Capítulo 3
Me siento extraño porqué ese chico de cabellos esmeraldas tomó una increíble confianza conmigo, si solo apenas lo conocí.
Su hermano Degel me pidió que disculpara las actitudes de su hermano, ya que llevaba días encerrado en su cuarto sin querer salir con alguien.
Lamentablemente no puedo estar todos los días con él, entre semana trabajo y llego muy tarde a la casa de mi hermano.
Solo tengo los sábados por la tarde y los domingos libres, quizá puedo hacerle un espacio en mi agenda a ese chico.
Precisamente hoy es sábado y voy llegando a la casa de mi hermano, grande fué mi sorpresa al verlo sentado en las escaleras de la entrada de la casa.
Levantó su mirada y movió sus manos al aire saludando muy emocionado.
- Hola Aiacos.
Levanté mi mano devolviendo el saludo, pero que yo recuerde jamás le dije que me esperara aquí. Tenía pensado idear mis planes y después llamarle para que nos viéramos.
Respiré profundo y comencé a caminar para poder saludarlo.
- Hola Camus... ¿Llevas mucho tiempo esperando?.
Poco a poco se fué levantando de las escaleras, noté que llevaba una pequeña libreta en sus manos.
- De hecho llevo diez minutos, recordé que esa ocasión me dijiste que salías a estas horas y quise llegar a tiempo - Me dijo agachando la mirada - Espero no importunar.
Quería decirle que si, realmente no esperaba su visita aquí pero al verlo de esa manera me conmovió, como aquella ocasión cuando me abrazó pensando que yo era Milo.
- Vamos adentro Camus - Saqué las llaves de mi bolsa y abrí la puerta para que ambos pudiéramos pasar.
Estando adentro Camus comenzó a caminar a la sala, justo donde mi hermano tenía a sus peces.
- ¡Es increíble! - Gritó emocionado.
- ¿Qué sucede? - me acerqué a él preocupado, quizá le pasaba algo pero después noté su rostro sonriendo.
- Jamás había visto la casa de Milo en perfecto orden.
Después de decirme eso se dejó caer en el sillón como niño pequeño y me hizo una seña para que me sentara a lado de él.
- Bueno, si la casa está en orden es porqué he procurado mantenerla así. Entiendo la vida de mi hermano, se la pasa corriendo por querer dar lo mejor de si mismo en su trabajo.
- Si lo sé...- Dejó escapar un suspiro - Las pocas veces que él y yo nos veíamos siempre llegaba corriendo de su trabajo.
- Entonces... ¿Ustedes ya salían? - Cuestioné nervioso, ni sé porqué me siento así.
- Si... Pero no era siempre. Cuando íbamos a la escuela juntos éramos muy unidos pero desde que entró a trabajar todo cambió. Él y yo jamás formalizamos algo ya que nunca dimos un paso más allá. Es por ello que esa ocasión estaba decidido a expresarle mis sentimientos pero no podré hacerlo - Esto último lo dijo en un susurro y claro que lo escuché.
- Te dije desde esa vez que puedo llamarle a mi hermano para que le digas lo que sientes y ya.
- ¡No! - Gritó nervioso jugando con sus dedos - No quiero molestarlo, si le digo puede ser que regrese rápidamente de su capacitación dejando todo ó siga en ese curso. La verdad es mejor así.
Es algo extraño este chico, quería a Milo pero tampoco quiere decirle algo... ¿Tanto costará expresar los sentimientos? Jamás me había pasado, la verdad siempre he sido muy reservado en ese tema del amor. Hace mucho tiempo atrás alguien más me lastimó y desde aquél día me propuse a guardar mi corazón en lo más profundo de mi ser.
Todo iba en orden de mi vida... Hasta esa ocasión que lo conocí, cuando Camus me abrazó por error pude sentir una calidez extraña recorrer mi cuerpo, pero tampoco quiero arriesgar todo lo que soy por alguien que apenas y conozco.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por él.
- ¿Y tú... Tienes pareja?- Me preguntó muy nervioso.
- No, solo una ocasión lo tuve pero... Después de eso me cerré a esos sentimientos.
Me di cuenta que me miraba, después esbozó una sonrisa traviesa.
- Nadie escapa de esos sentimientos, pero en fin... Tenía pensado que fuéramos al cine a ver una película de terror ¿Qué dices?.
- Ah... Yo...- No terminé de hablar cuando sentí el preciso momento en el que me jaló del brazo y me llevaba hasta la puerta - Espera, no puedo ir así con mi traje.
- No tiene nada de malo que vayamos así, además... Luces muy bien - Después de decirme esto me guiñó.
Dejé escapar un suspiro, de todos modos si no cedía, Camus haría hasta lo imposible por sacarme a jalones de la casa de Milo. Tomé las llaves y mi cartera.
- De acuerdo... Andando, tú serás mi guía porqué aún no he podido memorizar estos lugares donde vive mi hermano.
Camus me esperó afuera, cerré la puerta con seguro y después nos fuimos caminando, a decir verdad me siento extraño cediendo ante esto.
En el camino, ese joven de cabellos esmeraldas sonreía al platicar conmigo, parecía muy feliz.
Doblamos la esquina cuando unos sujetos vestidos de negro y con el rostro cubierto comenzaron a seguirnos.
Le empezaron a decir palabras muy molestas a Camus, cada vez los sentía más cerca de nosotros, simplemente por impulso tomé su mano.
- Confía en mí - Después de decirle esto comenzamos a correr tratando de dejar a esos sujetos pero nos seguían.
Corrimos un buen tramo de calle, después recordé la enfermedad de Camus, no puedo dejar que se sofoque, lo miraba con dificultad para respirar.
No tenía opción, pude ver a lo lejos un callejón lo tome entre mis brazos y corrí lo más rápido que pude para que no notaran a donde me había escondido.
Cuando llegué al callejón me metí entre unas largas maderas que estaban recargadas en la pared.
- Camus por favor no emitas ningún sonido- Le susurré liberándolo de mis brazos para que pudiéramos escondernos bien.
Aquellos sujetos que venían siguiéndonos entraron al callejón, Camus comenzó a sentirse nervioso, me di cuenta de ello, simplemente lo abracé pegándolo más a mi pecho. Estaba un poco agitado por el esfuerzo pero tampoco dejaría que algo le pasara a ese chico.
Pude ver que aquellos sujetos trataban de buscarnos pero no pudieron vernos, después de unos minutos desistieron en su búsqueda.
Suspiré aliviado al ver que se habían ido.
Camus seguía aferrado a mi pecho con los ojos cerrados.
— Ya se fueron Camus.
Poco a poco abrió sus ojos y me miró un poco nervioso.
— ¿De verdad?
Asentí y pude notar que estaba más relajado, nuevamente cerró sus ojos y se colocó nuevamente en mi pecho, podía sentir su corazón como latía pero no sé si fué por el esfuerzo de correr ó por el momento entre los dos.
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Buenas madrugadas mis querid@s lector@s les dejo otro capítulo más de esta parejita extraña para muchos pero la verdad se ven bien los dos jejeje.
Más adelante veremos como le está yendo a Milo.
Sin más me despido, los quiero, un abrazo 🥰🥰
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