Consecuencias
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Consecuencias
Cuando Lucius tiene la mano puesta sobre el pomo de la puerta, no blofea, ni miente, ni trata de manipular o amenazar, como lo haría en otros tiempos. Pero era cierto, está dispuesto a abrir la puerta y enfrentarse a la ira y el odio implacable de Draco.
No es solo el licor que ya lleva encima el que habla, es la necesidad de mostrarle a Hermione que no miente, que está dispuesto a hacer lo que sea por regresar con ella, incluso a perder de manera irremediable la relación con su hijo único.
Sabe de los alcances que tendrá esa decisión y lo acepta, como ha aceptado todo en su vida, lo bueno y lo malo, pero sobre todo lo malo, porque ha sido aceptando lo peor que se ha dado cuenta que hay un punto de inflexión donde ya no vale conformarse.
Y el simplemente no quiere conformarse con la vida que llevaba, no después de probar la gloria en sus brazos, no después de que su frio y llano corazón comenzara a latir, quizás por primera vez en su vida.
El es lo que es, no es bueno y lo sabe, como sabe que nunca podrá ser la persona que Hermione merece, pero es egoísta, la quiere y no puede dar la vuelta e ignorar que no puede cambiar lo que ya siente.
Si alguien sabe de obligaciones, es el precisamente que a vivido su vida en base a ellas, que a tomado lo que por derecho a considerado suyo, sin importar que los métodos fueran poco ortodoxos.
Ha jodido demasiado a Draco a lo largo de los años, no por gusto o placer, ni siquiera con malicia, era cumplir con las reglas y formas que rigieron y marcaron también su propia educación. Nunca le exigió nada a su hijo que a él mismo no le hubieran exigido antes cuando tenía la misma edad, no hubiera tomado su inocencia en pro de las costumbres, si antes su mismo padre no hubiera tomado todo de él, hasta hacerlo tal y como era.
Pero si que había algo diferente, algo que el propio Abraxas Malfoy, su padre, no hizo y que en cambio, el sí hizo con Draco, lo amo.
Lo amo, desde el mismo momento que lo tuvo entre sus brazos y le vio abrir los ojos y mirarle, sabía que no debía ser de esa manera, que era una debilidad sembrar en él sus afectos, pero no podía ser algo incorrecto, cuando amarlo era tan natural como respirar.
Sin importar que pudieran creer los demás, respecto a su persona, amo a su hijo hasta el punto que fue la única razón por la que se mantuvo firme cuando todo estaba yendo a la mierda, por temor a que el innombrable asesinara a su familia.
Por eso aguanto estoico las humillaciones y los desprecios, por eso se trago por primera vez su orgullo para mantenerles con vida.
Pero ahora sostenía con firmeza el pomo de la puerta, dispuesto a enfrentarse a todo, porque no podía ser un cobarde que disfraza con orgullo sus miedos.
No merecía menos que el odio o la rabia de Draco, le estaría dando todas las razones para que lo aborreciera por el resto de sus días, pero si quería cambiar, ese era momento, pues no podría seguir mintiendo y fingir que el mismo no comienza a sentir resentimiento por que el tenia a la mujer que ama.
Hermione ve esa decisión en su rostro cuando lo mira y ella es la que siente el pánico colarse hasta la medula, no por ella, si no por los dos hombres de su vida.
*o*O*o*
Amelia esta sonriente, con la satisfacción de haberle jodido la vida a Granger, es lo menos que merece después de todo lo que ha tenido que aguantar por su fantasma en la vida de Lucius. Fue un regalo extra haber tenido a Draco, el encuentro fue más que satisfactorio. Como una gata en celo había entrado en su oficina, jugando el papel que le ha tocado fingir en los últimos días.
Por primera vez se convierte en Granger por voluntad propia. Desde hace algún tiempo sabía que Lucius mezclaba algo con el licor que le daba a beber, no era difícil suponer de que se trataba cuando eran precisamente los días que lo bebía cuando mas entusiasmado se mostraba el rubio.
Quizás al mezclar poción multijugos con el licor hacia que el efecto durara mucho menos, pero le daba el tiempo suficiente para crear el ardid para engañar a Draco y con ello, hacer que sufriera un poco esa detestable mujer.
Cuando regreso al departamento que le había acondicionado Lucius aun sentía la adrenalina correr por su sistema, dándole una sensación de eufórica satisfacción. Con lo que no contaba cuando atravesó la puerta y dejo su abrigo en el perchero era que una mujer la esperaba cómodamente sentada en el sillón de la sala.
La habitación estaba en penumbras cuando encendió la luz, por lo que se llevo un susto de muerte cuando se encontró con aquella mujer que la evaluaba con la mirada.
-Al fin llegas. –Le dijo con toda naturalidad.
-¿Quién eres? Y ¿Qué demonios haces aquí? –Pregunto ocultando su nerviosismo.
Le sonrió con frialdad, sin inmutarse en lo más mínimo con su reacción.
-Soy Narcisa Black. –Soltó con suficiencia. –Aunque quizás lo importante es mencionar que fui la Sra. Malfoy alguna vez.
Amelia palideció, pero trato de ocultar su turbación. –Sigo sin entender que hace en mi departamento.
-Es fácil querida. –Su voz se torno alarmantemente dulce, lo que no era para nada una buena señal. –Soy una mujer de principios.
-Sinceramente me tiene sin cuidado quien sea usted o los principios que tenga. Solo me interesa que se marche y no regrese nunca.
-Me encantaría complacerte, pero que satisfacción habría en eso. Mucho menos cuando este solo es una pequeña visita de cortesía, aunque si fiera tu, si que temería.
-¿Qué quiere decir?
-Que a partir de hoy, jamás tendrás tranquilidad, por que a ti te cobrare la afrenta que me hizo Lucius, y no sabrás cuando ni como, pero si un buen día será mi mano la que apriete tu cuello hasta que mueras.
No eran amenazas vacías, Amelia lo supo de inmediato.
-Yo no le he hecho nada a Usted. –Declaro, haciendo sonreir a la rubia.
-¿No eres tu la amante de mi ex marido? ¿No eres tú la mujer por la que me cambio?
-Tiene toda la razón al decir que soy la amante actual de su marido, pero se equivoca al pensar que yo fui quien propicio que la dejara.
-¡No mientas! Se quién eres y que buscas. Se quienes fueron tus padres y que esperabas salir del hoyo en que te encuentras vendiéndote.
La morena apretó los puños, todo lo que decía aquella mujer era cierto, pero había un detalle que estaba pasando por alto y ella se encargaría de aclararlo.
-No fue mi culpa que le pidiera el divorcio, yo lo conocí después de eso. Me imagino que no me cree pero tengo como probar lo que le digo. –Le ofreció levantando las manos para que viera que no pretendía hacer nada.
Camino hacia la cantina, donde había varias botellas de diferentes vinos y entre todas ellas había una botella en particular que Lucius le había llevado especialmente para ella.
-Si conoce mi situación actual tan bien como dice, sabrá que me vi obligada a terminar de esta manera y puede acusarme de muchas cosas, incluso de ser la amante actual de Lucius, pero fue otra mujer la que hizo que su marido la dejara.
Sus palabras eran veneno puro, destilaba toda la frustración y el odio que sentía, cada palabra salía de sus entrañas con una placer infinito al saber los alcances que tendrían.
-Le interesara saber el papel que juego para complacer a Lucius. –Le dijo llevándose la copa que había servido a sus labios.
Ahora era el turno de Narcisa de palidecer, ante sus ojos estaba la confirmación de una sospecha, nada bueno saldría de eso.
*o*O*o*
La puerta se abrió, cuando Draco había evaluado la posibilidad de acampar fuera del departamento, conociendo el temperamento de Hermione no estaba seguro a que se iba enfrentar, lo único que tenía claro es que sin que sirviera de precedente era el estúpido acusado que para variar y por esa ocasión era inocente.
Estaba esperando una maldición imperdonable apenas pasar el umbral de la puerta, pero por más que espero no llego nada de lo que hubiera esperado y eso lejos de tranquilizarlo, lo altero mucho mas.
No encontró a la leona hecha una fiera saltándole a la yugular; ningún violento enfrentamiento; no había gritos, reclamos o maldiciones, solo silencio, un silencio que lo estremeció, un vacio que le hizo desconfiar.
-¡Siéntate! –Le pidió a penas con un susurro.
El sentía el cuerpo entumecido y helado, pero se obligo a obedecer. Camino vacilante, cruzando la estancia y se acomodo en uno de los sillones, esperando que de un momento a otro por fin se desatara el infierno.
-Hermione, yo de verdad…
Lo silencio de inmediato un movimiento ligero de su mano. No habían encendido las luces por lo que a penas y se veía algo entre las penumbras, solo la timida luz de una lámpara en el corredor lograba iluminarles un poco.
-Tienes que saber algo y es mejor que me dejes terminar antes de que digas cualquier cosa. –Advirtió.
Aun cuando no la veía con claridad, podía detectar la tristeza de su voz, además de angustia y un cansancio del cual no podía siquiera imaginar su origen.
-Te escucho. –Le dijo, esperando que por fin se desasiera en reclamos o reproches.
-Quiero que sepas que lo de hoy, solo me abrió los ojos, creo que fue demasiado estúpido de nuestra parte pensar que podríamos recobrar algo que nunca tuvimos.
-Pero…
-¡Cállate! –Advirtió. –Te pedi que no me interrumpieras, si no puedes hacer algo tan simple como eso es mejor que te largues.
-¡Esta bien! -Acepto de mala gana, esperando que cuando terminara de desahogarse un poco tendría la oportunidad de explicarle que todo había sido una trampa.
-Hay demasiada porquería entre ambos, para que las cosas fueran diferentes. Pero no te sientas mal, después de todo no has hecho algo que no haya hecho yo antes. Es decir, yo también estuve con alguien más cuando fui tu prometida y eso ya lo sabes. Quizás es solo que eres demasiado infantil y querías cobrarme lo que te hice, y esta bien, lo entiendo, se que va contra tu carácter, te gusta joder, pero no que te jodan. Pero sabes ya me canse de esto, asi que ahorrate las explicaciones por que ya no me importan.
-Es que no entiendes Hermione, si me permites explicarte.
-No, es que el que no entiende eres tu, ya no quiero nada contigo, de hecho esto solo es parte de un juego Draco, ¿Qué creías? Que iba enamorarme verdaderamente del que me jodio la vida por tantos años. Todo era parte de mi venganza. –Se rei fingiendo una alegría que no sentia.
-¡Mientes! –Lo que pasa es que estas herida.
-No miento Draco, no seas ingenuo, piensa un poco, no me decepciones, pensé que al menos ibas a ser un poco más inteligente.
-¡Mientes! –alcanzo a gritar levantándose del sillón, antes de que Hermione lograra inmovilizarlo con un movimiento de varita.
-¿Cómo enamorarme de ti? Después de todas las maneras en que me heriste, después de que presenciaras como me torturaba tu querida tía Bellatrix y no hiciste nada. ¿Quieres toda la verdad? –Le pregunto sin esperar respuesta.
Sabía que no solo no podía moverse, si no tampoco hablar. Se levanto y camino hacia el, mientras encendía todas las luces. La castaña solo llevaba una toalla enredada al cuerpo.
-La verdad es que todo fue un engaño, que me divertí contigo, que logre engañar al mejor de los mentirosos para tener la satisfacción de dejarlo al pie del altar, pero sabes, no me conforme solo con eso, quería hacer algo que te doliera, que pagaras por cada una de mis lágrimas.
Los ojos de Draco se habían dilatado, no podía moverse o hablar, pero esas palabras lo estaban destrozando.
-¿Sabes que hice? Seduje a tu padre aquella noche que Narcisa y tu fueron a ultimar detalles de la boda. No me fue difícil verter un poco de Amortentia en su vino predilecto y esperar.
El rubio pareció horrorizado, un brillo asesino relampagueo en sus ojos atormentados.
-Tuve el mejor sexo de mi vida, tengo que reconocerlo. Tienes que agradecerme que tus padres por fin terminaran esa farsa que mantenían y que se divorciaran. No fue difícil chantajear a tu padre, después de todo quien dudaría de mi palabra para beneficiar a alguien del pasado de Lucius. Reconozco que me sorprendió que a pesar de todo la mierda de tu familia el fuera capaz de sacrificarse por ti y por tu madre, yo pensé que el nada sabia de cosas tan vulgares como el amor, pero ya ves, me equivoque; el gran Lucius Malfoy se sacrifico para no lastimar a su mediocre familia.
Hermione no hablaba, gritaba, le escupía las palabras a la cara, sin anestesia, sin tocarse el corazón, haciendo todo el daño posible.
-Si decidí aceptarte de vuelta fue para divertirme otro poco, así que si creíste que me habías lastimado con tu amante de cuarta, que sepas que te equivocas. Así que ya lo sabes, mas te vale que cuando retire el hechizo te largues y no mires atrás, no hagas algo estúpido que pueda hacer que me arrepienta de portarme tan benévola contigo y decida usar un poco de mis influencias para terminar de aplastar a tu maltrecha familia.
Cuando lo liberto, Draco temblaba de rabia, de furia e impotencia, la mujer que tenía delante no era de la misma que se había enamorado, eso pensando que en algún momento hubiera existido y no fuera solo una mujer con hambre de venganza.
-No volveré a molestarte Granger, tenlo por seguro. –Le conteniéndose para no darle el gusto de verlo destrozado.
El rubio hizo lo que Hermione le había pedido, salió de su departamento sin siquiera voltear atrás, humillado y herido, jamás regresaría.
-Ya puedes salir. –Pidió en voz alta.
Lucius salió de la habitación, donde había permanecido desde que la castaña se lo pidiera, no sabía a ciencia cierta que iba decirle a Draco, pero había prometido no salir hasta que le llamara. Pero había escuchado todo y sabía muy bien las razones que tenia, a pesar de todo no dejaba de ser una insulsa Gryffindor capaz de sacrificarse por lo que ama.
-No era necesario. –Intento acercarse, pero la castaña no se lo permitió.
-Lo era, se los debía, yo fui quien inicio todo y soy quien debe terminarlo. –Le dijo con las manos extendidas como si temiera que la tocara.
-Eso donde nos deja a nosotros.
-No hay un nosotros Lucius, nunca lo hubo.
-Y qué demonios quieres que haga con lo que siento.
-Lo mismo que yo. Aprender a vivir con eso.
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