05 Confio en ti.

<<Antes de caer la noche se despidieron a la orilla del rio como era costumbre para ellos. El hada y el chico se fueron a sus respectivos hogares.

Al caer la noche una casa del pueblo era incendiada por las personas de los alrededores, pues el hijo de la esa familia iba diariamente con el hada del bosque esa misma que no los dejaba explorar del otro lado del rio. Hicieron eso creyendo que en algún momento aparecería para salvar a su amado, pero no fue así.

Ella estaba ocupándose de el hombre que entro que entro a su parte del bosque, pues este había cortado sus alas.

Por confiar demasiado en los humanos y por no dudar de ellos perdió todo lo que le importaba y no los volvería a recuperar.

Esa misma noche fue la última que visito el pueblo solo par ver las ruinas de la casa del joven, los restos de la familia no estaban se los habían llevado, aunque no haya entrado a las ruinas sabía que no estarían ahí.

El hada solo se dejo caer al suelo abrazándose a si misma sin poder contener las lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas. Era media noche nadie oiría sus sollozos.

Los aldeanos esperaban a que el hombre que habían enviado regresara con las alas de la chica, pero nunca lo hizo, y el hada nunca más se volvió a ver, pero aun así seguía sin permitirles pasar. Y nunca más lo haría.>>

Fauna despertó de golpe con el corazón acelerado y sus mejillas empapadas. Aborrecía ese día.

Limpio su rostro con su brazo, y volvió su mirada hacia Sebastián que dormía profundamente. Seguía sin creer que lo estuviera viendo otra vez.

No pudo volver a conciliar el sueño en toda la noche, solo se volvió a recostar en el pasto, junto a Sebastián, mirando hacia las estrellas.

-Buenos días- Saludo el hada al muchacho que recién se levantaba.

-Buenos días- Respondió tallando con su mano su ojo derecho.

-Tengo una pregunta para ti-

El hada solo asintió desde en tronco en donde estaba recostada.

- ¿Cómo es que has vivido sola todo este tiempo? -

-Las hadas y ninfas me criaron hasta que pude hacer las cosas por mí misma- Callo un momento- y si te preguntabas cuanto falta para llegar al corazón de bosque te respondo, ni siquiera estamos a la mitad de Osiris-

- ¿Osiris? - El hada asintió.

-El bosque en donde habitan la mayoría de las hadas y ninfas de la naturaleza-

Después de una pausa, levantándose del pasto, dijo.

-Vamos, aún nos queda mucho que recorrer- Hablo mostrando una agradable sonrisa.

Los dos jóvenes tuvieron un largo día de viaje por el bosque; de vez en cuando se paraban a descansar acompañados de hadas y algunas veces ninfas.

Las ninfas eran realmente hermosas, unas con la piel ligeramente verdosa o blanquecina y sus cabellos parecidos a las raíces de los arboles y vestidas con ropas hechas de hojas.

Mientras que las hadas eran seres pequeños, hombres y mujeres, sus alas eran como hojas de un árbol joven, algunas vestían con hojas y encajes de seda y otras vestían seda con encajes de hojas.

Estas últimas mencionadas podían hacer crecer flores o revivirlas tanto a ellas como a los árboles, pero no podían hacer crecer uno.

Mientras que las ninfas podían hacer crecer gran parte del bosque todas juntas, si lo intentaban hacer solas podrían llegar a morir por el sobresfuerzo de reforestar una gran parte del bosque ellas solas.

Fauna y Sebastián ya se encontraban cerca de la mitad, el sol ya se ocultaba y echaba sus últimos rayos en modo de despedida ninguno de los dos había hablado mucho durante el trayecto debido a que se tenían que apresurar pues cerca de ahí hay una cascada que se ve hermosa a la luz de la luna, y si el sol se ocultaba no podrían seguir avanzando puesto que Sebastián no vería nada y podría hacerse daño.

-Ya no alcanzaremos a llegar, el sol ya se a metido- Hablo el hada con la respiración entre cortada.

Sebastián también estaba muy cansado por haber corrido en una gran parte del recorrido.

La noche ya había caído y todo era oscuridad con unas pocas luciérnagas iluminando esa parte del camino.

-A de haber un unicornio en algún lado- Hablo nuevamente Fauna con la respiración más controlada.

- ¿Entonces aquí nos quedaremos? - Pregunto menos agitado.

El hada negó con la cabeza para apretar la mano del chico y chasquear los dedos con su mano libre. El entorno se comenzó a hacer borroso y poco a poco todo alrededor iba desapareciendo hasta que un montón de luces se visualizaban y el sonido relajante del agua chocando sí. En poco tiempo el lugar donde se encontraban se lograba ver claramente; justo como había mencionado Fauna a los pies de la cascada se encontraba un unicornio recostado en el pasto, aparentemente durmiendo, con pequeños insectos luminosos velando su sueño.

Fauna había aflojado el agarre, pero Sebastián no se dio cuenta puesto que estaba ocupado admirando la belleza de la luz que se reflejaba en el agua.

La luna plateada se reflejaba en las aguas de la cascada creando un sorprendente y hermoso brillo.

Al lado se encontraba un unicornio, adulto, durmiendo; su pelaje y cabellos color perla eran iluminados por luciérnagas y el reflejo de luna. Una imagen simplemente hermosa.

-Tienes otra pregunta para mi ¿cierto?, la siento desde hace rato-

El chico se sorprendió ante aquellas palabras que había pronunciado el hada.

-En realidad si-

- ¿Quieres decírmela? -

El chico asintió.

-Dicen que tu eres un hada- Comenzó a hablar sentándose en el pasto, el hada lo imito- pero no tienes las características de una y tampoco las de una ninfa-

-No las has conocido todas-

-No necesito conocerlas a todas, si no te pareces a una no te pareces a ninguna-

El hada soltó una pequeña risa.

-Tal vez seas un unicornio, pero si fuera así no te hubieras mostrado ante mí; también puede que seas uno de esos zorros de fuego, pero tampoco te parces a uno. No se cuantas especies hay en este bosque, pero estoy seguro de que no te pareces a ninguno-

-Eso es porque no soy de ninguna especie, simplemente soy yo. La luna me creo con el propósito de proteger cada centímetro del bosque, así que creo que decidió darme las habilidades de todas las especies que habitan en este bosque y algunas extras para poder hacerlo yo sola-

-Si tu dejas pasar a alguien los demás deben confiar en ese alguien ¿cierto? -

El hada asintió con la cabeza.

-Y hace mucho que no confías en alguien-

-Creo que hace poco mas de mil años, no cuento el tiempo solo se que pasa y ya-

- ¿No te preocupa no volver a confiar en alguien nunca más? -

-Confió en ti, eso ya es un avance- Respondió el hada con una dulce sonrisa.

-Claro-

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