Capítulo XV
"Ella era mía y todo de mi fue irrevocablemente suyo desde el primer momento en que esos bellos ojos se cruzaron con los míos."
Me sentía exasperado y abrumado por los intensos latidos de mi corazón mientras caminaba por los pasillos del hospital que me llevarían hasta Loana, el miedo a perderlas se apoderó de mí y las lágrimas me picaban los ojos amenazando con salir desconsoladamente, en éste mundo no habría consuelo para mi sin ellas.
A pesar de lo iluminado que estaba el día para mí no podía ser más lúgubre como un día gris de otoño, sentí como el alma se me caía por el suelo cuando abrí la puerta de la habitación y la encontré allí con los ojos cerrados con sus manos extendidas a sus costados.
Me acerqué a ella con lentitud y con cierta precaución de no despertarla, acaricié su vientre y tomé su mano, plante un suave beso en sus labios aterciopelados, eran tan suaves pero carecían de ese color carmesí que siempre los hacía resaltar, estaba pálida y eso me estrujó aún más el alma.
— Perdóname cielo.. — susurré mientras acariciaba su mejilla con suavidad — Debí haber estado contigo.. — dije escondiendo mi rostro entre su pelo y pude sentir su aroma dulce invadiendo todos mis sentidos dejándome abrumado por su esencia misma.
— ¿Dorian? — su voz sonó áspera y seca — lo.. lo lamento.. — susurró algo quebrada.
— Shh.. no hables cielo.. — murmuré con suavidad — Ya estoy aquí, tranquila.. todo estará bien.. — dije acariciando su rostro y ella volvió a relajarse, se quedó dormida y podía escuchar su respiración armoniosamente tranquila.
Le di un suave beso en la frente y me aleje lentamente hasta salir de la habitación, ella necesitaba descansar y así recuperar fuerzas, y yo necesitaba saber que fue lo qué pasó exactamente.
Apenas salí de allí mi madre me abrazó con fuerza y algunos sollozos se escaparon de ella, le correspondí el abrazo haciéndole sentir lo agradecido que estaba con ella por cuidar de mis amores, de no ser por ella no sabría decir en qué situación estaríamos ahora, tal vez el panorama sería mucho peor.
— Me asusté tanto hijo.. — dijo clavando sus hermosos y ya apagados ojos en mí — era tanto su dolor que lo sentía como mío.. — musitó sollozando.
— Ya están fuera de peligro madre y todo gracias a ti.. — dije apretujándola entre mis brazos — Ven conmigo.. sentémonos aquí, quiero que me cuentes que fue lo qué pasó.. — susurré llevándola conmigo en la sala de espera mientras Loana aún seguía dormida.
— Yo.. — dijo negando con la cabeza y con la voz quebrada se contuvo las lágrimas suspirando profundo — No.. no sabría decir que fue lo qué pasó exactamente.. — yo la tomé de las manos para que pudiera sentir un poco más de tranquilidad — Yo estaba en la cocina con tu abuela cuando sus gritos nos alertaron y corrimos a su ayuda, no sé qué fue lo que sucedió hijo, lo siento.. lo siento tanto.. — confesó volviendo sollozar un poco.
— Está bien madre, no importa que haya sucedido, lo que importa es que están bien y de no ser por ti.. — dije tragando grueso — No se que hubiera pasado..
Ella se tranquilizó unos minutos después, luego apareció un doctor canoso en mi campo de visión, el mismo venía acompañado de una enfermera muy chaparrita, era rubia y tenía el pelo ondulado no muy largo, parecía una aprendiz o pasante, en fin el doctor se acercó a nosotros y preguntó por los familiares de la señorita Laforêt.
— Es mi prometida.. — dije levantándome casi con brusquedad, Declan había acompañado a mis padres a la cafetería y Nick tuvo que volver a la empresa, había una reunión a la que no podía faltar.
— La señorita Loana ha tenido contracciones prematuras y casi pierde al bebé, aún no sabemos la causa pero deducimos que haya sido debido a una cantidad considerable de esfuerzo realizado por la paciente y teniendo en cuenta su historial médico ella es muy propensa a sufrir de hipertensión durante el embarazo.. — explicó el doctor y mi corazón se detuvo por un segundo cuando escucho que casi pierde a nuestra hija.
— ¿Estarán bien? — preguntó preocupado ante la posible respuesta del doctor.
— Por el momento logramos estabilizarla señor.. — y no terminó lo que iba a decir debido que intentaba adivinar mi nombre o apellido.
— Wilde, Dorian Wilde.. — adelantándome para que él pudiera continuar.
— Muy bien señor Wilde, le diré lo siguiente, la dejaremos en observación hasta que estemos seguros de que ya no hay riesgo alguno y le daré algunas indicaciones luego de revisar a la paciente.. — dijo mientras le indicaba a la enfermera para que ésta se adentre a la habitación de Loana.
— Muy bien doctor.. lo espero aquí.. muchas gracias.. — dije extendiendo mi mano derecha para saludarlo a modo de agradecimiento y éste correspondió amablemente.
Acto seguido ingresó a la habitación de Loana y yo me quedé recostado por la pared inclinando la cabeza a modo de relajo, un suspiro ahogado se escapó de mí cuando sentí que todos mis músculos descansaban, estuve tan tenso y agobiado por la situación que me sentía más cansado que nunca, una corriente fría me recorrió la espina dorsal de sólo imaginarme lo peor, ¿Que sería lo peor?, una vida sin ellas, preferiría morir antes que vivir sin ellas, no podría soportarlo, nunca podría estar preparado para enfrentarme a la ausencia de la mujer que amo y que de alguna manera me ha salvado.
— Señor Wilde.. — la voz suave de la enfermera me obliga a abrir lo ojos, no se cuantos minutos pasaron pero para mi fueron eternos — ¿Puede pasar por favor? — dijo haciéndome un gesto para que pasara.
Asentí y luego me adentré a la habitación, a pesar del olor a medicamentos que invadían la habitación el dulce aroma de Loana capturaba mis sentidos, una sonrisa curvó mis labios al verla despierta acariciando su vientre con tanta ternura y amor, al ver eso un sentimiento inexplicable se apoderó de mí, ella levantó la vista y una media sonrisa se dibujó en sus labios.
Me acerqué a ella dejándole un suave beso en su vientre y luego en sus labios, estos estaban algo secos y quebradizos pero aún así sabían a gloria. Los dos nos miramos en silencio, no hacían falta palabras para comprenderla, para saber que estaba asustada al igual que yo.
— Muy bien.. — dijo el doctor y carraspeó para tener nuestra atención — Solo quiero decirles que todo esto fue leve y podrá salir de aquí muy pronto, pero antes debo darles algunas indicaciones y si no quieren volver aquí deben seguirlas al pie de letra — espetó seriamente mientras revisaba en la planilla algo que yo desconocía — Mucho reposo y nada que la ponga en una situación con sobre exaltación — y en lo primero que pensé fue en el sexo me reprendí a mi mismo por ello — debe descansar acostada sobre su lado izquierdo para despegar el peso del bebé de los vasos sanguíneos principales; aumentará los chequeos prenatales; consumirá menos sal; beba por lo menos 8 vasos de agua al día; y deberá cambiar su dieta para incluir más proteínas, bueno, espero haber sido lo suficientemente claro. — concluyó el doctor muy seriamente luego de entregarnos las indicaciones en forma escrita.
— Me encargare personalmente de que así sea doctor. — espeté mirando al doctor muy seriamente.
— Si todo va bien y no hay más complicaciones podrá salir mañana por la mañana. — dijo acercándose a la puerta y la enfermara detrás suyo — Voy a ordenar antes de que se vayan a que le realicen análisis de sangre y orina, necesitamos descartar cualquier cosa.. — agregó el doctor quedándose en el umbral.
— Muchas gracias por todo doctor, me cercioraré de que se cumpla todo a cabalidad.. — me acerque nuevamente para estrechar su mano.
— No se preocupe, es nuestro trabajo.. — dijo amablemente y luego se retiró de la habitación seguido por la enfermera.
Cuando se retiraron cerré la puerta de la habitación y volví a sentarme al lado de Loana, la tomé de la mano y bese su palma con todo el cariño del mundo, sus manos estaban tibiamente reposando sobre mi mejilla, no había nada más perfecto en este mundo que ella, estar a su lado y poder ver esos ojos azules tan profundos con un brillo que a veces se me hacían inalcanzables, no había nada más perfecto que esto, tenerla a ella.
— Tendremos que cancelar la boda cielo.. — hablé al fin interrumpiendo el silencio que solo estaba acompañado por nuestras respiraciones sincronizadas.
— No podemos cancelarla amor, ya está todo listo y no quiero esperar más, ya estoy cansada de mi apellido.. — lo último lo dijo algo divertida, me gusto saber que aún conservaba intacto su sentido del humor, me hizo pucheros y agitó sus pestañas largas.
— Ya se que mi apellido es el mejor.. — dije orgulloso y ella bufo divertida en respuesta — Pero mi cielo no quiero arriesgarlas.. moriría si les pasara algo.. y jamás me lo perdonaría..— confesé arrimando mi rostro a su vientre.
— Aún tenemos dos meses, prometo portarme bien y no hacer nada de esfuerzo.. Nos casaremos en junio y es lo último que voy a decir Dorian.. — musitó acariciando mi pelo y enrollando sus delicados dedos en ellos mientras yo tenía apoyada la mejilla sobre su vientre, podía escuchar el estruendo que había en su vientre una sonrisa de oreja a oreja se apoderó de mi rostro cuando la sentí moverse, suaves movimientos y de repente lo que supongo fue una patada me obliga a apartar el rostro y miré a Loana con cierto asombro, ella me sonrió divertida — Lo vez, hasta ella está de acuerdo conmigo.. — dijo dándole caricias suaves a su vientre.
— Está bien, nos casaremos en junio, pero harás todo lo que digan los médicos y te portarás bien amor.. — dije casi a modo de reprimenda.
— Está bien, prometo ya no acosarte por las noches.. — dijo haciendo pucheros.
— Pero aún así voy a seguir estando muy caliente por ti.. ni te imaginas las ganas que te tengo.. — confesé mordiendo mi labio inferior humedeciéndolo.
Una sonrisa socarrona se asomó por sus labios y levantó la vista para luego fruncir el ceño.
— Si me dices esas cosas no podré portarme bien Dorian.. — dijo con fastidio.
Una sonora carcajada se me escapó y luego ella pone sus manos sobre mis labios para callarme.
— Estamos en un hospital, compórtate. — regañó intentando contener la risa.
Luego de nuestra interesante platica salí para hablar con mi familia, les dije que podían volver a casa y que no tenían porque preocuparse, ellos se negaron al principio pero luego se dieron por vencidos debido al cansancio y al susto que se llevaron al igual que yo, ellos necesitaban descansar, sobre todo mi madre.
— Cuídala muy bien hermano. — dijo Declan antes de marcharse.
— No te preocupes, no le quitaré el ojo de encima.. — dije dándole un abrazo de despedida.
Ellos se retiraron y yo volví a entrar en la habitación, nos esperaba una larga noche pero no importaba porque estaría a su lado.
Ella me mira con esos ojos que me pueden de una manera inexplicable, no había forma alguna de que pudiera negarme a cualquier cosa que a ella se le ocurra pedirme, ella era mía y todo de mi fue irrevocablemente suyo desde el primer momento en que esos bellos ojos se cruzaron con los míos.
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Nota de la autora: ¡FELIZ ÚLTIMO SÁBADO DE ENERO! 🥳
Espero que la estén pasando muy bien 🥰🥰
Ojalá les guste el capítulo, estoy muy feliz y contenta por todo el apoyo que ha recibido esta historia, ustedes son geniales y no tienen comparación ❤️❤️
Los quiero ❤️ Besos y abrazos 🥰😍
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