Cap 19: Lluvia y planes fallidos
Sero no recordaba estar tan nervioso antes de su primera cita, lo cual era un poco raro, considerando que la primera cita se suponía que era la parte difícil. Nunca oíste a nadie preocupado por cómo invitar a alguien a una segunda cita, o hablando sobre lo increíble que era una segunda cita.
Para el público en general, las segundas citas no eran tan interesantes.
Aparentemente él no era parte del público en general.
Tal vez porque había estado tan ocupado ayudando a Yukari a buscar a Mirko que no tuvo tiempo de estar nervioso, así que todo ese nerviosismo desde la primera cita se combinó con el nerviosismo de la segunda cita para hacer un super combo de nervios.
Sí. Porque eso tenía sentido.
Como sea, los sentimientos no tienen sentido, y él se merecía totalmente esto por hacer que Iida se preocupara tanto antes de su primera cita. El universo era así de considerado.
Sacudiendo la cabeza, Sero pasó una mano a través de su cabello y golpeó su pie con ansiedad. Esto no estaba bien. No debería estar enloqueciendo así. No tenía que preocuparse por su cita con una de las personas más increíbles y atractivas del mundo.
Y no, eso no fue una exageración. Fue más bien una minimización de los hechos, en realidad.
-¡Sero! ¡Ahí estás!
Sero volvió a la realidad, escaneando a la multitud en busca de un niño con pelo azul, sólo para no encontrarse con nada.
¿En serio? No había estado planeando reunirse con nadie más, y Iida era un tipo difícil de perder, así que ¿Qué estaba pasando? ¿Se estaba quedando ciego acaso? ¿Necesitaba gafas como Haru? No. No. No es el mejor momento para pensar en eso.
Estaba tan perdido en sus pensamientos sobre no pensar en Haruka, que no notó a alguien caminando detrás de él. De hecho, la única razón por la que notó a la persona detrás de él fue cuando esa persona puso su mano sobre su hombro. Fue una mala jugada.
Pegó un grito y giró bruscamente para ver a la persona retirar la mano- ¿¡Quién-
-Mis disculpas, Sero. No quise asustarte -Dijo Iida, con un rostro un poco afligido.
Al instante, Sero sintió que toda la ansiedad que se había acumulado en su pecho se derritió. Era un idiota por estar tan nervioso. Era Iida, el dulce, amable, y apasionada Iida. No había de qué preocuparse.
-No, está bien, no te preocupes -Sero se rió torpemente para luego taparse la boca con la mano. Maldita sea su estúpida y fea risa- Oye, ¿Adónde vamos?
Iida sonrió dulcemente- Ya verás.
-¡Vamos! ¡Dímelo!
Iida simplemente negó con la cabeza.
El joven de pelo negro hizo pucheros y lanzó un fuerte suspiro- Ugh. Ya sospechaba que harías esto, demonios..
-La paciencia es una virtud. Yo esperé cuando no me dijiste adónde íbamos, y tendrás que hacer lo mismo por mí -A pesar de sus intentos de mantener un tono nivelado, Sero podía oír la piel del humor en la voz de Iida, y ver la sonrisa tirando en la esquina de sus labios.
-¡Oh, vamos! ¿Ni siquiera una pista?
-No.
Sero se quejó- Bien, bien. ¿Podemos irnos entonces? ¡Quiero que la parte divertida empiece cuanto antes! ¡Sé que tienes algo bueno planeado!
El niño de pelo azul se tragó gruesamente- Espero que así sea.
Sero sonrió- Guía el camino, Príncipe Encantador -Dios, ¿Eso habrá sonado demasiado cursi? Seguramente sí.
Iida sonrió ampliamente- Por supuesto.
Los dos comenzaron a pasear por las calles, Sero charlando sobre una historia tonta mientras Iida lo miraba con cariño, aunque de vez en cuando miraba el cielo
perfectamente despejado con nerviosismo.
-Y entonces mi hermano decidió que sería una buena idea poner el dedo sobre la vela, que llevaba buen rato prendida y estaba llena de cera caliente. Y como estábamos demasiado ocupados discutiendo sobre el punto de partido en el torneo de ping-pong, no nos dimos cuenta de lo que estaba por hacer, y no gritó ni nada, así que tardó como veinte minutos en notar lo que había hecho. Y así fue como nos metí en muchos problemas por estar distraído -Sero soltó un suspiro- No puedo creer que todavía estoy vivo, hombre. Mamá estaba tan enojada.
Iida se rió- Me imagino. ¿Qué hermano era?
-Kaichi. Era muy pequeño en ese momento y no sabía lo que era y quería averiguarlo. Todo fue cuesta abajo desde allí.
-Por lo que me has dicho, tu familia parece bastante... Peculiar. ¿Todos son así?
-¡Oye, no somos raros! ¡Sólo tenemos mucho amor que dar, eso es todo!
-Me di cuenta de eso hace unas noches -Iida sonrió suavemente- Tengo que agradecerte por eso. Fue muy agradable no tener que cenar solo -Dijo, melancólico llenando su tono.
Inmediatamente, Sero podía sentir la culpa en su pecho- ¡No puedes decir cosas así!
-¿Por qué no?
-Porque entonces voy a tener que invitarte a cenar todas las noches, y si eso sucede, entonces Kai, Rai y Yuka van a decidir que te prefieren a ti antes que a mí, ¡Y luego me van a echar!
Iida no pudo resistirse a sonreír- No creo que tu madre permita eso.
-No sé hombre, realmente le caíste bien.
-¿Adónde irías si te echaran? -Iida preguntó, riéndose de lo absurdo de la pregunta.
-Probablemente a pasar el rato con mis primos o algo así. Tal vez recorrería el mundo con mi hermana. Las posibilidades son infinitas -Sonrió- Tal vez te convenza de venir conmigo y huiremos y viviremos en una cabaña en el bosque juntos. ¿Te parecería bien?
-¿Qué tal si en lugar de una cabaña en el bosque nos vamos a una granja de cítricos? Eso suena bastante pintoresco.
-Yo estaría de acuerdo
-Mientras estemos juntos, no creo que realmente me importaría a dónde iríamos.
Sero enrojeció y empujó a Iida juguetonamente- Si sigues diciendo cosas así, un día me voy a desmayar y morir en el acto.
-Eso sería bastante desafortunado.
Sero asintió con la cabeza- Pero si quieres seguir diciendo esas cosas cursis y me quieres vivo, hay algo que tienes que hacer primero.
-¿Y eso es...?
-Tienes que decirme adónde vamos.
Iida suspiró profundamente- Si esa es tu condición, entonces me temo que deberás perecer
Sero se llevó una mano al corazón y jadeó dramáticamente- ¡Oh, no! ¡Ya puedo sentir la energía drenando de mi ser! ¡Bleh! -Ladeó la cabeza y sacó la lengua, todavía agarrando su corazón.
Rodando sus ojos juguetonamente, Iida miró hacia el cielo una vez más- Todo el mundo va a estar realmente traumatizado cuando se enteren de que moriste tan repentinamente, especialmente tan temprano en el año.
Sero reía- Como si cualquier cosa tan mala pudiera suceder tan temprano.
-Hubo ese extraño ataque no hace mucho tiempo...
-Bueno, sí, pero probablemente no era nada demasiado importante. Si lo hubiera sido, algo peor ya habría pasado, ¿Verdad?
-Supongo que tienes un punto...
Sero soltó un sonido de afirmación con sus labios cerrados, y los dos caminaron en silencio por unos momentos, escuchando el ajetreo de la gente que los rodeaba.
-Oye, ¿Soy sólo yo, o se hizo mucho más oscuro aquí? -Sero frunció el ceño y miró hacia arriba, sólo para ser golpeado entre los ojos por una gran gota de agua- ¡Oh!
Iida lo miró, una mirada preocupada en su rostro- ¿Qué pasa?
El niño de pelo negro se limpió el agua de su frente- No es nada. Sólo un poco de agua.
Iida palidecó y miró hacia el cielo, que ahora estaba cubierto de nubes oscuras- Oh, no. Oh no no no no no no.
-Oye, amigo, ¿Qué pasa? -Sero preguntó, mirando hacia arriba y echando un buen vistazo a las nubes- Oh... Eso no se ve bien.
-Todavía hay una posibilidad de que no llueva justo ahora...
Aparentemente, el universo estaba en contra suyo, porque tan pronto como esas palabras salieron de la boca de Iida, había un estruendo en la distancia, y las nubes comenzaron a vaciar su contenido en la Tierra.
-¡Oh, tienes que estar bromeando! -Sero resopló y miró a Iida- ¡Hombre, esto apesta! Se suponía que iba a estar despejado esta semana!
La ceja izquierda de Iida temblaba un poco, y sus gafas estaban siendo rápidamente nubladas por gotas de lluvia. Soltó un solo aliento profundo y calmante, antes de desabrochar cuidadosamente su chaqueta, quitándosela y colocándola sobre los hombros de su cita.
Inmediatamente, Sero sintió que su cara se calentaba- ¿Qué estás haciendo?
-Vamos. Tenemos que salir de esta lluvia.
Sero asintió débilmente y se quitó la chaqueta de Iida de sus hombros, sosteniéndola sobre su cabeza como una especie de paraguas improvisado. No era mucho, pero era mejor que nada.
Iida lo lleva por las calles, mirando hacia atrás sobre su hombro de vez en cuando, como si estuviera comprobando que Sero todavía estaba allí.
-Uh, ¿Iida? ¿Adónde vamos? -Sero gritó por la lluvia, corriendo para alcanzarlo.
-¡No estoy muy seguro de eso todavía! -Iida grita hacia atrás, saltando sobre un charco.
-¡Eso no es muy tranquilizador!
-¡Soy muy consciente de eso!
La lluvia estaba cayendo aún más fuerte que antes, picando los brazos expuestos de Sero como pequeñas abejas. Pero era preferible eso antes que que las abejas, porque nada estaba muriendo. Excepto por sus esperanzas y sueños, claro, pero la mayoría de esos habían desaparecido hacía ya mucho tiempo.
Pero Iida era responsable, y Sero estaba 80 por ciento seguro de que no lo arrastraría al tráfico que se aproximaba. Y si lo hacía, Sero también estaba un ochenta por ciento seguro de que se detendría antes de ser atropellado.
-¡Sólo sígueme! -Iida llamó, ganando un asentimiento de Sero. No como si pudiera hacer otra cosa tampoco.
Unas cuantas vueltas y muchos charcos más tarde, los dos se detuvieron debajo del porche de una gran casa blanca.
-¡Gracias a Dios que estamos fuera de esa lluvia! -Sero suspiró con alivio y bajó los brazos antes de gruñir al ver la chaqueda- Lo siento por tu chaqueta. Se empapó.
Iida se rió nerviosamente y corrió su empapado flequillo fuera de sus ojos. No se suponía que eso se viera tan atractivo como se vió- Está bien. Era lo menos que podía hacer para compensar esta horrible cita -Tragó saliva y se murmuró a sí mismo- Todo está bien. Totalmente y completamente bien.
-¡Oye, no es horrible! -Sero protestó antes de volver su atención a la chaqueta, tratando de escurrir toda el agua que podía- Oye, eh, odio preguntar pero ¿Dónde estamos, exactamente?
-¡Oh, mis disculpas! -Iida enderezó su postura y metió su mano en uno de sus bolsillos, sacando una llave y girando hacia la puerta- Quería que pudiéramos recuperarnos y preparar algo caliente para beber, y este era el refugio más cercano disponible que se me ocurrió-
Se deslizó la llave en el cerrojo y abrió la puerta, empujándola y gesticulando para que Sero entrara.
Después de un último apretón de la manga de la chaqueta, Sero obligado, entró en la casa y miró nerviosamente.
-¿Dónde debo poner esto?- Preguntó, levantando la chaqueta, que a pesar de sus intentos, todavía goteaba.
-Yo me encargo -Dijo Iida, agarrando la chaqueta de la mano extendida de Sero.
-¿Seguro que tus padres van a estar de acuerdo con que entre goteando y manchando toda la casa? -Preguntó el chico de pelo negro, quitándose los zapatos y los calcetines, que estaban completamente empapados.
Iida tragó nerviosamente y se frotó la nuca- Yo... -Se detuvo, como si buscara las palabras correctas para explicarle- No, no será un problema. Están fuera de la ciudad en este momento.
Sero frunció el ceño ligeramente. Esa reacción fue muy sospechosa, y no una buena sorpresa, más una estilo 'no quiero que sepas sobre esto porque es un poco vergonzoso y no quiero hablar de ello'.
Iida se despejó la garganta y observó su ropa empapada, luego la chaqueta en la mano- Si me disculpas por un momento voy a cambiarme en algo un poco menos... mojado.
Sero entonces siguió a Iida a la sala de estar, donde se sentó en el borde del sofá más cercano mientras Iida desaparecía por las escaleras, dejando un camino de huellas húmedas a su paso.
Respirando profundamente, Sero miró a su alrededor, un extraño vacío llenando su estómago. El lugar estaba frío. Frío y vacío, todo lo contrario a acogedor. ¿Desacogedor? ¿Eso era una palabra acaso?
Como sea, no importaba. Lo único que importaba era que necesitaba hacer que Iida se sintiera como la persona más querida del mundo, porque estaba muy, demasiado estresado. Pero para hacer eso necesitaría una mejor atmósfera que el ruido de la lluvia. Y lo opuesto a la lluvia era el calor, y el calor requeriría un montón de mantas y algo de buena televisión y risas.
¡Y algo que oliera bien! Los buenos olores siempre lo hacían sentir mejor, como el shampoo de coco que siempre sentía cuando su mamá le daba un abrazo, o el sahumerio de lavanda que prendía cuando se estresaba por la tarea de matemáticas. Pero probablemente no había inciensos calmantes allí. O shampoo de coco.
¿Qué más era calmante? Olas del océano, baños de burbujas, una buena taza de té, el amanecer y- ¡Claro, postres!
No había nada mejor que volver a casa de un largo día de entrenamiento y que Haruka lo atacara con una bandeja llena de brownies o brigadeiros. Esperen. No. No era el momento de pensar en Haruka. Sólo pensamientos felices. No hay drama familiar aquí, no.
Así que sólo necesitaba unas mantas, como mínimo cuatro almohadas, comida, televisión de calidad, y tal vez algunos abrazos. Sólo algunos. De acuerdo, tal vez más que solo algunos, ¡Pero sería estrictamente para animar a Iida!
Su mamá siempre decía que los abrazos servían para mantenerse caliente, así que tendría sentido que abrazara a Iida si trataba de crear un ambiente cálido, ¿Verdad? Sí. Tenía sentido.
Brownies y abrazos. ¡El plan perfecto!
De pie, Sero miró a su alrededor a las puertas que salen de la sala de estar. Estaban las escaleras donde Iida desapareció hace unos minutos, una puerta que conducía por un largo pasillo, y otra que se abría a una cocina.
Bingo.
Saltando fuera del sofá, Sero prácticamente corrió a la cocina a precalentó el horno. Comenzó a abrir cajones y alacenas, los ingredientes no iban a aparecer de la nada.
La mantequilla y los huevos eran bastante fáciles, junto con la harina y el azúcar, que estaban una justo al lado de la otra. El cacao en polvo y el extracto de vainilla fueron más difíciles de encontrar, pero de una forma u otra lo logró.
Luego llegó la hora del polvo de hornear, probablemente una de las partes más importantes. Y no lo encontraba en ninguna parte. Maldita sea. ¿Quizás estaba en la cima de una de esas alacenas ridículamente altas? Probablemente no, pero valía la pena comprobarlo.
Al subir al mostrador, Sero abrió la alacena y se asomó por dentro, escaneando los estantes en busca de cualquier signo de polvo de hornear. No, tampoco, eso se parecía mucho pero no, ¿Qué hace algo así aquí? Eh, lo que sea. No su casa.
-Sero, si me permites preguntar, ¿Qué estás haciendo arriba de la mesada?
El chico de pelo negro se congeló. ¿Cuándo había llegado Iida? ¿Qué excusa podría poner para explicar por qué estaba parado en el mostrador?
Esperen, no necesitaba una excusa. Podía decir la verdad.
-Estoy buscando el polvo de hornear. ¿Sabes dónde está?
-Está en el segundo estante -Dijo Iida, todavía un poco sorprendido- ¿Por qué lo necesitas?
Localizado el polvo de hornear lo arrebató de la estantería. Sero saltó del mostrador y lo puso junto a los otros ingredientes- Pensé que ya que estamos atrapados aquí dentro, podríamos aprovecharlo al máximo y hornear unos brownies. Ya sabes, ara entrar en calor.
Iida se mordió el labio inferior por un breve momento, antes de asentir y dejar que una sonrisa se apoderara de su rostro. Ugh, esa sonrisa iba a terminar matándolo- Eso suena como una idea maravillosa.
Dejando salir un grito victorioso, Sero prácticamente le arrancó la tapa al cacao en polvo- ¡Muy bien! ¡Voy a necesitar unas tazas de medición, un bowl, y que me la persona más hermosa del planeta me las de!
Sonrojándose bruscamente, Iida soltó una tierna y suave risa y asintió con la cabeza, corriendo hacia las alacenas que estaban abajo de la mesada.
...
Sero frunció el ceño ante el plato de brownies en sus manos- Nos falta algo -Dedujo.
A pesar de que estaba sentado al lado de Iida (¡Vamos!), enterrado bajo al menos cuatro mantas diferentes con dibujos animados de cuando él era pequeño jugando en la televisión frente a ellos, sentía que algo estaba mal.
-¿Perdón? -Iida preguntó, frunciendo el ceño adorablemente. Tendría que ser un delito que alguien se vea tan lindo.
-Falta algo, pero no sé qué -Dijo Sero, con las cejas surcadas mientras colocaba la bandeja de brownies a un lado- Tenemos comida, mantas, televisión, ¿Qué nos falta?
Miró alrededor de la habitación, con los ojos ensanchados de emoción mientras miraba la numerosa cantidad de almohadas esparcidas a su alrededor.
-¡Lo tengo! -Exclamó, saltando de su asiento- ¡Necesitamos hacer un fuerte!
-¿Un... fuerte?
-¡Sí! ¡Un fuerte de almohadas! Ningún día lluvioso está completo sin un fuerte de almohadas -Sero se dio la vuelta, agarrando una manta y un cojín del sofá- ¡Vamos! ¡Será divertido!
Iida se puso de pie y agarró su propia manta- Voy a confiar en tu palabra.
Sero sonrió- Bien, ¡Ya basta de hablar! ¡Hagámoslo!
En tan sólo unos pocos minutos, los dos habían construido un fuerte de almohadas considerable y estructuralmente sólido. Verdaderamente una hazaña impresionante.
Sonriendo triunfalmente, Sero arrebató la bandeja y se sentó en el suelo junto a Iida, quien tomó un largo sorbo de su té antes de envolver una manta alrededor de sus hombros.
Sonriendo torpemente, Sero se acercó más al joven sentado a su lado y posó su cabeza sobre uno de sus hombros. Esto se sintió... Agradable, muy agradable. Los brownies eran increíbles, el fuerte de almohadas era increíble, ¡E Iida no estaba preocupado por la lluvia!
Era una cita bastante encantadora hasta el momento, y parecía que las cosas sólo iban a mejorar desde allí.
Iida suspiró felizmente y agarró la mano de Sero, entrelazando sus dedos mientras su otra mano arrancaba un brownie del plato, comiendo con sorprendente vigor. ¡Vamos!, Sabía que Iida no sería capaz de resistirse a la receta secreta de mamá. Nadie podía.
Bueno, a menos que fueran alérgicos al chocolate. Ahora se estaba yendo por las ramas. Sólo necesitaba abrazar a su novio y disfrutar el momento, y eso era bastante simple. Incluso un idiota como él sabía disfrutar de abrazarse con alguien tan hermoso como Iida.
El constante ascenso y descenso del pecho de Iida era ridículamente calmante. Así es el rítmico latir de su corazón. Tan calmante, de hecho, que Sero encontró su propia respiración desacelerando y sus párpados se están poniendo pesados.
Mordiéndose el interior de la mejilla, Sero se despertó y se obligó a concentrarse en algo que no le diera sueño ni relajación. ¿Qué era algo que lo mantenía despierto?
¿Comida picante? No, eso requeriría levantarse y soltar la mano de Iida. ¿Cafeína? También no.
-¿Alguien te ha dicho alguna vez lo hermosas que son tus manos?
La voz suave de Iida volvió a llamar la atención, que es como se dio cuenta de que Iida había soltado su mano y estaba examinando su palma de cerca.
-Uh, no que yo recuerde
-Eso es una pena. Son preciosas -Los dedos de Iida se pasaron por una delgada cicatriz blanca que cruzaba la palma de Ser- ¿De dónde obtuviste todas estas cicatrices?
-Hice mucha gimnasia cuando era más joven. Me ayudó a entrenar con mi cinta y esas cosas, pero siempre me pasaba de la línea. No me preocupaba por las heridas como tendría que haberlo hecho.
-¿De eso era la medalla en la foto que Kaichi me mostró?
Sero suspiró- Sí.
Iida rastreó las líneas de las palmas de Sero- También son bastante cálidas. Pero eso se aplica a todo tu ser. Especialmente a tu sonrisa.
Sero se sonrojó y agachó la cabeza- Eso ya me lo habían dicho un par de veces. Bueno, no la parte de la sonrisa, pero ya sabes -Sero se rió torpemente- Es agradable, ser capaz de usar sandalias a mediados de julio y estar bien.
Iida chasqueó su lengua- Si usas sandalias en julio, claramente hay algo malo contigo.
-¡No lo hay!
-Me temo que tengo la razón en esta situación.
Sero rió- Sí, sí, lo que tú digas.
-Creo que la mayoría de la población está de mi lado en este caso.
-¿Oh, en serio? -Sero se burló- Tengo algo más poderoso que la población del mundo entero de mi lado, así que ¡Ja!
Iida levantó una ceja- Y qué sería es- Iida fue cortado abruptamente por una almohada golpeándolo en la cara, que fue acompañada por una encantadora carcajada de Sero. Sus gafas se cayeron al suelo mientras Sero lo golpeaba con la almohada una vez más, todavía riendo.
A ciegas, Iida estiró la mano y agarró su propia almohada, usándola para golpear a Sero en el pecho.
-No creo que la almohada sea más fuerte que toda la población mundial -Bromeó Iida mientras Sero se puso de pie y asumió una posición defensiva detrás del sofá.
-Subestimas el poder de su portador -Sonriendo, Sero disparó una tira de cinta hacia el fuerte, donde se pegó a otra almohada. Ahora tenía dos armas. Las cosas no podrían ir mejor.
Con un estruendoso grito, Sero saltó sobre la parte trasera del sofá y comenzó a golpear a Iida con las almohadas.
Riendo, Iida protegió su rostro usando uno de sus brazos, usando el libre para tratar de defenderse. Estaba fallando miserablemente. Sero continuó su asalto, carcajeándose salvajemente mientras Iida soltó su brazo y su almohada, resignado a aceptar su destino.
-¿Qué piensas de mis sandalias ahora? -Gritó, golpeando el torso de Iida.
El chico de pelo azul se rió- ¡Todavía creo que son poco prácticas!
Con otro grito, Sero usó ambas almohadas para golpear a Iida en la cara.
Afortunadamente o por desgracia, esto hizo que el chico más alto perdiera el equilibrio y tropezara hacia atrás, con las manos buscando algo a lo que aferrarse. Y lo más parecido, aparte del aire, era la camisa de Sero. Así que ahora ambos se dirigían a su fuerte de almohadas meticulosamente construido. Oh no.
Iida aterrizó en el fuerte, las almohadas proporcionando un aterrizaje seguro. Bien. Eso estuvo bien.
-¿Te arrepientes, bestia asquerosa? -Sero preguntó, haciendo todo lo posible para mantener una cara recta, pero las risas que estaban escapando de sus labios lo hacían difícil.
-Sí -Iida suspiró, su rostro revestido en risa- La bestia asquerosa se arrepiente.
La seriedad de Sero se rompió, y estalló en risas estridentes, jadeó por el aire mientras se aferraba a su estómago. Tal vez si hubiera estado prestando atención, se habría obligado a parar, porque todos estos bufidos eran demasiado vergonzosos, pero en ese mismo momento no podía importarle menos.
Debajo de él, Iida comenzó a reír también, una risa baja al principio, pero pronto evolucionó en risa tan fuerte como la de Sero
A medida que su risa comenzó a bajar de intensidad lentamente, Sero miró a Iida, cuyos ojos azules y rojos brillaban con alegría, la cara enrojecida y el pelo adorablemente despeinado. En realidad, todo sobre él era adorable. Especialmente ahora mismo.
Pero mientras miraba más de cerca, Sero vio algo más en sus ojos, algo más brillante y cálido que la risa. ¿Qué era eso?
No tuvo tiempo de detenerse en ello mucho más tiempo, porque el calor en sus ojos pronto fue reemplazado por una luz despreocupada, ya que Iida levantó los brazos y los envolvió alrededor del cuello de Sero. Espera, ¿Esto en serio estaba pasando?
La luz en los ojos de Iida se transformó en algo menos seguro, más... Cuestionable. Una de sus cejas se estremeció también, como si estuviera pidiendo permiso.
Sí, sí, mil veces sí. Esto estaba pasando.
Y acto seguido, Iida lo estaba acercando, y esa luz curiosa todavía estaba en sus ojos, Sero no podía decir porque sus ojos estaban cerrados. Dios. Dios.
Entonces sucedió. En serio pasó. Sero podía sentir que el aliento se le quitaba mientras los labios de Iida tocaban los suyo. ¡Dios, estaba pasando! Podía sentir como Iida dejaba salir el aire a través de su nariz. Eso se sentía raro, pero no del todo desagradable.
Esperen, esto era algo bueno. Algo muy bueno. ¿Por qué estaba enloqueciendo tanto? Sólo necesitaba relajarse e ir con el flujo.
Así que eso hizo.
Sero encontró sus párpados deslizándose mientras se derretía en el beso, deleitándose en su calidez y dulzura, levantando una de sus manos y enhebrando sus dedos en el cabello de Iida, posando la otra en su mejilla, acariciando lentamente su pómulo con su pulgar.
Pero demasiado pronto, Sero se encontró con un dilema: seguir besándose y desmayarse por falta de oxígeno, o alejarse y tomar un respiro.
Por más que desmayarse sonaba tentador, Sero decidió que no era la mejor idea, sobre todo porque si se desmayaba no podría recibir otro beso.
A regañadientes se alejó, dejando escapar un suspiro dichoso mientras miraba a Iida, que parecía haber hecho un corto circuito. Su rostro era de color rojo brillante, sus ojos estaban brumosos y desenfocados, y sus brazos seguían encerrados alrededor del cuello de Sero.
Lo siguiente que Sero supo fue que había estallado en risa una vez más. La risa lo desbordaba y por mucho que lo intentara, no podía parar. Desde la esquina de su ojo, Sero podía ver la expresión aturdida de Iida transformarse en una sonrisa tonta.
-Sabes a chocolate -Dijo Iida tontamente, haciendo que Sero se lanzara a otro ataque de risa.
Después de unos minutos, Sero finalmente había descargado toda la risa que tenía y se secó los ojos, soltando un largo y suspiro- Bueno, eso se sintió genial, pero creo que eso es un poco obvio.
Iida se rió- Estoy de acuerdo contigo.
-Así que, uh, ¿Quieres hacerlo de nuevo?
Iida frunció los labios- Antes de que lo hagamos, tengo una petición.
-Claro, dime.
-Si no te molesta... Llámame Tenya.
Sero bufó- ¿Estás bromeando? ¡Claro que lo haré! -Se tronó los dedos- Oh, y sólo un aviso, si no me llamas Hanta te robaré las rodillas
Iida se rió- ¿Qué se supone que significa eso?
-Estoy bastante seguro de que alguien tan inteligente como tú puede averiguarlo. Ahora llámame Hanta o tus rodillas se han ido.
-Acabas de decir eso
-Eso es porque es doblemente cierto, Tenya.
El niño de pelo azul rodó sus ojos juguetonamente y arrastró a Sero hacia abajo para otro beso.
☆.。.†:*・゜☆Final del capítulo☆.。†.:*・゜☆
¡Hola mis rayitos de sol!
Les presento dos de las siete maravillas del mundo:
-El primer beso de esta pareja super adorable
-¡Y yo actualizando a una hora que no es la madrugada!
Jejeje, bueno, espero que hayan disfrutado mucho este capítulo. Gracias por leer esta historia, y me harían muy feliz si dejaran su voto y su comentario! En serio amo que comenten-
Bueno, cuídense mucho y no se olviden de tomar agua!
¡Chau mis rayitos de sol!
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