Capítulo 6.
Thomas.
No puedo evitar nombrarla cada vez que me vengo dentro de su hermana, Allison era, es y será el amor de mi vida, el cual me fue arrebatado por esa maldita enfermedad que ella dejó que la venciera.
Veo como Juliet voltea su rostro para que no vea como las lágrimas caen por sus mejillas, pero lo noto y en verdad no me importa, ella para mí es solo sexo, el desahogo que todo hombre debe tener para calmar su necesidad.
Sé desde hace mucho tiempo que ella tiene sentimientos hacia mí y me aprovecho de ello para saciarme y venirme dentro de ella cada vez que lo necesito. Veo como se levanta de mi regazo para enlazarse la bata que trae y camina hacia su capa sacando algo del bolsillo y va al baño.
Aún tengo el miembro afuera con la punta brillosa por mi eyaculacion, Juliet sale del baño con una toalla húmeda en sus manos, se acerca a mi y comienza a limpiarme, es su manera de agradecerme el maravilloso momento que acabo de darle, no le agradezco solo me dedico a guardarme dentro de mi pantalón. Me ofrece un puro, lo llevo a mi boca y lo enciendo aspirando el aire caliente que llena mis pulmones, sabe a gloria después de fornicar.
Termino de vestirme sin importarme dónde está ella, la veo frente a la pequeña ventana viendo a la nada, coloco la mano en la manilla de la puerta para irme y le ordeno:
—Ya sabes que hacer, media hora y regresas a la casa.
No soy romántico con ella, no la beso de despedida, con la única que me apetecía serlo murió hace muchos años, solo cierro la puerta, monto en mi caballo y en un trote lento me voy.
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Richard.
Me levanto de la cama cansado apenas los rayos del sol comienzan a aparecer en mi ventana, no pude dormir en toda la noche solo di vueltas y vueltas sobre el colchón. Mi padre llego entrada la madrugada, sentí sus pisadas en el pasillo. Sé que se ve con alguien para saciar sus deseos carnales no soy estupido, entiendo que un hombre tiene necesidades y debe descargarse, pero nunca lo he visto en plan de amorios con ninguna mujer después de la muerte de mi madre.
Me doy un baño con agua fría a ver si logro eliminar el cansancio de mi cuerpo, pero es inútil, me visto desanimado. Hoy es el día en que Katherine se va a Londres.
Bajo y ya estan mi padre y mi tia en la mesa esperándome, me siento y dan comienzo a servir el desayuno, paso un trago de café que me sabe amargo y arrugo mi frente, mi padre lo nota, ya sé lo que viene.
—¿Que, ya no te gusta el café?... ¿O te volviste mujersita que solo toma té? —, ignoro sus palabras, tomando el cubierto para llevarme un bocado a la boca— la niñata sale hoy a Londres por lo que me han informado, espero que ya hayas trazado un plan para que no pierdas la fortuna que con ella viene.
Odio cuando se refiere a las personas de forma despectiva y más cuando se trata de la mujer que me gusta, pongo el cubierto con fuerza sobre la mesa y lo miro con enojo.
—Se llama Katherine y no, no he trazado ningún plan, tampoco me interesa hacerlo —ahora es él quien me mira con enojo.
—¿Cómo que no tienes ningún plan, dejarás que la fortuna Kensington se nos escape de las manos? —me pregunta molesto y vuelvo a ignorarlo comiendo un bocado de mi plato.
—¡Respóndeme cuando te hablo! —me grita al mismo tiempo que golpea la mesa haciendo que todo sobre ella se mueva y caiga el vaso de jugo sobre mi tía manchando su vestido.
Me levanto de golpe y tiro la servilleta sobre la mesa, se me quitó el apetito, me retiro del comedor para subir a ver a mi abuelo cuando escucho otro grito pero esta vez dirigido a mi tía:
—¡Ve a cambiarte, pareces pordiosera!
Me paro al comienzo de las escaleras cuando ella pasa a mi lado avergonzada, pero no se detiene al verme, no digo nada solo comienzo a subir parándome frente a la puerta de la habitación de mi abuelo, toco y escucho el permiso para entrar y lo hago.
Adentro todo huele a medicina y alcohol, lo veo en el pequeño balcón sentado desayunando llevándose los bocados lentamente a la boca. Su salud se ha ido deteriorando de a poco, temo que pronto nos abandone, lo veo y sonrío disimulando el pesar que me da verlo así «odio la muerte, odio que se lleve a las personas que amo y no a quien debería hacerlo».
Me siento frente a él y levanta su mirada para verme a la cara, comienza a servir un poco de su fruta en un plato vacío que tiene a su lado y me lo extiende.
—Come —me dice dulcemente.
Niego con la cabeza, le digo que no tengo hambre, pero él insiste de nuevo, así que prefiero no llevarle la contraria y empiezo a comer, sonríe al verme masticar, no se que tan gracioso le parece lo que hago, pero veo sus ojos brillar cuando me ve.
—Te pareces mucho a tu padre —me dice y el trozo de fruta en mi garganta parece rasparme cuando lo escucho—, él era un buen hombre, pero todo cambió cuando murió tu madre, está sumido en su propio dolor sin darse cuenta que lastima a las personas que lo rodean.
—Eso no justifica que sea tan déspota con las personas y tan ambicioso —le digo y él asiente con pesar, hablamos un rato más mientras terminamos de comer. Ya más calmado me despido de mi abuelo y voy a la hacienda Kensington para despedirme de la que ahora es mi novia formal.
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Katherine.
La mañana ya comienza pesada para mí, dejar estas cuatro paredes de mi habitación por una larga temporada me llena de nostalgia. Veo cómo las muchachas de servicio van acomodando mis pertenencias dentro de los dos baúles que llevaré a Londres.
No les presto atención a lo que me preguntan si empacan o no, solo asiento automáticamente, no me importa que vestidos guardan, solo pienso en todas las semanas que estaré sin ver a Richard. Volteo dándoles la espalda, poso las manos en la baranda del balcón de mi cuarto y veo a Paul parado debajo en el jardín mirándome con tristeza, mi pecho se arruga y salgo corriendo de mi habitación en su búsqueda.
Cruzo la puerta principal y me lo topo de camino a donde estaba, sin más me abalanzo sobre él para abrazarlo, por un instante soy solo yo la que da el abrazo, pero luego siento sus manos cubriendo mi espalda y siento como su pecho suelta el aire.
—Cuidate mucho Kate —me dice y lo abrazo con más fuerza.
—Te voy a extrañar —digo y siento como besa mi cabeza.
Permanecemos abrazados unos instantes más, cuando alguien carraspea a nuestro lado, me separo de Paul buscando quien nos interrumpe y mis ojos no podían abrirse más con la sorpresa.
—¡Richard! —dije sorprendida
—Hola
Fue lo único que dijo mirando de mí hacia mi amigo. Me solté del todo y me acerqué a él para saludarlo, pero sus ojos estaban oscuros, «está furioso», Paul se va dejándonos solos. Estoy nerviosa mis manos tiemblan, no quiero que piense algo que no es y comienzo a explicarle
—Yo... —comienzo a decirle nerviosa—, solo me despedía de Paul, él es mi... —levanta la mano haciéndome callar.
—Eres mi novia y no deberías permitir que otro hombre que no sea yo te toque —, suelta sin más.
Quedo sorprendida por el tono tan frío de su voz, además de su gesto poco adecuado de hacerme callar.
—No estábamos haciendo nada malo —le repito—, además, esa no es manera de tratarme
Lo encaro con lo que le digo, no voy a permitir que me trate como si fuera cualquier cosa, soy su novia y merezco respeto, se queda callado como analizando lo que digo.
—Lo lamento, sé que no debí tratarte de esa manera, pero no puedo evitar sentir celos al verte abrazada a él.
—Eso no justifica tu actitud Richard, lo lamento pero si no vas a confiar en mí es mejor dejar las cosas como estaban —me doy la vuelta para darle la espalda y me detiene tomándome del brazo.
Veo como abre los ojos sorprendido por lo que digo y toma mis manos.
—No, no lo acepto, me comporté mal y te pido mil disculpas, pero no voy a aceptar que terminemos lo que acabamos de comenzar por mi culpa —me dice con la voz temblorosa—, me gustas... no, yo te amo hermosa —abro los ojos de par en par al escucharlo decir esas últimas palabras.
Siento sus manos en mi rostro y veo como va acercando el suyo al mio, mis ojos se cruzan con los suyos, estoy temblando, sé lo que viene y los cierro con fuerza. Estoy esperando el toque de nuestros labios, cuando una de las muchachas de servicio nos interrumpe al carraspear la garganta.
—Disculpe la interrupción Milady, pero su tía la espera en el recibidor —dice y Richard suelta el aire contenido en sus pulmones.
—Voy en seguida —le digo a la muchacha—, lo lamento Richard, ya es hora...¿Me acompañas? —Él asiente tomándome de la mano y caminamos juntos dentro de la casa.
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Richard.
—Detente frente a la puerta de la casa de mi novia —le ordeno al cochero—, «mi novia, se escucha muy bien eso». Espero hasta que alguien la abre, paso e inmediatamente pido que llamen a Katherine, me informan que salió al jardín hace un momento, pido permiso para ir a buscarla, la busco y no la encuentro, camino un poco más y la veo ahí debajo de un balcón que creo es la parte de las habitaciones abrazada al chico con el que la encontré hablando en su fiesta.
Mi pecho se acelera cuando veo que ese peón le da un beso en la coronilla, acelero mi paso y me detengo segundos antes de llegar a ellos, carraspeo para que noten que alguien los a visto y los ojos de Katherine se abren exageradamente cuando nota que soy yo.
Me concentro solo en saludar secamente cuando dice mi nombre e inmediatamente suelta el abrazo. Miro de uno a otro y el muy cobarde se va dejándonos solos. Katherine está nerviosa, veo como le tiemblan las manos y comienza a tartamudear tratando de explicar lo sucedido.
Levanto mi mano para que no continúe hablando, sé lo que vi y a ese peón le gusta mi novia, si no, no la abrazara con tanto amor.
—Eres mi novia y no deberías permitir que otro hombre que no sea yo te toque —le suelto de una vez y se sorprende ante mi actitud
Vuelve a excusarse y es ahora ella quien me reclama mi manera de proceder de hace un instante. Respiro profundo para tratar de calmarme, no quiero echarlo todo a perder, pero es demasiado tarde, ya que me manda a la mierda después de que me disculpo con ella por mis celos y me da la espalda para irse, «¡no, esto no está pasando».
Da un paso para irse y la detengo agarrándola del brazo y la tomo de las manos, disculpándome de nuevo por mi actitud, no acepto que esto acabe así por una tontería mía, sé que me sobrepase y le confieso que la amo.
Pongo mis manos en su rostro y me acerco a ella para por primera vez posar mis labios sobre los suyos, sonrío al ver como aprieta sus ojos al cerrarlos, sé que lo desea tanto como yo. Me acerco un poco más para por fin sentir el sabor de su boca y somos interrumpidos por una de las muchachas de servicio que carraspea, suelto el aire contenido en mis pulmones vencido, ya será para otra ocasión. Katherine me pide que la acompañe al recibidor, ya es hora de marcharse, la tomo de la mano y camino junto a ella hacia la casa.
En el recibidor está toda su familia reunida incluyendo aquella chica de servicio que dice que es su mejor amiga. Su tía me ojea con desprecio, hay otra mujer con ella, no la conozco, pero han de ser parientes porque tiene cierto parecido con la madre de mi novia: Cabello oscuro y ojos verdes.
Aquella mujer me observa y me sonríe, la imito en respuesta, Katherine aprieta mi mano con más fuerza. Llegó el momento de la despedida. Ella se acerca a sus padres y los abraza ya con lágrimas en los ojos, repite lo mismo con su hermano, su nana y con su mejor amiga, llega a mi lugar, le acaricio el rostro y le sonrío
—Nos veremos pronto hermosa —digo y se suelta a llorar abrazandome.
La aprieto fuerte contra mí, siento como si un pedazo me fuera arrancado del cuerpo, respiro profundo, no soy hombre de lágrimas, pero no se ha ido y ya siento su falta, jamás pensé que el amor podría sentirse de esta manera, pero me entristece verla caminar hacia el coche donde sube con su tía, su hermana y aquella mujer que no se me fue presentada, tal vez por el momento a nadie se le ocurrió, pero no me importa. Veo su rostro a través de la ventanilla y agita su mano en señal de despedida, me acerco y le digo tan bajo que solo ella pueda escucharme:
—Nos vemos pronto amor —y las lágrimas aparecen de nuevo en sus ojos.
El coche se va alejando por el sendero fuera de la hacienda, lady Caroline no deja de llorar por sus hijas abrazada a su esposo.
Ordeno al cochero regresar a casa, ya no tengo más nada que hacer aquí, así que subo y pido que avance, en el camino observando por la ventana veo al peón que estaba abrazado a mi novia y le exijo al cochero que pare, me obedece e inmediatamente bajo para encarar a ese peoncito de pacotilla.
—¡Hey tú, peón! —le digo y mira para todos lados—, no te hagas el gracioso que bien sabes que es contigo
—No soy ningún peón, pero ¿Qué quieres? —me dice con aires de prepotencia. Me acerco a él y lo enfrento sin más.
—¡Te quiero lejos de Katherine, no quiero que vuelvas a poner tus sucias manos sobre ella!
—¡¿Y tú quién eres para exigirme algo a mí, eh?!
—¡Eso a ti no te importa! —alzo la voz para intimidarlo, pero el muy imbécil no se intimida.
Me observa de arriba a abajo y suelta una risita prepotente de esas que caen mal apenas las escuchas.
—Solo me alejaré de ella el día que Katherine me lo pida, de lo contrario, seguiré estando ahí para cuando ella me necesite.
La ira me embarga y lo tomo de la camisa que trae puesta, la tengo aferrada a mis puños y lo enfrento de nuevo.
—¡Escuchame bien idiota —no aparta los ojos de los mios—, te alejarás de ella por las buenas o de lo contrario...— Aparta mis manos con fuerza.
—¡¿O de lo contrario que, ah principito?! —me enfrenta poniendo su cara cerca de la mía.
Cierro mi puño para golpearlo cuando una voz detrás de mí me detiene:
—¿Qué está pasando aquí? —pregunta el que ahora es mi cuñado y relajo la mano.
El peoncito de pacotilla me ve y sonríe como todo un ganador, se acomoda la camisa, pero las arrugas en ella son evidencia de mi agarre.
—Aquí no ha pasado nada Philip, este principito y yo —me da dos suaves bofetadas como si fuéramos amigos de toda la vida— solo estábamos hablando.
Mi cuñado lo ve dudando de su palabra, lo veo en sus ojos, pero no le dice nada.
—Pensé que ya se había ido Lord Richard —me toma por sorpresa sin saber que excusa dar, cuando el peoncito habla de nuevo:
—Oh, pues al parecer no le gustó algo que vio en el trayecto y quiso apartarlo de su vista, pero es imposible apartar algo que está sembrado desde las raíces, como le estaba diciendo antes, mi querido amigo —termina diciendo dirigiendo su vista hacia mí, aprieto mis puños de impotencia al no poder hacer nada al respecto.
—A veces hasta lo más arraigado puede ser arrancado mi querido amigo —le contesto de la misma forma.
—Pues eso hay que verlo —me responde.
Philip ve de uno a otro, está dudando y no me conviene tenerlo fuera de mi lado, así que me despido cortésmente de ambos y me voy.
«No le voy a dejar el camino libre a ese peoncito de pacotilla tan fácil, no voy a permitir que vuelva a acercarse a Katherine, ella es mía y hará lo que yo le diga», pienso mientras voy camino al auto.
—————————
Paul.
No quito los ojos de ese imbécil hasta que lo veo meterse en su coche e irse, «¿Quién se cree ese idiota para venir a exigirme a mi que me aparte de Kate?».
Está loco si cree que logró intimidarme con sus amenazas.
—¿Pasó algo? —pregunta Phillip a mi lado.
—No, nada, ese hombre es un idiota nada más...Volvamos ya perdí mucho tiempo.
Phillip no pregunta nada más y comenzamos a caminar hacia los viñedos, me quedo sin dar un paso, cuando me suelta de golpe su propuesta.
—Por cierto, hoy recibí una carta, estoy invitado a una formación en Suiza, puedo llevar a alguien como acompañante y quiero que vengas conmigo —lo miro sorprendido.
—¿Es en serio? —le pregunto sin poder creérmelo todavía y asiente.
—Es nuestra oportunidad de hacer crecer nuestro proyecto fuera de los viñedos —me dice—, ¿entonces, vienes o no? —me pregunta y sigo sin responder.
Siempre idealizamos hacer un negocio propio fuera de los viñedos, la siembra de té de varios sabores ha sido nuestro sueño desde hace un par de años, solo que Phillip no ha querido beneficiarse del dinero de su familia para hacerlo realidad, quiere que sea por nuestro propio esfuerzo y al parecer tenemos la oportunidad en nuestras manos ahora.
—¡Hey! —me dice sacudiendo las manos frente a mi cara— es nuestra oportunidad.
—Si...Si claro iré contigo, obviamente iremos —dije sin pensarlo más tiempo, es la oportunidad que estaba esperando para superarme y ser digno al fin del amor de Kate.
—Informaré de nuestra asistencia, nos iremos en aproximadamente un mes, mientras preparamos todo, te advierto, estaremos fuera algunos meses, hasta después de culminada la temporada es que regresaremos...¿Podrás con eso?
—Claro, todo sea para superarme y ser digno de tu hermana, lo sabes.
Philip se ríe de mí y no me importa, él sabe que la amo y que haré todo lo que esté en mis manos para lograr que me acepte y hacerla feliz.
—Sabes que a ella no le importan los lujos y que ya eligió a Richard.
—Lo sé, pero no todo está perdido, pienso luchar por ella.
Pone su mano sobre mi hombro y me lleva contra su cuerpo y me abraza.
—¡Eres el cuñado perfecto! Espero que ella en esa temporada no conozca a nadie más, ese tal Richard no me cae muy bien.
«A mi tampoco».
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