Capítulo XVII
Dime qué siempre seré tuyo..
Mis manos temblaban y estaba sudando como nunca antes en mi vida, los nervios se apoderaron de mí de una manera inevitable, intenté mantenerme sereno pero fue imposible, sabía que esto tarde o temprano llegaría, aunque mi viejo yo jamás lo pensó.
Enervado lance el corbatín del esmoquin al suelo, me sacaba de quicio, siempre me gustaron más las corbatas finas y largas, me eran mucho más cómodas y rápidas de anudar, esto era una jodida mierda.
Nervioso comencé a dar vueltas en mi habitación, volví a desprender mi camisa blanca frustrado.
— ¡No voy a ponerme ese maldito moño! — bramé escupiendo insultos por todos lados pero me detuve al oír unos golpes en la puerta.
— ¿Podemos pasar? — la voz de Declan se oía del otro lado.
— Si, pasen.. — solté agotado y resignado en que todo este asunto no podría ir peor.
— ¿Porque demonios estás tan exaltado Dorian? — interrumpió Nick.
— Ese maldito moño.. es imposible.. — masculle entre dientes.
— ¡Oh por Dios! — exclamó Declan entre risas cosa que me hizo enfurecer aún más — Al fin hay algo que el grandioso Dorian Wilde no logra hacer.. — espetó aún más divertido.
— Es mejor que salgas de aquí Declan si no quieres que mi puño arregle ese rostro de idiota que traes. — mascullé aparentando los puños.
— Hijo no estás ayudando, es mejor que vayas afuera y cerciórate de que todo vaya en orden.. — interrumpió mi padre sacando a Declan de la habitación.
— ¡Suerte con ese moño hermanito! — se burló una vez más antes de marcharse.
Si no estuviera tan nervioso la verdad ni siquiera me habrían calentado sus estupideces, creí que había sentado cabeza y superado esta etapa de imbécil pero veo que sigue igual, Nick me contuvo para no ir tras suyo y reventarle a golpes los dientes.
— Cálmate amigo, ignóralo, hoy es tu día y el de Loana.. — bufo Nick intentando contenerme aún, pero cuando escuche el nombre de mi futura esposa me quedé paralizado.
— Oiga Señor Wilde.. — murmuró Nick, yo solo podía oírlos y quedarme estático observándolos — ¿Esto es normal? — preguntó preocupado.
— Si te soy sincero, nunca había visto a un hombre tan nervioso antes de su boda.. — dijo mi padre acercándose a mi — Tranquilo hijo, bebe un trago de esto.. — musitó volcando una mini botella de algo que prácticamente destrozó mi garganta, obligándome a recuperar la entereza y sobre todo la cordura.
— ¿Que demonios me pasa? — pregunté carraspeando.
— Nada malo amigo, solo casi te da un derrame cerebral.. — bromeó Nick y una risa nerviosa se me escapó.
— ¿Alguno de ustedes sabe cómo armar este maldito moño? — pregunté pero esta vez ya estaba más tranquilo, creo que ese trago aparte de quemar mi tráquea llevo a su paso todas mis penurias.
— Déjame ayudarte. — se ofreció mi padre, en lo que me abotonaba nuevamente la camisa blanca Nick salió de la habitación alegando que debía asegurarse de que Declan no arruinara algo.
Mi padre armo el moño sin mucho inconveniente, me puse el saco y un poco de perfume suave, me miré al espejo para ver qué tal me quedaba el esmoquin pero mi rostro parecía como si una tonelada de harina mi hubiera caído encima. Los nervios y el miedo a fracasar en este nuevo camino me atormentan y mi padre lo pudo notar.
— Hijo.. — mi padre interrumpió — Serás un buen padre y un excelente esposo, no tengo dudas.. — musitó palmeándome el hombro.
— No quiero decepcionarlas, jamás.. — confesé afligido por mis propios miedos, de equivocarme y cometer los mismos errores que mis padres.
— No lo harás, confía en ti mismo y en el amor que les tienes.. — aseguró, pero cómo confiar en las palabras de mi padre.
— Daría mi vida por ellas.. — murmuré manteniendo la mirada fija en mi reflejo.
— Ya es hora.. — dijo mi padre alejándose de mí para abrir la puerta — Te esperamos abajo.. — espetó saliendo de la habitación, sin más preámbulos y dudas existenciales también lo seguí.
[...]
Nervioso, exaltado, abrumado por mis emociones que se habían encontrado todos en un mismo momento, había llegado el momento, de lo que tanto tiempo estuve huyendo, al final no soporté la presión ejercida por ese maldito corbatín y terminé por quitármelo.
Rosas blancas y azules con sus diferentes matices adornaban este hermoso momento, una alfombra azul y sobre ella pétalos de rosas blancas hacían contraste, queríamos algo sencillo y celebrar este día con nuestros familiares más cercanos y amigos.
Las personas ya estaban en sus respectivos lugares esperando para darle inicio a la ceremonia, mi abuela me acompañó amarrada a mi brazo, se veía orgullosa y sobre todo feliz, las personas sonriendo nos observaban pasar y el vestido beige de mi abuela se mecía con el viento ligero al igual que su blanca y grisácea melena, estaba radiante y yo estaba feliz de tenerla a mi lado.
Mi abuela se sentó en la primera fila y yo me quedé parado mientras observaba divertido como May de mala gana venía tomada del brazo de Declan, este último parecía complacido en fastidiarla, si no supiera qué May es homosexual diría que le gusta, ¿O tal vez sea bisexual?, pero lo que si era evidente era que a Declan si le gustaba.
Los violines nos envolvían con su dulce melodía anunciando que la novia ya estaba lista, todos voltearon a verla y quién no lo haría, estaba hermosa, si antes creía que ella era un ángel ahora creo que es el mismísimo cielo reencarnado en ella, su vestido blanco suelto con una espesa falda de tul y en las mangas resaltaba su fina piel bajo el encaje, su pelo castaño caía en suaves ondas y la delicada brisa de la tarde se encargó de darle un aire fresco y natural, casi no traía maquillaje y era la novia más hermosa que había visto jamás.
Avanzaba lentamente tomada del brazo de Trudy sonriendo, quien mejor que ella para acompañarla en el momento más importante de su vida, era la única que había estado con ella cuando más lo necesito, cuando perdió a toda su familia y se sumió en una obscuridad tan profunda que casi se lleva su vida Trudy nunca la dejó sola, siempre ha estado presente.
Mis ojos se encontraron con los de Loana, sus ojos azules estaban más brillantes que nunca y su sonrisa, Dios anhelo verla así de feliz todos los días que nos quedan por vivir juntos.
— Cuídala y sobre todo respétala, por que ella lo vale.. — me susurró Trudy cuando entregó a Loana frente a mi uniendo nuestras manos hasta el fin de nuestros días. — Porque no querrás hacerme enojar.. — amenazó y una sonrisa curvó sus labios.
— Gracias Trudy por darme a la mujer de mi vida, ella es y siempre será mi único amor.. — le aseguré y ella se alejó tranquila para sentarse al lado de la abuela.
Luego de eso Loana y yo nos miramos un rato hasta que la mujer que oficiaría la ceremonia interrumpió nuestro pequeño momento dando inicio así a esta nueva etapa.
No preste atención a la mayor parte de lo que había dicho aquella mujer, me quedé embelesado por la increíble mujer que tenía a mi lado, su suave respiración y a veces hacía muecas de incomodidad debido a que Margot no dejaba de moverse.
— Dios.. — murmuró entre dientes y en respuesta le apretuje la mano — No se queda quieta.. — balbuceó y una pequeña risa se me escapó.
— Tranquila, esto ya termina.. — le dije como para que sólo ella pueda oírme.
— Los anillos por favor.. — pidió la mujer caucásica.
May se acercó y me entregó la pequeña caja roja de terciopelo, la abrí y dos sortijas talladas con una frase que Loana y yo elegimos "En esta vida y en la otra", una era más grande que la otra considerablemente, tomé la más pequeña y acto seguido pronuncie mis votos.
— Yo Dorian Wilde te desposo, prometo cuidarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, prometo no decirte "te lo dije" cuando te hayas equivocado y te defenderé ante cualquiera incluso si no tienes la razón. Te amaré siempre, diga lo que diga, haga lo que haga, sufra lo que sufra, duela lo que duela, sea como sea, de cerca o de lejos, siempre te amaré Loana. — todo lo dije mirándola a los ojos y gruesas lágrimas caían por sus mejillas, cuando terminé de decir mis votos también le coloqué la sortija de oro blanco en su delegado y frágil dedo, luego tomé sus lágrimas entre mis dedos y acaricié su mejilla.
Ella tomó el anillo y con delicadeza lo deslizó por mi dedo, sentí como una corriente eléctrica me recorrió todo el cuerpo y sentí un cosquilleo en mi interior, esto era ser feliz y sentirse amando.
— Yo Loana Laforêt te desposo y prometo serte fiel, cuidarte y respetarte en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, prometo darte el beneficio de la duda antes de estallar en llanto y hacer las cosas que ninguno de los dos quiere hacer, si realmente no quieres hacerlo más de lo que yo no quiero hacerlo.
Acepto vivir el resto de mi vida al lado de una persona tan maravillosa como tú. Mi corazón y mi alma serán tuyos por el resto de mis días. Te amo Dorian. — de esa manera tan hermosa ella terminó entre sollozos y a mi las lágrimas comenzaban a picarme los ojos.
— Puede besar a la novia.. — culminó la mujer.
Acuné sus mejillas en mis manos y me acerqué a ella mirándola a los ojos para luego pasar a observar sus labios.
Sellamos nuestros labios en un beso cargado de amor y pasión, nuestro primer beso como esposos, ahora si nos volvimos un solo corazón latiendo por el de un pequeño ser que nos llenaría de alegría con su llegada.
Ignore por completo el escandaloso bullicio de nuestro alrededor, me concentre en besarla y disfrutar de su dulce aroma que invadía por completo todos mis sentidos dejándome absorto de todo lo que nos rodeaba.
[...]
El ocaso decoraba mágicamente el firmamento, como si Dios lo hubiera hecho así solo para nosotros, Loana se había cambiado el vestido y se puso uno que le llegaba hasta las rodillas, era un vestido sencillo de encaje pero le quedaba precioso, realmente no había nada que no le quedara perfecto, todo de ella era perfecto.
Era nuestro primer baile y de fondo sonaba Mourir auprès de mon amour de Démis Roússos, Loana la eligió, dijo que era la canción de sus padres y que ahora sería nuestra, mis padres nos acompañaron así como Declan obligó a May a que bailara con él, eso nos dio bastante risa a Loana y a mi.
— ¿Tu crees? — preguntó con una mirada divertida y una sonrisa socarrona.
— No lo creo, estoy seguro.. — confesé mientras los observábamos discutir mientras bailaban.
— Dios, no puedo creerlo, se llevan pésimo.. — dijo negando divertida.
— Solo míralos, es increíble.. — murmuré divertido. Desde mi punto de vista creo que sienten algo el uno por el otro pero no creo que May ceda ante eso debido a su relación con Nicky.
Ella rió divertida y la hice dar una vuelta muy lenta siguiendo el ritmo de la música, la pegué de espaldas a mi sintiendo el calor de su cuerpo acaricié su vientre, acomode su melena castaña para plantar suaves besos en su cuello haciendo que se le erice la piel, ella cerró sus ojos y nos movimos muy pero muy lentamente.
— Dime que siempre seré tuyo.. — susurré rozando mis labios sobre la piel de su cuello.
—Lo eres, en esta vida y en la otra.. — contestó ella meciéndose conmigo.
De repente y sin previo aviso ella se desvaneció en mis brazos, no entendí exactamente qué fue lo qué pasó, la sostuve y luego me arrodillé para ponerla en un lugar seguro. Todo mi cuerpo se tensó y el corazón comenzó a latirme con fuerza.
— ¡Ayúdennos! — grité desgarrando mi garganta para que me oyeran sobre la música — ¡Llamen una ambulancia por favor! — supliqué mientras intentaba despertar a Loana pero era imposible ella estaba tiesa y quieta, sentía que algo se me atoraba en el pecho.
— No hay tiempo para una ambulancia, la llevaremos en la camioneta. — interrumpió Wallace obligándome a recuperar la cordura.
— Ve por ella entonces. — ordené mientras me disponía a cargar a Loana en mis brazos y con sumo cuidado la llevé hasta el vehículo.
Wallace rápidamente encendió y puso en marcha el vehículo luego de que me haya acomodado con Loana en la parte de atrás.
— Por favor cielo.. — murmuré acariciando su mejilla — Despierta.. — dije besando su frente.
Wallace condujo como alma que se lleva el diablo, mientras que mi alma y mi corazón se estrujaban porque yo la tenía aquí conmigo pero inconsciente.
— Por favor no me dejes solo cielo, quédate conmigo — pensaba mientras la sostenía y acariciaba su delicada piel.
Tal vez esta era una prueba más que la vida nos ponía, como una piedra con la que debíamos tropezar para volver a levantarnos, y estaba seguro de que lo íbamos a superar.
— Saldremos de está mi cielo.. — le susurré.
Y plante un suave beso en sus labios, intentando contener mis lágrimas que amenazaban con desbordar mis ojos.
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Nota de la autora: Hola.. hola..
¿Como han estado? Espero que muy bien ☺️
Les comento que este capítulo me costó muchísimo escribir porque la parte romántica siempre me ha costado y la última parte fue más difícil aún.
Espero les guste el capítulo ❤️
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