Capítulo 2: Cambio de Planes
Narra Grox:
- ¡Capitán, nuestros radares han detectado un objeto volador no identificado queriendo establecer contacto con nosotros!
- De acuerdo, inicia el protocolo 069
Me levanté de mi asiento y me até bien la capa al cuello, me acerqué lenta pero seguramente al panel de control e inicié la transmisión. "Seguramente no sea Él, entraremos en guerra otra vez y tendremos que acabar terminando con su existencia y con las de sus iguales, seguramente" pensé mientras la terminal intentaba establecer contacto con aquel personaje.
Yo y los de mi alrededor mirábamos atentamente al monitor, el cual nos iba a mostrar la apariencia del sujeto que osaba establecernos contacto. De repente, las primeras imágenes fueron mostradas, era Él, ¡ERA ÉL! ¡La profecía era cierta!
Nadie se lo podía creer, todos contuvimos la respiración mientras yo intentaba articular alguna palabra y hablar con Él:
- Identifícate - dije con una voz profunda.
- Soy un Clockwerk, vengo en son de paz.
- Bien, ¿y a qué has venido hasta aquí, capitán? - guardé la compostura y traté de ser lo más educado que podía.
- Me han encomendado una dura misión, una misión muy importante, y debo realizarla con la mayor brevedad posible.
Tras estas palabras, y sin la necesidad de preguntarle, ya sabía perfectamente en qué consistía aquella misión. De todas formas me hice el tonto, y pregunté:
- ¿Y en qué consiste esa misión, si no es molestia preguntar?
- Debo recuperar un objeto, que se encuentra en el centro de la galaxia, y después entregárselo a mi almirante, que espera pacientemente en una de nuestras ciudades.
Todo encajaba a la perfección con la profecía: un ser con aspecto rudo, fuerte, visita sin previo aviso a una de nuestras colonias, con la misión de recuperar ese artefacto, ese artefacto que nos metió a nuestra especie en tantos problemas, hace ya muchos siglos atrás... Ese es Él, el elegido, el que deberá destruir el artefacto y llevarnos a los Grox al control total de la galaxia.
- Capitán, la flota está en posición- me dijo mi ayudante desde la distancia.
- Muy bien - cerré la transmisión, me di media vuelta, y me dirigí de nuevo a mi asiento mientras decía con tono victorioso:
-Que empiece la fiesta...
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