Capítulo 3

Después de quedarme solo, busque en todo el avión algo que me ayudara a salir de eso, el agua se me estaba acabando y la comida también, pero lo único de valor que logré encontrar fue la cámara de mi amigo, tenía pila y estaba en buenas condiciones. Buscando más exhaustivamente logré encontrar las llaves que daban al cuarto donde se guardaba el equipaje más grande, ahí habían muchas cosas útiles, como cuerdas, taladros, martillos y cajas de madera, donde suponía también habían más cosas. Dentro de unas cajas encontré unas peceras de vidrio, pensé en que me podían servir, pero simplemente no pude y seguí buscando en la caja que tenía a mi lado, al abrirla salieron muchas mangueras y contenedores grandes, suponía que me servirían de algo, pero en ese momento mi cabeza me empezó a doler, era la sed, me estaba muriendo por un mísero trago de agua, era irónico que estando rodeado de agua no pueda beberla.

-Beberla... beberla... ¡ESO ES!

Me llevé las mangueras, los contenedores y las peceras de vidrio, primero hice un pequeño agujero a las peceras en la parte superior izquierda, con mucho cuidado empecé a pegar un pedazo de plástico que pasara por debajo del agujero hecho, un poco inclinado desde el agujera hasta la parte superior, sin tapar por completo la parte de abajo, después conecté una manguera al agujero que había hecho, el otro extremo lo puse en uno de los contenedores, fui a la puerta del avión e hice unos soportes para poner la pecera afuera, justo donde le diera el sol, entonces con un contenedor pequeño vertí el agua del mar en la pecera, conseguí una tapa de vidrio del tamaño justo y tapé la pecera, si todo iba bien, el sol calentaría el agua dejando la sal abajo, entonces al crearse gotas en la parte superior, caerían y el pedazo de plástico las detendría llevándolas hasta el agujero y de ahí a uno de los contenedores. Hice 3 de esos recolectores de agua y les hice un soporte, pero al ver que no había espacio para ponerlos a todos decidí buscar una cierra eléctrica, encontré un generador y la conecte, entonces empecé a abrir la pared de la puerta, el agua empezó a entrar, pero el suelo tenía pequeñas rendijas que llevaban el agua a otro lado devolviéndola al mar, no había peligro de que todo se hundiera, así que termine con un gran agujero de 3 metros en donde antes había una puerta, puse más soportes y coloque los demás recolectores de agua, ahora solo era cuestión de esperar.

Al cabo de unas horas, revisé los contenedores, había mucha agua disponible, decidí tomar un pequeño sorbo, mi alegría fue inmensa pues ahora era agua potable, ya no me moriría de sed, tenía un suministro casi inacabable de agua a mi disposición. Ahora tenía que resolver otro problema, me quedaba muy poca comida, ahora mismo disponía de arroz, sopas instantáneas y un poco de carne congelada, cosa que aun suministrando bien solamente me duraría una semana.

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