Capítulo 3: Para siempre

Quince minutos. Faltan tan solo quince minutos para que ella aparezca como siempre lo hace, con su mirada arrolladora y su sonrisa tímida.

Sonrío al recordar que hace dos años también miraba el reloj a cada rato, contando los segundos para verla. Eso sí, nunca estuve tan nervioso como ahora.

Emma llegó a mi vida para cambiarla por completo, me devolvió la fe en mí mismo y en el amor, cosas que creía perdidas sin remedio.

Ahora, de pie aquí ante la gente que nos quiere, tengo un nudo en el estomago y siento que no puedo respirar. Es una sensación extraña, y en otro contexto sería extremadamente preocupante, pero en este solo es síntoma de mi gran felicidad.

Parece que fue ayer cuando finalmente me habló y aceptó tomar un café conmigo. El desayuno se convirtió en todo un día juntos recorriendo la ciudad. Mi jefe casi me mata porque nunca me conecté para trabajar desde casa como me lo había solicitado, pero si pudiera volver el tiempo atrás, no cambiaría ni un solo instante del día que, hasta hoy, encabezaba la lista de los mejores de mi vida.

Esa tarde, antes de despedirnos, intercambiamos nuestros teléfonos. Cuando desperté al día siguiente tenía un mensaje suyo diciendo que aquella vez sería ella quien me esperara en la estación, que tenía ganas de verme de nuevo.

Siempre admiré su confianza y su actitud avasalladora. De no ser por ellas, hoy seguiría observándola desde las sombras.

Todos los días coincidíamos, hasta que llegó el momento en que no pude ocultarlo más y le confesé que solo viajaba en ese horario para verla. Temí que se asustara, o me tratara como a un loco acosador, pero lo que hizo me dejó sin palabras.

Acarició mi mejilla y, lentamente, acerco sus labios a los míos. Habían pasado cuatro meses desde que empezamos a charlar, pero el tiempo se esfumó en ese instante. El contacto fue breve, se separó y me miró a los ojos. Fue entonces cuando supe que esto sería para siempre.

Tomé valor, busqué al viejo Jack que de a poco empezaba a revivir dentro de mí y le devolví el beso. Esta vez con más fuerza, más pasión, mostrándole todo lo que me hacía sentir desde el primer día en que la vi.

Y ese solo fue el primero de muchos besos que vendrían luego.

Emma me ayudó a enfrentar mis miedos, mis problemas, a olvidar el pasado y volver a ser el hombre que un día fui. Aprendí a dejar ir todo resto de dolor, aprendí a perdonar. Y aunque sé que nunca las cosas volverán a ser como antes, retomé mi maltrecha relación con Robert.

Emma fue como una brisa de aire fresco en medio del sol arrollador del desierto, el manantial donde renací.

Para nuestro primer aniversario le preparé una cena sorpresa. Uno de mis amigos trabaja en el planetario y me consiguió un permiso para utilizar la terraza. Desde allí, la vista es imponente, y los telescopios hacen que las estrellas parezcan al alcance de la mano.

Organicé una linda velada, música romántica, comida casera y, por supuesto, un anillo. Temblando de ansiedad le pedí que fuera mi esposa y ella no lo dudó ni por un instante.

Miro una vez más el reloj que ella me regaló, el que lleva nuestras iniciales grabadas, y veo que ya llegó la hora.

La música comienza y al levantar la vista me cruzo con sus ojos al otro lado del pasillo. Luce radiante, más hermosa que nunca. Lleva un vestido color crema con detalles en encaje y un bordado de flores súper delicado en el mismo tono. Definitivamente no me equivocaba al referirme a ella como mi princesa, parece salida de un cuento de hadas.

Llega a mi lado, se toma de mi brazo y comienza la ceremonia.

Cuando llega el momento de intercambiar nuestros votos, a pesar de que habíamos acordado simplemente responder a la pregunta, le pido permiso al sacerdote para decir unas palabras.

—Emma —suspiro y tomo sus manos entre las mías—, antes de conocerte vivía en la oscuridad, era una persona triste, aferrada al pasado. Te vi y de a poco todo empezó a cobrar sentido. Descubrí que por más de que sufrí mucho en el camino, todo lo que he vivido me fue preparando para este momento, momento que no cambiaría por nada del mundo.

Te amo. Te amo como nunca creí posible amar a alguien. Sos mi mejor amiga, mi compañera, mi todo. Voy a hacer hasta lo imposible por devolverte un poco de la felicidad que trajiste a mi vida.

Tenerte frente a mí, tan hermosa, me parece un sueño hecho realidad. Prometo que te voy a cuidar, amar y respetar cada día de nuestras vidas.

No puedo creer que estuve tanto tiempo centrado en el ayer. Hoy, lo único que quiero es vivir cada instante del presente, y esperar a ver qué futuro construimos para nosotros.

No puedo prometerte que todo será color de rosas, pero sí puedo jurarte que juntos seremos capaces de enfrentar todo lo que se ponga en nuestro camino, lo bueno y lo malo.

Yo no era más que una mitad hasta que llegaste vos a completarme y nos fundimos en uno.

—Jack —dice ella soltándome por un momento la mano para recoger las lágrimas que empiezan a descender por sus mejillas—, sabés que soy muy verborrágica en ocasiones pero que las palabras se me resisten en momentos como este, sin embargo no puedo quedarme callada después de escucharte. Te amo, así de simple. Te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser... estoy segura de que nos espera una vida llena de felicidad. No importa si tropezamos en el trayecto, siempre estaremos juntos para sostenernos y seguir adelante.

Esa sonrisa me hace la mujer con mayor fortuna del planeta, no necesito nada más.

Cuando finalmente nos declaran marido y mujer puedo darle el beso que tanto esperaba. Y aunque para muchos este sea el final de nuestra historia, para nosotros apenas es el comienzo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top