo?

No, no, no. Estaba hablando de Iida. Él no haría nada irracional. Pensaría las cosas desde varias perspectivas, elegiría la opción más lógica y fin de la historia. Solo necesitaba que alguien se encargara de que se mantuviera saludable y ocasionalmente apoyo emocional extra.

Sí. Todo iba a estar bien.

¿Y por qué Midoriya había mandado su ubicación al grupo anoche? No había sentido en que hiciera eso. Aunque bueno, considerando que era Midoriya, tal vez si había una razón.

Igualmente, algo le dio mala espina.

-¿Qué estás haciendo aquí arriba, chico? -Preguntó una voz, sacando a Sero de sus pensamientos.

-Oh, lo siento señor -Se disculpó cuando Kellin entró a su habitación y se sentó a su lado en su cama.

-¿Qué dije sobre llamarme señor?

Sero encorvó su espalda- Lo siento.

-No te preocupes, chico. Te estoy pidiendo que ignores todos los modales que te enseñaron en la escuela por toda una semana, está bien que te equivoques.

Sero soltó una risa- Supongo que tienes un buen punto.

-Claro que lo tengo- Kellin hizo una pausa por un breve momento, mirando hacia la puesta del sol desde la ventana- ¿Y qué haces aquí? Pensé que estarías tomando café o algo así.

-Oh, sólo estoy pensando en algunas cosas -Dejó su traje de héroe preparado para la mañana siguiente- Pero probablemente debería volver a dormir, Stellaluna va a querer que entrene con ella mañana de vuelta y-

-Nuh, uh. Tú no duermes hasta que yo diga -Ordenó Kellin, dándole palmaditas al lugar al lado suyo que Sero acababa de dejar vacío- Es una orden de tu jefe temporal.

Sero se tragó nerviosamente y caminó de vuelta hacia la cama, tratando de no hacer contacto visual.

-Entonces, ¿Qué tienes en esa cabeza tuya? -Preguntó- Y no digas "Nada", porque sé que estás pensando algo malo y eso no es bueno.

-Nada.

Kellin soltó un suspiro irritado- ¿Qué es lo que literalmente acabo de decir?

-Lo siento.

-Puedes mostrarme que lo sientes diciéndome en qué estabas pensando.

-¿Tengo alguna otra opción?

-No.

Sero se rió y miró también por la ventana- Sólo algunas cosas. Me viste en el festival de deportes, ¿Verdad?

-Sí. ¿Y qué hay con eso?

-Es solo que... -Sero apretó el puño y se volvió para mirar a Kellin- ¿Te compadeces de mí?

-¿Qué?

-Lo que escuchaste. Sé que entendiste lo que dije. Quiero una respuesta. -Su mirada se volvió amenazante y fría- ¿Te compadeces de mí?

-¿No...?

-No suenas muy seguro

-Sigo confundido, ¿Por qué la pregunta?

Sero soltó un duro suspiro y sacudió la cabeza- Desde mi batalla contra Todoroki en el festival deportivo, ahora soy simplemente el chico "no te preocupes por eso". ¿Sabes la vergüenza que se siente estar caminando por la calle y que un extraño te abrace diciendo "no te preocupes por eso"? ¿O que un grupo de niños de primaria te grite eso?

Apretó sus manos en dos puños.

-Todos en nuestra clase trabajaron duro por el festival, especialmente yo. No tengo una peculiaridad llamativa o poderosa para llegar a la cima y es una reverenda mierda que todo Japón simplemente me vea como... -Soltó un quejido, sus ojos volviéndose lentamente cristalinos- No necesitaba compasión antes ni la necesito ahora.

-Niño... ¿De verdad crees eso? ¿Que te escogí porque me compadezco de ti?

Sero se encogió de hombros- Es a lo que estoy acostumbrado. Soy aburrido y débil y eso significa que cuando alguien me destruye en un combate nunca es mi culpa, si no suya por meterse con alguien como yo.

Kellin estrechó los ojos- Yo no te elegí por compasión, o cualquiera de esas cosas, así que quítate eso de la cabeza. Te elegí porque vi tu potencial y te quería en mi equipo -Sacudió la cabeza- Y no solo eso. Te escogí por tu actitud. Durante la batalla de caballería mantuviste la cabeza en alto a pesar de que ese chico, Bakugo, seguía saltando y haciendo lo que se le daba la gana. Y durante tu batalla contra Todoroki, incluso cuando ibas contra alguien con tanto poder, incluso cuando sabías que ibas a perder, ¡Incluso cuando te atrapó en un glaciar, tú seguías sonriendo! Eso requiere valentía, mucha, mucha valentía

El adulto suspiró- Tomaste lo que la vida te dio y encontraste la forma de hacer lo mejor que puedes con eso. La vida te dio limones y tú los hiciste limonada. Eso es más impresionante que cualquier quirk de lujo.

Sero miró el paisaje, el sol que se había sumergido y estaba a mitad de camino de desaparecer bajo el horizonte, y el cielo estaba pintado con nubes con rosas, púrpuras y naranjas que dejaban escapar algunos retazos de lo que hacía unas horas fue un hermoso cielo celeste.

-No te estás dando el crédito que mereces, chico -Hizo una pausa- Bueno, nadie te está dando crédito, pero creo que ya te habías dado cuenta de eso.

Y con eso, Kellin se puso de pie y salió de la habitación, dándole a Sero una última sonrisa de aliento antes de irse y dejarlo observando aquel bello paisaje.

Sero sólo mantuvo sus ojos fijos en la línea del horizonte y, posteriormente, fue despedido por las centellantes estrellas ante las cuales sucumbió al sueño. 

☆.。.†:*・゜☆Final del capítulo☆.。†.:*・゜☆

¡Hola mis rayitos de sol! 

Sí, ya sé, me desaparecí por dos semanas, pero tengo una buena razón!

Primero se rompió mi compu, después la de mi mamá por lo que ella me robó la mía y estuve sin compu por una semana, y ayer tenía un dolor de cabeza tremendo así que lo publiqué hoy. 

Y ahora me tengo que ir antes de que mi mamá se entere que sigo despierta porque mañana tengo clases y ya me tendría que haber ido a dormir.

So yeah, espero que les haya gustado el cap, si no fue así perdón :( y espero que tengan una hermosa noche, o día :D

¡Chau mis rayitos de sol!

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