Capítulo XVI

"Lo tenía todo sin haberlo merecido"

Fui cruelmente expulsado de mi casa en los Hamptons, Declan y mi padre estaban en la cocina preparando el almuerzo y esta vez no quise meterme en esos asuntos.

Luego de haberle dado un delicioso baño de esponja a Loana y de aprovechar todo mi tiempo con ella, mi abuela me exigió que saliera porque llegaría el diseñador exclusivo de Loana, el mismo vendría para la prueba del vestido y la verdad es que la curiosidad me picaba, verla de blanco con Margot aún en su vientre sería como estar en el paraíso, pero verla sería imposible en este momento porque mi abuela es peor que un oficial de policías cuando se trata de custodiar y por sobre todo creía en esas supersticiones de que el novio podía ver a la novia con el vestido antes de la boda, así que en este momento era mejor resignarse y esperar.

Con Loana decidimos que la boda sería aquí, en la casa de mis padres la ceremonia la llevaríamos acabo en la playa, el ambiente y la estación lo valían, era el lugar perfecto porque en esta playa fue donde tuvimos nuestra primera conversación real, fue aquí donde empecé a descubrir sus fantasmas y su pasado, fue aquí donde comencé a entenderla, a comprenderla, fue cuando permití que ella se adentrara en mi mente y en mi corazón para el resto de mis días, era el lugar indicado para jurarle mi amor hasta la eternidad.

— ¡Dorian no hay moros en la costa! — el grito de Declan me trajo devuelta de mi viaje hacia el pasado, estaba recordando esa conversación y esa caminata que cambiarían mi vida para siempre — ¡El almuerzo ya está listo hermano! — volvió a gritar al notar que no le vía, pero esta vez ya no me quedé parado flotando en el pasado.

Camine sobre mis huellas en la arena y me dirigí hacia la casa donde yacía mi tesoro más preciado, mi familia, a pesar de que en el pasado no fui el mejor hombre para formar una familia hoy doy todo de mi para serlo.

Entre a la casa y me encontré con un gentío acomodándose en la larga mesa para dar inicio al banquete, entre toda esa gente me encontré a May, a Nick y a Carol bromeando entre ellos.
Creo que la que siempre lleva la posta en una conversación es May, siempre tan directa y cruda con sus opiniones.

— Allí viene el hombre más imbécil que he conocido en mi vida, mi mejor amigo.. — espetó May divertida dándole un trago a su bebida de arándanos, todos la miraron estupefactos por sus palabras pero con la última suavizaron sus expresiones, yo en cambio que la conocía más que bien solo me limité a sonreír.

— Tú.. siempre tan poco acertada.. — dije dándole un fuerte abrazo y ella me pellizco la piel sobre mis costillas, un bufido de dolor se escapó de mí — Como siempre tan buena y sutil, no veo la hora en que un tren te pase encima.. — bromee apartándome de ella.

— Yo se que no podrías vivir sin mí..— agregó a mis espaldas. Le regalé una de esas miradas desafiantes diciéndole "pruébame".

— ¿A que se debe esta reunión amigos? — pregunté cambiando de tema mientras saludaba a Carol y luego a Nick.

— ¿Que acaso no te alegras de vernos? — inquirió May intentando parecer ofendida, pero lograr eso es imposible.

— Tus padres nos invitaron, Loana tampoco lo sabía y creo que era una sorpresa, querían hacer un almuerzo antes de la boda.. — respondió Nick abrazando a Carol de la cintura y está se sonrojó.

— Ah.. eso es genial.. — confesé un tanto desconcertado por esta sorpresa — pasen a la mesa.. — dije dándoles pase libre — Luego los alcanzo primero debo encontrar a mi futura esposa.. — agregué mientras me alejaba de ellos.

— Que insoportable es cuando está enamorado.. — masculló May entre dientes.

— ¡Te oí May! — musité sonriendo — No es que tú no estés igual de insoportable.. — dije antes de salir de su campo de visión. Ya no escuche nada a mis espaldas y al fin había logrado hacerla callar.

Caminé por los pasillos de la casa dirigiéndome a mi habitación en donde Loana debía estar. La encontré furiosa intentando subir la cremallera de sus pantalones para embarazada, sus mejillas estaban sonrojadas y su ceño fruncido, sus labios tensos y su respiración agitada.

— ¿Amor qué haces? — pregunté cerrando la puerta y acercándome a ella un tanto divertido por lo que estaba viendo.

— Acaso no lo vez.. ya no me queda nada.. — murmuró entre dientes algo fastidiada. — Creí que no me preocuparía por todas estas cosas, pero.. es imposible no hacerlo.. — refutó furiosa.

Miré hacia el armario y fui directo a rebuscarme con algo que si le quepa, la verdad es que Margot había crecido bastante en estas cinco semanas que pasaron, faltaba menos de tres semanas para la boda y eso la ponía algo tensa, incluso le preocupaba no poder estar de pie mucho tiempo durante la ceremonia, eso era lo que menos me importaba a mí, yo solo quería tenerlas a mí lado.

Encontré un vestido en tiritas de seda azul eléctrico, de esos holgados y nada ajustados, me encantaba como le quedaba ese color en particular y también el rojo, Dios la dejaban como una bendita diosa, si eso era, la diosa de mi vida.

— ¿Cielo? — susurré abrazándola por detrás, rozando la piel de su vientre y mordisqueando el lóbulo de su oreja con suavidad, eso la calmó al instante cerró sus ojos suspirando y posó sus manos sobre las mías — Estás preciosa.. — dije bajando mis manos a sus caderas y baje con lentitud la prenda que no quería ajustarse a ella. Ella se quedó quieta luego de despojarla de esos horribles pantalones, me arrodillé acaricié sus piernas con las yemas de mis dedos y sentía como se le erizaba la piel.

– Dorian.. — susurró aún de espaldas a mí.

Mis manos acariciaron cada centímetro de su piel y mis labios no se quedaron atrás, rose su nalgas con mis labios y las mordisquee un poco, me sentía tan carente de ella, todo de ella estaba excitándome, removí con los dedos su ropa interior de encaje, no sé si alguna vez existieron las embarazadas sexis pero ella era la prueba viviente del deseo carnal.

Ella se tensó al sentir mis labios sobre su trasero y gimió, pase mis dedos por dentro de su ropa interior y la sentí tan húmeda y caliente que no podía contenerme, se que no puedo penetrarla, pero ya pasaron más de cinco semanas de aquel susto y no habíamos tenido ninguna recaída luego de eso. Un poco de sexo oral no le vendrá nada mal para calmar sus angustias y frustraciones.

— No te detengas... — suplicó jadeante mientras mis dedos acariciaban la parte más sensible de su sexo. Pero me detuve y volteó furiosa — ¿Porque te detuviste? — preguntó aún sonrojada por los efectos del calor en su cuerpo, se veía hermosa en ropa interior de encaje blanco, sus pechos estaban que rebosaban del sostén diminuto que los cubría y sus pezones estaban tan duros que podían verse por debajo del blanco encaje.

— Acuéstate cielo.. — dije mientras me dirija a la puerta para poner el seguro — Déjame complacerte antes de bajar.. — agregué dirigiéndome de nuevo hacia ella.

Ella me observo con cautela y luego sonrió pícaramente, se que llevábamos tiempo sin hacer esto y ella lo necesitaba, necesitaba sentirse deseada y amada, y yo necesitaba hacérselo entender que no importa cuantos kilos suba y cuánto cambie su cuerpo yo aún la desearía como el primer día.

Comencé a besarla y era un tanto complicado por su vientre, luego baje por sus pechos y bese cada parte de ellos, su respiración era jadeante y se mordía el labio inferior, la despoje de su ropa interior dejándola solo con su sostén, besé sus prominentes caderas y luego baje a la parte que más quería saborear, la rose con suavidad justo en ese punto tan sensible y ella no pudo contenerse, besé y chupe con más intensidad, sus suaves gemidos y jadeos llenaban la habitación, eso me hacía sentir complacido conmigo mismo, introduje un dedo y luego dos mientras la estimulaba con mi lengua, ella sabía tan bien su cuerpo era tan caliente que yo estaba apunto de correrme en mis pantalones, intensifique aún más mis caricias cuando la sentí tensarse, corriéndose entre mis labios y mis dedos para luego soltarse por completo, suspiró intentando recuperar el aliento, le di un último beso en esa parte húmeda y caliente que tanto me gustaba antes de acercarme a sus labios y susurrarle.

— No sabes cuento te deseo mi cielo.. eres hermosa.. — le di un tierno beso con su humedad aún corriendo por mis labios.

— Y yo a ti amor.. — dijo devolviéndome el beso más intenso y más profundo, su lengua se abrió paso en mi boca enredándose con la mía. Para que luego yo interrumpiera el desenfrenado beso.

— Te amo.. pero ahora debemos bajar y tengo que cambiarme estos pantalones por cierto.. — me había corrido en mis pantalones solo estimulándola a ella, esto era algo un tanto vergonzoso para mí, me levante y me rebusqué en el armario unos calzoncillos y pantalones libres de fluidos corporales.

Ella se levantó y se dirigió al baño tomando ropa interior limpia y el vestido azul que le había escogido hace unos minutos, me sonrió antes de desaparecer en el baño, no podía ser más afortunado me sentía el hombre más feliz del mundo, teniéndola a ella quien no podría serlo.

El almuerzo transcurrió de lo más normal posible si es que no se tienen en cuenta los malos chistes de Declan y las horribles y hostiles críticas de May hacia los mismos, lo que más me gustó de aquel almuerzo fue que no paramos de reír, al fin tenía una familia más o menos sólida y no rota como lo fue por mucho tiempo, cada vez que observaba a Loana ella me sonreía, era una sonrisa genuina, llena de amor y felicidad, jamás me cansaría de verla, era perfecta.

Nunca había entendido porque me empeñé tanto en conseguir su atención, pero ahora lo sé, era mi destino, ella era mi camino, mi mundo estaba roto al igual que el de ella, ambos nos complementamos y nos reconstruimos mutuamente, la vida nos había dado duros golpes en el pasado pero con ella a mi lado dándome todo su amor y cariño, esos malos momentos se quedaron allí, en el pasado.

La amaba, la deseaba tanto o más de lo que cualquier ser humano podría, toda mi vida se unía a ella como perfectas piezas de rompecabezas o piezas de lego, construiríamos nuestra propia familia con todo el amor del mundo.

Era más que feliz con lo que había encontrado en ella y no necesitaba nada más. Lo tenía todo sin haberlo merecido.

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Nota de la autora: HOLA A TODOS!!
Aquí estamos apunto de culminar esta hermosa historia 🥺
El amor nos hace cambiar, nos da un punto de vista diferente sobre la vida, aprendemos a valorar cada segundo que pasamos con nuestros seres queridos, y lastimosamente muchas veces no tenemos el valor de decirlo, pero podemos hacerlo con acciones que valen más que mil palabras.❣️
Espero les haya gustado este capítulo tanto como a mí escribiéndolo. 🥰❤️
Besos y abrazos para todos 💙

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