En el Bar.
—¿Dazai? ¿Por qué llamas?
—¡Odasaku! ¡Que alegría me da escucharte!
En estos momentos, Oda recién salía de su trabajo, la hora en su reloj de mano apuntaba las seis de la tarde y lo único que quería era llegar a su casa para descansar.
Todo comenzó gracias a esa bendita llamada.
Estar en una guardería de lunes a viernes y cuidar a varios niños con diferentes personalidades cada uno al final de la semana terminaba siendo algo cansado, pero amaba su trabajo, y no podía quejarse en realidad. Al estar un poco agotado por finalizar la jornada, lo había tomado por sorpresa cuando su celular comenzó a sonar, lo agarró y contestó la llamada con más calma luego de ver de quién se trataba: Dazai Osamu, el culpable de gran parte de sus experiencias más alocad por. Sí, en definitiva no sabría decir cómo hubiera sido su vida sin ese chico tan hiperactivo. Oda lo describía como tener un hermano menor con el cual hay que tener mucho cuidado, y claro, la personalidad indeducible de Dazai daba más de mil razones para tenerle miedo.
Aunque también podría haberle llamado por una bobería o para hacerle una broma. A eso se refería con "personalidad indeducible", nunca sabía qué esperar de él.
—El caso es que dejé a Ango solo en el Lupin —comenzó a contar—.
¿Por qué le decía eso? Ya sabía por dónde quería llevar el tema, pero no entendía del todo puesto que el hombre mencionado nunca fue una persona de emborracharse hasta quedar inconsciente, iba completamente en contra de su ética.
Sakaguchi Ango; una persona un año menor que Oda y cuatro años mayor que Dazai. Oda lo conoció gracias a el menor de los tres, recordaba bien en dónde fue; a las ocho de la noche en el mismo bar que Osamu acababa de mencionar en la llamada, no le fue difícil entablar conversación con Ango aunque sí que duró su tiempo para que el chico le tuviera confianza. Sakaguchi tenía y sigue teniendo un terrible sentido del humor, siempre comportándose de la manera más respetuosa y en varias ocasiones hasta tosca, mas eso no fue impedimento para que una persona tan paciente y tranquila como Oda lo conociera mejor. Si Dazai pudo volverse amigo de Ango siendo tan revoltoso como es, Sakunosuke la tenía más fácil según Osamu.
De hecho, fue demasiado fácil que ambos se cayeran bien, tanto así que sus sentimientos se desviaron de ruta hasta llegar a convertirse en interés romántico...
No sabía en qué momento eso había pasado, tampoco sabría calcular el tiempo desde aquello.
—¿Y qué pasa con eso? —preguntó el pelirrojo.
—Bueno... Es que encontré a Ango muy mal, ¡apestaba a alcohol! —explicó Dazai con un tono más exagerado—. Pero él no quiso irse conmigo hasta la parada de taxis, así que lo dejé solo ahí.
Si no fuera por el tono tan alegre y a la vez tan tranquilo de Dazai, Sakunosuke probablemente habría entrado solo un poco en pánico.
Ango nunca, ni porque le ofrecieran un millón de billetes, bebería de forma descontrolada en un sitio público. Era demasiado reservado como para atreverse a hacerlo, además que tampoco se considera el fan número uno del whisky o alguna otra bebida alcohólica, simplemente iba a beber al bar como forma de pasar el rato en compañía. Así que, si lo que Dazai decía sobre el estado de Sakaguchi era cierto; entonces algo tuvo que haberle pasado para que terminara de ese modo. Eso fue lo que concluyó Oda en su mente.
—¿Que hiciste qué...? —mas que ser una pregunta, pareciera que el pelirrojo estuviese todavía procesando lo recién dicho por el menor—. Dazai, me estás diciendo que acabas de dejar a un borracho a su suerte, ¿por qué...?
—¡Te dije que él no quiso venir conmigo! Estuve casi media hora tratando de llevarlo hacia la salida del bar y él no quería irse —Osamu se defendió—. Aunque en realidad no fue tanto el tiempo que me quedé ahí —lo último lo anunció en un tono más bajo.
Mientras tanto, el mayor se encaminaba a buscar un taxi para que lo llevara hasta el dichoso bar. Dió unos cuantos pasos más por la acera y en cuanto vio al reconocible vehículo color amarillo levantó su brazo desocupado para que éste se detuviera justo en frente de él. Le dijo al taxista a dónde quería ir y se subió en el auto, el cual volvió a andar luego de mínimos segundos de que Sakunosuke tomara asiento. Podría ir caminando hasta el bar, pues quedaba relativamente cerca si apuraba el paso, pero teniendo la comodidad de ir en el auto y tardar menos de diez minutos era obvio que escogería esa opción.
Ante todo esto, la llamada seguía en pie, y el pelirrojo no había hablado dentro de ese rato en que estuvo ocupado buscando un taxi.
—¿Odasaku? —volvió a escuchar la voz de Dazai.
—¿Sí? Perdón, ya voy a recoger a Ango.
Un fuerte grito de emoción fue lo próximo que escuchó a través de la línea telefónica. Oda no se inmutó ante eso, estaba más que acostumbrado a las reacciones repentinas de Dazai.
—¡Sabía que contaba contigo! ¡Eres un ángel reencarnado! —alardeo el menor—. ¡Muchas, muchas, muchas gracias!
—Para la próxima que encuentres a uno de nosotros borracho, no solo te vayas, puede ser peligroso dejar a una persona así
Oda apoyó su brazo en la puerta del taxi. Estaba seguro que si le decía que eso mismo a un niño de cinco años, el niño de verdad entendería y le haría caso. Pero con Dazai sabía que era diferente, por más que le dijera cosas así, el menor raramente acatava lo dicho.
—Sí, señor —respondió firme—. ¡Entonces te veo después!
—Bien, nos vemos.
—Ah, espera... Por favor dile a Ango de mi parte que no fue mi intención romper uno de los cristales de sus lentes —pidió rápidamente—. Adiós, Odasaku~
Y Dazai cortó la llamada, dejando al mayor aún más descolocado de lo que ha estaba con la situación.
¿Cómo carajos rompió los lentes de Ango...?
Dejó esa incógnita para después.
Miró hacia el frente, cayendo en cuenta que estaban casi al lado del bar Lupin, esto hizo que respingara ligeramente para luego proceder a pedirle al taxista que detuviera el vehículo. Le pagó al hombre lo acordado y pidiéndole que le esperara unos 5 minutos, diciendo que volvería rápido. Abrio la puerta del taxi, cerrando con cuidado cuando salió del auto y por último dió media vuelta para dirigirse al bar.
El sitio se hallaba situado dentro de un callejón bastante corto y angosto, lo único que resaltaba era el letrero con el nombre del local puesto justo en la esquina, este siendo de un rojo vibrante. Oda se adentró en ese lugar, no era la primera vez que iba, el sonido de una campanilla lo acompañó al abrir la puerta del bar, a la vez dando aviso al cantinero de que había llegado un cliente.
Sakunosuke pudo divisar a Ango sin mucha complicación. El pelinegro no estaba sentado en la barra como ya se le había hecho costumbre, sino que estaba hasta al final de las mesas; con una botella de whisky al lado y un vaso con hielo en su diestra con ese mismo líquido. Su cabeza reposaba sobre la superficie de la mesa, teniendo sumamente desordenado el cabello, su chaleco negro estaba colgando en la silla donde tomaba asiento, su camisa blanca tenía desabotonada los primeros dos botones y su corbata estaba aflojada. La apariencia física que traía Ango en estos momentos contrastaba en su totalidad con la que usualmente llevaría; un hombre al cual le daba importancia a su apariencia para verse presentable en todo momento, ahora está hecho un desastre y destilando un aroma fuerte a licor.
En definitiva no se encontraba bien, no importaba por dónde lo mirasen, era verdad lo que Dazai había dicho sobre el estado del pelinegro.
Oda se acercó hasta la última mesa y se sentó justo en frente de Sakaguchi, apenas lo vio arrugó su ceño y soltó una fuerte exhalación. En cuanto al embriagado Ango, él ni se dió cuenta de que alguien había entrado al bar y tampoco que ese alguien era uno de sus "amigos". Sus cinco sentidos estaban dañados, parecía estar durmiendo con los ojos abiertos o algo por el estilo.
¿Cuánto tiempo estuvo bebiendo Ango?
—Hey...
El pelinegro levantó su cabeza de golpe al escuchar la voz contraria. Oda ni siquiera había hablado fuerte, pero el efecto de su voz tuvo una reacción fuerte en Ango, más aún estando borracho.
Oda, por fin viendo el rostro de Ango, confirmó que uno de los cristales en sus lentes estaba roto, de paso que éstos estaban mal puestos, también vió que tenía la cara roja y que debajo de sus ojos habían unas acentuadas ojeras.
Sakunosuke se sintió mal de solo verlo, pero luego se encontró sorprendido al escuchar al menor gritar.
—¡Hasta que te dignas a- ¡Jip! ¡A aparecer! —se quejó con voz tambaleante. Ni siquiera podía a hablar correctamente—. ¡¿Sabes hace cuánto que... Que no nos reunimos todos aquí?!
Oda guardó silencio un momento, pestañeando un par de veces. ¿Le regañaba por no haberlo acompañado en su estado de embriaguez...? No creía, Dazai dijo que Ango no quería que le hiciese compañía, incluso no quería que Osamu lo llevase a su casa según las palabras del menor. Sakaguchi se estaba comportando raro, pero claro, era obvio que se comportaría un poco diferente de lo usual, el pobre está hasta la coronilla de alcohol.
—Creo que desde hace una semana y media —respondió la pregunta del menor—. Los tres estuvimos ocupados, Dazai con sus clases en la universidad, nosotros dos con el trabajo...
—Me despidieron.
—¿Qué?
—¡Me des... pidieron! —exclamó más fuerte. Sorbió su nariz y siguió hablando— Perdí mi querido empleo, la vida es tan dura...
De la nada, Ango comenzó a llorar a moco tendido, alarmando al mayor.
El pelirrojo analizaba la situación y no sabía qué hacer. ¿Debería abrazarlo? No, mejor no, a Ango nunca le ha gustado el contacto físico, y si estando consciente era capaz de darle una patada a alguien con tal de que no se le acercasen-comprobado de la forma más dolorosa por Dazai- no quería ni imaginarse que haría estando así como estaba. Sakunosuke se levantó y tomó asiento de nuevo pero esta vez situandose al lado de Ango, dándole unas palmadas suaves a modo de consuelo. Quería darle apoyo, pero a su modo.
Si se tratase de otra persona, Oda simplemente diría un "Qué mal por ti". Pero con Ango llorando pensaba que eso sería muy insensible de su parte el solo decirle eso.
—Conseguiras trabajo rápido, ¿Estás así por eso o es...
—No solo es eso —interrumpió Sakaguchi—. Esta semana ¡Hip! Me ha ido de la mierda. Se rompieron mis lentes por culpa de Dazai por cierto, mira.
Ango se sacó los lentes y los puso en frente de Oda, este último solo asintió con la cabeza.
Oda no tenía ni la menor idea de cómo tratar a un Ango borracho, esto debido a que era la primera vez que lo veía en ese estado.
—Ta-también —siguió hablando—. También mi vecino está haciendo cambios a su departamento, no he dormido ni una maldita hora por culpa de los taladros y... ¡Jip! Y golpes, te juro que no lo soporto, el malparido tuvo la gran idea de elegir la noche como hora para remodelar. Qué grandísimo hijo de-
—Ango, entendí el punto —interrumpió el mayor.
Debía llevar a Ango a su casa y que este descansara. Sus primeras observaciones eran que: Sakaguchi borracho era difícil de controlar
Trás suspirar, Oda hizo el ademan de querer levantarse de su sitio, mas sin embargo el contrario lo tomó del hombro y lo volvió a sentar.
¿De dónde sacaba fuerza si estaba tan borracho?
—¿A dónde vas?
—La pregunta sería "A dónde vamos", te llevaré a tu casa.
Escuchó al menor chasquear la lengua para luego inclinarse más hacia el pelirrojo sin preocupación, con su dedo índice lo apuntó hacia él y arrugó aún más su entrecejo.
—No quiero ir a esa mierda, te lo advierto.
—¿Me lo adviertes...? —respondió desentendido y un tanto intranquilo por dentro.
¿Por qué se sentía así? Bueno, tener a Ango sin entender al parecer el significado de "espacio personal" lo traía bastante intranquilo.
Aunque bien podría ser que Ango estuviera tambaleándose del sueño, con ganas de lanzarse a una cama para dormir. El pelinegro incluso comenzaba a cabecear.
Sakunosuke retomó el habla.
—Vámonos, estás muy mal.
—¿Estás diciendo que me ve... ¿Que me veo mal?
El mayor se levantó rápidamente para dirigirse a la barra del bar, justo donde se encontraba el cantinero, esto para pagar la cuenta de todo lo que había tomado Ango. Mientras todo esto pasaba, el ebrio pelinegro soltaba una que otra queja para que Oda le hiciera caso.
Por cierto, tuvo que pagar bastante dinero solo por alcohol...
Oda se devolvió hasta la mesa e hizo que el brazo de Ando lo rodeara por encima de los hombros para poderlo llevar así, también recogió su saco y le acomodó los lentes mal puestos y rotos. Como pudo caminó con él y salieron del bar entre quejas que aún seguía diciendo Ango y con Sakunosuke haciendo su mayor esfuerzo para que el pelinegro caminara hasta el taxi y no se cayera.
—También... Tú, ahg, ¡Tú eres otro problema! —fue lo último que dijo entre toda esa palabrería antes de quedarse callado de repente.
Oda alzó una ceja confundido, ¿había hecho algo mal? No recordaba hacerlo, siempre se comportaba bien delante de Ango.
—¿Yo?
El pelinegro asintió varias veces con la cabeza, luego hizo un movimiento inesperado por el pelirrojo, puesto que lo tomó de los hombros y se acercó de nuevo a su rostro.
—No tienes idea de lo que es tratar bien a alguien... Enca-encariñarse, decirle indirectas sacadas de películas y que no te haga caso —balbuceo mientras hablaba— ¡¿Por qué no me haces caso?! ¡Ni siquiera- ¡Jip! Ni siquiera me rechazas para que deje de estar soñando!
Lo soltó como si nada y daría unos cuantos pasos hacia una pared para apoyarse en ella, terminando por deslizarse, dejándose caer y quedar sentado con las piernas flexionadas y abrazándolas mientras escondía su rostro entre ellas. Ante todo esto, Oda no había dicho ni una sola palabra, por un lado quería pensar que lo que decía Algo lo estaba entendiendo mal y por otro lado deseaba que la sonada frase de "Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad" era cierta.
El pelirrojo incluso se le había pasado el hecho de que el taxi los estaba esperando y que si tardaban más, muy posiblemente éste se iría.
Escuchó a Ango suspirar de forma pesada, cosa que lo mantuvo más atento.
—Coinsidero que... Que mi vida éstos últimos años ha sido una basuraaa- ¡Jip!
—Ango, así no te puedo escuchar bien...
—¡No me interrumpas! —alzó la voz a la par que también levantaba su cabeza— Pero cada vez que te veo sonreír, siento que valió la pena acompañar a Dazai hasta el-el Bar... Eres genial, vives tú vida calmado... —Hizo una pausa para sorber su nariz y limpiarla con el dorso de su mano—. Quiero esa calma conmigo... Ahg, ¡Me enamoré de ti maldita sea! ¡Solo yo pienso que los finales románticos de las películas son verdad!
—Ango.
—¡De paso, soy un amargado! ¡Jip!
—Ango.
— ¡¿A quién se le ocurría estar con un amargado?!
—¡Ango!
—¡¿Qué?!
—A mí me gustaría estar contigo.
Nunca pensó que una declaración podría sonar tan brusca...
[...]
*Se aleja lentamente para que no le tiren piedras*
I knOw, tengo abandonada mi cuenta, pero eso no me impide publicar un OneShot que tenía guardado entre mis borradores.
*c vuelve a morir*
Nota: Tenía planeado subir esto como hace dos meses, hoy, 22/06/2022, lo subo así como así porque antes no pude.
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