Capítulo 13.

Katherine.

El día de ayer estuvo lleno de emociones, el temor de ver el apellido de mi madre por el suelo debido a las habladurías por culpa de mi vuelta a Kent me tenían preocupada, por fortuna la reina fue muy amable en ocultar el verdadero motivo de mi partida. Luego fue el obsequio que la tía abuela me hizo de esta casa, pero lo mejor fue ver a Richard y almorzar junto a él, aunque las horas pasaron como agua entre las manos, pude disfrutar de su presencia.

Lamentablemente no pude decirle nada sobre mi partida, eso me hace sentir un poco culpable, pero era necesario para que él continúe participando en las fiestas, al menos tres semanas más para no levantar sospechas de nada.

Tengo a Sophy y a otra de las mucamas preparando mis maletas para irme mañana por la mañana. A estas horas ya mis padres han recibido la misiva notificando mi regreso. Salgo al balcón grabando el paisaje en mi memoria, pasará mucho tiempo para que regrese aquí.

—Milady ¿Quiere que empaquemos el sombrero en el baúl o lo llevará puesto? —Me pregunta la
mucama.

—Tengo que ver que me pondré mañana para el viaje —le digo.

Entro a la habitación y busco en el armario el vestido más cómodo que tengo, es un camino largo y ponerme algo vaporoso me hará el viaje tedioso. Elijo un vestido blanco sin tanto armador bajo la falda, el único volado que tiene es en la parte de atrás.

—Puedes guardar el sombrero... Llevaré mi sombrilla para protegerme del sol.

—Como diga Milady —dice y guarda el sombrero de plumas dentro de su caja y lo coloca en el baúl.

——————
Después del almuerzo, paso por la habitación de mi tía abuela, quiero saber cómo sigue su salud ya que no bajó a comer con nosotras en lo que va del día . Toco a la puerta y entro al escuchar la voz permitiendome la entrada.

—Buenas tardes —le digo y me alegra verla con mejor semblante que ayer.

—Buenas tardes, ¿Todo listo para mañana? —Me pregunta.

—Sí, Sophy y otra de las mucamas estan por terminar de empacar.

—Bien... Di órdenes para que Sophy te acompañe —me informa— no pensarás que voy a enviarte sola de vuelta con el cochero.

—En realidad, eso pensé.

—No, sabes que es de mal ver, que una doncella de alta alcurnia ande sola por la calle y menos en un viaje tan largo... A partir de ahora ella será tu mucama en Kent.

—Pero no necesito una, Jazmin me ayuda de vez en cuando —le digo—, no necesito a Sophy conmigo.

—Jazmin es tu amiga, aunque sea la hija de una de las cocineras y debería estar trabajando atendiéndote, tu no lo permites, por eso Sophy irá contigo, será quien te atienda y acompañe a partir de ahora.

—Cómo usted diga —Sophy me cae muy bien, es buena chica, es un par de años mayor que yo, pero le tengo confianza, hasta podría considerarla algún día como una amiga más —. La dejo para que descanse, vendré mañana temprano para despedirme.

—Espera —me detiene— abre ese cajón por favor —, me señala el primer cajón del buró, lo abro y veo muchos papeles y cartas dentro de él—, toma las dos primeras cartas y deja el sobre donde esta... Las cartas son para tus padres, en el sobre están las escrituras de esta casa, la cual heredarás apenas fallezca.

—¿Por qué habla tanto de la muerte? Usted aún tiene años por vivir —le digo, no entiendo porque se empecina en hablar de ello desde hace días.

—Porqué mi fin se acerca y quiero enmendar mis errores... Por mucho tiempo le guardé rencor a tu padre —se sincera conmigo y decido sentarme a su lado en la cama para escucharla...

—... Siempre pensé que no era digno de Caroline. Tu padre era un simple Lord inglés venido de buena familia —cierra los ojos mientras habla—, pero yo quería algo mejor para tu madre, ella se negó a aceptar a su otro pretendiente, hasta me amenazó un día con escaparse con James si no lo aceptaba —Abro los ojos sorprendiéndome por la confesión que me hace...

—... Allí me di cuenta lo muy enamorada que estaba de él y acepté el compromiso, aunque no estuve de acuerdo —abre los ojos y me mira a la cara— en eso tú y tu madre se parecen, luchan por lo que quieren hasta el final. Sin embargo, hay veces que debemos dejar pasar de nosotras mismas para la felicidad de otros —su voz tiene un cierto tono de tristeza...

—... James ha sabido hacerla feliz y se ha ganado con trabajo el título que hoy ostenta gracias al matrimonio con tu madre —toma una de mis manos y la aprieta—. He criado a tu madre como a una hija y ustedes son como los nietos que nunca tuve, por eso me preocupo por ti y tus hermanos, aceptaré tú noviazgo con Lord Richard, deseo que te haga inmensamente feliz y que no solo se haya acercado por el título que obtendrá al casarse contigo.

—El me ama —le confirmo— si no, no se hubiese presentado en la fiesta de la temporada.

—Bien... Eso espero jovencita —me dice—. Cuidaré de tu hermana mientras dure la temporada y no perderé de vista a tu novio, veré de qué madera está hecho ese jovencito.

—Tía abuela, no tiene de qué preocuparse, nos amamos y apenas termine la temporada nos vamos a comprometer y nos casaremos —le aseguro— él y yo hablamos de eso ayer cuando vino de visita.

—Esperaré la invitación entonces... Y ahora vete, el viaje es largo y tedioso hacia Kent y no vas a pasar el resto del día aquí charlando con esta vieja... Anda sal a caminar por la ciudad —en realidad esta no es la mujer fría que conozco, «¿Qué hicieron con la verdadera tía abuela Gertrude?», pienso— Ve con tú hermana y que Camile y Sophy las acompañen.

—¡Gracias! —le digo mientras le doy un efusivo abrazo que tarda en corresponder, pero lo hace.

Salgo de su habitación y corro a la de mi hermana quien se está peinando frente al espejo, la tomo de la mano y la levanto de golpe para salir. Se suelta de mi agarre y me mira extrañada.

—Pareces un caballo desbocado ¿Se puede saber que te pasa? — me pregunta cruzando los brazos sobre su pecho.

—Tía Gertrude nos dio permiso de salir a caminar por la ciudad... —Me mira sorprendida.

—¡Mientes! —Me interrumpe.

—No miento es cierto, vamos antes de que se haga tarde o se arrepienta.

A los pocos minutos tocan a la puerta y entran Camile y Sophy, está última con mi sombrilla en su mano.

—¿Lista Milady, le traje una de sus sombrillas, afuera el sol está un poco fuerte.

Anne me ve incrédula por el gesto de la tía Gertrude, pero no lo vuelve a pensar, va por su sombrilla, se la entrega a Camile y toma mi mano para salir casi corriendo por las escaleras de la casa.

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Gertrude.

—¿Escuchas sus risas Rose? —le pregunto a mi mucama.

—Sí Milady —suelto el aire contenido en mis pulmones.

—Vamos ayúdame a llegar al balcón quiero verlas salir —Rose me ayuda a levantarme y me acerco al balcón antes que salgan. Desde aquí puedo escuchar aún sus risas, las mismas que llenaron esta casa hace muchos años antes de que Eleanor se volviera una amargada por el rechazo de James.

—Se ven felices Milady —me dice Rose mientras me siento.

—Debió ser así siempre Rose, mi empeño de querer que mi familia sea una de las más influyentes y respetadas en todo Londres estaba acabando con ella, sin darme cuenta, hice que todos me odiaran.

—No la odian Milady.

—Mientes, claro que lo hacen... Especialmente Eleanor.

—Esa es otra historia Milady, usted no podía entrometerse entre Lady Caroline y Lord James, ellos se han amado desde que se conocieron.

—Pero ella no acaba de entenderlo, mi peor error fue obligarla a casarse con aquel hombre, nunca fue feliz con él.

—Él llegó a amarla, nos consta Milady, fue el desamor de ella quien hizo que al final perdiera todo dejándola en la calle —Rose trata de consolarme, pero sé que todo es mi culpa—. El se entregó a la bebida y a las apuestas después de cansarse de tanto rechazo de parte de ella. La rodeo de lujos y joyas pensando que así lograría ganarse su amor, amor que nunca fue correspondido... No fue su culpa que Lady Eleanor nunca pusiera de su parte para intentar amarlo.

—Lo sé, pero no dejo de sentir culpa por ello. Sabes, la enviaré a Suiza cuando muera, tendrá todos los lujos que necesita para vivir una vida tranquila y un fideicomiso de por vida para que no le falte nada.  Además allá podría conseguir un buen partido y casarse de nuevo, aún es joven y bella, cualquier hombre viudo o divorciado puede fijarse en ella.

—¿Cree que acepte irse? —Me pregunta y también lo pongo en duda.

—Tendrá que hacerlo, no la dejaré aquí sola, podría insistir con James una última vez y no voy a arriesgarme a que eso suceda.

—¿Cree que se atreva?

—Por supuesto, hasta ahora la he tenido controlada, porque vive bajo mi techo, pero cuando muera, esta casa pasará a manos de Katherine, será parte de mi dote para ella.

—¿Y si insiste en quedarse aquí?

—Perderá todo, porqué ya no tendrá donde vivir.

—Temo de su reacción cuando se entere de su decisión.

—¡Tendrá que aceptarla quiera o no! Mis decisiones no se discuten.

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   Anne.

    Salir de esas cuatro paredes es un gran alivio, al menos hoy no debo escaparme. Camino con mi hermana y nuestras doncellas quienes van detrás de nosotras.

   Estoy realmente sorprendida con todo lo que me ha contado mi hermana de la tía Gertrude, ¿Acaso su proximidad a la muerte la ha hecho cambiar de parecer?

—Katherine, vamos a casa de Penny —le pido a mi hermana— tengo días que no hablo con ella.

—No quiero ir a encerrarme a otra casa luego de salir de ese encierro en el que vivimos todos estos días Anne.

—Por favor —insisto una vez más y la abrazo luego de convencerla al fin.

   Caminamos unas cuantas cuadras bajo el inclemente sol de esta época del año. Hace calor, pero no me importa si con esto logro ver a Dominic en casa de mi amiga.

   Encontramos a Penny junto a Claus en la acera del frente  y me apresuro a su encuentro. Nos saludamos y la aparto unos instantes del grupo.

—¿Lo has visto? —Le pregunto cerca de su oído sin que nadie nos escuche. Ella asiente y hace un gesto con su cabeza indicando un lugar, volteo y lo veo de espaldas a mi.

   Me emociona tanto verlo, quisiera llegar a su lado y abrazarlo, pero no puedo, las habladurías comenzarían  y llegarían a oídos de la tía Gertrude. Fijo la vista hacia su lugar hasta que lo veo voltear y me ve. Saludo con la cabeza con disimulo desde lejos y él hace lo mismo.

   Mi pecho comienza a acelerarse cuando lo veo caminar a mi encuentro, pero no quiero presentárselo a mi hermana aún, no en las fachas que trae.

—Anne, tengo sed, ¿Podemos ir por algo para refrescarnos? —me dice Katherine y debo apartar la mirada de él dandole la espalda para fijarme en ella.

—Si, si claro, vamos —le digo y cuando vuelvo a mirar a su lugar, él ya se ha ido.

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   Dominic.

   Atracamos hace pocas horas en el puerto, hace calor, necesito tomar un baño y ponerme ropa cómoda y ligera, Antoine me trae un traje de burgués y lo rechazo inmediatamente, ahora no estoy para ese tipo de vestimenta.

—Tráeme algo más ligero para vestir Antoine.

—Pero Milord, lo único ligero que tiene aquí es la ropa de pueblo, sabe que a su abuelo no le gusta que ande por ahí vestido como un ciudadano más.

—¡¿Acaso tengo tres ojos o cuatro brazos?! —Le reclamo y niega con la cabeza— Entonces tráeme lo que te pedí y déjate de formalismos conmigo, sabes que no me gustan.

—Está bien señor, como usted diga.

   Se va y vuelve unos minutos después con unos pantalones de tela oscura y una camisa, sin corbata. Me visto, me peino haciendome una coleta en la base de la nuca, «debo cortarme el cabello algún día», pienso y me perfumo.

   Salgo a dar una vuelta por las calles londinenses para ir luego a visitar a Claus, tal vez corra con suerte y Charlotte esté allí de visita.

   Voy caminando por el parque disfrutando del sol de la primavera, algunos niños se entretienen viendo el espectáculo de unos payasos que llegaron con el circo a la ciudad.

   Casualmente encuentro a Claus y a su hermana Pennelope, en el camino.

—Buenas tardes —los saludo— iba camino a su casa a hacerles una visita... ¿Veo que estás mejor de tu pierna —le pregunto directamente a mi amigo, quien sufrió un percance en el muelle y por eso no navegó con nosotros.

—Si, el médico dice que en un par de semanas podré dejar este estúpido bastón y volver al mar.

—Me alegra oír eso... Por cierto ¿La han visto? —saben de quien hablo.

—Antes de comenzar la temporada la vi —dice Pennelope— me imagino que debe de estar ocupada.

   Camino con ellos mientras charlamos y me detengo frente a una vidriera de joyería, «podría comprarle alguna joya, pero me preguntaría de donde obtuve el dinero» pienso y desisto de la idea.

—Oye, el sueldo como marino no te alcanza para ese tipo de joyas —se burla Claus.

—Algún día mi querido Claus —le digo. El único que conoce mi vida es Simon, quien me conoce desde que éramos niños.

Me entretuve tanto viendo las joyas que ni cuenta me di de que mis amigos ya no estaban junto a mí.

   Me doy vuelta para buscarlos y veo a Charlotte junto a ellos, sonrío y camino a su encuentro para saludarla, ya llevamos varios días sin vernos, pero me detengo al ver que me da la espalda y a una dama acercarse a ella. Podría ser su hermana o su madre tal vez, la doncella a su lado no me permite verle la cara.

   Unas cuantas personas pasan frente a mi y aprovecho para irme sin que sus acompañantes me vean, «la tuve tan cerca y a la vez tan lejos».

   Al cruzar la esquina de la calle se planta frente a mi una joven gitana de cabello negro ondulado.

—¡Adivino su pasado, presente y futuro! —me dice e intenta tomar una de mis manos, me aparto de ella de mala manera para continuar mi camino.

   Una dama que pasa a mi lado se detiene a preguntarme la hora y toco mis bolsillos percatándome de la falta de mi reloj.

—¡Gitana ladrona! —Grito al darme cuenta que ha robado mi reloj de bolsillo.

   Al verse descubierta comienza a correr calle abajo, corro detrás de la gitana esquivando lo que lanza tras ella de los puestos de los vendedores ambulantes quienes comienzan un alboroto. Veo como entra en un callejón y sonrío.

—¡No tienes escapatoria! —Le grito al entrar al callejón sin salida.

   Agudizo mis oídos para escuchar cualquier sonido y atraparla puesto que no la veo. «Debe estar escondida entre los botes de basura», pienso. Comienzo a dar pasos lentos y lo más silenciosos posible, cuando siento que algo choca contra mi cara, trato de limpiarme lo más rápido que puedo y la veo huir de nuevo.

   Corro detrás de ella, la sujeto del brazo con fuerza y la lanzo contra la pared. Le oigo soltar un quejido, pero no me importa.

—¡¿Dónde tienes mi reloj ladrona?! —le grito.

—¡Yo no le robe nada! —Me grita asustada, mientras trata de zafarse de mi agarre.

—¡Mentirosa, llamaré a la policía para que te detengan por ladrona!

—¡No, por favor, no lo haga!

   La llevo a tirones fuera del callejón, mientras los transeúntes que pasan por el lugar nos ven como si fuéramos unos bichos raros, pero no me importa. Ella sigue luchando para escapar cuando ve que se acercan dos policías.

—¡Oficiales está ratera acaba de robarme mi reloj! —Les digo y los ojos comienzan a molestarme.

   Le entrego la gitana ladrona a los gendarmes entre gritos y sollozos de ella.  La gente se aglomera a nuestro alrededor formando una multitud de murmuraciones, paso de ellos lo que quiero es mi reloj de vuelta.

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   Katherine.

   Estoy sedienta, le dije a Anne que quería que fuéramos a beber algo, pero como cada vez que encuentra a alguna de sus amistades ni caso me hace. La dejo ahí con su amiga Penny y un caballero pelirrojo que debe ser su hermano porque sus rasgos son muy parecidos.

—Hay muchas personas por aquí —le digo a Sophy mientras caminamos.

—Es por el circo que ha llegado a la ciudad Milady.

—Nunca he ido a uno —le confieso—, me  encantaría alguna vez asistir a uno de sus espectáculos, ver a los malabaristas, animales y hasta a los payasos que parecen ser divertidos.

   Me entretengo viendo a un par de payasos hacer una que otra gracia en la calle. Uno de ellos se acerca a mi lugar, saca una flor de su bolsillo y me la extiende, justo cuando voy a tomarla, su compañero se adelanta y la aprieta mojando el rostro del otro payaso. Abro los ojos sorprendida mientras la multitud se ríe a carcajadas.

   Le pido a Sophy irnos después del mal rato, pero el payaso de la broma vuelve a acercarse a mi entregándome un botón de rosa.

—¡¿Es otra de sus bromas?! —Le pregunto algo molesta y el niega con la cabeza.

—Una flor para otra hermosa flor —me dice y siento mi cara arder de vergüenza.

   Tomo el botón de rosa e inmediatamente camina al centro de la calle y me hace una reverencia antes de salir corriendo cuando la multitud comienza a aplaudir.

   Sigo caminando en busca de un lugar para beber algo y un poco más adelante logro ver como un par de policías traen arrastrada a una joven que grita.

—¡Yo no me robé nada!

—¡Vamos, camina! —grita el gendarme que viene arrastrando a la mujer, detrás de ellos caminan otro gendarme y un caballero que viene limpiándose el rostro.

   De repente la joven cae al suelo y el policía la jala para que se levante de nuevo. No puedo con tanto maltrato hacia una mujer.

—¿A dónde va Milady? —me pregunta asustada Sophy.

—¡Voy a detener tanto abuso de poder! —le digo y me encamino hacia el lugar indignada por todo lo que sucede.

—¡Vamos, camina o te llevo a rastras ladrona! —Grita el que la jala del brazo.

   Trato de abrirme paso entre la multitud hasta que llego al frente y lo veo todo, la joven tiene su falda rota y sucia, quizás por el jaloneo que le da el gendarme.

—¡Ya basta! —Grito— ¡Estos no son modos de tratar a una dama! —, Le reclamo al policía.

—¡¿Dama?!.. —Se burla el policía en mi cara— ¡Esta no es más que una gitana ladrona!

   Las personas alrededor comienzan a armar un barullo y más policías se suman para calmar la situación mientras continúo mi reclamo por la injusticia a la que someten a la joven.

—¡Esta no es manera de tratar a una mujer, sea ladrona o no, es una persona! —Le grito y Sophy se acerca a mí para sacarme del embrollo.

—¡Vamos Milady, no haga ningún escándalo, evite las habladurías, además su hermana debe estar buscándola! —Me dice un poco nerviosa.

—¡No me iré hasta que a esta joven la traten como se debe! —Le digo y me acerco a la joven que aún permanece en el suelo llorando.

   El gendarme me toma fuertemente del brazo para intentar detenerme cuando ve mis intenciones de ayudarla a levantarse, me quejo del dolor culpa del agarre y no me da tiempo ni de reaccionar cuando siento mi cuerpo tambalearse hacia atrás en el mismo instante que el caballero empuja al policia haciendo que me soltara.

—¡No ve que es una dama! —le reclama al policía— solo dame el reloj y te dejaré ir —le dice él a la gitana.

—¡Le juro que yo no me robé nada! —repite la gitana— ¡Señor tenga piedad de mí, puede ver mis ropas, puede revisar mi bolsa, no tengo nada más que mis cartas del tarot!

El caballero queda pensativo,  imagino que procesando todo lo que dice la joven.

—¡Vamos, levántate gitana ladrona! —Grita de nuevo el policía intentando tomar del brazo de nuevo a la joven, pero el caballero lo detiene.

—¡Vuelves a maltratarla y yo mismo haré que te encarcelen a ti por abuso de poder! —Amenaza el caballero quien se frota los ojos.

—¡A la gente de su especie hay que tratarla así, son todos unos rateros!.. ¿Quiere o no recuperar su reloj? —Dice el policía y la gente del circo comienza a gritar, los gendarmes tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para detener la turba de personas que se quejan.

—¡Ya no importa, que se quede con el reloj, si para recuperarlo debe recibir tal maltrato, no quiero nada! —dice el caballero y me sorprendo cuando se acerca a la gitana y el mismo la ayuda a levantar del suelo.

Me acerco también averiguando si no tiene más que los raspones en sus rodillas y escucho al caballero hablarle a la gitana:

—Lo siento, quédate con el reloj, vendelo y compra alimentos con el dinero.

La gitana lo ve atónita al igual que yo y luego él saca un fajo de dinero de uno de sus bolsillos y se lo entrega a la joven, pero antes de que ella lo tome lo hago yo y lo lanzo al pecho del hombre.

—¡Usted es el culpable de que haya sido tratada de mala manera, si desde un principio no le importaba el reloj porque hizo todo este alboroto! —Le grito y me mira sorprendido.

—En mi defensa Milady, no pude ver lo que le hacían, porque cierta joven me lanzó a la cara no se que cosa que aún arde en mis ojos... —Su vista se clava en la gitana— Además agradecida debería estar usted porque si no fuera por mi el policía la hubiese tratado igual que a ella.

Tiene razón en eso, pero no se lo haré saber.

—¿Estás bien? —Le pregunto a la gitana ignorando al hombre a mi lado y ella asiente.

—Acepta el dinero muchacha, te ayudará —insiste el caballero la chica lo toma y se va corriendo, no sin antes asegurarle que nunca le robó el reloj.

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Dominic.

A duras penas alcanzo a ver como la gitana sale corriendo luego de aceptar el dinero que le di, después de todo el alboroto que se formó por mi culpa la dejé ir, en la comisaría la tratarian peor que a un perro y esa nunca fue mi intención.

La dama salvadora permanece aún a mi lado viendo en dirección hacia donde corrió la gitana, los ojos comienzan a escocerme de nuevo y me quejo:

—¡Ahh!

—Sophy puedes traer un poco de agua por favor —le dice la dama a su doncella.

Me siento sobre la acera y un par de minutos después la joven llega con un vaso con agua, la dama empapa un pañuelo que saca de la pulsera de su muñeca y comienza a limpiar mis ojos.

—Esto lo aliviará hasta que llegue a su casa y mande por el médico —da varios toques en cada uno de mis ojos y en verdad siento un gran alivio.

—Muchísimas gracias Milady, en verdad lamento mucho lo de hace un momento.

—No se preocupe Milord.

—¡Milady, al fin la encuentro! —Dice otra doncella agitada a mi lado— Su hermana está muy preocupada buscándola.

—¡Anne, la olvidé por completo! Vamos ha de estar enojada... ¡Espero su pronta salud Milord! —Me dice dejándome allí sentado con el pañuelo húmedo en la mano.

—¡Milady, su pañuelo! —Le grito pero ya no alcanzó a escucharme.

Me quedo con el pañuelo blanco ahora un poco sucio entre mis manos y lo extiendo completo dejando ver en una de sus esquinas una inicial.

—K, ha de ser su nombre.

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   Anne.

   He buscado a Katherine por todos lados y no la encuentro, dijo que iría por algo para beber, pero ya han pasado más de treinta minutos y no aparece por ningún lado.

—Estará viendo el espectáculo callejero que brinda el circo en estas fechas Anne, no te preocupes —me dice Claus tratando de tranquilizarme— por fortuna ella no está sola, si no fuera de mal ver, la hubiese acompañado, quien sabe y terminabamos siendo parientes —me dice y se ríe a carcajadas.

—Ella ya tiene pretendiente Claus, de hecho, ya son novios —le digo.

—Y si tiene novio, ¿qué hace en las festividades de la temporada? —me pregunta y creo que hablé de más.

—Eh, Ay no me hagas caso, es solo un pretendiente, solo que la molesto con eso de que será su novio —le digo para salir del paso y ruego que me crea. Penny me mira cerrando un poco los ojos, algo sospecha, pero cambio de conversación— Camile, camina por ahí entre la multitud a ver si la encuentras —le ordeno—,nosotros buscaremos por este lado.

   Llevo un rato buscándola y me estoy preocupando, no voy a volver a casa sin ella. Tengo la mirada fija hacia un lado cuando alguien choca contra mí.

—¡Mil perdones! —Grita, pero no se detiene.

   La joven no es de sociedad por los harapos que trae, lleva puesta una blusa que deja al descubierto uno de sus hombros y una falda sucia y desgarrada.

—¡Pero qué descortés es esa joven! —Claus me toma del brazo— ¿Estás bien?.

—Si, no te preocupes —le digo mientras sobo mi brazo.

—Por como corre creo que huía de algo —dice Penny viendo hacia dónde se fue la joven—, o de alguien.

—Tal vez hurto algo y la descubrieron por eso la razón de su carrera —dijo Claus.

—¡Basta, hay que encontrar a mi hermana! —Les digo—¡No me importa la joven, si robó o no lo hizo, no es nuestro problema!

   Los dos se quedan callados y continuamos caminando, hasta que a lo lejos veo a Katherine junto a las dos mucamas. Llegamos a su encuentro y la reprendo:

—¡Por Dios Katherine, llevamos un buen rato buscándote!.. ¿Qué te pasó en el brazo? —le pregunto preocupada al ver la marca en el. Comienza a contarme lo ocurrido con aquella jovencita que por su descripción es la misma que tropezó conmigo—. Vamos, volvamos a casa, se hace tarde —le digo y nos despedimos de mis amigos.

   Llegamos a casa y mi hermanita no borra esa sonrisa extraña que tiene desde que la encontré:

—¿Y ahora tú que te traes?.. Estás muy sonriente desde que te perdiste.

—No me perdí...—miente— Y sonrío por qué... Ah, son cosas mías.

   Me deja sola en el recibidor y sube casi que a las carreras.

———————
   Katherine.

   Si estuviera Jazmin aquí diría que estoy completamente loca, por haberme enfrentado a aquel gendarme y encima reclamarle a aquel caballero por el maltrato a la gitana.

   Voy al cuarto de baño para asearme antes de la cena, me desnudo y entro en la bañera que Sophy ya preparó para mi y el agua tibia me invita a quedarme por más tiempo, pero eso significa llegar tarde a la mesa. Comienzo a pasar la esponja por mi cuerpo y veo la marca del agarre de aquel policía.

   Vienen a mi mente los recuerdos de aquel caballero empujando al gendarme para defenderme de su abuso de poder:

—¿Cómo me atreví a reclamarle a ese caballero? —Digo en voz baja para mi— Si la tía Gertrude hubiese estado ahí, seguro se desvanece de la vergüenza —me rio—. Pobre hombre, si no lo hubiese ayudado que habría sido de él —Cierro los ojos y recuerdo como lo ayudé limpiando sus ojos, esos ojos de un azul tan intenso que a pesar de lo irritados que los tenía no dejaban de ser hermosos.

   Salgo de mis pensamientos al toque en la puerta de baño:

—Milady llegará tarde a la mesa —me dice Sophy y me apresuro a salir de la bañera. Rápidamente me seco, unto mi cuerpo con mi humectante de siempre y visto mi ropa interior para que ella me ayude a vestir.

   Me apresuro a bajar al comedor, por fortuna llego antes de servir la cena. Comenzamos a comer y breves instantes más tarde, Anne me da un delicado puntapié haciéndome señas para que cubra el pequeño moretón que se ha formado en mi brazo culpa del agarre de aquel policía. Por suerte nadie lo ha notado.

   Acabada la cena subí a mi habitación a terminar de empacar las cosas que faltaban para irme mañana por la mañana.

—Extrañaré estar aquí Sophy, por raro que parezca, así es —le dije luego de acostarme.

—Buenas noches Milady, descanse —me dice sonriente mientras apaga  las luces antes de cerrar la puerta para retirarse a descansar, mañana nos espera un viaje largo.

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   Anne.

   Mañana se va mi hermana y me quedaré sola aquí mientras dure la temporada. Mi vida en esta casa será muy aburrida a partir de ahora, Katherine era mi tapadera las veces que escapaba, pero ahora, ya todo acabó.

   Camile se retiró a su habitación y yo voy dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Pienso en el encuentro con Dominic esta tarde, gracias al cielo no se acercó a nosotras en esos harapos, Tal vez mi hermana me hubiese dicho si estaba loca por fijarme en alguien así. Sin embargo, pensándolo bien, quizás y si se alegraría por mí con eso de que para ella no vale la distinción y la alcurnia a la hora de la felicidad.

—¡Tonterías! —me digo a mi misma y giro sobre mi cuerpo buscando una posición que me haga alcanzar el sueño al fin.
————
   Despierto medio adormilada luego de haber conciliado el sueño con un golpeteo en el ventanal.

—¡Si es Richard quien ha osado despertarme, juro que haré tal escándalo que hasta los muertos se levantarán de sus tumbas! —Gruño desde mi cama y me levanto de mal humor ya que el ruido no cesa, abro el ventanal dispuesta a hacer barullo cuando la imagen que veo bajo mi balcón me deja sin habla— ¡Dominic!..

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   Dominic.

   Luego de llegar a casa mandé por el médico, a pesar de que la dama logró calmar el ardor en mis ojos aún continuaba con cierta molestia en ellos. Por fortuna sólo es una simple reacción a lo que la gitana lanzó a mi rostro.

—Debe guardar reposo un par de días Milord —recomienda el médico— y evitar exponerse al sol.

—Como puedo evitar exponerme al sol si soy marino —le digo y vuelve a recalcar sus indicaciones.

   Tomó un baño luego que él se marcha y descanso el resto de la tarde. Antoine me despierta trayendo la cena a la habitación. Ceno y voy al armario en busca de mi casaca negra.

—¿El Señor va a salir? El médico dijo que debía guardar reposo y... —Lo interrumpo.

—Sé lo que dijo Antoine, pero debo hacer algo esta misma noche.

   Salgo, tomo un coche y me encamino rumbo a mi destino. Me detengo dos cuadras antes del lugar a donde quiero ir para no hacer ruido a mi llegada y comienzo el resto del camino a pie.

   Cruzo la entrada lo más silenciosamente posible, miro hacia arriba y todas las luces están apagadas «Bien están durmiendo», pienso. Me detengo debajo de su balcón y comienzo a tomar del suelo varias piedras.

   Lanzo una y espero a ver si se asoma, vuelvo a lanzar otra y aún no veo movimiento en el ventanal, así paso unos minutos hasta que veo como alguien mueve la cortina, me oculto detrás del árbol que está detrás de mí por si me he equivocado de balcón y veo abrir la ventana. Me asomo completamente para que me vea al ver su figura detenerse en el barandal.

—¡Dominic! —Dice sorprendida de verme allí a estas horas.

—Voy a subir.

—¡Estás loco! No puedo bajar a abrirte la puerta —susurra y me río.

   Se que es un poco arriesgado, pero vale la pena intentarlo. Pongo una mano y un píe en la cerca de madera debajo de su balcón para comenzar a trepar hacia ella.

—¡No vayas a pisar las flores! —me dice, mejor dicho, me ordena—, si no alguien se dará cuenta.

   Voy trepando uno a uno los peldaños de la cerca y uno de mis pies resbala, miro hacia arriba y ella tiene su boca cubierta con ambas manos para no gritar, le sonrío y continúo subiendo hasta llegar arriba. Charlotte me ayuda a cruzar el balcón y entramos a su habitación.

   Adentro está todo oscuro, ella corre hacia la puerta y la asegura con el cerrojo para que nadie pueda entrar y descubrirme ahí.

—¡Estás loco! ¿Qué haces aquí? —Habla en voz baja.

—¿Cómo qué hago aquí?.. Vine a verte.

   La tomo del rostro y hago lo que desde hace días he querido hacer, la beso, pero no es un beso tierno, es fogoso como todo lo que ella inspira en mí, es como si la hubiese tenido desde siempre y al saber que la perdí intento recuperarla.

   Ella rodea mi cuello con sus brazos y yo la pego más a mí. Voy moviendo mis labios con necesidad sobre los de ella quien me corresponde con la misma efusividad. Abro su boca e introduzco mi lengua dentro de ella saboreando todo su interior.

   Es un baile deseoso el que tienen nuestras lenguas dentro de nuestras bocas. Me arriesgo un poco más y llevo una de mis manos a su gluteo y lo aprieto, esperando no ganarme una bofetada por mi imprudencia, pero lo que sucede a continuación me deja con permiso de más. El gemido que suelta desde su garganta me permite ir por más que un simple beso.

   La pego contra la pared y entonces separa sus labios de los míos y me pregunta con la respiración agitada:

—¿A qué has venido?

—Te dije que quería verte, pero ahora quiero otra cosa —le digo pegando mi frente a la suya.

—¿Qué es lo que quieres ahora? —Su pecho sube y baja agitado y fija su mirada en mis labios.

—¡Hacerte mía! —nuestras miradas se unen por breves instantes, muerde su labio inferior haciendo que algo dentro de mi se encienda y ahora es ella quien ataca mi boca besándome con fiereza.

                      ********
   ¡Hola a todos!

   Wow creo que es el capítulo más largo que he escrito, pero valió la pena.

   Vieron Katherine es valiente y atrevida, miren que enfrentarse a un policía no es cosa fácil en esa época.

¿Donde habrá metido la gitana ladrona el reloj que se robó?

¡Uy Anne está peligrando con Dominic en su habitación!.. ¿Será que si harán el delicioso?.. ¿Alguien logrará interrumpir, para salvar la doncellez de Anne?

   Los leo...

   Se les quiere...

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