Epílogo (Igual que ayer)
Los años habían transcurrido y cada vez se reflejaba el paso del tiempo en ellos.
Su pequeña Violeta había salido de viaje junto con sus tíos Kardia y Degel acompañado de sus primos Mystoria y Ecarlate.
Las voces y los gritos de niños corriendo y jugando, se habían terminando desde hace tiempo atrás, ahora aquellos pequeños contaban entre diez y doce años; próximos a ser unos bellos adolescentes.
Aiacos llevaba varios días pensando que regalarle a Camus, esta ocasión cumplirían diez años desde aquel día que Aiacos confesó su sentir a su amado francés.
En cada aniversario de la boda o del día en que fueron novios, Aiacos siempre procuraba tener un presente para demostrarle al francés que cada año que transcurría, todos esos bellos momentos seguían en su mente porqué simplemente lo seguía amando como la primera vez.
Después de tanto pensar terminó decidiendo por algo que a Camus quizá le guste mucho.
Aniversarios atrás siempre procuraban salir a cenar pero esta vez quería hacer algo diferente.
Es por ello que le pidió a su hermano Milo y a a Hyoga que distrajeran a Camus toda la mañana, así tendría tiempo para preparar su sorpresa.
El francés sin entender porqué Milo lo llamó repentinamente que se presentara en su casa; aunque no entendía porqué Aiacos se quedaba solo en casa.
Tenía varias dudas pero prefirió no darle mucha importancia, salió a la calle para tomar un taxi que lo llevara al hogar de Milo y su pareja.
Toda la mañana y parte de la tarde fue suficiente para que Samaras preparara su detalle del aniversario.
Procuró dejar todo listo e impecable, después subió a la habitación para arreglarse con uno de sus mejores trajes para recibir a su amado cuando regresara.
Después de un rato ameno con Milo y con Hyoga Camus nuevamente regresó a casa. Procuró pasar a una tienda de regalos para comprar una caja de chocolates para su amado esposo; sabía perfectamente que esa golosina era su favorita.
Sacó sus llaves de su bolso del pantalón, lo introdujo en la cerradura de la puerta, giró lentamente la llave para abrir y al entrar a su hogar se quedó totalmente asombrado al darse cuenta que tenía un camino de pétalos de rosas en medio del pasillo.
- Pero...
No terminó de formular sus palabras, en ese momento Aiacos se acercó para retirarle su abrigo que llevaba puesto y le susurró a su pareja de manera seductora.
- Solo faltas tú lindura.
Aiacos coloco el abrigo sobre el perchero, tomó con sutilidad la mano de Camus y lo llevó hasta la habitación, ambos caminaban entre los pétalos de las rosas.
Conforme avanzaban el aroma de los inciensos que armonizaban la habitación inundó las fosas nasales del francés quien no entendía cuál era su sorpresa.
Al llegar a la habitación se llevó sud manos a la boca asombrado por la forma en la que su pareja adornó el lugar; colocó varios globos en la pared, sobre la cama reposaba varios pétalos de rosas en forma de corazón y en el mueble se encontraba un buen vino de las mejores reservas junto con dos copas.
- Me dijiste que querías probar cosas nuevas... - Se acercó al oído de su pareja - Bueno es hora de probar tu piel combinado con el sabor del vino.
En ese momento Camus sintió una extraña corriente recorrer su cuerpo totalmente. Dejó que Aiacos lo llevara a la orilla de la cama, después le entregó una copa y él se quedó con la otra.
- Por varios años más a tu lado mi amor.
Dijo Aiacos destapando el vino, sirvió un poco en la copa de Camus y en la suya para poder brindar por su amor.
- Aún nos queda más por vivir Aiacos - Respondió Camus alzando su copa en el aire, después Aiacos imitó ese mismo movimiento y chocaron las copas antes de tomarlo.
Sin dejar de mirarse ambos tomaron del vino, una ligera gota quedó en los labios del francés, Aiacos se acercó para besar a su amado de forma lenta y tranquila.
- Aiacos - Dejó escapar el nombre de su pareja entre ese beso al sentir una de las manos colarse bajo su camisa tocando su cuerpo.
- No sabes cuanto te amo - Contestó separándose de Camus para tomar la copa y dejarlas a un lado del mueble.
Se acercó al francés para ir quitando la camisa dejando su pecho totalmente descubierto, lo acostó lentamente; tomó su copa y sin previo aviso dejó caer un ligero camino de vino sobre el vientre de su pareja.
Al sentir el frío de la bebida, Camus sintió como su cuerpo se estremecía, apretó las sábanas blancas cuando Aiacos pasaba sus labios por todo su vientre quitando los restos del vino.
- El vino y tu piel - Susurró sin dejar esa labor - Me hace enloquecer...
Camus se incorporó un poco levantando su cabeza para ver a su amado quien seguía a la altura de su vientre, una sonrisa dibujó en su rostro porqué tenía otro detalle aparte de los chocolates que había comprado.
- ¿Notas algo diferente en mi cuerpo? - Cuestionó el francés tocando su rostro con dulzura.
- A qué te refie... - En ese momento Camus tomó las manos de Aiacos y las colocó sobre su vientre.
- Una dulce espera - Susurró Camus mirando fascinado el rostro de asombro de su pareja quien no podía creer lo que escuchaba.
- ¿Tu?
En ese momento Aiacos se levantó para poder tomar en sus brazos a su amado francés.
Después de su pequeña Violeta, ese pequeño ser que viene en camino será recibido con mucho amor con sus dos bellos padres y su hija Violeta estaría más que contenta por tener un hermanito.
- ¡Esta es la mejor noticia que me has dado Camus! - Exclamó emocionado dando vueltas con su pareja.
- Llevo dos meses así que nuevamente a preparar todo para su llegada... Pero mientras - Camus tomó de la camisa a su pareja y lo atrajo hasta su rostro - Sigamos en lo que estábamos señor Samaras, tenemos toda la noche para nosotros dos.
- La cena también nos espera - Susurró Aiacos en un tono seductor sin dejar de mirar a Camus.
- Podemos cenar en la cama, además me debes cuidar mucho ahora.
- Con mi vida.
Ambos se unieron en un beso más demandante dejándose llevar por aquellas ganas que despertaban esa caricias...
Y así fue como dio un giro inesperado mi vida.
A veces hasta los detalles más simples nos pueden cambiar nuestro destino.
Para mí, aquel abrazo que mi amado Camus me dio sin querer fue el motivo de creer nuevamente en el amor.
Quizá ese era nuestro destino, sin embargo no cambiaría mi vida por nada del mundo, soy un padre que ama a sus hijos y a su pareja sobre todas las cosas y si nuevamente mi Camus necesitara alguna cirugía más, soy capaz de mover cielo, mar y tierra para poder verlo a mi lado el tiempo que la vida me permita tenerlo junto conmigo.
Dejo escrito en el diario de mi querido Camus parte de mi vida y estas líneas esperando que el día que nuestros pequeños tengan la curiosidad de saber un poco de nuestro pasado puedan leerlos cuando ellos gusten.
Dedicado a mi pequeña Violeta y a mi querido Suikyo...
Fin.
💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄💖❄
Personitas bellas espero que este final feliz haya sido de su agrado.
La verdad desde que comencé a escribir esto tenía otro final previsto donde Camus realmente tuviera otro destino debido a su enfermedad y Aiacos estuviera con él hasta su último día; sin embargo no lo hice así porqué me di cuenta que puse a Aiacos de la manera en la que es capaz de dar todo por él así que creo que quedo mejor así.
Si les gustó esta pareja me permito decirles que tendré una historia corta de ellos en navidad, lo estaré subiendo en esos días.
Sin más me despido no sin antes agradecerles el tiempo que se dieron por estar aquí.
Nos seguimos leyendo en mis demás historias, ya sabes que adoro emparejar a mis copitos a cada rato 😅😅😅
Los quiero mucho 🥰🥰🥰
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top