Capítulo 1.-


.- ¡Hyung! ¡A tu izquierda, la izquierda! – los gritos de Jungkook inundan toda la sala mientras el sonido de los disparos es apagado bajo su volumen - ¡Mierda, Tae! ¡Vas a hacer que nos maten! ¡Muévete, muévete!

Taehyung se muerde los labios mientras presiona los botones con fuerza y rapidez, incluso puede imaginarse que dentro de poco sus controles tendrán que ser reemplazados por unos nuevos que no hayan sufrido la caótica energía de Jungkook al jugar videojuegos. A su lado, el menor de los dos se removía, se levantaba y volvía a sentarse mientras sus personajes se internaban por pasillos y casas en ruinas.

Ya ni siquiera recordaba cuál era la misión que se suponía, debían alcanzar.

Él sólo se limitaba a jugar mientras miraba de reojo a Jungkook, disfrutando de la imagen del menor concentrado en la pantalla, su labio abultado cada vez que les disparaban y los disparates que salían de sus labios cuando la vena competitiva comenzaba a inflamarse en él, orillándolo a volverse un mini dictador al momento de jugar.

Y es en esos momentos en los que Taehyung termina perdiéndose de la realidad, entrando en un mundo irreal en su cabeza en el que Jungkook se girará a mirarlo también, sonriéndole con algo más allá que la camaradería usual. Ese mundo en el que puede tomar valor y extender su mano para entrelazar sus dedos con los del menor.

Un mundo en el que Jungkook no amase a alguien más y en el que Taehyung no fuese demasiado cobarde como para admitir que está enamorado de quien no debe. Sin embargo, aun cuando está sumergido en aquel mundo fantasioso, una voz en el fondo de su mente se lo repite, no le deja olvidar que no debe ni siquiera soñar con algo así, que está mal.

Pero... ¿Cómo podían pedirle que no se enamorara?

¿Cómo podían pedirle que no se sintiese atrapado por la sonrisa de conejo o la risa infantil de Jeon Jungkook? ¿O que no le resultase demasiado excitante cuando sus camisas demasiado anchas le dejan ver sus afiladas clavículas? Taehyung no entendía como el mundo podía pedirle que no lo hiciera, que no sucumbiera de amor ante lo increíble que era Jungkook. ¿Cómo podían pedirle que negara que Jungkook era todo lo que él siempre había soñado para sí?

Como hombre, Jungkook era todo lo que él podía desear en su cama y como ser humano, era todo lo que Taehyung deseaba amar.

Y no es como si se considerase una especie de romántico empedernido o un caballero de brillante armadura que pretendía regalar flores y recitar versos que hablasen de amor eterno. Taehyung era un hombre cualquiera, que ansiaba tener sexo como cualquier otro, pero que también esperaba encontrarse frente a frente con el amor de su vida.

El asunto era que, como veía las cosas, el dichoso amor de su vida resultó ser un chiquillo dos años menor que él, estudiante de fotografía que era demasiado caprichoso y competitivo como para siquiera perder en una apuestan simple. Un chiquillo que dormía como una piedra, amaba comer mini panqueques cuando estaba ansioso y se la pasaba cantando covers de Justin Bieber cada tres minutos.

Ninguna de esas cosas era mala, en realidad, todas le resultaban divertidas o adorables. Incluso su fanatismo rayando en lo extraño por Justin Bieber. Lo malo de que el amor de su vida resultase ser ese chiquillo molesto e infantil, tan parecido a él, era que Jungkook ya amaba a alguien más desde hace ya un tiempo.

Y Taehyung era un testigo doloroso de ese amor.

.- ¡Mierda, hyung! – el grito del menor cuando la pantalla se puso en negro dando cuenta de que habían perdido la partida, le sobresaltó - ¡¿En qué estás pensando?! ¡Te dije que le dispararas al de la izquierda! ¡IZQUIERDA!

Taehyung se encogió ligeramente cuando Jungkook lanzó el mando y se cruzó de brazos malhumorado, todo su cuerpo de había tensado sobre el sillón y sus labios habían formado un pequeño puchero. Quiso acercarse y abrazarlo hasta borrar de él toda la molestia por haber perdido la partida, pero la imagen resultaba ser demasiado para él.

No podía acercarse sin sentir que moriría sino lo besaba.

El silencio se instaló con rapidez entre los dos y mientras la pantalla del televisor cambiaba al menú de inicio del videojuego, Jungkook destensó su postura y le miró con curiosidad, sus ojos grandes abriéndose un poco más para evaluar su gesto ausente y su mirada que daba al otro lado de la sala, completamente lejos de él.

Taehyung temía que sí Jungkook le mirar fijamente a los ojos descubriese el amor que se alberga en el fondo de ellos.

.- Eh... ¿pasa algo, hyung?

Su mandíbula se tensa de pronto, porque ha caído en cuanta que ambos están solos en la sala de su apartamento, tan sólo separados por un cojín y el silencio es demasiado para él. Taehyung no quiere verle ni tampoco hablarle, porque ahora que el estruendoso videojuego no está para distraerlo, es plenamente consciente de que a su lado está el joven del que está enamorado y al que nunca podrá alcanzar.

Enamorado por más de ocho meses de alguien que no puede ni quiere corresponderle porque está profundamente enamorado de quien es su mejor amigo, de a quien Taehyung siempre ha respetado como un hermano mayor y quien también ama a Jungkook.

¿Desde cuándo era tan idiota?

.- ¿Tae? – la voz de Jungkook ahora no es de confusión sino de ligera preocupación mientras se mueve sobre el sofá, acercándose aún más a él - ¿Te has molestado porque te grité? Si es por eso, lo siento, hyung... yo... sabes que me meto demasiado en el juego y no mido lo que digo, pero...

El menor deja la frase a la mitad, mirando su perfil mientras curva sus cejas con preocupación porque Taehyung no le está mirando y parece ni siquiera escucharlo. Una opresión se posa en su pecho de sólo pensar que ha lastimado al mayor con alguna de sus exigencias durante el juego, porque Taehyung es su amigo y lo que menos quiere es molestarlo o herirlo.

.- Hyung, de verdad...

Pero entonces Taehyung se levanta, no ha dicho nada y Jungkook sólo atina a imitarlo, sus pies descalzos tocando el frío suelo de la sala mientras observa al mayor suspirar con un cansancio evidente que le resulta incomprensible porque hace menos de diez minutos ambos estaban riendo mientras jugaban su quinta partida de la tarde.

¿Qué había pasado de un momento a otro? ¿Qué había dicho o hecho?

Por su lado, Taehyung trató de retener el impulso extraño de llorar que pareció asfixiarlo. Podía sentir la mirada preocupada de Jungkook sobre él, podía repasar las preguntas que acaba de hacerle para buscar una respuesta más o menos coherente a porque ahora estaba actuando como un completo loco depresivo.

Pero no encontraba ninguna mentira convincente y no podía decirle que su corazón se había estrujado porque acaba de recordar quien era Jeon Jungkook y porque él no podía mirarle con ojos de enamorado. ¿Cómo podía decirle que lo que pasaba era que le quería, le deseaba y anhelaba cuando Jungkook sólo le miraba como un compañero para sus tardes libres?

Ni siquiera eran amigos.

Taehyung era simplemente el acompañante de las tardes o mañanas en las que el menor no iba a la universidad, saltándose sus propias responsabilidades por nunca faltarle a Jungkook. Era un chico con el que podía jugar videojuegos, comer ramen o cantar karaoke hasta quedarse afónicos, pero no eran amigos.

Nunca lo serían y, con toda sinceridad, Taehyung no quería ni considerarse su amigo.

.- ¿Estás enfermo, hyung? – insistió Jungkook, su mano ahora había ido a dar a su frente, midiendo sí tenía fiebre o no, pero él se retiró a toda velocidad como sí el toque del menor fuese demasiado para él – Tae, no entiendo...

Tomando aire y forzando la sonrisa más falsa de toda su vida, Taehyung se animó a darle la cara al fin, no soportando más aquel tono preocupado de Jungkook: .- Me ha dolido la cabeza de repente y creo que lo mejor es irme a recostar un rato...

.- ¿Oh, es eso? – la sonrisa aliviada de Jungkook no le pasó desapercibida – Puedo conseguirte algo de medicina y cuidar de ti.

.- No – respondió tajante, casi brusco – Iré a la cama y ya. Hyung no tarda en llegar, así que mejor me voy.

Y sin darle tiempo a responder, casi que corrió hacia el pasillo de las habitaciones, encerrándose en la suya a una velocidad inimaginable. Cerró los ojos con fuerza y se lanzó contra la cama, tratando de imaginar un mundo feliz donde no existiese nadie más que él y muchas chocolatinas y animales que pudiesen hablar.

Quería imaginar cualquier otra cosa que a Jungkook sólo y de pie en el mismo lugar en el que lo había dejado, todavía demasiado consternado por cómo había actuado.

El silencio que inundó todo su cuarto le ayudó a relajarse y distender los músculos de sus hombros, que parecían un muro de estrés y angustia que nunca podría arrojar lejos de su vida. No sólo era la presión de ir a la universidad y ver cómo los pasos para titularse eran cada vez menos, sino que tampoco podía sentirse en paz ahí, en su casa.

A lo mejor, atinó a pensar, era hora de regresar a Daegu.

Sólo tenía que culminar su formación universitaria, sabía con certeza que en su ciudad de origen le recibirían con los brazos abiertos. Y Taehyung no quería pensar en las promesas de amistad o en los sueños compartidos que había tejido y le habían llevado hasta ese momento de su vida; porque tal vez lo más sano era olvidarse de todo ello.

.- Ah, sólo quiero morir... - susurró para sí mismo mientras se movía en la cama, girándose para ver el techo y tratar de controlar su respiración.

Tres simples toques en su puerta le alertaron de nuevo, porque luego de largos años compartiendo todo del otro, Taehyung conocía bien la manera en como Yoongi se daba a notar antes de entrar a su habitación. Tres toques y casi treinta segundos antes de que el mayor de los dos abriese la puerta para hablar de cualquier cosa con él.

Rogó mentalmente que fuese algo sobre una canción y no sobre Jungkook.

.- Hey, hermano – la voz de Yoongi se coló cuando abrió levemente la puerta, Taehyung no contestó, sólo suspiró y cerró de nuevo los ojos – Kookie me dijo que no te sentías bien.

Los pasos suaves del mayor por el suelo resonaron hasta que sintió su peso hundir el borde del colchón, la mano fría y pesada de Yoongi le acarició la frente en un gesto preocupado que pocas veces veía en su mejor amigo, quien procuraba mantener el contacto físico lo menos posible.

.- ¿Te duele la cabeza? – preguntó su hyung y entonces Taehyung tomó fuerzas para abrir los ojos y mirarlo, su rostro pálido y sus ojos transparentes de emociones – Creo que tengo alguna pastilla para el dolor.

.- No pasa nada, hyung – contestó y sonrió con esfuerzo, esperando que Yoongi no le prestase demasiada atención como para reconocer lo falso del gesto – Sólo estoy cansado, no es gran cosa... no he dormido mucho por estar terminando algunos proyectos.

Yoongi no dijo nada, fue una tercera voz la que intervino y le provocó dolor: .- ¿Por qué no me dijiste eso, Tae? Hubiese descansado en vez de ponerte a jugar conmigo.

.- Ya les dije que no es gran cosa – susurró - ¿No tenían ustedes una salida para hoy?

Yoongi le miro arqueando las cejas: .- Si, en realidad hice una reserva, pero sí quieres que nos quedemos a hacerte compañía...

Taehyung casi sollozó con la propuesta, lo que menos quería era verlos juntos. Incluso podía ver la enorme sonrisa que Jungkook tenía en su rostro mientras miraba a Yoongi, todo el cuerpo del menor parecía a punto de un ataque de ansiedad mientras permanecía en el marco de la puerta, totalmente arreglado para esa cita de la que le estuvo hablando gran parte de la tarde y que a él se le antojaba dolorosa.

Hyung me llevará a comer y luego... no sé, tal vez vamos a un parque de diversiones o algo así. Yoongi es tan lindo cuando quiere, Tae.

No, no quería verlos juntos, pero más que eso, no quería que toda esa ilusión que Jungkook no podía controlar se evaporase por su culpa. El menor y su mejor amigo merecían tener una cita luego de varios días ocupados, merecían un momento para alimentar ese amor que a él le causaba tanta envidia.

.- No, vayan... yo dormiré.

.- ¿Estás seguro, hyung? – preguntó Jungkook, más por compromiso que por realmente querer perderse su cita – O... ¿podemos traerte algo de comer cuando lleguemos?

.- En realidad, Kookie... - la voz de Yoongi fue suave y Taehyung solo cerró los ojos, sintiendo sus latidos resonar en su cabeza – Pensaba que podíamos ir a un hotel hoy a... despejarnos.

.- Oh...

Si, oh... Taehyung incluso pudo imaginar cómo Jungkook acaba de sonrojarse por el significado real de lo que Yoongi estaba diciendo. Y mientras tanto, él podía sentir como el dolor subía por todo su cuerpo, realmente causándole un malestar en la cabeza de sólo pensar en lo que esa noche iba a pasar entre ellos dos.

Porque no era estúpido, ambos eran hombres mayores de edad que tenían necesidades y eran pareja... y Taehyung ya había sido testigo de los sonidos que probaban que Yoongi y Jungkook ya se habían conocido más que bien en ese plano.

.- ¿Estás seguro que te encuentras bien? – rompió el incómodo silencio Yoongi, su mano apretando ligeramente su brazo a la altura del codo de una manera discreta.

Y esa era su señal de "incluso aunque no sea así, sé un buen amigo y di que sí".

Ah, como quería llorar: .- Claro, claro... disfruten su noche.

Sólo fue cuestión de darse la vuelta en la cama para que Yoongi se levantase y con alguna seña muda sacar a Jungkook se ahí, el sonido de la puerta cerrándose fue el pase libre al aire en su cuerpo, sintiendo que no podía controlar el dolor que le atravesaba por completo por toda la situación.

Así que tomó el teléfono, marcando el número que se sabía ya de memoria. Dos repiques más tarde, la voz sofocada le saludó: .- Hola, bonito... ¿estás libre hoy?

Después de todo, él también era un hombre con necesidades. 

Holi... 

Ya tenemos aquí el primer capítulo de lo que será una vertiginosa historia, de eso les puedo dar seguridad. Y es que desde ya podemos ver cómo se van dando las cosas: lo que siente Taehyung, cómo es Jungkook con él y cuál es el papel de Yoongi, quien aparece sólo por un momento. 

¿Qué les pareció?

Me encantará leer sus opiniones y también sus ideas! Oh, sí, quiero leerlo todo. 

En fin, no tengo mucho más qué decir... así que GRACIAS por leer.

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