06 Tal vez lo descubras pronto.
Ya sobrepasaba la media noche, Fauna seguía sin dormir ni un poco sus pesadillas no la dejaban en paz. El único consuelo que tenia era el sonido de la cascada hace varias horas el unicornio se había marchado.
Levanto su cuerpo del pasto todo estaba completamente oscuro, las luciérnagas se habían marchado junto al unicornio, la única luz que quedaba era el tenue resplandor de la luna, pues en la cascada ya había desaparecido casi por completo. Al estar completamente de pie se dirigió hasta el árbol más alto que encontró cerca, lo escalo hasta llegar a la última rama, recostó su cuerpo en el tronco de este y cerro lentamente los ojos arrullada por la hermosa luz de la luna que relucía con esplendor desde ahí arriba.
Sebastián fue el primero en despertar en la madrugada al no sentir el cabello del hada. Reviso con la vista el claro, pero no estaba por ningún lado, estaba solo.
Se quedo sentado unos minutos a esperar que regresara, cuando se iba a parar pudo visualizar a Fauna entre los arboles; se acercaba a paso lento, al parecer acababa de despertar.
-Perdona por haberte dejado solo- Hablo seguido de un bostezo.
-No te preocupes, no sueles dormir muy seguido- Contesto acariciando la cabeza del hada.
Después de un rato siguieron con su camino al corazón del bosque.
Durante el trayecto se encontraron con mas pequeñas hadas, algunos zorros, ninfas y también observaron algunos hongos. La mayoría de los últimos mencionados daban saltos para para avanzar por el bosque, mientras que otros estabas plantados en la tierra como un hongo común y corriente.
Sebastián, por lo espeso que era el bosque, se callo y pego con las ramas de los arboles constantemente, dejando raspones y algunos rastros de sangre.
-Te dije que tomaras mi mano- Dijo el hada en modo de reproche.
-Pensé que podría hacerlo solo-
Solo se escucho un bufido como respuesta de parte del hada. Este paso sus finos dedos por las heridas del contrario sanándolas con el suave roce de estos.
-No vuelvas a soltar mi mano-
Dicho esto, el hada se levanto del suelo, tomando la mano del chico, para jalar un poco el brazo en señal de que siguieran caminando.
En lo que restaba del viaje pararon varias veces a descansar o pasar el tiempo con hadas, ninfas, zorros o ciervos. Todas las noches eran hermosas con la luz de la luna, las luciérnagas alumbrando los claros o caminos junto a los frondosos árboles, cada centímetro del bosque era precioso.
-Hay otra cascada cerca de aquí, vamos es realmente hermosa- Hablo el hada con un brillo en sus ojos color esmeralda.
Al llegar a la cascada deseada no tenia nada en particular que la hiciera hermosa o especial era como cualquier otra cascada que había en un bosque común y corriente, pero la cosa era que ese no era un bosque común y corriente; todos las que había visto Sebastián relucían en las noches y en las mañanas, pero esa no tanto.
-Vamos- Hablo el hada casi gritando y con un tono de felicidad en su voz.
El hada comenzó a correr, con el chico detrás, sujetando fuertemente la mano de este. Paro en seco frente a la cascada, esta salpicaba algunas gotas de agua, pero no parecía importarle a Fauna.
-Por aquí- Volvió a decir.
Soltó la mano del chico para caminar y pasar detrás de la cascada, obviamente Sebastián la siguió.
Al estar completamente dentro, o mejor dicho detrás de la cascada, solo había oscuridad hasta que vio una pequeña llama de fuego y seguido sentido la mano de la chica tomar la suya. A pesar de que era una pequeña llama iluminaba mucho como si fuera una antorcha.
Comenzaron a avanzar por el camino de oscuridad iluminado por la llama de fuego, no tardaron mucho en llegar al fin del sendero cubierto por una capa de raíces que caían de los árboles de arriba. Fauna retiro aquellas raíces dejando vista hacia el otro lado, una oscura cueva iluminada por los pequeños insectos que abundan en ese lugar.
La cueva era realmente grande con un lago en medio, había varios animales descansando a orillas del lago, y a pesar de ser un lugar sin luz del sol había varios árboles de corteza café oscura y sobre estos, en sus ramas, posaban búhos, lechuzas y algunas otras aves; también se lograba apreciar algunos unicornios color negro y blanco y otros plateados, como si hubieran sido creados de la oscuridad.
- ¿Cómo es que hay arboles y un lago aquí abajo si la luz no llega y no hay ningún rio que pase por aquí? - Pregunto Sebastián.
-No lo sé- Respondió- nadie lo sabe.
Hubo un breve silencio.
-Pero alguien me dijo que este lugar antes estaba descubierto a la luz del sol y la luna, dicen que este lugar les gustaba mucho a los unicornios y algunas aves, pero como el bosque aun era joven los arboles no abundaban mucho así que se podían ver con facilidad las ninfas decidieron poner encima de esto una cascada tapando a la simple vista para proteger del ojo humano a los unicornios, y con el tiempo los arboles fueron creciendo cada vez mas y los unicornios salieron al saber que estaban protegidos pero otros se quedaron o de vez en cuando visitan este lugar, y si vivirían aquí tenían que tener de donde tomar agua para no salir a la cascada, era muy peligroso algunos humanos que pasaban por aquí intentaron casarlos, unos con éxito y otros afortunadamente no-
-Cada parte del bosque tiene una historia-
El hada solo asintió.
- ¿Cuánto tiempo tienes para llegar al corazón de este bosque? - Pregunto de repente el hada.
-Todo el que sea necesario, ¿Cuánto más tardaremos? – Contesto y pregunto el chico.
-Creo un par de días más; pero al paso que vamos tal vez un poco mas no quiero que te pierdas de nada- Hablo el hada con una dulce sonrisa.
A la predicción del hada ya había caído la noche, aunque ahí debajo no parecía pasar el tiempo.
Unos unicornios se les habían acercado para saludar y los llevaron a orillas del lago en donde anterior mente habían estado descansando.
<>Pensó Fauna mirando hacia arriba donde se suponía que debía estar el cielo estrellado junto con la luna iluminando cada centímetro del amplio bosque.
- ¿Te has enamorado de alguien antes? - Soltó de repente el joven sacando de sus pensamientos a la pequeña hada.
-Si- contesto solamente- ¿y tú? -
-Si, y creo que ahora la amo más que antes- Contesto.
- ¿Y por qué la dejaste sola para venir aquí? –
-Tal vez lo descubras pronto- Respondió con una media sonrisa mientras observaba a unas pequeñas hadas jugando a atrapar luciérnagas.
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