Cap 18: Conociendo a la familia

Iida golpeó la mesa con los dedos y miró hacia abajo en su reloj durante un breve momento antes de volver a inspeccionar la biblioteca.

Nadie de UA lo encontraría allí. Aún quedaban diez minutos antes de que Sero llegara. Pero diez minutos eran sólo cinco minutos dos veces, o dos minutos cinco veces, y dos minutos cinco veces eran sólo seiscientos segundos y eso no era mucho tiempo.

¿Sero siquiera llegaría? Seiscientos segundos no era tanto tiempo, y aunque Sero no parecía del tipo de persona que disfruta estudiando, tampoco parecía el tipo de cancelar al último minuto... Además, Sero fue quien sugirió esta sesión de estudio, así que seguramente no cancelaría. Esperen ¿Era sólo una sesión de estudio, o era una cita? ¿Una cita de estudio acaso?

Iida negó con la cabeza y se pellizcó ligeramente el brazo. No importaba lo que fuera porque iban a una cita definitiva y absolutamente real dentro de unos pocos días.

Una cita real que no daba miedo en absoluto y que Iida no había pasado cuatro días planificando y replanificando. No. Claramente no hizo eso.

Y la razón por la que no hizo eso fue porque no tenía razón para estar nervioso. Ya había superado la parte difícil con la primera cita, así que ¡No había razón para estar tan preocupado por la segunda!

A pesar de que esa primera cita fue increíble en casi todos los sentidos y no había manera de que él fuera capaz de superarla en esta vida ni en mil de las siguientes

Pero eso no le impediría intentarlo.

Encontrar un lugar decente le había llevado cuatro días llenos de meticulosa investigación, constante duda en sí mismo, y quedarse despierto hasta demasiado tarde. ¿Le ganaría a la primera cita? Por supuesto que no, pero al menos podría ser clasificado en la misma liga.

Pero eso era el futuro, él ahora estaba en el presente, y en el presente no tenía excusa para llenarse de tanto... Temor.

Bueno, "temor" no era exactamente la palabra correcta. Lo que estaba sintiendo en ese momento era más bien un ligero nerviosismo y palpitaciones aceleradas. Era casi la misma sensación que tenía cuando fue a su primera cita.

"Primera cita". Eso nunca le sonará normal, ¿Verdad?

Pinchándose en el brazo una vez más, Iida llevó su atención de nuevo a los papeles dispuestos frente a él. Debía estudiar. Por eso estaba allí. Estaba esperando a que Sero apareciera para que pudieran estudiar juntos. Eso es todo. Nada más, nada menos, porque no importaba si era una cita o no.

Iida miró hacia abajo en su reloj. Ocho minutos. Dos minutos cuatro veces. Cuatrocientos ochenta segundos. Eso fue ciento veinte segundos menos que la última vez que lo comprobó. ¿Sero de verdad iría?

No, no, no, no, no. Sero no era del tipo que cancelaba. Todo estaría bien.

-Este lugar es tan grande, me perdí como dos veces en el camino.

Iida levantó la cabeza, la expresión de pánico en su rostro se fundía en una suave tranquilidad- Creo que esta biblioteca puede ser un poco grande.

-¿Un poco? ¡Es gigante! -Sero silbó por lo bajo- Sin embargo, yo la recorrería caminando de espaldas y con los ojos vendados si eso significa volver a verte -Sero terminó su declaración con un guiño juguetón, lo que hizo que la cara de Iida se tornase de un tono rojo vibrante. Nunca se iba a acostumbrar a esos comentarios.

-Eso no tendría mucho sentido -Dijo Iida mientras Sero sacaba una silla y se sentaba a la mesa.

-Los sentimientos no tienen mucho sentido -Respondió Sero, sacando sus cosas y empezando a ponerlas sobre la mesa.

-Supongo que eso es cierto

-¿Quieres saber qué más no tiene mucho sentido?

-Por favor, dímelo.

-Matemáticas.

Iida se rió- Tiene sentido si alguien lo explica bien.

Sero hizo un sonido de afirmación- Y vas a explicar todo maravillosamente, ¿No?

-Bueno, voy a hacer todo lo posible. Espero poder explicarlo de una manera que te ayude a entender la materia.

Sero sonrió- Genial. ¿Supongo que deberíamos empezar entonces?

-Eso suena como una idea encantadora. ¿Hay algún tema en particular con el que te gustaría empezar?

-Matemáticas.

Iida se rió- ¿Por qué no me sorprende?

-Porque soy una criatura de costumbres y esas costumbres no entienden nada sobre ecuaciones.

-Eso no es algo de lo que debas presumir-

-¡No me estoy presumiendo! Solo lo estoy usando como una razón para pasar tiempo con alguien tan genial como tú -Chilló Sero, enviando un guiño a Iida- Entonces, ¿Por dónde empezamos?

-¿Entonces iremos con las ecuaciones primero?

Sero asintió- Exacto. Oh y por cierto, solo quería que sepas que el trinomio cuadrado no es tan perfecto comparado contigo.

Iida se tapó la cara con las manos para ocultar su rubor y sofocar su risa. Piropos matemáticos. Malditos piropos matemáticos. Estaba acabado.

Al otro lado de la mesa, Iida podía escuchar a Sero riendo como un loco. Dios, esa risa era adorable.

Inhalando profundamente, Iida dejó caer las manos de su rostro y se aclaró la garganta. -Por mucho que aprecio tus... Cumplidos, tenemos tarea que hacer.

Sero soltó algunas risitas más y se secó los ojos- Bien bien. Lo siento -Tomó su lápiz- Oh, ¿A quién engaño? No lo siento.

Iida tomó su propio lápiz- Ojalá tuviera tu confianza.

-¡No digas eso! ¡Tú tienes mucha confianza!

-Bueno, supongo que confianza no es la palabra adecuada. Es más bien tu honestidad. No flaqueas sobre tus creencias y opiniones.

Sero se sonrojó y agitó la mano con desdén- Me halagas.

-Simplemente estoy diciendo la verdad.

-Lo que tú digas -Sero hizo sonar sus nudillos- Ahora vamos. Paremos los cumplidos y estudiemos un poco.

-Me parece una buena idea, pero pierde cuidado que no será fácil.

-Haré lo mejor que pueda, pero sin promesas.

Iida se rió un poco y corrió una mano a través de su cabello- Basta de charlas pequeñas. Empecemos.

...

Sero suspiró y se desplomó contra la mesa- Estoy muerto. En serio estoy muerto. Mi cerebro se ha derretido.

La esquina de la boca de Iida se volvió en una sonrisa. Sonría mucho con los chistes tontos de Sero- No creo que eso sea posible.

-Oh, es totalmente posible. En unos segundos, mi cerebro derretido se derramará de mis oídos, y va a tener la consistencia de una mezcla. Probablemente el color de una también.

Iida sofocó su risa con una mano mientras Sero sacaba su teléfono, gruñendo hacia abajo en él.

-Me encantaría quedarme para que puedas ver todo el asunto del "derrame cerebral", pero tengo que volver a casa. No quiero que mi mamá se preocupe demasiado -Sonrió hacia un costado y se rascó la nuca- Lo siento.

Había una pequeña punzada en el pecho de Iida mientras miraba a Sero. Podía ver el amor y la adoración en sus ojos.

¿Cómo era la madre de Sero? ¿Era alta como su hijo? ¿Tenía la misma sonrisa torcida que él? ¿De qué color eran sus ojos? Por la forma en que Sero habló de ella, pudo deducir que él la amaba y ella lo amaba.

-¿Hey, Iida? ¿Estás bien? -Se preguntó, chasqueando los dedos delante de la nariz de Iida.

Iida parpadeó dos veces y negó con la cabeza un poco. No era el momento de ponerse sentimental.

-Mis disculpas, simplemente me perdí en mis pensamientos.

-Oh, está bien -Sero miró hacia abajo a su teléfono- Realmente tengo que irme -Se rió tímidamente- Lo siento.

-No te disculpes, es un día de semana después de todo -Iida se aclaró la garganta- Aunque si no te importa, hay una cosa que quiero que hagas por mí antes de irte.

-¡Claro! ¡Cualquier cosa! -Sero se detuvo- Espera, borra eso porque si estás pidiendo mi alma no puedo darte eso. La regalé hace mucho tiempo.

-¡No estoy pidiendo algo tan extremo! Simplemente pido el placer de su compañía.

Sero parpadeó- Uh...

-Me gustaría acompañarte a tu casa.

-¡Oh! -Sero exclamó, ganando algunas miradas molestas de la gente a su alrededor- Quiero decir, uh sí. Me encantaría.

Iida sonrió- Maravilloso. ¿Nos vamos entonces?

-Suena bien para mí.

Los chicos guardaron lo que quedaba de sus cosas y colgaron sus bolsos sobre sus hombros, saliendo de la biblioteca y dirigiéndose hacia la casa Sero.

-Así que uh, ¿Cómo estuvo tu día?

-Estuvo bastante bien, ¿El tuyo?

-Oh, lo mismo de siempre. Kami casi electrocutó Mina a través de su baba durante la práctica.

-¿En serio?

-Sí. Quería ver lo bien que los diferentes materiales conducían su electricidad. Saber si cuán pegajoso o corrosivo era el objeto afectaba en cuán bien funcionaba de conductor.

-Eso es... Sorprendentemente científico para tus amigos.

Sero se encogió de hombros- No ganaremos ningún premio por nuestros métodos, pero podríamos ganar uno por el entorno de trabajo más peligroso.

-No creo que eso sea algo por lo que se debería ganar mérito -Señaló Iida, riendo.

-Los rogadores no elegimos.

-Supongo que eso es cierto, pero tú no eres un rogador. En ninguna forma de la palabra.

-A veces ruego por atención. ¿Eso cuenta?

Iida se golpeó la barbilla cuidadosamente- Supongo que sí. Aunque espero que ya no tengas que rogar por eso. Simplemente pídela y te la daré.

Sero se sonrojó y se rió, agitando una mano con desprecio- Realmente eres todo lo que me faltaba en la vida, ¿No?

Ahora era el turno de Iida para sonrojarse- Yo no diría todo...

-Bueno, yo lo haría. Pero en fin, basta de todo este modo emocional. Es hora de una buena broma coqueta a la antigua.

Iida se rió cuando Sero se acercó a él y comenzó a balbucear sobre ser un ángel caído del cielo y el tickets de estacionamiento.

Demasiado pronto, llegaron a la puerta de la casa Sero.

-Yo uh, gracias por acompañarme a casa -Dijo Sero, rascándose la parte posterior de la cabeza y balanceándose en sus pies.

Iida sonrió suavemente- Quería hacerlo. Además, es lo más educado que puedo hacer.

-Dios, realmente eres el caballero perfecto.

Iida se sonrojó fuertemente- Yo no lo diría así

-¡Y eres humilde también! -Sero se rió- Sí. Un caballero perfecto. No me puedes cambiar de opinión.

El chico de pelo azul jugueteó con los pulgares y tragó nerviosamente- Eh, gracias.

-Sólo estoy diciendo la verdad.

Cayeron en un cómodo silencio durante unos segundos, antes de que Sero se despejara la garganta y mirara a la puerta- Así que uh, supongo que tengo que irme ahora.

-Sí, creo que sí.

-Te veré en la escuela mañana, ¿Verdad?

-Por supuesto.

Sero se rió torpemente- Supongo que me voy a ir ahora. Ver que estarán haciendo los pequeños bribones están haciendo y todo eso. -Disparó un par de pistolas con los dedos- Así que, uh. Te veré en la escuela mañana.

-Usted ya dijo eso.

-Eso es porque es doblemente cierto.

Iida sonrió calurosamente- Que tengas una buena noche, Sero.

-Lo haré.

-No te quedes despierto demasiado tarde.

Sero bufaba- Suenas como mi mamá.

-Lo dices como si fuera algo malo.

-¿Qué? Claro que no ¡Estoy diciendo que suenas autoritario y agradable al mismo tiempo! Esa es una habilidad que muy poca gente tiene -Insistió Sero.

-¿Gracias?

-Así que, uh, nos vemos más tarde -Sero saludó torpemente y se volvió hacia la puerta.

Estaba a punto de abrirlo cuando-

-¡Hanta! ¡Estás en casa!

La mano de Sero se congeló, Su cara se volvió pálida mientras miraba a su alrededor salvajemente, buscando la voz- ¿Yuka? Yuka, ¿Dónde estás?

Había un oxidamiento en los arbustos a la derecha de Iida, y unos segundos más tarde, una niña con el pelo negro y una sonrisa brillante salió de ellos, una rama frondosa que sobresalía del lado de su cabeza.

-¡Yuka! ¿Qué haces aquí? -Sero preguntó, voz una octava más alta de lo habitual.

-Perdí uno de mis clips -Dijo, señalando la parte superior de su cabeza- Ahora sólo tengo cuatro, pero probablemente sabías porque puedes contar -Miró a Iida, confusión en su cara- ¿Quién es este?

-¿Él? -Sero se rió nerviosamente- Este es uno de mis amigos. Iida.

Ella se volvió hacia Iida, mostrando con una sonrisa su diente faltante- ¡Hola! ¡Soy Yukari y me gustan tus lentes!

Iida sonrió calurosamente. A pesar de que acababa de conocerla, podía decir que esta chica era una Sero. Sonrisa torcida, pelo negro, actitud brillante, ella lo tenía todo. Además de eso, el hecho de que salió de los arbustos de fuera de la casa de Sero. Si no viviera allí eso sería un poco raro.

-Gracias. Me parecen encantadores tus clips de pelo.

Yukari frunció el ceño- ¿Qué significa encantador?

-Algo que se ve muy bien.

-Bueno, creo que sus lentes se ven encantadores -Se rió- ¡Esa es una palabra divertida! ¡Gracias por enseñarme!

Su hermano mayor se aclaró la garganta- De acuerdo, odio romper el momento, pero Iida realmente necesita ponerse en marcha y-

-¡No! -Yukari protestó- ¡Me gusta! ¡Usa palabras elegantes! ¡No se puede ir! Quieres quedarte, ¿Verdad?

El chico de pelo azul se rió nerviosamente- Me gustaría, pero lo que no me gustaría sería entrometerme. Vendré algún otro día, y voy a traer todas las palabras interesantes que pueda.

Yukari volvió a su hermano mayor- ¡Mira! ¡Quiere quedarse! -Ella hacía un puchero y apretó las manos- ¡Por favor, que se quede! ¡Por favor, por favor, por favor!

Sero suspiró- Lo siento Mono Araña, pero Iida tiene que irse. Se está haciendo tarde.

Yukari pagó- ¿Estás seguro de que no puede quedarse?

Suspiró de nuevo- Sí. Estoy seguro.

Yukari se rascó la nuca durante unos segundos, una mirada decepcionada en su cara- Bien... -Con un suspiro decepcionado y una mirada abatida enviada de vuelta a Iida, ella corrió hacia la puerta, abriéndola y desapareciendo en la casa.

Sero se rió- Lo siento por eso. No me di cuenta de que estaba allí.

-Está bien. ¿Asumo que es tu hermana?

-Sí.

-Parece bastante brillante.

-Oh, totalmente. La semana pasada, cuando regresé de nuestra cita, ella inmediatamente supo que algo estaba pasando. Pero eso fue culpa mía. Tendré que ser más cuidadoso.

-Oye, está bien. Ella sólo sabía que estabas emocionado, ¿Correcto?

Sero se rascó la nuca- Bueno, sí, pero tengo que tener más cuidado.

-No puede ser fácil mentirle a tu familia -Iida sonrió- Especialmente a una hermanita que tiene ojos de cachorro tan poderosos como esos.

El chico de pelo negro soltó a un resoplido divertido- Sí, eso es cierto. Todos los Seros tenemos ojos de cachorros asesinos.

-Soy muy consciente de ese hecho.

Sero suspiró de nuevo- Sólo estamos alargando esto, ¿No?

-Sólo un poco.

-Bueno, no debería mantenerte más tiempo. No te acuestes demasiado temprano- Sero hizo un guiño y disparó otro par de pistolas con los dedos, abriendo la puerta y entrando.

Pero antes de que pudiera cerrarlo detrás de él, Yukari se lanzó hacia afuera, agarró la mano de Iida y comenzó a tirar de él hacia la casa.

Sero dejó salir un suspiro exasperado- Yuka. Vamos. Iida no puede quedarse-

-¡Pero mamá dice que puede y quiere!- Miró a Iida con ojos suplicantes- ¡Vamos! ¡Puedes pasar tiempo con Hanta y enseñarme nuevas palabras y cenar con nosotros! ¡Será divertido!

Iida tragósaliva mientras sus ojos se lanzaban hacia la cara de Sero, levantando una ceja interrogante.

Cuando ganó un guiño emocionado en respuesta, miró hacia abajo a Yukari- Eso suena como una idea espléndida.

Yukari chilló y aplaudió con entusiasmo, antes de agarrar la mano de Iida y arrastrarlo a la casa.

Iida se deshizo de sus zapatos y los depositó junto a la puerta cuando Sero entró y lo miró con timidez

-Supongo que no hemos terminado después de todo -Dijo Sero mientras se quitaba los zapatos- Y mientras estés aquí, puedes llamarme Hanta.

Iida se congeló, el corazón martillaba fuerte en su pecho- ¿Estás seguro?

-Creo que será más fácil, porque todos aquí se llaman Sero y podría ser un poco confuso. No tienes que hacerlo si no quieres... -Suspiró- Lo siento, fue una idea tonta.

-No, no, creo que es una idea maravillosa, Hanta -Oh wow. Sólo decir que su nombre le dio escalofríos a Iida.

El chico de pelo negro sonrió bobamente- Genial.

-¡Hanta! ¿Quién es? -Preguntó una nueva voz, extrañamente molesta.

Iida miró lejos de la cara de Hanta y volvió su mirada hacia la sala, donde se encontraba un joven con el pelo negro corto y una tirita naranja brillante en la mejilla, una expresión abrasiva en su rostro.

-Raizo, él es Iida, es uno de mis amigos de UA.

-¿Por qué alguien querría ser amigo de ti? -Raizo preguntó, una sonrisa engreída que le arrebató la cara.

Hanta agrietó una sonrisa. - Iida, él es mi hermanito, Raizo. Es un poco molesto, si se puede decir.

-Es un placer conocerte.

-¡Eso es suficiente introducción! ¡Tienes que enseñarme palabras elegantes ahora! -Yukari bajó por el pasillo y se aferró a las piernas de Iida, envolviendo sus brazos alrededor de sus rodillas- ¡Vamos, vamos!

-Tengo un montón de palabras gigantescas para que usted pueda asimilar.

Yukari chilló y soltó las rodillas de Iida mientras rebotaba- ¿Puedes quedarte para siempre?

Iida se rió nerviosamente- No creo que esa idea le guste a mi hermano.

Los ojos de Yukari se iluminaron de emoción- ¿Tienes un hermano? ¡Eso es genial! Yo tengo tres

-¿Tres?

-¡Sí! Están Hanta, Raizo y Kaichi, pero aún no conoces a Kaichi -Ella frunció el ceño- De todos modos ¿Dónde está Kaichi?

Raizo se encogió de hombros- No me importa.

-¡Pero eso no es importante en este momento! ¡Iida tiene que ayudarme a asimilar palabras gigantescas! -Con eso, Yukari tomó la mano de Iida y comenzó a arrastrarlo hacia la sala de estar.

-Yukari, cielo, es hora de cenar. Te prometo que puedes preguntarle a Iida sobre su extenso vocabulario mientras comemos, siempre y cuando no hables con la boca llena -Una nueva voz le tranquilizaba, cálida y amable y goteando de amor- ¿Puedes hacer eso?

Iida miró por encima de su hombro hacia la entrada de la cocina e hizo una doble toma.

La mujer de pie en la puerta tenía el pelo negro elegant y ojos amables. Era una atenuación decir que se parecía mucho a sus hijos. Bueno, sus hijos se parecían mucho a ella. Sí, eso sonaba mucho mejor.

-¡Sí que puedo! -Yukari gritó, tirando de la mano de Iida- ¡Vamos! ¡Hoy tendremos vatapá!

Hanta se inclinó, señalando la expresión confusa en la cara de Iida- Es un plato brasileño. Camarones y leche de coco y cosas así. Estoy seguro de que te gustará, pero si no es así, estoy seguro de que a Rai no le importará quitártelo de las manos -Susurró.

Iida asintió con la cabeza y siguió a los hermanos Sero a la cocina.

Raizo ya estaba en la cocina, observando algo que era de color amarillo brillante y olía muy bien en un tazón grande.

-¿Cómo dijiste que te llamabas? -La madre de Hanta preguntó, subiendo detrás de él cuando su hijo mayor comenzó a agarrar su comida, Yukari se metió en el mostrador para ayudar.

Un destello de miedo atravesó a Iida. ¡Cómo pudo ser tan grosero!- Me llamo Iida Tenya, y soy el segundo hijo nacido de-

Fue cortado por la mujer envolviendo sus brazos alrededor de sus hombros y tirando de él en un abrazo apretado.

Al instante, toda la tensión en la postura de Iida se escurrió mientras se fundía en su abrazo. Se sintió igual que la vez que Inko lo abrazó. No estaba seguro de cómo se sentía al respecto.

Después de unos segundos, la señora Sero se alejó y sonrió cálidamente, metiendo un mechón de pelo detrás de su oreja- Lo siento si eso fue un poco repentino, pero todo el mundo necesita un abrazo a veces y parecía que necesitaba uno.

-Yo, gracias, señora Sero. Creo que también necesitaba uno -Se las arregló Iida, reprimiendo las lágrimas. ¿Por qué se estaba poniendo tan emocional? ¡Fue solo un abrazo!

Ella suspiró- ¡Oh, por favor! Suficiente con las formalidades. Llámame Konomi.

-¿Está segura Sra. Konomi?

-Por supuesto que estoy seguro Tenya. No me habría ofrecido si no estuviera de acuerdo con ello -Se acercó a los armarios y sacó unos cuencos más- ¿Está bien si te llamo Tenya?

Iida se congeló como una sensación cálida y difusa superó su cuerpo, viajando desde su corazón que late rápidamente hasta las puntas de sus dedos- Eso estaría bien -Dijo.

-¡Oh, ooh! ¿Puedo llamarte Tenya también? -Yukari preguntó cuando saltó del mostrador, tazón en mano.

-Por supuesto -Es lo que Iida se encontró diciendo automáticamente, Yukari radiante en respuesta.

-Mono Araña, deja de acosar a Iida.

-¡No lo estoy acosando!

Hanta rodó los ojos y le entregó a Iida un tazón de vatapá, que olía aún mejor de cerca- Sólo ve a sentarte.

-¡Sí, sí, Señor Dormilón! -Gritó, dándole un saludo simulado antes de saltar hacia la mesa de la cena.

Hanta suspiró y miró a Iida desde la esquina de su ojo- No preguntes. Por favor, no preguntes.

-No tendrá que preguntar. Yo se lo diré -Gritó Raizo, una sonrisa torpe en su cara.

Hanta suspiró y se sentó a la mesa- Por favor, no lo hagas -Dijo, invitando a que Iida se siente en la silla junto a él.

La sonrisa de Raizo sólo creció- Probablemente puedas adivinar la razón de Señor Dormilón, así que no voy a explicar eso, pero él tiene otro apodo, Charcos, y ese es porque cuando estaba en la secundaria él-

-¡Bien! ¡Ya basta de apodos! -Hanta exclamó, una sonrisa forzada en su rostro

-Oh, y no olvides esa vez cuando comió brillo para ver si eso hacía que sus cintas brillaran.

-Bueno, en primer lugar, yo tenía cinco años y no se me ocurría nada mejor. Y segundo, Kirumi me dijo que lo hiciera.

-No cambia el hecho de que lo hiciste.

Hanta frunció el ceño irritado y dio una patada rápida a la espinilla de Raizo debajo de la mesa.

-¡Oh! -Se quejó- ¡Mamá! ¡Hanta me pateó!

Konomi sacó la cabeza de la cocina, el pliegue entre sus cejas era la única manera de notar su molestia- Necesito que todos se porten bien hoy. Háganlo por el pobre Tenya.

Sus dos hijos se enojaron indignados, pero asintieron con la cabeza, e Iida pudo ver la arruga entre sus ojos desaparecer- Gracias.

-¿Adoptamos a un adolescente, o me perdí algo? -Preguntó una voz monótona, recordando a Iida de Todoroki.

Se volvió hacia la puerta, y fue recibido por otro Sero, este con flequillo sobre sus ojos y una manta envuelta alrededor de sus hombros. Parecía tener la misma edad que Raizo, ¿Quizás este era el Kaichi que Yukari había mencionado anteriormente?

-Oh, Kai, çel es Iida, e Iida este es mi hermano menor Kaichi -Explicó Hanta a través de bocados de comida.

Una de las manos de Kaichi se deslizó por debajo de la manta y saludó a Iida, antes de que desapareciera de nuevo y Kaichi entró en la cocina en busca de comida.

Justo cuando desapareció, Konomi reapareció, poniendo su propio cuenco en la mesa y soltando un suspiro contenido mientras ella se sentaba- Así que. ¿Cómo ha estado tratando este hermoso día para mi gente favorita?

Raizo se encogió de hombros- Todo bien. Suzuki casi encendió su escritorio en llamas de nuevo, por lo que fue interesante.

-Mona-chan y yo tuvimos que ayudar a la Sra. Kizono a regar las flores afuera durante el almuerzo -Gritó Yukari.

-Una vez más, me encontré contemplando el significado de la vida y el hecho de que vivimos en una sociedad -Suspiró dramáticamente- ¿Crees que la ética y la moral son naturales o se enseñan?

-Kaichi, sabes que no sé las respuestas a esas preguntas -Dijo Yukari, haciendo pucheros- ¿Puedes preguntar algo que entiendo?

-O simplemente guárdalo para Kiki. A ella le gustan ese tipo de cosas -Añadió Raizo, boca llena de arroz.

-Yo, por mi parte, creo que la ética se enseña y se arraigó en nosotros y en nuestra sociedad. Si miras hacia atrás cuando empezaron a aparecer las peculiaridades, no teníamos forma de lidiar con ellas. Con el tiempo, la ética tuvo que cambiar para reflejar los cambios en la sociedad-

Kaichi se alejo, pero rápidamente regresó a su expresión indiferente- Pero plantea la cuestión de la naturaleza versus la crianza. ¿Qué pasa si alguien se separa de la sociedad y nunca le enseñan la diferencia entre lo que la mayoría percibe como el bien y el mal, qué pensaría esa persona?

-Esa es realmente la pregunta que ha desconcertado a los filósofos durante años.

Kaichi asintó con la cabeza y mordió un pedazo de camarón- Me gusta éste. Da buenas conversaciones.

Iida se sonrojó un poco- Gracias. Podría decir lo mismo de ti.

La esquina de la boca de Kaichi se torció- Gracias.

-Así que uh, sé que probablemente estoy un poco atrasado en esto, pero ¿Dónde está Haruka? -Hanta preguntó, arremolinando su agua alrededor en su vaso.

-Ella está pasando la noche en la casa de Kiwa -Explicó Konomi- ¿Por qué preguntas?

-Sólo tenía curiosidad -Dijo, evitando el contacto visual.

Un silencio torpe e incómodo cayó sobre la mesa mientras todos los Seros miraban a Hanta, expresiones que variaban entre desde la exasperación, la desaprobación, y el desinterés apático.

-Iida, ¿Cuánto tiempo llevas aquí? -Kaichi preguntó, levantando una ceja.

-No mucho tiempo -Admitió- ¿Por qué preguntas?

Kaichi sonrió- Oh, no hay razón. Sólo curiosidad -Se puso de pie- ¿Puedo ser excusado?

Los ojos de Konomi se estremecieron sospechosamente, pero ella asintió con la cabeza, y él se alejó, manta ondeando detrás de él como una capa. Regresó aproximadamente treinta segundos después, mirando exactamente igual, excepto por la sonrisa traviesa en su rostro.

Mientras Kaichi se sentaba, compartió una mirada intrigante con su hermano gemelo. Esto iba a ser interesante.

-Así que, Iida, ¿Cuánto sabes de nuestro hermano mayor? -Kaichi preguntó, golpeando sus dedos en la mesa rítmicamente.

Si el cerebro (Además del de Kaminari) pudiera entrar en cortocircuito, Iida estaba bastante seguro de que el suyo lo habría hecho en ese momento.

Afortunadamente o por desgracia, no lo hicieron, así que se sentó allí en su lugar, pensando en diferente posiblidades como un idiota mientras su cerebro se esforzaba para encontrar una respuesta medio decente.

Kaichi parecía tomar esto como una respuesta, porque asintió con la cabeza y se despejó la garganta- ¿Y cuál dirías que es tu relación con nuestro hermano?

¿Ya estaba en ellos? Kaichi había demostrado ser perceptivo, pero ¿Era acaso tan perceptivo? ¿O eran realmente ellos dos tan obvios?

-Kai, ¿Por qué algo de esto importa? -Hanta preguntó, extrañamente tranquilo. Eso estuvo bien, que uno de ellos estuviera bien era mejor que ninguno. Hemos detectado un problema desconocido.

Iida estaba medio convencido de que Konomi ya lo sabía. Cada vez que la miraba, veía un destello de conocimiento en sus ojos plateados, que era un poco inquietante, para ser honesto.

-Estábamos midiendo cuál es la manera más eficiente de hacer esto. Bueno, en realidad yo era el que lo pensaba. Ellos simplemente están aquí por si necesitamos tomar medidas físicas- Explicó Kaichi, sacudiendo un pulgar hacia su hermano y hermana.

Se puso de pie y se acercó a Iida, inclinándose y logrando que sus narices casi se tocaran- No respondiste a mis preguntas.

Iida se tragó- Mis disculpas, es sólo.

-Kai, estás tramando algo. Conozco esa cara -Dijo Hanta, con los ojos estrechos.

Kaichi rió -Ahí es donde te equivocas. Planear implica que estoy ideando el plan, yo ya terminé de hacer eso hace mucho tiempo. Ahora mismo estoy poniendo ese plan en acción.

Se acercó bajo la manta alrededor de sus hombros y sacó un libro grueso encuadernado en cuero.

-No te atrevas.

Iida ladeó la cabeza a la izquierda, con los ojos abiertos de sorpresa. Nunca había visto la cara de Hanta tan seria, o su voz tan baja, sin ni una sola pizca de humor.

Fue bastante aterrador, para ser honesto.

Kaichi sonrió- Me atrevo.

Su mano salió disparada desde debajo de la manta, abriendo el libro bruscamente y dirigiendo la atención de Iida hacia él.

-¡No! -Hanta gritó, saltando de su silla y golpeando el libro a través de la mesa y fuera de la vista de Iida.

Con un chasquido de sus dedos, Kaichi les dió la señal a Yukari y Raizo, y saltaron fuera de sus asientos, cayendo sobre su hermano mayor, quien golpeó el suelo con un fuerte golpe y un quejido.

-Ahora, si me sigues, por favor, deberíamos ser capaces de continuar sin más interrupciones -Dijo Kaichi, pidiendo que Iida lo siguiera- Vamos.

Con una última mirada sobre su hombro alcanzó a ver la pila de Seros en el suelo, el joven de pelo azul siguió a regañadientes a Kaichi, quien recogió el libro y llevó a Iida a la sala de estar.

Kaichi le hizo lugar a Iida en el sofá y colocó el libro en su regazo, abriéndolo en un lugar premarcado- Puedes ver todo lo que el tiempo te deje, pero eso puede tal vez no ser mucho. Siéntete libre de tomar fotos del álbum si así lo deseas.

Se volvió sobre su talón y marchó de nuevo a la cocina, donde Konomi podía ser escuchada, riendo bulliciosamente.

Sacudiendo la cabeza, Iida volvió su atención hacia el libro, con los ojos ensanchados al darse cuenta de lo que era. Un álbum de fotos.

Cada foto de la página era de Hanta. Hanta recién nacido siendo retenido por una joven con coletas. Hanta, de cuatro años, saludando alrededor de un par de bengalas. Hanta de ocho años sentado debajo de un gran paraguas en la playa, mejillas rosadas con quemaduras solares. Hanta, de doce años, con una chaqueta blanca y nítida, sosteniendo una medalla de oro y un cartel de paz mientras se transporta a la cámara.

Iida encontró su mano moviéndose por su cuenta, volteando a la siguiente página de fotografías.

Hanta de un año en su silla de bebé con la cara toda manchada de pastel. Hanta, de seis años, en un colorido yukata viendo un espectáculo de fuegos artificiales. Hanta, de diez años, llenando su cara con kabobs.

-¿Qué te mostró?

Iida miró hacia arriba para ver a Hanta de pie frente a él, el pelo revuelto y la cara enrojecida por una combinación de vergüenza y esfuerzo.

-Sólo unas cuantas fotos -Le aseguró Iida- Y tengo que decir que eras adorable cuando eras un niño pequeño.

Hanta dio un respigo- Oh, Dios mío. Por favor no.

-No sabía que un bebé podía caber tanto pastel en su cara

Otro respingo.

Iida se encontró aguantando una risa, ¡Una risa! Ojalá su yo de secundaria pudiera verlo ahora.

Hanta se sentó en el sofá Iida y colocó su barbilla en uno de los hombros anchos de Iida, mirando hacia abajo a la página y gruñendo- Pon fin a mi sufrimiento. Por favor.

Iida se rió- Creo que eras adorable.

-¿Podemos dejar de mirar viejas fotos mías, por favor?

-Posiblemente.

☆.。.†:*・゜☆Final del capítulo☆.。†.:*・゜☆

¡Hola mis rayitos de sol!

Espero que estén todos muuuuy bien, y que les haya encantado el capítulo :D 

Cuando vine a publicarlo me dí cuenta de que no había publicado el capítulo del sábado? Tipo yo podría haber jurado que había publicado capítulo pero bueno, resulta que no :( Así que voy a ver de compensarlo y publicar el cap 19 hoy jueves! 

Así que nada, cuídense mucho y tomen mucha agua, los quiero! 

¡Chau mis rayitos de sol!

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