Capitulo 2.
Vuelvo al jardín para alejarme un poco del bullicio de la música, cierro los ojos y a mi mente regresan los momentos en que bailé con Richard. Mi pulso se acelera de solo pensar lo sucedido hace una hora.
—¿Qué haces aquí tan sola? —pregunta Paul sacándome de mi ensoñación.
—Alejándome del barullo que hay dentro —lo noto un poco nervioso, a cada nada se acomoda el corbatín del traje.
Nos quedamos en silencio unos segundos. Miro al cielo, me doy cuenta que la noche esta hermosa, las estrellas brillan por doquier, no es como en años pasados que llovía en esta fecha y mucho menos parece que el cielo va a caerse, como cuenta a veces mi madre que sucedió la noche de mi nacimiento.
Voy recordando sus palabras como si fuera un cuento leído antes de dormir
"Corría la tarde del veintisiete de Enero. Mi madre estaba sentada en un banco del jardín acariciando su abultado vientre de siete meses junto a nuestra nana viendo a mis hermanos jugar. De pronto el cielo comenzó a oscurecerse, ella tomó a Phillip y a Anne para llevarlos a la casa antes de que comenzara a llover cuando de camino sintió una punzada en la parte baja de su vientre.
Estaban adentro cuando se desató una terrible tormenta afuera, mi padre mandó a uno de sus empleados a buscar al médico porque el parto se había adelantado.
Tomó en sus brazos a mi madre y la subió a la habitación recostandola en la cama dejándola con Josephine, esperaron unas cuantas horas, los dolores de ella iban en aumento y el doctor no aparecía.
El río se había desbordado y los árboles cayeron impidiendo el acceso a la hacienda nadie entra, nadie sale. Mis padres se angustiaron más cuando la luz falló y quedaron a oscuras. Josephine, nuestra nana, tomó la decisión de asistirla en el parto en vista de que el médico no podía llegar.
Todo se complicó cuando al revisarla se dio cuenta de que yo no estaba en posición para el parto, le alertó a su niña y esta comenzó a gritar de dolor al sentir más contracciones.
Mi padre entró desesperado por sus gritos encontrando a mi madre abierta de piernas y con sangre entre ellas, se negó a salir de aquella habitación tomando la mano de ella para apoyarla con el sufrimiento.
Ella perdió el conocimiento al no soportar tanto dolor y mi padre desesperado comenzó a gritarle para que volviera en sí, lo cual sucedió luego que una empleada trajera las sales para hacerla cobrar el sentido.
Josephine y mi padre la alentaron para pujar ya mi cabecita se asomaba en su canal, tomó fuerzas desde lo más profundo, pujó y pujó con mucha fuerza soltando un grito desgarrador desde su garganta y logré nacer.
Me cubrieron con paños limpios, me quitaron la suciedad del parto, y me entregaron en brazos de mi madre, es una niña le dijeron al mismo tiempo que ella me acurrucaba entre sus brazos. Feliz me mostró a mi padre quien me besó emocionado, nací con el cabello rubio y los ojos azules, hermosa y frágil como una muñeca de porcelana".
Dejo pasar aquel recuerdo volviendo al lugar donde estoy. Rompo el silencio hablándole a Paul sobre la hermosa noche estrellada, él asiente, toma mis manos y me mira fijamente tomando una bocanada de aire.
—No más que tú te lo aseguro —me sonrojo ante sus palabras sin saber qué decir de vuelta.
Unos segundos después, vuelve a hablar, quizás esperaba que yo dijera algo, pero no puedo emitir palabra alguna, estoy muy nerviosa, me tiene tomada de las manos, siento que las mias sudan, aún no se porqué Paul causa estas sensaciones de nerviosismo en mí.
—Kate...Hace un tiempo quiero decirte algo que tengo aquí —al verlo colocar la mano en su pecho, mi pulso se acelera un poco más—, sé que crecimos juntos y que somos amigos, pero desde hace un tiempo yo... —Espero que diga algo más, pero se queda callado.
Veo su frente y está sudando, es imposible, hace frío, en este momento estamos afuera y ninguno trae algo que nos cubra. Estoy comenzando a sudar, cuando él decide hablar de nuevo.
—Y... Yo Kate estoy...
Me quedo esperando el resto de la frase que no pudo terminar, vinieron a buscarme interrumpiendo su plática. Mis padres me esperan para despedir a los invitados, miro con pesar a Paul quien me da una sonrisa y me voy en compañía de mi nana.
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Paul.
Seguí a Katherine al jardín la veo con los ojos cerrados, me acerco a ella, me paro a su lado preguntándole qué hace allí y me responde.
Nos quedamos callados unos segundos, la veo cerrar los ojos de nuevo y cuando vuelve a abrirlos me habla sobre lo hermosa que está la noche, la tomo de las manos y lleno mis pulmones de aire para atreverme a asegurarle que ella lo es más.
La veo sonrojarse de nuevo y no emite palabra alguna, sus manos sudan tanto como las mías.
Debo decírselo de una vez, no puedo perder esta oportunidad, la noche esta preciosa, el momento es perfecto. Comienzo a hablarle y pongo la mano en mi pecho, decido continuar y de pronto me quedo callado, comienzo a sudar, estoy muy nervioso a pesar del frío que debe estar haciendo no lo siento.
Veo como se va cristalizando su frente, ella también esta nerviosa y me digo a mi mismo «es mi oportunidad» cuando al fin comienzo a soltar mis sentimientos, Josephine nos interrumpe, mis hombros caen cuando ella me mira con pesar y finjo una sonrisa para que se sienta bien al dejarme ahi solo aunque por dentro esté maldiciendo por la interrupción de mi declaración.
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Anne
Mis padres comienzan a buscar a mi hermana por todos lados para que se despida de los invitados y no la encuentran, me asomo al ventanal y está en el jardín hablando con Paul quien la tiene tomada de las manos.
Llamo a mi nana quien pasa a mi lado y le indico dónde está ella, Josephine llega junto a ellos interrumpiendo su charla y sonrío, «¿Quien se cree para posar sus ojos en alguien de la realeza?». Ese campesino siempre ha estado enamorado de mi hermana, pero no es digno de ella.
Veo a través del ventanal como mi nana se lleva a Katherine quitándole a Paul la oportunidad de hablar con ella, salgo al jardín chocando con la temperatura fría de afuera y me acerco a él para bajarle su ensoñación con mi hermana.
—Perdiste la oportunidad de la noche para decirle que la amas rancherito —le digo carcajeándome a su lado.
—Cállate Anne, ¡no sabes de lo que hablas! —me dice muy enojado.
—Claro que lo sé —lo enfrento— ¿Crees que mis papás van a dejar que mi hermanita tenga un noviazgo con el hijo del capataz? ¡Ni lo pienses, eso no va a suceder!
—Anne cállate —veo como aprieta los puños—. No voy a seguir aguantando tus insultos, tus padres no son como tú, ellos no ven el estatus social de las personas.
—Tienes razón, es más, me encantaría ver como te le declaras a mi hermana, a ver, ¿ya tienes su anillo de compromiso? —lo miro de arriba abajo—. ¿O vas a ir a la tienda por uno barato?
—¡A Kate no le importan esas cosas, lo sabes! —me grita perdiendo la cabeza.
—Cierto —le digo dándole la vuelta—. Pero, ella está acostumbrada a los lujos, ¿Crees que puedas darle todas las comodidades?, ¿La vas a llevar a tu casita para que la asee, te atienda y la llenes de hijos?
—¡Anne, basta, no voy a continuar escuchándote!
Veo como intenta irse y lo detengo con lo que le digo.
—Mi hermana no es para ti, búscate una mojigata sumisa que haga lo que tú quieras.
Se viene contra mi, molesto, me toma de los brazos muy fuerte y me dice a la cara:
—¡¿Así como tú?!.
La ira me llena el pecho y hago lo que una dama no debe hacer, pero él me provoca.
—¡Yo soy lo suficientemente mujer para cualquier hombre! —me suelto de su agarre e intento irme, pero me giro y vuelvo a quedar frente a él—, Acaso no me ves —me acerco a su oído y le digo—, yo podría hacerte temblar de deseo —y paso mi lengua por su oído.
Veo como se incomoda y bajo la vista hacia su entrepierna que comienza a abultarse, me río de él y continúo diciendo:
—Podría hacer algo con tu problemita de ahi abajo, pero no me gustan los rancheros mucha suerte para que bajes eso.
Le doy un golpecito en la entrepierna y se cubre con ambas manos sonrojado y maldiciendo.
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Paul.
Anne me saca de mis casillas, sé muy bien que no le caigo bien por ser el hijo del capataz, pero esta noche acaba de avergonzarme.
Voy camino a mi casa enojado por el encuentro con Anne acomodándome la maldita erección entre mis piernas, cuando tropiezo con Jazmin quien va rumbo a su casa, no quiero que me vea en este estado, pero no pude evitar detenerme cuando me llamó y pidió que la acompañara.
La acompaño en silencio con el dolor en mis testículos, sin poder acomodar delante de ella lo que me estorba, trato de distraerme hablándole de cosas triviales, hasta que lo logro.
La dejo en la puerta de su casa y voy rumbo a la mía, cuando entro encuentro a mi padre sentado en el recibidor.
—¿Cómo estuvo la fiesta hijo, porque traes esa cara? —trato de disimular mi enojo pero mi cara me delata.
—Por nada papá, estoy cansado es todo —miento y le doy la espalda.
—Ese amor te atormenta hijo, tu sabes que ella no es para ti —me dice cuando se levanta del sillón.
Estoy cansado de que todos me digan que ella no es para mí y de un momento a otro exploto de ira.
—¡Porque todos se empeñan en decirme eso!
Mi padre se acerca a mí y me toma de los hombros.
—¡Porque es la verdad!, ¿no ves que esa obsesión por ella te está consumiendo? —me dice—. Estás dejando pasar la oportunidad de ser feliz con alguien más.
—¡Yo la amo papá! —me sincero—, no puedo quitármela del corazón así no más.
—Lo sé, pero ya es hora que pongas de tu parte y la olvides.
—No puedo, ella es mi vida, me estas pidiendo un imposible.
—¡Ay hijo! —Dice con pesar—, no puedo verte así, me duele ver como has cambiado —toma mi rostro entre sus manos—, ya no eres el chico de antes que quería superarse por si mismo, ahora todo lo quieres hacer por ella para ser digno de ella.
—Te prometo que voy a superarme papá, lo haré para que te sientas orgulloso de mí y para que a Katherine no le falte nada, voy a decírselo papá, esta noche estuve a punto de sincerarme con ella, pero no logré decirle nada y verás que si va a aceptarme.
Me retiro dejando a mi padre solo en el salón y lo escucho decir:
—¡Ojalá hijo!, curar un corazón roto no es nada fácil.
———————-
Katherine.
La fiesta termino al fin, me encuentro muy cansada, me despido de mis padres, subo a mi habitación y me desvisto; esta noche lo hago sola dejé que Jazmin se fuera a su casa más temprano me pongo mi bata de dormir y me lavo la cara.
Salgo y me acuesto boca arriba sin poder conciliar el sueño, mi mente busca los recuerdos del baile de esta noche con Lord Richard y comienza a acelerarse mi corazón, poco a poco el sueño me va venciendo hasta que quedo profundamente dormida.
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Al día siguiente me cuesta mucho levantarme, pero Jazmin ya está tocándome la puerta para que la deje entrar.
Le abro y vuelvo a mi cama, ella me regaña para que me levante, tengo clases de etiqueta que no puedo posponer. Me levanto, voy al baño para asearme y salgo ya vestida.
Bajo junto a ella al comedor para desayunar, mi padre está ocupado leyendo el diario, saludo y me siento a la mesa. Apenas acabamos de comer mi papá dice que me quiere en el despacho después del almuerzo «¿Y ahora qué habré hecho?», pienso, pero nada llega a mi mente.
Pasan las clases de etiqueta y protocolo, almorzamos, al terminar voy camino al despacho de papá, toco la puerta y lo escucho desde adentro dar la orden para que pase. Me invita a sentarme en el sillón grande que tiene ahí.
Se sienta junto a mi, sonríe sin decirme nada, lo miro extrañada sin tener idea de lo que hago aquí, cuando vuelven a tocar la puerta y entra mamá también sentándose junto a nosotros.
Estoy poniéndome nerviosa, ninguno habla así que decido tomar la iniciativa y preguntar:
—¿Y bien, a que me has llamado papá? —me tiemblan las manos.
Mamá me sonríe y papá carraspea para hablar.
—Anoche Lord Thomas estuvo aquí en el despacho —lo veo extrañada—. Nos dijo que estás entusiasmada con su hijo, ¿Es cierto?
Me sonrojo al instante y bajo la cabeza apenada, afirmo a la pregunta de mi padre, él apoya la espalda en el espaldar y deja salir un suspiro.
—Lord Thomas quiere formalizar un noviazgo entre su hijo y tú —abro los ojos sorprendida.
—¡Solo lo he visto una vez! —le digo espantada— Y si, me gustó Lord Richard, es guapo y caballeroso, pero formalizar un noviazgo sin conocernos, eso es exagerado.
Papá me mira serio mientras mamá sonríe a mi lado y me toma de la mano.
—Le dijimos que no arreglamos los matrimonios de nuestros hijos, que son ustedes quienes deciden con quién casarse —respiro aliviada al escuchar las palabras de mamá.
———————
Richard.
Desperté esta mañana muy animado, ayer me dormí pensando en la hermosa doncella que conocí. Lady Katherine, esa joven me hechizó apenas entre a la fiesta; la vi bailar con un caballero que a simple vista se veía que no tiene estirpe ni abolengo, me hice el desentendido y cuando tuve la oportunidad, la invité a bailar sin importarme que aquel joven la tenía tomada de las manos. Bailamos y sentí su calidez cuando le rodeé la cintura con mi mano.
Bajo al comedor para desayunar y encuentro a mi padre con un semblante muy serio, doy los buenos días besando a mi tia Juliet en la mejilla como todos los días, tomo asiento, al poner la servilleta en mi regazo escucho la voz de mi padre:
—Ayer hablé con los Kensington —me sorprendo—. Te vi entusiasmado con esa chiquilla y ella contigo así que, me tomé el atrevimiento de hablar con ellos y pedir un arreglo entre familias.
Sabía por donde venía la conversación, pero me hice el desentendido «¡Será muy mi padre pero no va a arreglarme un matrimonio sin amor!», pienso.
—¿Qué tipo de arreglo padre? —en verdad no quiero escuchar sus ideas, pero debo ver hasta dónde sería capaz de llegar.
—Pedí un arreglo de noviazgo entre tú y esa niñata —confirmo, no quiero escucharlo—. Pero se negaron.
—¡No debiste hacer eso padre! —le reclamo—. Sabes que no me gustan ese tipo de arreglos.
—Es tú oportunidad de acceder al ducado Richard, no puedes dejarla pasar, además sé que te gustó esa niñata apenas la viste.
—No lo negaré me gusta si, pero no sé lo que piensa ella sobre mí.
—Le gustas —me sorprendo al escucharlo—. Anoche lo comprobé yo mismo y si le gustaste.
Escondo la sonrisa que comienza a dibujarse en mi rostro bebiendo un sorbo de sumo.
—¿Qué piensas hacer al respecto? —me pregunta.
Mi tia que solo ha estado escuchando, toma mi mano y me giro a verla.
—La visitaré, solo para estar seguro de lo que dices —le digo a mi padre y sonríe abiertamente.
A golpe de mediodía me alisto y voy camino a la hacienda Kensington voy a hacerle una visita inesperada a Lady Katherine, veré si mi padre tiene razón en lo que dice.
Pasan más de dos horas y al fin estoy cruzando el camino empedrado de la hacienda, toco a la puerta y me recibe la que conocí ayer como su nana, una mujer oscura con un moño en lo alto de su cabeza, me hace pasar al recibidor y me indica que espere.
La veo salir en su búsqueda, estoy nervioso, no sé cómo abordarla, no es que antes no haya hablado con alguna mujer, solo que aquellas no eran dignas de un futuro duque, eran solo para llevar a la cama para saciar los deseos carnales, pero con ella es distinto, tiene porte de princesa, es especial.
Estoy sentado en el sillón cuando la veo entrar un poco agitada, me levanto y me acerco a ella, le doy un beso en la palma de la mano sin soltarla se la acaricio, veo como se sonroja ante mi gesto y sonrío .
—Buenas tardes bella dama —la saludo.
Nos sentamos uno frente al otro, la veo tan nerviosa como lo estoy yo, quiero hablar pero las palabras no me salen y es ella quien rompe el silencio.
—¿Quiere tomar el té con nosotros?
Me pregunta y acepto inmediatamente a pesar de odiar el té, suelto el aire que tengo contenido y comienzo a hablar probando si es cierto lo que me dijo mi padre esta mañana.
—Milady, se que es precipitado el que haya venido aquí hoy, pero como le dije ayer, quedé hechizado con su belleza y no he podido dejar de pensar en usted.
Veo como baja la cabeza, se sonroja por lo que le digo y me doy cuenta que es cierto, le gusto. Me atrevo a ir un poco más, tomo su mano entre las mías y no la retira .
—No voy a negarle que me sentí atraído por usted apenas la vi, por eso estoy aquí para pedirle la oportunidad de conocernos. Veo que no le soy del todo indiferente... ¿O me equivoco? —le pregunto esperando una respuesta afirmativa.
Su mano sigue entre las mías, ve de nuestras manos a mi rostro varias veces. Me encuentro desesperado sin saber su respuesta, me estoy impacientando, suelto una de mis manos de la suya y me toma con la otra evitándolo.
—Si —dice y todo se derrumba—, digo, si quiero que nos conozcamos más —mi alma vuelve a mi cuerpo.
Vuelvo a besar su mano y pasó la tarde en su casa charlando mientras tomamos el té.
———————
Katherine.
Estoy en el jardín leyendo cuando mi nana viene a buscarme porque tengo visitas, le pregunto y por la descripción que me da es Richard quien está aquí.
Corro hasta la casa y en la entrada trato de controlar mi respiración, intento fallido el solo pensar que está aquí por mí me pone más nerviosa.
Entro al recibidor y lo veo sentado en un sillón, se levanta se acerca a mí, besa mi mano, la acaricia e inmediatamente me sonrojo y lo veo sonreír «el color de mis mejillas siempre me delata».
Me saluda y nos sentamos uno frente al otro, el silencio se apodera del lugar, ninguno de los dos dice nada, tal vez está tan nervioso como yo.
Su porte varonil, su cabello peinado hacia atrás y sus ojos grises me tienen hipnotizada. Intento romper el silencio, lo invito a que se quede a tomar el té y él acepta.
Lo veo soltar el aire contenido en sus pulmones, comienza a hablarme y no sé porque dejo de escucharlo unos instantes, retomo sus palabras, comienzo a ver de sus manos que tienen la mía entre ellas a sus ojos varias veces. Siento un poco de frio al ver que comienza a retirar una de sus manos y lo detengo colocando mi otra mano encima.
Me doy cuenta que ha entendido mal lo que dije y trato de explicarme mejor, lo veo suspirar aliviado y besa mi mano otra vez.
Charlamos un rato en el recibidor y luego pasamos al jardín para tomar el té juntos.
Lord Richard se fue después del té, tiene un largo camino que recorrer hasta llegar a su hacienda, vuelvo a intentar retomar mi lectura, cuando Jazmin se sienta a mi lado para hacerme preguntas.
—¿Y bien, a qué vino?
La miro y pienso si decírselo o dejarla con la duda, al final decido hablar, ella suelta un grito de alegría cuando le cuento el motivo de su visita.
Sin darme cuenta Paul y Phillip se paran junto a nosotras.
—¿Le vas a dar una oportunidad a ese recién llegado Katherine? —me pregunta Paul exaltado— «¿Katherine?, él solo me llama así cuando esta molesto».
No me da tiempo de responderle cuando veo que se va, intento detenerlo llamándolo, pero ni caso me hace; Phillip me mira un poco serio y repite las mismas palabras de Paul:
—¿Le vas a dar una oportunidad?
Lo miro, asintiendo con la cabeza, él se me acerca y me abraza dulcemente, se aparta de mi, toma mi rostro entre sus manos y mirándome fijamente me dice:
—Espero que te haga muy feliz, de lo contrario, lo buscaré hasta por debajo de las piedras y lo haré pagar.
Lo abrazo de nuevo. Amo que me abrace, se siente igual a los abrazos de papá.
——————-
Jazmin.
Veo como Paul se va molesto dando zancadas sin esperar la respuesta de Katherine, tal vez es lo mejor, es peor escuchar de boca de quien se ama que no siente lo mismo. Aunque sé que ella tiene sentimientos por él, no son de esa clase de amor.
Kate se sienta de nuevo a mi lado de brazos cruzados un poco incómoda .
—¡No sé qué tanto le molesta a Paul si le doy o no una oportunidad a Lord Richard!
La veo y no puedo creer que sea tan inocente que no vea lo que está frente a sus narices.
—¡Qué! ¿Por qué me ves así? —me pregunta y ya no aguanto más y exploto.
—¡Kate eres tonta! —digo golpeándola en el hombro.
—¡Auch, eso duele!
—Y debería darte más fuerte, pero en la cabeza, ¿Acaso no te das cuenta? —la veo y aún sigue sin entender.
—¿De qué? —pregunta incrédula.
—¡Paul está enamorado de ti! —le suelto al fin.
Ella me ve con cara de asombro, se levanta del banco donde estamos sentadas y comienza a negar con la cabeza.
—¡Estás loca Jazmín. Nosotros crecimos juntos!, él que es como otro hermano para mí.
—Pues creo que él no te ve de esa manera —digo y baja la mirada.
Veo que se queda callada analizando mis palabras y luego me reclama:
—No, tú estás viendo cosas donde no las hay, él nunca me ha insinuado nada. ¡Deja de estar escuchando las historias de las muchachas de servicio quieres! —aún no puedo creerlo, quedo estupefacta con lo que me dice «en verdad tiene un serio problema en su cerebro», pienso.
Sin más me deja sola en el jardín y se va dando zancadas molesta.
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