Capítulo X

"Estaba a un solo suspiro de hundirme en la perdición, cuando ella con su gracia y amor me rescató."

La manera en que se lo propuse no fue para nada tradicional, no había corazones ni flores, se que todas las mujeres esperan tener una relación que como suele decir Declan es "Vainilla". Pero no, no había nada romántico en mi propuesta, pero resulta que para mí lo era todo porque estaba ofreciéndole convertir nuestras rutinas matutinas en algo increíble, no le ofrecí la luna pero si ir juntos hasta ella, no le ofrecía darle el mundo si no recorrerlo juntos, quería que disfrutáramos el uno del otro sin prejuicios e ideas equivocadas.

A las personas siempre les gusta hablar del amor, les gusta ver lo románticos que pueden llegar a ser en una película, y luego quieren vivir ese amor en su propia piel, llenándose de expectativas e ilusiones para luego terminar con el alma rota, quieren hacer planes y que estos salgan mejor de lo que esperaban, les encanta vivir un amor que baile al son de sus corazones.

Si, ese es el amor que todos queremos vivir, me incluyo porque en algún tiempo atrás así lo pensé, pero resulta que el amor no es solo eso, siempre hay un después de cada beso, de cada caricia, no es solo conquista y coqueteo, ese es el amor que inconscientemente solemos buscar.

Busco un amor real, un amor que perdure y se que con ella no me equivoqué, ¿que nos queda después de todo ese romance empalagoso?, nos quedan los días sin flores y las noches en pijama, aprendimos juntos sobre las compras en los supermercados, cosa que odio y me resulta tedioso, pero con ella se volvió algo bastante interesante, me gusta ver cómo elige cada cosa con cautela analizando cada detalle, y la fecha de caducidad es uno de los detalles que más observa.

Las historias de amor reales y que perduran se construyen de a dos, trabajando por el día a día, no digo que todo será perfecto, a veces habrán discusiones y peleas, nos odiaremos e incluso no encontraremos las palabras adecuadas para hablar. Pero como mi abuela siempre le dijo a mis padres "Nunca vayan a la cama peleados", no se porque lo dice siempre pero pronto entenderé sus palabras y trataré de llevarlo siempre presente.

— Loana, se que esta no es la manera que esperabas que alguien te propusiera matrimonio, pero esta es la forma que encontré para decírtelo, sé que no soy bueno y que tengo mis fallas, pero siempre trataré de darte todo mi amor y así poder compensar lo bruto que soy.. — dije tomándola de la mano y mirándola directamente a los ojos, una risa se le escapó dentro de todo su nerviosismo.

— Tampoco soy perfecta Dorian y si tienes razón, no era para nada la forma, pero ¿sabes?, me sorprendiste.. — los dos nos sentamos en la cama y ella continuó — Dame tiempo para procesarlo y así poder darte una respuesta, la verdad no estaba dentro de mis planes, nada de esto.. — confesó señalándonos a los dos con ambas manos. Sentí como algo se rompía dentro de mi con sus palabras, pero no me retractaré de mi propuesta, porque la quiero a ella, solo a ella.

— No es que yo también lo haya planeado Loana, tú solo llegaste y lo volteaste todo.. — dije recostándome en la cama manteniendo la mirada fija al techo.

— Siempre me gustó tener todo planeado.. — musitó recostándose sobre mi pecho y la acurruqué entre mis brazos, el calor de su cuerpo y su dulce aroma invadieron todos mis sentidos dejándome aún más extasiado de su esencia — y contigo.. — se detuvo y me dejó más intranquilo que hace un rato.

— ¿Y conmigo? — la animé a continuar, necesitaba conocer todo lo que estaba pasando por su mente y así poder comprenderla mejor.

— Y contigo.. todo es impredecible.. — espetó — y cuándo se trata de matrimonio, lo que no sabes es si puede hacerte daño.. — concluyó al fin.

— Lo se, créeme que lo sé.. — dije suspirando — pero aparte de que seas el amor de mi vida, te has vuelto mi mejor amiga y mi confidente, no hay nada que no quisiera compartirlo contigo.. — le susurré y plante un beso sobre su cabeza.

Unos golpes en la puerta nos sacan de nuestro momento y los dos nos incorporamos rápidamente.

— ¡Dorian, es hora de la cena y el pastel! — la voz de mi madre nos interrumpió y se oía con impaciencia, realmente habíamos desaparecido por un buen rato.

— ¡Ya vamos! — dije elevando un poco la voz.

Salimos de la habitación y tomados de la mano bajamos por las escaleras, ambos nos detuvimos en seco al llegar al final porque todos estaban parados enfrente de nosotros con sus copas llenas de champán y comenzaron a cantar la clásica canción de cumpleaños.

No sabía dónde meter mi rostro, porqué siempre estos momentos resultan tan incómodos, nunca me gustó y siempre seguiré pensando igual.

Al fin y al cabo la cena terminó, volvimos a casa  y me quedé sin mi respuesta, me pidió tiempo y se lo daré, le daré el tiempo que ella crea conveniente para que pueda tomar una decisión.

[...]

La empresa ya había tomado un aspecto más navideño, la noche buena se acercaba y todo iba tomando color y espíritu acorde a la fecha, estaba nervioso y expectante ante la respuesta que Loana debía darme, ella había hecho un viaje, un viaje de negocios para atender sus otras actividades, había dejado de lado sus muchas inversiones debido a las gestiones que debía hacer aquí en la empresa, hace muy poco había comenzado a expandir sus negocios, comenzó a invertir en el ámbito de la agricultura y en otro ámbito que no tiene nada que ver con eso que es la telefonía.

Loana era una mujer visionaria que expandía su mente mucho más allá, no conocí a sus padres pero es obvio que lo ha adquirido de ellos, en muchas cosas diferíamos pero en muchas otras no, me interesé tanto en ella que hasta llegaba a olvidarme de mí mismo, me involucré en la mayoría de sus negocios ayudándola en lo que fuera necesario.

Justo hoy me encargué de suplirla en la conferencia que habíamos tenido hace unas horas referente a algunos proyectos para el siguiente año, la idea central de todo esto es expandirnos mucho más, hacer crecer la empresa más de lo que ha crecido, la verdad si soy sincero desde que Loana llegó no paramos de incrementar los ingresos y los datos estadísticos están que vuelan.

— Toc, toc, toc.. — la voz de Caitlin me saca de mi estado ensimismado. — ¿Puedo pasar? — preguntó contoneándose en el umbral, llevaba puesto un vestido azul ajustado que le llegaba hasta las rodillas, parecía una de esas sirenas pero no de las buenas, de esas que si te atrapan no te dejarán con vida.

— Si. ¿Que se te ofrece? — inquirí fríamente.

— Vi que Carol ya se retiró y ya que pasaba por aquí quise saludarte y de paso saber si necesitas algo.. — dijo con esa voz que conocía muy bien, esa que siempre utilizaba para llevar a cabo sus conquistas, la que siempre utilizaba para manipular y seducir.

— Gracias por preocuparte, pero ya vez, estoy bien, no necesito nada.. — musité con hastío.

— ¿Estás seguro que no necesitas nada? — insistió nuevamente.

— Si, pensándolo bien, la verdad es que si.. — comencé a decir levantando la vista y la miré directo a los ojos — pero de ti.. — y una sonrisa se formó en mis labios — ya no necesito nada.. — agregué.

Le dije todo eso porque necesito que se largue de aquí, toda su presencia me repugna y me repele de forma automática, de solo escucharla siento repudio hacia su persona.

— ¡Dios Dorian! ¿que te he hecho para que me trates así? — cuestionó y su voz comenzó a temblarle.

— Necesito que te largues de aquí, eso es lo que necesito de ti.. — declaré con una vos cargada de tedio.

Ella se acercó y volteó mi silla hacia ella, puso sus brazos sobre mis hombros y yo la observé con cautela, permitiendo que se acercara hasta un límite bastante comprometedor.

— ¿Como pudiste dejar algo tan bueno? — dijo escudriñando mi rostro con sus ojos — ¿Porqué es tan  difícil complacerte? — siguió cuestionando.

— No se trata de complacerme, si no de complementarme y contigo jamás tendría eso, ahora por favor ¿podrías salir de mi camino Caitlin? — dije tomándola de las muñecas.

— ¿Sabes? Estaba acostumbrada a ser alguien a quien amabas.. — musitó incorporándose.

Impuse toda mi altura sobre la de ella, la sostuve a la altura de sus hombros, era tan pequeña a mi lado, su larga y rubia melena caía sobre su rostro y sus ojos azules estaban cristalizados.

— Entiéndelo Caitlin, siempre fui sincero contigo, yo nunca te ame y nunca lo haré.. — volví a recordarle que lo nuestro solo fue un acuerdo para beneficio mutuo.

— Disculpen.. ¿Interrumpo algo? — la voz de Loana hizo que mis brazos bajaran de forma automática y mi mente dio un vuelco saliendo de mi, si quería sorprenderme lo hizo, pensé que llegaría hasta mañana.

— No interrumpes nada. — espeté observando su actuar ella parecía serena y para nada exaltada, mientras que yo por dentro estaba apunto de explotar. — La Señorita ya se iba. — dije casi ordenando y volteé a ver a Caitlin.

— Así es, buenas noches Señor Wilde, con su permiso Señorita Laforêt.. — dijo Caitlin ruborizada observando de pies a cabeza a Loana, le tenia respeto o más bien temor.

— Buenas noches. — la despidió Loana cortante. — ¿Vas a explicarme lo que ví? — inquirió sentándose en el sofá de cuero negro cruzando sus piernas mostrando la perfección en cada una.

— ¿Quieres que te cuente todo? — pregunté rodeando mi escritorio para ir a acomodarme a su lado.

— Desde el principio por favor, no querrás dejarle nada a mi imaginación. — dijo sonriendo pero no era esa sonrisa tierna que solía ver en ella sino una más sombría y siniestra.

Antes de comenzar mi relato le agradecí que pudiera darme la oportunidad de explicárselo y de no armarme un escándalo innecesario, como cualquier mujer lo haría, Loana era diferente tenía algo extraño que a la vez la hacía especial.

Ella me escuchaba atenta y por ratos se quedaba pensativa, le expliqué que lo que había entre Caitlin y yo era solo un acuerdo para beneficio mutuo que termino antes de que ella apareciera en mi vida, no fue mi intensión lastimar a Caitlin, le había advertido y corte toda relación que no sea laboral cuando me di cuenta de que ella estaba buscando algo más.

— Que curioso.. — empezó a decir Loana acariciando su mentón — Era exactamente lo que yo quería hacer contigo, utilizarte y luego desecharte, pero sabes que, eres muy adictivo, siempre termino queriendo más de ti.. — confesó y realmente fue eso lo que había pensado aquella primera vez en esa tormentosa noche.

Me quedé callado observándola, hizo que algo despertara en mi de nuevo, con ella nunca era suficiente, siempre había más, mucho más.

— ¿Hay algo más que deba saber sobre ti? — cuestionó incorporándose.

— Bueno.. creo que ya sabías que era un idiota.. — dije restándole importancia a lo ocurrido anteriormente, pero la verdad es que un temor oculto a perderla me invadió que no sabía que podía sentir, perderla a ella por mis equivocaciones del pasado sería lo peor que podría pasarme.

— Si, eso ya lo sabía.. — dijo mientras se acomodaba su ajustada falda de tubo. — Pero esta será la única vez que dejaré pasar algo así y sin consecuencias para ti.. — y se detuvo justo frente a mi mirándome fijamente a los ojos.

— Nunca antes había amado a alguien de tantas formas posibles, voy a aferrarme a ti y nunca voy a dejarte ir.. — confesé acariciando su mejilla — Normalmente solía joder las cosas buenas en cualquier oportunidad que se me daba, pero créeme cuando te digo que esta oportunidad no voy a dejarla pasar.. — agregué al final.

— Éste eres tú y esta soy yo, y eso es todo lo que necesitamos.. — dijo posando su cálida mano sobre mi pecho y llevó una de mis manos sobre su corazón.

— Desearía ser más bueno para ti.. — murmuré muy cerca de sus labios.

— No eres lo que alguna vez había planeado, pero si eres lo que siempre había necesitado.. — susurró pegando nuestras narices.

— Entonces.. ¿Quieres casarte conmigo? — pregunté cautelosamente.

— La verdad es que.. — bajó la vista por un momento y en ese instante mi corazón se detuvo, incluso dejé de respirar, todo mi cuerpo se enfrió — ya no deseo una vida sin ti, y si, quiero ser tu eterna compañera.. — afirmó levantando nuevamente la vista, procesé por un momento su respuesta, ¿me ha dicho que si?, ¡Mi Dios!.

Lo único que pude hacer fue abrazarla con todas mis fuerzas, la hice dar vueltas por los aires y ella no paraba de reír, la verdad es que no habían palabras que pudieran describir este momento y lo inmensamente feliz que estaba siendo, ella es la única cosa que invade mi mente, estaba a un solo suspiro de hundirme en la perdición, cuando ella con su gracia y amor me rescató.

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Nota de autora: Disculpen la demora, esta semana y la otra no podré actualizar debido a que debo presentar para la defensa de mi título de grado y debo estudiar 😫
Espero puedan comprenderme, luego de eso si continuaré actualizando con más regularidad ☺️
Ojalá les guste el capítulo ❤️

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