Capítulo 8.

Katherine

Llegamos a casa casi a la hora de la cena, estoy muy cansada, me excuso por no estar presente a la hora de la comida y me retiro a mi habitación, el camisón ya está sobre la cama así que entro al baño y encuentro el agua lista para tomar un baño relajante y aplicarme mi crema humectante como todos los días. Por último me pongo el camisón y me acuesto, mi cerebro comienza a trabajar haciendo de las suyas evitando que concilie el sueño, todo lo vivido la tarde de hoy regresa sin saber lo que me espera para la próxima semana que comienza realmente la temporada.

Voy dando vueltas y vueltas de nuevo sobre el colchón sin poder pegar un ojo, decido levantarme y bajar a la cocina por agua, miro por la ventana el jardín iluminado con los pequeños faroles y me atrevo a salir a ver si la brisa fresca de la noche me hace alcanzar el anhelado sueño que necesito.

Doy algunos pasos afuera y escucho unas voces no tan lejos de mi posición, extrañada y curiosa trato de acercarme a ver si reconozco alguna de las voces. Son un hombre y una mujer, temo a que me descubran así que me escondo tras unos arbustos y puedo ver a Camile hablando con un hombre que está de espaldas a mí, no puedo ver si es joven o mayor, de un momento a otro el hombre se va y ella regresa a la casa.

No logré escuchar de qué hablaban, decido esperar unos minutos antes de regresar a la casa para que no se de cuenta que había alguien más afuera.

Entro y subo a mi habitación peor que antes porque ahora la curiosidad comienza a perturbar mis pensamientos y vuelvo al principio sobre el colchón dando vueltas y vueltas.

La mañana siguiente llega en un abrir y cerrar de ojos, Sophy entra y corre las cortinas dejando que el sol me de en la cara, como todos los días voy al baño encontrando el agua lista para mí. Termino de vestirme y de peinarme y bajo al comedor para el desayuno, esta vez soy puntual, llego antes que mi hermana.

Veo que comienzan a servir sin mi hermana en la mesa:

—¿No vamos a esperar a Anne? —pregunto, pero nadie responde—, ¿Comeremos sin mi hermana? —esta vez tía Gertrude me mira molesta.

—Si están sirviendo es que no esperamos a más nadie —dice— tú hermana está indispuesta, no bajará hoy.

Termino de desayunar, voy a mis clases de etiqueta y protocolo, odio estas clases, odio tener que colocarme un libro muy pesado sobre la cabeza para poder "caminar con elegancia", no creo que camine mal, para mi estas clases están exageradamente fuera de lugar.

—¡Hombros atrás, niña! —me reclama la institutriz — Y levanta la barbilla sin exagerar.

Pasan unas dos horas donde al fin salgo de las clases, esta vez con la espalda hecha trizas de tanta pose y las mejillas entumecidas de tanto sonreír, me dirijo al comedor por que ya es hora del almuerzo y siento de nuevo la ausencia de mi hermana en la mesa, estoy comenzando a preocuparme pues tampoco he visto a Camile en lo que va de día.

Al terminar de almorzar subo a su habitación para saber cómo sigue, toco la puerta esperando permiso del otro lado para entrar y no escucho nada, vuelvo a tocar y sigo sin escuchar respuesta, comienzo a alarmarme, pero no quiero llamar la atención de los demás, así que tomo la decisión de buscar al ama de llaves que debe tener una copia de todas las llaves de esta casa; primero se rehúsa a darmelas, pero soy tan insistente que me las entrega.

Vuelvo a subir parándome de nuevo frente a la puerta de la habitación de Anne, insisto tocando una última vez a ver si responde y nada, agarro el manojo de llaves y comienzo la búsqueda de ver cuál es la llave que calza y abre la puerta. Pruebo unas ocho llaves hasta que encuentro la correcta, abro y la veo recostada sobre la cama tapada de espaldas a mí.

Me acerco a su cama para preguntarle cómo sigue y la jaloneo espantandola cuando me doy cuenta de que la que está sobre la cama durmiendo plácidamente no es mi hermana si no Camile.

Camile salta fuera de la cama al verme frente a ella, su cara demuestra asombro y terror al mismo tiempo y comienza a balbucear palabras que no logro entender.

—Lady...Katherine —logra decir al fin y me quedo con los brazos cruzados esperando una explicación de su parte.

—¿Dónde está mi hermana? —le pregunto y vuelve a balbucear algo en francés que no entiendo— ¡Te pregunté dónde está mi hermana! —esta vez le exijo saberlo, ya no pregunto.

Se queda callada sin decir nada.

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Anne.

Anoche cuando ya estaba en mi habitación lista para dormir escuché que alguien aventaba piedras a mi ventana, abrí el ventanal por curiosidad y me sorprendí tanto al ver a Lord Dominic abajo listo para lanzar otra pequeña piedra.

Me pidió que bajara, pero aún habían personas despiertas en casa aunque era extraño a esas horas, se escuchaban algunos pasos en el pasillo, así que me negué y en cambio mandé a Camile en mi lugar.

Esperé un largo rato inquieta quedándome en mi habitación para saber qué era lo que quería.

—Milady, el joven quiere invitarla a un picnic mañana con él y dice que no aceptará un no como respuesta —me dijo Camile apenas cerró la puerta de mi habitación cuando subió.

Daba pasos nerviosos frente a mi cama pensando en lo que iba a hacer para escaparme de aquí sin que nadie se diera cuenta, «es imposible perderme todo el día sin que nadie lo note».

—Puede fingirse indispuesta y que se quedará todo el día en cama —me sugirió Camile— además soy yo quien la atiende, nadie sospechará nada.

Ella tiene razón, es mi doncella y es quien me atiende, con un poco de miedo volví al balcón y Dominic estaba abajo esperando mi respuesta, asentí con la cabeza y él sonrió mientras hacía un ademán para marcharse al fin.

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   Me levanto muy temprano esta mañana luego de haber planeado todo con Camile anoche y salgo por la puerta principal ya que a esa hora toda la servidumbre está en la cocina y podían verme salir por la puerta trasera. Camino unas dos cuadras y tomo un coche hasta la residencia de mi amiga Penny, donde me espera él en la entrada de la casa, nos saludamos y abre la puerta del coche invitándome a subir.

Subo al coche, pero antes veo a todos lados nerviosa para verificar que nadie me ha visto, luego sube él dando órdenes al cochero. Mi corazón late fuera de tiempo al ver por la ventana que salimos de la ciudad.

—¿A dónde vamos? No puedo llegar tarde a casa, se darán cuenta de mi falta si me demoro demasiado —le digo y obtengo como respuesta una sonrisa de satisfacción de su parte.

Cruzamos algunas partes rodeadas de árboles hasta que llegamos a un claro donde hay una cabaña y se escucha agua correr, tal vez un río o alguna cascada no sabría con exactitud.

—Llegamos —dice el cochero al detenerse frente a la cabaña.

Lord Dominic baja primero y luego me ayuda a mí a hacerlo, nos lleva hacia la entrada de la cabaña y mis ojos se abren de sorpresa al verla por dentro llena de lujos, por fuera da la impresión de ser una cabaña cualquiera, nadie se imagina lo hermosa que es por dentro.

—¿Es de su familia esta propiedad? —pregunto mientras veo algunas obras de arte.

—No, es de un amigo de la infancia —me dice y me decepciono, pensé que él era de familia pudiente.

—Pensé que era suya, ese amigo debe apreciarlo mucho para que te permita estar aquí además de traer a alguien con usted —digo y se queda callado unos instantes.

—¿Le molesta que no sea rico de cuna? —me pregunta y suena molesto.

—No, para nada —miento.

Veo como relaja los hombros y me toma de la mano para mostrarme toda la cabaña, habitación por habitación hasta que llegamos a la cocina y de un armario toma una enorme canasta, busca en otros cajones un mantel y cubiertos para luego ir hacia el refrigerador y sacar algunas provisiones las cuales mete dentro de la canasta.

Vuelve a tomarme de la mano y salimos caminando por un sendero de tierra. Caminamos unos quince minutos tal vez un poco más, no lo sé con exactitud ya que mientras caminamos vamos conociéndonos y lo que comienzo a saber de él me gusta. Lord Dominic me atrae mucho más que Charles, quien prefirió dejarme por alistarse a la guardia real.

Al fin llegamos y era una cascada lo que escuché al principio, el lugar es hermoso, la cascada es de caída pequeña, pero corre agua con fuerza por lo que alcanzo a ver desde mi lugar, la hierba es suave parece que fue cortada hace poco, además, el olor a flores silvestres que rodea el lugar es exquisito y un deleite para mis fosas nasales.

Lord Dominic extiende el mantel sobre la hierba y coloca la canasta en el medio de este, mientras me invita a sentarme en uno de sus bordes para no ensuciar mi vestido.

—Así no quedarán indicios de su fuga de hoy —me dice con esa voz gruesa que cada vez que la escucho me envuelve más.

Comienza a servir y mientras comemos continuamos charlando, le cuento sobre mis padres y hermanos, él solo me dice que es hijo único no habla mucho de su familia o intenta evitar el tema, solo me habla de él. Quiero indagar si es familiar pudiente o de la realeza, pero no suelta prenda, es un chico muy sencillo a pesar de tener buen porte y eso me hace dudar de decirle mi verdadero nombre no quiero ilusionarme y decepcionarme luego.

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Dominic.

Cuando conocí a Lady Charlotte me cautivó su belleza, su porte de princesa para mi pasó a segundo plano, eso no me interesa realmente de una mujer, su belleza interior es lo que más me importa, por eso me atreví a invitarla a este picnic a pesar de la negativa de Simon, mi mejor amigo desde la infancia.

Mientras veníamos en camino a la cabaña donde mi padre, mi madre y yo pasamos el mayor tiempo de mi infancia, íbamos conociéndonos un poco, mejor dicho, iba conociendo un poco más de ella, yo solo me limito a hablar sobre mí, mi familia nunca viene a acotación cuando alguien me pregunta sobre ella.

Esta chica me atrae, me gusta, se que es un poco precipitado hablar de amor cuando apenas nos hemos visto dos veces, pero siento la necesidad de tenerla siempre conmigo a pesar que le he mentido sobre mi verdadero nombre y el verdadero dueño de la cabaña, pero necesito estar seguro de que no es una cazafortunas antes de decirle la verdad.

Mi familia es de abolengo y de alta alcurnia en Suiza, soy descendiente directo del rey y un posible heredero al trono si el sucesor abdica o muere antes de ser coronado, aunque eso a mi realmente nunca me ha importado, siempre me he mantenido bajo perfil y casi nadie sabe de que existo, mis padres y abuelo siempre han vivido de esa manera y no me molesta en lo absoluto, más bien me da la libertad de hacer lo que quiera, lo único que sí debo hacer es tener una carrera militar en caso de que el sucesor muera debo tener conocimientos de guerra, cosa que tampoco me molesta, escogí estar en la marina, me apasiona el mar como le apasionaba a mi padre quien lamentablemente falleció en un naufragio cuando yo apenas tenía doce años.

Cuido de que ella no se manche su vestido con el verdor de la hierba porque entonces se darán cuenta de que salió de casa, charlamos mientras comemos y sigo indagando más de esta doncella. Al terminar levanto todo y nos dirigimos de nuevo a la cabaña, no sé en qué momento se nos pasó tan rápido el tiempo, que ya van a dar las cuatro de la tarde.

Lady Charlote comienza a preocuparse por la hora, pero no quiero soltarla, no quiero dejarla ir, así que le invito una copa para seguir más tiempo con ella y acepta, bebe de a sorbos y yo solo estudio y detallo sus reacciones, me acerco a su rostro no puedo evitar más lo que quiero hacer, veo como entreabre la boca cuando tomo su rostro entre mis manos y junto mis labios con los suyos, pero no es un beso sutil, es un beso necesitado con furia, con ganas de tenerla y poseerla.

Ella corresponde de la misma manera, «¿dónde habrá aprendido a besar así?» me pregunto, pero alejo esos pensamientos de mi cabeza, lo que necesito es tenerla sobre mi cama gimiendo mi nombre mientras la penetro.

Mis besos se van haciendo más feroces, abro su boca con mi lengua para saborear la de ella que aún tiene el sabor del licor que bebió hace unos minutos atrás y ella me corresponde. Separo nuestras bocas para que ella tome un poco de aire, yo no lo necesito así que desesperado bajo mis labios a su cuello y doy cortos besos sin succionar para no dejarle marcas y voy separando con mi mano el vestido de su hombro para saborear su piel.

Suelta un pequeño jadeo de su garganta y sonrío de medio lado logrando mi cometido, ella se aferra a mi espalda y continúo besándola regresando a su boca. Poco a poco con una de mis manos voy subiendo su vestido quiero tocar su muslo y deslizarme más arriba, ella lo va permitiendo mientras se aferra más a mí a medida que mi mano la acaricia.

Levanto un poco su pierna para que sienta la erección que casi explota dentro de mis pantalones, pero primero la pego a ella de la pared para que mi miembro haga presión en su vientre mientras mi mano sigue subiendo hasta alcanzar su entrepierna que ya comienza a humedecerse con el roce.

De un momento a otro me aparta y no entiendo, pensé que lo quería tanto como yo, pero se acomoda el vestido, aunque no sé con exactitud cómo descifrar la mirada que me da en estos momentos.

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   Anne.

   Los besos de Lord Dominic están encegueciendo mi cordura, su erección en mi vientre y la calidez de mi cuerpo me encienden un poco más al punto que mi entrepierna se humedece con solo el roce de su mano y quiero más, quiero sentirlo dentro de mí, nunca antes había sentido esta necesidad, pero debo ser fuerte y no entregarme a la primera, no quiero perder mi pureza tan pronto y con alguien que no me ha hablado de amor.

   Reuno las pocas fuerzas y cordura que me quedan y lo aparto de mí acomodandome el vestido, mirándolo sin ninguna molestia, pero tampoco puedo darle a saber que estoy a gusto con todo.

—Creo que ya deberíamos irnos, se está haciendo tarde para regresar —le digo y veo en su rostro algo de incomodidad.

—Lamento si la ofendí hace unos instantes, pero es que tenerle cerca y no tocarle está haciendo estragos en mi cordura —me dice y le sonrío.

—No te preocupes —lo tuteo, ya basta de formalismo después de lo sucedido—, no me has ofendido, solo me tomaste por sorpresa y no quiero hacer algo de lo  que luego me arrepienta.

—Charlotte —me llama y mi corazón se encoje al no decirle la verdad—, sé que te sonará precipitado esto, pero me gustas, me gustas y mucho —toma mi rostro entre sus manos— no quiero apartarme de tu lado, si tu me aceptas como tu novio puedo hacerte la mujer más feliz de este mundo.

   Me dice y mis ojos comienzan a cristalizarse, no me importa si no es gente pudiente, lo que él me hace sentir no lo sentí nunca antes, así que sin pensarlo mucho acepto su propuesta y me da un beso feroz al que yo correspondo.

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   Llegamos a Londres oscureciendo, debo pensar por donde entraré a la casa a esta hora, porque la servidumbre está en la cocina con las labores de la cena y las demás no tengo idea de donde estarán.

   Me quedo escondida entre los arbustos que dan al ventanal de mi habitación y comienzo a lanzar piedras como hizo Dominic anoche, Camile se asoma y me hace señas de que espere, poco después viene a mi encuentro sin decirme una palabra cuando le pregunto si todo está bien y nadie notó mi ausencia. Cuando entro a mi habitación mi cuerpo se hiela al ver a mi hermana sentada en el sillón esperándome.

—¡¿Qué haces aquí Kathe?! —le pregunto y veo como deja el libro que leía sobre mi escritorio.

—¡Me imagino que ya te sientes mejor para andar por ahí sin permiso y sin tu doncella! —me reclama— ¿Te das cuenta de lo que hubiese pasado si es otra persona la que entrara a tu habitación y encontrara a tu doncella durmiendo en tu cama plácidamente?  ¿Acaso te has vuelto loca Anne?

—¡No te metas en mis asuntos Katherine! —le digo en voz baja para que nadie nos escuche.

—Estás arriesgando todo por lo que has soñado toda tu vida por irte de aventurera sabrá Dios a dónde y con quién.

—¿Qué me estás queriendo decir Katherine?, ¡No soy una cualquiera! —la enfrento de una vez, aquí la mayor soy yo y me debe respeto.

—¡No te comportes como tal entonces!

—¡Sal de mi habitación por favor, no voy a continuar, ni te debo explicaciones de mi vida!

   Levanta las manos vencida y se va sin decir nada más. La alegría que traía hace un rato se desvaneció y miro a Camile molesta por haberse acostado en mi cama sin mi permiso.

—Cambia las sábanas y que sea la última vez que esto pase —le advierto mientras ella se disculpa.

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   Llega la hora de la cena y decido bajar a cenar, esta vez soy yo la llega tarde a la mesa.

—Me alegra que ya te sientas mejor —dice Eleanor, pero no sé porque me suena a sarcasmo el tono que utiliza.

—Si, ya estoy mejor —le digo mientras me siento y veo a mi hermana quien aún trae su cara de molestia contra mí.

   Cenamos y al terminar cada quien se va de nuevo a sus habitaciones a excepción de Katherine quien pide permiso para estar en la biblioteca leyendo algún libro, no pierdo la oportunidad y espero unos minutos para entrar y hablar con ella, tiene razón en todo lo que dijo así que entro y le pido una disculpa por mi comportamiento, al principio se rehúsa a disculparme, pero luego le cuento sobre Dominic y comienza a interesarse por lo que le cuento, al final acepta mis disculpas haciéndome prometer que para la próxima vez le informe de mis locuras y que contaré con su ayuda.

   Katherine siempre ha sido una chica muy romántica, fiel creyente del amor a primera vista y de que si uno se enamora es para siempre, yo no pienso igual, pues para mi hay distinta formas de amar y en la vida uno se encontrará con varios de esos amores, por ejemplo mi amor por Charles, fue solo una ilusión pasajera.

   Con Dominic es distinto, al conocerlo me sentí cómoda, como si lo conociera de toda la vida, nos conectamos apenas nos vimos, por eso acepté lo que hicimos esta tarde, pero mi cordura siempre se presenta al final. No sé si estoy dispuesta a perder todo lo que tengo y lo que quiero para mi futuro con alguien como él. Siempre soñé con pertenecer a la realeza, a que me llamaran princesa o reina y eso con Dominic no sería posible, sé que acepté ser su novia y lo seré mientras yo quiera, si en la temporada se me presenta la oportunidad de alcanzar mi sueño lo dejaré sin pensarlo mucho.

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NOTA DE LA AUTORA

Hola. Quería agradecer por este medio a @loveale14 por la bella portada que le hizo a la historia, esta muy linda, además de agradecer también a PremiosGemasPerdidas por los concursos que hacen desde su editorial.

Muchísimas gracias por darnos ese empujoncito que nos hace seguir adelante.

Síganlos y denle sus estrellitas, como también pueden dárselas a la historia eso me ayudaría muchísimo a seguir escribiendo.

Se les quiere! 💋💋

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