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Este pretendía ser el final, pero por diversas razones que por el momento no les puedo explicar tuve que dividirlo. Espero que disfruten el capitulo y sepan que esta historia concluye con el proximo capitulo.
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"...Las pruebas que pone la vida no son fáciles, requieren coraje y una inmensa fuerza. A veces no importa cuanto luches o cuan buena persona seas, recibirás golpes que te quiten el aliento, que te destrocen, que te hagan sentir tan pequeña e insignificante, tan frágil y al mismo tiempo tan viva en el dolor, que no te quedara mas remedio que reunir el doble de valor para levantarte, he intentarlo de nuevo. Te limpiaras el rostro, seguirás tu camino recibiendo golpes, uno a uno, hasta que te hagas más fuerte y se requiera muchos más que unos simples reveces de la vida para hacer que te tambalees, porque tu fortaleza mas grande será tu voluntad y la fe inquebrantable de que nada puede vencer tu espíritu si no lo permites Catherine..."
Aquel discurso la había sacudido tan profundamente que recordarlo lograba que su rostro pronto se humedeciera por las lágrimas y que una tristeza demasiado grande se instalara en su interior con tan intensidad que la sofocaba. Le llevo mucho dolor y sufrimiento, además de demasiado tiempo invertido en estúpidas venganzas, darse cuenta la gran verdad en aquellas declaraciones dadas con el último aliento de vida.
Todo paso tan rápido que no recordaba con claridad como termino siendo un simple rehén en las garras de uno de los morfagos aliados de su captor. Esperaba la muerte sin pena y sin culpa, sabiendo que intento en medida de lo posible enmendar buena parte de sus errores.
Fue arrastrada por un hombre alto y corpulento hacia una de las habitaciones cuando ella había intentado bajar las escaleras al escuchar los ruidos y los grito en el piso inferior. No llego a hacerlo cuando se vio impedida por la violencia de un par de manos que la utilizaban de escudo cuando los hechizos comenzaron a volar en todas direcciones.
Eran seguidos de cerca por un segundo hombre que lucía demasiado pálido, debían ir perdiendo la batalla por el aspecto que mostraban ambos. No pudo evitar sonreír con cierta satisfacción al comprender que era una lucha perdida para ese bando de delincuentes, sin embargo, le hubiera valido no haber mostrado esa mueca de alivio pues se gano una fuerte bofetada que la hizo gritar.
Acorralados en una de las habitaciones, Amelia esperaba morir en aquel momento, el pánico no era buen aliado para aquellos desgraciados que comenzaron a actuar de manera errática y a las desesperadas. Era evidente que la casa estaba protegida contra apariciones, pues mas de una vez habían intentado salir del apuro utilizando ese medio.
A decir verdad y aun cuando estuviera resignada con su suerte, no podía dejar de sentir miedo, como no podía dejar de desear que al menos todo terminara pronto para poder descansar al fin.
De repente una fuerte explosión derribo la puerta y entre el humadero que se levantó después del estallido no pudo distinguir quien o quienes habian ido en su ayuda. Fue capaz de escuchar los hechizos pronunciados y en la confusión sintió ardor en su mejilla al ser alcanzada de refilón por un rayo de luz que iba directo a ella.
Alguien tomo su mano tirando de ella con fuerza haciendo que se tambaleara y chocara con un cuerpo masculino. Levanto el rostro aun aturdida, viendo quien era su salvador.
En esos breves segundos cuando vio a Aron defendiéndola con fiereza un calor que no supo identificar nacio en su pecho como un latido sosegado que le hizo saber que a pesar de todo había alguien en el mundo a quien le preocupaba de verdad.
Aron logro con su hechizo dejar fuera de combate al hombre que sujetaba a Amelia, aunque en el proceso de manera inevitable le provoco un corte en la mejilla, pero no habia encontrado otra forma de liberarla.
Amelia sintió la mano de Aron sujetar con firmeza la suya y corrieron hacia el pasillo para intentar evadir al hombre que al sentirse acorralado se volvía más peligroso y el muchacho no quiso arriesgar a su amiga a resultar herida por los hechizos cruzados.
En su carrera, giro el rostro para ver a su perseguidor, logrando ver que ya les apuntaba cuando estaba a solo unos pasos de llegar a la escalera. No lo pensó dos veces, no le importaba morir, no habia nada por lo que deseara vivir, pues la única persona a la que le importaba un poco seguía tomando su mano para intentar salvarla.
Se abrazo a el, esperando protegerlo del ataque, sin contar que Aron no faltaría a la ultima promesa hecha a la mujer que habia amado con todo el corazón. Si antes le había fallado al no encontrar a su mejor amiga para cuidarla, ahora haría todo cuanto tuviera a su alcanza por salvarla.
Con Amelia en brazos se lanzó al piso inferior amortiguando con su cuerpo la caída y apuntando a su vez al Mortio que se asomaba desde el segundo piso por la barandilla rota.
Amelia escucho los huesos de Aron crujir bajo ella. Sofocada no podía moverse de su posición. Todo acabo en ese instante con el último de los secuaces del Sr. Greenglass derribado por el hechizo conjurado mientras caian.
Cuando fue capaz de moverse se hecho a un lado del cuerpo de Aron, que hizo una mueca de dolor. Un gran charco comenzó a formarse bajo el con una rapidez alarmante.
-¡Aron! -Gimio con angustia al ver su mal estado. -¡Ayuda! -Grito con fuerza mirando a todos lados buscando a alguien quien pudiera auxiliar a su amigo, sin encontrar a nadie.
-Todo estará bien. –Le dijo con calma, tomando su lado.
Las lágrimas ya fluían de los ojos de Amelia imparables, a la par que la angustia comenzaba a tener tintes de pánico.
Aron estaba agonizando y ambos lo sabían, aun cuando la joven se negara aceptarlo. –¡Por favor aguanta! –Suplico tomando su mano.
-No sufras a llegado mi tiempo y Devie me espera, para estar por fin de nuevo juntos.
Las palabras de Aron eran intensas, con sus ojos ya cansados por el sueño de la muerte pudo ver a su gran y único amor esperando por el. Llevaba el vestido de novia con el que se iban a casa y con el cual la sepultaron, lucia radiante aun en la palidez y le sonreía con dulzura dándole la bienvenida.
Fue entonces que con todas la fuerzas que le quedaban y aun con las manos de ella sobre las suyas le hablo con el corazón en la mano, con todos esos argumentos que lograron desarmarla por completo.
"...Las pruebas que pone la vida no son fáciles, requieren coraje y una inmensa fuerza. A veces no importa cuánto luches o cuan buena persona seas, recibirás golpes que te quiten el aliento, que te destrocen, que te hagan sentir tan pequeña e insignificante, tan frágil y al mismo tiempo tan viva en el dolor, que no te quedara mas remedio que reunir el doble de valor para levantarte, he intentarlo de nuevo.
Sus palabras la llevaron a otros tiempos cuando era una joven inocente que creía que la vida era un cuento de hadas cuando era más una historia de terror.
Te limpiaras el rostro, seguirás tu camino recibiendo golpes, uno a uno, hasta que te hagas más fuerte y se requiera muchos más que unos simples reveces de la vida para hacer que te tambalees, porque tu fortaleza mas grande será tu voluntad y la fe inquebrantable de que nada puede vencer tu espíritu si no lo permites Catherine..."
-Debes dejarme ir sin culpa y sin pena. –Agrego con una sonrisa en los labios. –Devie te quiso mucho y estoy seguro que quiere verte feliz viviendo por las dos como cuando eran mejores amigas, casi hermanas y soñaban con comerse el mundo.
-No quiero que mueras, no soportaría quedarme de nuevo sola.
-Lo que no sabes es que nunca estuviste sola, todas las personas que te amaron viven en ti. Se que saldrás adelante y tendras la vida feliz que mereces, solo no te des por vencida.
Esa noche murieron dos hombres que dieron prueba de que morir por quien quieres es un sacrificio que vale la pena.
. . .
Las cicatrices quedan en la piel y en los recuerdos, pero con el tiempo esos malos recuerdos se van desvaneciendo y perdiendo sentido, dejando atrás la oscuridad para dar paso a una nueva y calida luz que aparta todos los fantasmas.
Cuando Theodore y Luna hacían el amor, las cicatrices perdían significado bajo el toque calido de sus manos. La humedad de los besos esparcidos sobre cada pedacito de piel que fue lastimada por la saña de las golpizas que le propino su padre cuando niño tenían un poder curativo, hacían que el dolor se evaporara en recuerdos que ya no dolían y dejaban paso a otro tipo de sentimientos.
Nott ya no se avergonzaba de las marcas que cubrían la extensión de su espalda y su pecho, aun cuando no pudiera borrar las cicatrices las heridas al fin estaba sanadas completamente. Ya no le dolía evocar ese pasado lleno de maltrato y tan carente de amor. El destino le había compensado cualquier sufrimiento con su amada Luna.
Por esa misma felicidad que ahora disfrutaba esperaba que en algún momento Draco fuera capaz de dar vuelta a la página para permitirse dejar atrás todos los resentimientos que amargaban su existencia.
Ciertamente no sabia si en algún momento podría sanar lo suficiente para reanudar la relación que había tenido con Granger, sin embargo, esperaba que en algún punto pudiera enfocarse en las cosas buenas que a pesar de todo habían llegado a su vida de manera inesperada.
Como buen amigo Theodore Nott estaba presente en los funerales del padre de su amigo. Se mantenía a su lado imaginando el duro duelo que vivía en esos momentos, pues comprendía que a pesar de lo difícil que siempre fue la relación entre ellos al final había demostrado cuanto amaba a Draco.
Quizás por esa razón Draco Malfoy se sentía dividido en ese momento, mientras le daba el ultimo adiós a su padre.
"...En realidad me amaste..."
Pensó con una certeza tan clara que resulto abrumadora por el calor que inundo su pecho y se extendió como pólvora por todo su cuerpo haciendo que se le aguaran los ojos y el corazón.
Sin darse cuenta se encontró llorando en silencio con un dolor genuino que se tornó sofocante y avasallador, sin embargo, se abrazó a el para sentir como nunca que el cariño que los unió fue real a pesar de todo.
Lloro no por el hombre que el creyó le robo los afectos de la mujer que amaba, lo hizo por el ser humano que lleno de defectos y errores fue una constante en su vida y que sin ser capaz de decirlo en voz alta le quiso lo suficiente para darle dos veces la vida, la primera engendrándolo y la segunda protegiéndolo con su propio cuerpo para darle la oportunidad de seguir viviendo.
Esta vez Draco no estaba solo en su dolor y soledad, a su lado estaban sus hijos llorando también la pronta partida de su abuelo. Antares se abrazaba a el buscando consuelo y a su vez consolándole al hacerle saber lo mucho que había cambiado su existencia al tenerles.
No muy lejos de donde estaban, Amelia les miraba oculta tras un árbol, dando también un adiós al Hombre que había marcado su vida de manera irremediable. Después de todo había sido Lucius Malfoy quien ganara la subasta de su virginidad y de alguna manera con ese evento cambio muchas cosas en su vida aquel día y viéndolo de manera objetiva era mas que probable que hubiera sido mucho peor si no hubiera contado con su protección.
Amelia dejo que todos se retiraran para poderse acercar a la tumba. Camino en silencio hasta estar frente a aquella imponente lapida de Marmol, a esas alturas de su vida habia llorado demasiadas veces, por tantas cosas, pero sin duda esta vez las lágrimas eran distintas, resultaban un bálsamo que estaban sanando buena parte de sus viejas y nuevas heridas.
Era un adiós, sí, pero con tintes muy distintos al que le diera su hijo Draco, sus nietos e incluso Narcisa. Su despedida tenía que ver más con dejar ir buena parte de los sentimientos que le hicieron daño por tanto tiempo.
Llevaba en las manos una botella de su licor preferido, dos copas de cristal que sirvió hasta dejarlas rebosantes y se sentó acariciando con las yemas de los dedos el frio mármol.
-¡Por los viejos tiempos! –Brindo llevándose a los labios una de las copas para darle un generoso trago, dejando que las lagrimas fluyeran libres y liberadoras de sus ojos azules. -¡Por los viejos amores! Y ¡El pasado que ya no puede lastimarnos! –Volvió a brindar dejando que el licor calentara su boca y desistiera el nudo en su garganta.
Cuando termino su copa vacío el contenido de la otra sobre el césped como si esperara que Lucius también brindara con ella.
-¿Un último adiós? –Escucho que le preguntaban, haciéndola girar para ver de quien se trataba.
-Simplemente un adiós. –Contesto con una sonrisa triste, volviendo a llenar las copas pero esta vez ofreciéndole a la nueva invitada la otra copa. –Y he de suponer que también bienes por las mismas razones.
-Creo que es inevitable sentir la necesidad de despedirse. Siempre he creido que los funerales son más para los vivos que para los muertos, porque es más necesario para los que se quedan poder dar un adios.
Amelia y Hermione se quedaron en silencio un largo rato, cada una despidiéndose a su manera de aquel hombre que yacía ya bajo tierra y toco sus vidas para transfórmalas. A esas alturas de sus vidas no exista cabida para arrepentimientos o remordimientos de ningún tipo, después de todas las cosas por la que habian pasado ambas, no podían mas que agradecer por lo que fueron y tuvieron, de los placeres del cuerpo y carne, del amor y la pasión que les obsequio en las noches de vigilia, las tardes febriles y los amaneceres lánguidos de sus orgasmos.
Ambas le quisieron en distintas formas y medidas, creciendo bajo el toque de sus manos expertas, aletargadas por la suavidad de sus besos o el incendio de sus pasiones desatadas. Se abandonaron en sus brazos con sus cuerpos sudorosos y su intimidad húmeda, entregándose a la implacable invasión de su falo erecto. Fueron mujeres plenas en sus brazos, entregándose completas y tomaron a su vez lo poco o mucho que el quiso regalarse aun cuando a veces fuera solo ese inteste enredados en las sabanas, con el olor de un orgasmo, el tabaco, el corazón y el embriagante perfume de cada una flotando en el ambiente.
-¡Por Lucius Malfoy! –Brindaron juntas chocando en alto sus copas, bebiendo de un solo trago todo el licor.
Amelia se fue primero no sin antes de depositar un beso en los dedos de su mano para después con una caricia dejarlo sobre la lápida de mármol.
-¡Hasta siempre! –Pronuncio con suavidad al hombre que yacía en aquel sepulcro. Cuando retiro su mano un beso de rojo carmesí se quedó para siempre pintado en la marmolina.
En esa tumba se quedaba no solo el hombre que fue su salvador, su verdugo, su amante, su todo. Ahí también descansaría para siempre "Mía" con sus amores y pasiones de mariposa nocturna, quedaba en aquella lapida la vida y memorias de la puta fina que vendía caro sus artes amatorias, para renacer y volver a ser simplemente Amelia.
Hermione la vio marcharse sin pronunciar ninguna otra despedida. Cuando se quedó sola suspiro largamente aun con la copa en la mano y una botella a medio consumir.
Se sirvió de nuevo del ambarino licor, bebiendo un poco después un corto trago.
-Lo nuestro no son las despedidas. –Dijo en voz alta.
Terminando de beber su copa se inclino hasta apoyar su rostro en la lápida como si quisiera revelar un secreto.
-Te quise tanto como para abandonarme a mis pasiones, tanto para irme cuando creíste que ya era tiempo, tanto como para no regresar cuando me llamaste y tanto para llorar tu partida de nuevo. Duerme amor, descansa en paz por fin siendo por primera vez el hombre y no el villano.
Apoyo sus labios marcando también un beso que rápidamente se mojó por sus lagrimas.
-¡Hasta Siempre! –Repitió la misma frase que Amelia, sabiendo que no habia otra manera de despedirse de Lucius.
*o*O*o*
"...El amor es una bestia que respira, acecha y que toma... es implacable en su hambre y sus deseos... cuando a puesto los ojos en ti, estás perdido porque te paraliza con su andar malicioso y apariencia dócil... cuando te confías saca sus garras y te despedaza, para volver a unirte una y otra vez, hasta que eres alguien distinto a quien eras...y te espanta el sueño, te quita el hambre y la voluntad...
Lucius
Partido con calma de este mundo después de un beso de verdadero amor. Quizás no con la conciencia limpia porque había hecho demasiados cosas a lo largo de su vida como para eximir en algo sus culpas con un único acto desinteresado, sin embargo, a pesar de sus muchos y graves errores, respecto a su hijo Draco espero con todo su corazón al menos darle la oportunidad de vivir para ser y hacer feliz a Hermione y sus hijos.
Con un beso termino su historia de amor, ese fue el final que eligió con sus últimas elecciones y lo cierto era que murió satisfecho y pleno, sin culpas, resentimientos o miedos. Mas aun sabiendo que con el morían muchas cosas, los fantasmas del ayer, la carga de un pasado que no los dejo ser y también aquel libro negro que dejaría de existir a costa de su sangre, quitando por sin el estigma de maldad de su familia.
El no era un hombre que se lamentara por lo que le toco vivir, por el contrario tomo todo cuanto se le ofreció y lo convirtió en una forma de vida que le quito a la larga demasiadas cosas, pero que también le trajo algunas satisfacciones que valían la pena. Y entre tanta mierda que habia sido su vida y obra estaba Narcisa la mujer que si bien no amo, si quiso por ser su valiente compañera en los tiempos difíciles y quien le permitió ser padre de un gran hijo que lo supero en todos los sentidos.
En esa sucesión de eventos y personas que hicieron que su existencia hubiera valido la pena estaba por supuesto Hermione Granger que con toda su luz le saco de las tinieblas, quizás no lo suficiente para volverlo una buena persona, pero si para aclarar que aun las personas malas pueden sacar en su oscuridad la luz suficiente para hacer un acto de profundo amor.
Muchas historias en los cuentos comienzan con un beso de amor, pero Lucius Malfoy no encajaba en el papel de héroe, mártir o villano, por eso su historia término de la misma manera en la que muchas inician, con el sabor de unos labios sobre los suyos que hacen que todo valga la pena.
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