Capítulo 1: En la vieja calle
¿Se han preguntado cómo hacen los fantasmas para llevar el muñeco "embrujado" de regreso a tu casa?
Pues no era fácil...
El viento me empujó y el muñeco de trapo cayó. Lo recogí con dificultad, porque para un fantasma principiante, era un objeto demasiado, repito, demasiado pesado.
Las personas volteaban a ver cómo el muñeco se movía a causa del "viento", aunque fuera yo sufriendo. El viento sopló con más fuerza y se llevó al muñeco y a mí con él, haciéndome girar en el aire mientras gritaba.
Otro fantasma me vio y pude darme cuenta de que abría los brazos y los dejaba caer a modo de "¿qué rayos haces?". Era mi amigo Char. En realidad, él no recordaba su nombre, solo sabía que empezaba así. Yo tampoco recordaba el mío.
—¡Usa tu fuerza fantasmal! —avisó.
Debía tener ese muñeco "embrujado" de regreso en la casa en la que atormentaba Tenebris, mi jefe, antes del atardecer, para que el incauto que vivía ahí lo encontrara precisamente luego de volver del trabajo.
Tenebris era un demonio. O al menos mis pocas memorias me trajeron esa idea sobre él. Una criatura oscura, horrenda, su pesadez era palpable, y quería hacerse incluso más poderoso.
Los demonios eran entidades oscuras que habían tomado su propia conciencia y se alimentaban de energía negativa, así que había aprendido a conseguirla aterrando a humanos.
No veíamos claramente a las personas en la calle, era como si estuvieran ahí y al mismo tiempo no. Podíamos traspasarlos, o mejor dicho ellos nos traspasaban, ya que nosotros nos veíamos bastante bien, ellos eran los borrosos.
Ellos pasaban como almas translucidas. Aunque hablaran, no los escuchábamos con claridad. Estaban sumergidos en su propia dimensión, eso me había explicado Tenebris.
Debía servirle por alguna razón que me ataba a él, nunca podía irme demasiado lejos. Tampoco podía irme "al más allá". Además, decía que, si le servía por cierto tiempo, cierta cantidad de años, podría renacer, o algo así. Volver a vivir.
¿Que si le creía? Yo qué sé. Se le escuchaba convincente.
...Omar...
Un susurro extraño. Una voz femenina.
Miré a mi alrededor, pero no había nada. Era raro, las voces de humanos no escuchaban, como dije, sin embargo, muy rara vez algunos se hacían notar un poco más. Se decía que eran personas más espirituales o que simplemente tenían el don de ser más "sensibles" a nuestra dimensión.
Dejé el muñeco en la silla, en donde Tenebris me había indicado.
Los demonios como él, solían quedar atrapados en la casa u objeto que los ataba, en donde se convirtieron en demonios precisamente. Luego de hacerse lo suficientemente fuertes, podían aventurarse lejos de sus ataduras, pero sin subir a "los cielos".
Char decía que llevaba sirviendo por cinco años ya, y había visto cómo otros fantasmas como nosotros se convertían en demonios después de años de sufrimiento, y quedaban atados a la tierra, sin poder ir a la luz.
Luego de dejar el muñeco, salí de la casa, la cual tenía la pesadez de Tenebris, y fui a buscar a mis amigos.
Char y Pi. Él parecía haber muerto siendo solo un par de años mayor que yo, contextura delgada, chaqueta de jean, lo cual era una moda antigua que recordaba, cabello oscuro como el mío, y Pi era una chica de rizos a veces muy habladora.
No importaba, las personas ni nos veían ni escuchaban. A veces eso se tornaba solitario, hasta aburrido. No teníamos sensaciones físicas, pero sí espirituales. Podíamos sufrir dolor emocional, tristeza, alegría, pero no teníamos hambre, ni siquiera deseo sexual.
A Char se le quitaron las ganas de ver a las personas hacer de las suyas en sus camas luego de darse cuenta de que no le producía absolutamente nada ya. Patético. Siempre nos burlábamos de él por eso.
—Hey, O. —Así empezaba mi nombre, entonces quizá ese susurro que a veces escuchaba era mi nombre completo—. Tenebris está cada vez más fuerte, pero me temo que su vecino va a ganarle.
Volteé a ver, la casona vieja de la cuadra tenía a otro ente que llevaba más años formándose. Saldría pronto para hacer de las suyas en donde quisiera.
—Pues tal parece que ya tiene la fuerza como para estar en pie afuera —dijo Pi, sentada en una jardinera.
Volvimos a voltear y pudimos ver una silueta completamente oscura en medio de la calle. Los humanos, como siempre, pasaban sin notarlo, solo un par volteaba a mirar de manera fugaz, pero era un hecho que no lo veían. Apenas si lo sentían.
Estaba encorvado, un aura oscura lo envolvía, con unos brazos largos y negros que terminaban en algo así como enormes y estiradas garras. Era grande, con más fuerza, podría llegar a manifestarse a los humanos.
Los demonios tomaban formas engañosas, a veces conocidas del folklore, o nuevas, dando inicio a leyendas. Avistamientos de todo tipo, criaturas desconocidas, pero que, en realidad, eran ellos. Podían incluso poseer a una persona que fuera lo suficientemente adecuada para resistir su carga energética oscura.
Estábamos en una calle que tenía muchas casas antiguas, lo que facilitaba, sobre todo, el almacenamiento y concentración de energía oscura, negativa, que era absorbida por los demonios. Tenebris estaba cerca de ser lo suficientemente fuerte como para liberarse también.
Solo había un problema...
—¡Ángeeel!
Nos horrorizamos y buscamos por los cielos a la criatura. Pronto una luz casi cegadora destelló y corrimos a escondernos dentro de los árboles.
El ángel pasó veloz. Eran seres completamente blancos y puros, con alas de luz, pero era ese justamente el problema. Un fantasma despistado estaba en el camino y, cuando el ángel pasó y lo tocó, desapareció en una lluvia de pequeñas luces.
Un solo toque con uno de esos y desapareceríamos. Sin oportunidad de revivir, directo al olvido, a la nada. Su energía pura anulaba la nuestra y nos eliminaba.
—Ay no —susurró Char—, Ro era buen fantasma —se lamentó.
Los humanos, de alguna forma, guardaban silencio por unos milisegundos sin ser conscientes, cuando un ángel pasaba cerca, para luego seguir como si nada con sus palabreríos y ruidos. Muy pocos se daban cuenta del silencio repentino y les causaba gracia la "coincidencia".
El ángel se dirigía al demonio que había logrado salir del lugar al que estaba atado, dispuesto a eliminarlo antes de que ocasionara problemas.
Una cosa era cierta. Muy pocos escapaban de un ángel.
El demonio chilló de forma espeluznante y elevó unas alas de completa oscuridad, tanta, que absorbía la luz de la tarde. Al gritar, en su boca enorme solo se observaban más oscura perdición.
El ángel lo embistió y hubo una especie de estallido. Se repelieron y saliendo disparados en direcciones opuestas. Nosotros, que nos habíamos asomado para ver, volvimos a escondernos con prisa cuando el ángel pasó de largo.
Cayó y flotó de nuevo, ileso. Claro, era pura energía, no había nada que dañar, eran muy poderosos. El demonio chilló de nuevo a lo lejos, mostrando ahora una hilera de dientes afilados negros, y el ángel, al que solo le podía diferenciar una especie de ojos con más luz que la luz general de su cuerpo, se estiró y empezó a vibrar de forma graciosa.
Eran seres juguetones, pero una pesadilla para nosotros.
—Siempre que un demonio ha logrado salir de lo que lo ata, aparece uno de estos a intentar eliminarlo —explicó Char—. Aunque tengo entendido que, si saben que el demonio va a cumplir con su misión, que no sé bien qué es, lo dejan ser.
—¿Misión?
—Se dice que tienen una misión para mantener el equilibrio o algo así.
Escuchamos un grito y vimos hacia la casona en donde estaba Tenebris. Sin duda el dueño había vuelto del trabajo y se había encontrado al muñeco que dejé en la silla.
Una risa susurrante salió de entre las paredes. Era Tenebris, haciéndose más fuerte.
El demonio recién salido, en un acto de rebeldía, tumbó los cuadernos de la mano de una humana, causando conmoción en la calle, en la otra dimensión a la que solo los más poderosos podían acceder.
—¿Qué pasó? —le preguntó alguien.
—No sé, el viento.
Entonces sentí una leve preocupación. Esa voz... Esa voz me era familiar.
No recordaba bien mi vida y quería saber qué había sido de mí. Por qué morí y por qué terminé de sirviente de un demonio. ¿Acaso había hecho algo tan estúpido como venderle mi alma o algo así?
La chica empezó a recoger sus cosas, y el demonio movió un dedo, acercándolo a ella. El espacio empezaba a distorsionarse, empezaba a querer manifestarse, así que floté y volé.
—¡O! ¡¿Qué haces?! —gritaron mis amigos.
Mi desesperación era ayudar a la persona que podría darme las respuestas sobre mi vida, aunque no pudiera escucharme o verme, podría seguirla y ver si más cosas se me hacían conocidas.
En menos de un segundo, intenté alejar al demonio de ella, empujándolo con mucha fuerza, lo que me quemó las manos.
Me quejé, hacía demasiado tiempo que no sentía dolor. Me las vi y tenían manchas negras.
Volteé y la chica también giraba, abriendo mucho los ojos justo cuando su mirada chocó con la mía.
Fue solo un eterno segundo en el que yo me sobresalté al igual que ella, al sentir que me había visto, pero desaparecí de su vista estando todavía ahí, ya que parpadeó confundida y movió sus ojos como si me buscara entre la multitud.
Estiré la mano cuando ella solo negó y siguió caminando con sus amigos, y quedé solo en la cuadra.
Entonces, el ángel furioso, chilló. Miré con horror cómo ahora tenía cuatro alas y lucía un aspecto más amenazante. Tenía al demonio atrapado entre sus esbeltos brazos luminosos, y este desapareció en un fuerte destello.
Sin embargo, la criatura de luz se quedó. Estaba molesto, y en abrir y cerrar de ojos, lo tuve enfrente.
Escuché a mis amigos llamarme muy asustados, pero los escuché tan lejanos, que pensé que ya me estaba yendo al olvido.
Pude ver los enormes ojos de pura luz. No tenía facciones, al menos no que pudieran ser notables entre tanta luminosidad. Un centímetro más cerca, y me haría desaparecer. Mi alma se sacudió con la calidez del ser, y al mismo tiempo, con la angustia.
No quería volverme nada sin antes saber qué fue de mí.
El ángel ladeó el rostro y, en otro parpadeo, se alzó veloz hasta lo más alto, y más, y más, hasta desaparecer en otro destello.
Quedé con la boca abierta, y me caí hacia atrás por puro susto.
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Nota: gracias por animarse a leer mi nueva novela, van a ser actualizaciones algo lentas así como fue Y líbranos del mal xD pero voy a tratar de dar lo mejor, como siempre, y hacerles sufrir :"v xD Habrá drama, pero también risas.
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