Capítulo XII
"A veces las cosas más pequeñas llenan más espacio en tu corazón"
Llega un momento en nuestras vidas en el que encontramos a una persona que acabará conociendo todo de nosotros, todos nuestros defectos y aún así pensará que eres la persona más fascinante del planeta, así me sentía cuando Loana estaba a mi lado, me sentía el mejor hombre del mundo porque era así como ella me veía.
El invierno se había ido, un aire fresco y primaveral nos cubría aquí en los Hamptons, la cálida primavera había llegado hace casi veinte días haciendo desaparecer lo que quedaba del invierno, era una tarde bastante agradable a nuestros sentidos.
Loana estaba reposada en una de esas sillas de playa cerca de la alberca, había dejado al descubierto su vientre mientras leía para que le dé el sol supongo, ya llevaba cinco meses de embarazo y era bastante notorio, todo su cuerpo había cambiado, sus pechos se preparaban para amamantar y estaban enormes, eso me encantaba, se veía hermosa, no había un solo día en el que no disfrutara de ella, era la mejor vista que podía tener desde la cocina mientras le preparaba un pequeño refrigerio, ensalada de frutas y un refrescante jugo natural de albaricoque, siempre tenía antojos de fresas y era algo que no podía faltar en la ensalada.
— No puedo creer que seré tío.. — la voz de Declan me trajo devuelta de mis ensimismados pensamientos.
— Dímelo a mi, yo aún sigo sin poder creer que una vida se esté formando allí dentro.. — confesé mirando con los ojos bien abiertos hacia Loana.
— ¿Porque no puedes creerlo? — cuestionó y ya sabía yo para dónde iría — ¿Acaso no sabes cómo se hacen los bebés y de dónde vienen? — inquirió en un tono burlón.
— Lo que si creo.. — comencé a decir mientras ponía todo en una bandeja para llevárselo a Loana — es que tú.. ya eres un caso perdido.. — agregué para luego retirarme de ahí.
— Si claro hermanito yo estoy perdido, pero tú.. ya has sido cazado.. — dijo entre risas y elevando un poco la voz.
Yo solo lo ignoré, con él nunca se podía tener una conversación seria, pero en algo tenía razón, soy un cazador cazado, eso sí que es una ironía.
Mientras caminaba hacia la alberca pensé de nuevo en aquella noche en la que me enteré que sería padre, aún tengo vivos esos sentimientos de pánico y angustia mezclados con regocijo y alegría, mi pecho se inflaba y se llenaba de amor cada vez que la veía cargando con esa vida en su vientre, aquella noche también se lo contamos a mis padre quienes emocionados y bastante sorprendidos nos ovacionaron.
— ¡Al fin se agranda la familia Wilde! — exclamó mi padre dando un abrazo y fuertes palmadas en la espalda. — Y tu.. mi hermosa hija, no sabes la alegría que has traído a esta casa desde el momento en el que llegaste a la vida de Dorian.. — agregó mi padre, la verdad no podía creer todo lo que estaba escuchando de mi padre, ahora podía sentir cierta energía positiva fluir a través de sus palabras.
— Muchas gracias señor Wilde.. — dijo Loana gentilmente mientras sus mejillas la traicionaban poniéndose de un suave color carmín.
— Felicidades a los dos, estoy muy feliz por ustedes.. — se acercó mi madre con lágrimas en los ojos apunto de surcar sus mejillas.
— Gracias mamá.. — susurré abrazándola y luego ella abrazó a Loana.
— ¡Grace vas a dejarlos sin aire! — interrumpió mi abuela emocionada hasta las lágrimas — Vengan aquí.. — dijo extendiendo sus brazos y los dos la abrazamos — Al fin tienes algo bueno Dorian.. no lo arruines o te las verás conmigo.. — me advirtió con suavidad palmeándome la espada aunque sonó más a una amenaza que cualquier otra cosa. — Me hacen muy feliz.. — agregó y la ayude a limpiarse las lágrimas.
Declan nos dio un discurso bastante estupido y fuera de lugar, que ni siquiera me apetece recordar, toda la situación y la emoción de mi familia afligió a Loana, quien luego pidió permiso para retirarse al sanitario, la verdad la entiendo porque como una vez le había dicho, mi familia puede resultar bastante abrumadora.
Fui a buscarla porque nuevamente se estaba tardando demasiado y me entró la preocupación, creo que este tipo de sensaciones ya serian algo normal a partir de ahora.
— ¿Que te sucede? — preguntó Loana en un tono divertido.
— Perdóname cielo.. — dije continuando mi marcha hasta llegar a ella.
No me había dado cuenta de que me quedé estático a mitad de camino, creo que esto de la paternidad a pasado a otro nivel.
— Últimamente andas muy distraído.. — espetó riendo.
— Creo que esto de ser padre me tiene en un constante viaje astral.. — confesé entre risas burlándome de mí mismo.
Loana bajo el libro que estaba leyendo pero antes de cerrarlo marcó la página con un señalador, era una novela que mi madre le había regalado por su cumpleaños que fue el pasado marzo, pude fijarme que en la portada aparecía una mujer pelirroja y el título decía Anne, parecía bastante interesante pero la verdad no soy muy de novelas románticas, eso no es lo mío.
— ¿Que tal tu libro? — pregunté mientras le entregaba lo que le había preparado.
— Bastante buena, me he tomado mi tiempo para leerla.. ya estoy apunto de terminarla y mientras más me acerco al final no puedo detenerme a no ser de que tenga mucho apetito.. — afirmó casi con euforia para luego darle unos cuantos sorbos al jugo que le había preparado.
— Me alegro, mi madre tardó mucho en encontrarte un regalo perfecto.. — confesé, había acompañado a mi madre aquella tarde para escoger un regalo y regresamos por la noche fue muy difícil hacer que se decida entre este libro o un bolso de Prada, le recomendé a mi madre el libro porque de esos bolsos costosos Loana tenía muchos.
— Sii.. y se lo agradezco.. y también a ti por este refrigerio.. es un manjar.. — dijo mientras saboreaba con muchas ganas y sin darse tiempo de respirar.
— ¿Ya no has tenido ningún malestar? — pregunté en un tono algo preocupado. Unas semanas atrás habíamos pasado el susto de nuestras vidas, resultó que tuvo un desprendimiento de placenta y también tenía la presión arterial un tanto elevada, era mínima pero tuvo una pérdida de sangre que casi me mata.
Gracias a una rápida atención médica y mucho reposo desde entonces logró contenerse, sentí un pánico terrible aquella mañana cuando desperté y encontré una mancha de sangre de un tamaño bastante considerable, desde entonces no he dejado de velar por sus sueños y por el bienestar de mi hijo.
— No, ya estoy más que bien, eso fue hace semanas, ya me siento más que recuperada.. — dijo en un tono insidiosamente provocativa.
— Sabes que no lo haremos hasta que el doctor me diga que están fuera de peligro.. — espeté intentando parecer serio pero no podía aguantarme la risa porque comenzó hacerme pucheros, definitivamente sus hormonas andaban enloquecidas — Estoy muy ansioso por saber el sexo del bebé.. — confesé cambiando de tema mientras observaba con fascinación su vientre.
— Está bien.. ya me calmo.. — dijo resignada acariciando su vientre con toda la ternura que solo una madre podría darle a su hijo — ¿Que tal le va a May en la empresa? — volteó a verme, su melena negra se movía con la suavidad del viento que la acariciaba con gentileza, acomode con cariño unos mechones rebeldes detrás de su oreja.
— Todos le temen, menos yo claro.. — dije en un tono orgulloso y ella me miró algo preocupada — tranquila, lo hace más que bien.. — agregué al final para que no se preocupara también por eso, ella le había pedido a May que se encargara de sus asuntos en la empresa mientras se recuperaba, fue la mejor decisión que pudo haber tomado y referente a sus otros patrimonios y negocios los llevaba su representante legal, debido a que me negué a dejarla sola en esta situación, quería estar para ella en cada momento sin perderme nada de nada.
Loana soltó un suspiro, de esos que hace tiempo no la oía soltar como si algo le pesara y ya no pudiera cargar con ello, me percaté de que estaba observando una mariposa con alas azules y negras que se había posado sobre su libro.
— Beau papillon.. — susurró acercando su dedo índice a la mariposa pero esta última revoloteó a nuestro alrededor y luego se alejó. — Eran las favoritas de mi madre.. — interrumpió nuestro silencio — cada vez que las veo la siento a ella haciéndome compañía.. — confesó observando a lo lejos a esa pequeña mariposa.
— Es hermosa.. — dije acariciando su mejilla y ella me sonrió con cariño — y claro que siempre estará contigo, justo aquí.. — dije señalando su corazón.
— Es solo que los dos me hacen mucha falta.. — murmuró y en su vos podía sentir el peso de lo que me estaba diciendo, quería aliviar el dolor de su pérdida pero no tenía idea de cómo hacerlo, jamás podría llenar ese vacío que lleva marcado en su corazón.
— Lo sé, pero recuerda que no estás sola y que yo voy a estar contigo.. — dije tomándola de la mano.
Ella inhaló y exhaló profundo cerrando sus ojos, y luego me miró, devuelta sus ojos tenían ese brillo característico suyo cuándo se sentía feliz y contenta.
— Gracias.. — susurró con una media sonrisa en los labios.
— ¿Porque? — pregunté extrañado, no tenía porque agradecerme, es más yo debería de agradecerle por haberme hecho sentir y convertirme en un hombre nuevo.
— Por ser tu.. — musitó, luego se sentó y me dio un suave beso en los labios, jamás me cansaría de sus labios, pose ambas manos sobre su vientre y comencé a sentir como se movía dentro suyo la pequeña oruga que pronto se convertiría en una hermosa mariposa.
— Si eres niña me traerás muchos problemas pequeña oruga.. — le susurré cerquita del ombligo y luego le di un beso, amaba pasar tiempo de calidad con Loana y éste era uno de ellos.
— ¿ Y eso? ¿Porque lo dices? — dijo sonriendo.
— Será una mini tu y será un dolor de cabeza.. — afirme en un tono burlón.
— Pobre de ti.. — dijo riendo.
— ¿Que esperas que sea? — pregunté aún acariciando su vientre.
— Sea lo que sea.. será bienvenido en esta pequeña familia.. — agregó sonriendo.
— Si es niña.. ¿como la llamaremos? — inquirí.
— Estaba pensando en el nombre de mi madre.. — dijo con un tono cargado de dulzura y yo me quedé helado porque hasta la fecha jamás supe el nombre de sus padres, nunca quise escarbar demasiado en sus cicatrices y causarle un dolor innecesario. — Margot.. — musitó al fin.
— Margot Wilde.. me gusta como suena.. — dije orgulloso de que un ser carne de mi carne y sangre de mi sangre llevara mi apellido.
— ¿Estas emocionado por mañana? — preguntó divertida, le encantaba verme nervioso por estas cuestiones, en la primera ecografía casi me da un infarto al escuchar por primera vez los latidos de su corazón, casi no entendía nada de lo que se veía en la pantalla pero al escucharlo latir con tanta fuerza sentí que se me llenaba el alma.
— Ni te imaginas cuánto.. — confesé abrumado por todas las emociones acumuladas en mi pecho.
La llegada de un hijo y más si es el primero es toda una revolución, pues cambiará totalmente nuestras vidas si es que ya no lo ha hecho.
El nacimiento de un bebé es la expresión máxima de amor entre dos personas, yo creo que será una experiencia caótica y maravillosa a la vez.
Loana y yo éramos almas gemelas y ambos nacimos para volar.
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Nota de autora: ¡FELIZ AÑO NUEVO! 🥳🥳
Que este año 2020 les traiga muchos éxitos, paz y prosperidad a todos. 🤩🥰
Espero que disfruten el capítulo ❤️❤️
Besos 😘
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