caos o algo más

Los profesores se encargaron de todo, de revisar a los alumnos, de detener a otros y de ventilar cada salón para evitar más ataques.

Llegaron al salón donde dos chicos ya habían hecho todo lo posible para salvar al omega.

Llevaron inmediatamente a Denki con la doctora Chiyo para que le aplicará una inyección para calmar su celo, solo calmarlo un poco, ya que el celo es un proceso natural y al menos los primeros se deben padecer sin excederse con lo medicamentos.

Cuando los alumnos se calmaron fueron roseados con spray para deshacerse de aromas y fueron enviados a casa, algunos más reprendidos que otros.

Hasta que todos se fueron.

No quedo nadie, entonces llamaron a los padres del omega y les explicaron el asunto.

Bakugo se encargo de llevar a su estúpido amigo, bueno ni tan amigo, el extra que le era más o menos de utilidad.

- maldito idiota - golpeaba cada tanto su cabeza.

- lo siento - caminaba con la cabeza gacha y casi sin notarlo miraba hacia atrás.

- maldito idiota - otro golpe, ese idiota no lo notaba pero miraba hacia atrás, caminaba lento como esperando algo.

- lo siento.

- ya me hartaste maldita escoria, podría estar con Deku, llevarlo a su casa y no, tengo que estar con un idiota.

- bro... bro, déjame puedo irme solo - levantó su cara como teniendo una idea.

- y un mierda - lo empujó para que caminara, podía ver claras sus intenciones y no lo iba a permitir.

- Midoriya estara bien por su cuenta - está vez fue el contrario quien se detuvo.

- cállate - lo arrojó contra la pared de manera amenazante - si no hubieras echo esa pendejada, eras el más cuerdo del puto salón, todos reaccionaron unos para hacerse bolita y esconderse otros para estorbar, pero eras el más cuerdo, sin hacer ni una mierda.

- no se que me pasó, solo, solo... Caray ni si quiera le doy lógica a mis palabras.

- estúpido - lo soltó - camina, solo te dejare amarrado y amordazado en tu cuarto así podré irme rápidamente.

- con Midoriya?

- que mierda te importa lo que hago o no, imbécil - otro golpe - camina.

- es que - miro hacia atrás - yo....

- camina - otro empujón - lo reclamaste tuyo.

- ¿hize eso? - siguió caminando a la par de su amigo.

- mientas gruñias como perro rabioso, hasta a mí nerd le gruñiste.

- tengo un borroso recuerdo, y si mal no recuerdo dijistes que Midoriya es tuyo....

- lo es bastardo, o de quién es esa marca que lleva en su cuello.

- en todo su cuerpo dirás - recibió otro golpe.

- tu si puedes reclamarlo pero yo no sé que me pasó, es decir yo...admito que siempre me ha parecido lindo y atractivo, nunca pensé que fuera omega - sonrió un poco y enseguida borro esa sonrisa - hablaba de chicas, como iba pensar en eso...

- imbécil - otro golpe - tan estúpido eres - otro golpe - camina.

- pensé que no iba a tener una oportunidad...

- aún que fuera beta, si no tienes oportunidad es porque eres un jodido cobarde y si ya estabas decidido a dejarlo así porque mierda casi pierdes el control.

- lo siento.

- discúlpate con él, casi lo dañas.

- jamás he querido lastimarlo yo, yo....

- y una mierda - lo jalo del cabello y lo obligo a ir rápido a su casa.

Casi rompe la puerta al entrar, la madre asustada se asomo a ver qué pasaba, solo alcanzó a ver cómo alguien arrojaba a su hijo al piso.

La mujer estubo por llamar a la policía, pero el chico cenizo con cara de mafioso le explicó la situación.

Debían encerrar a Ejiro, el spray había perdido efecto y su aroma comenzaba a ser fuerte aún no lo notaba el pelirojo pero estaba entrando en celo.

Y en ese estado podía hacer cualquier locura, salir a la calle, marcar a quien sea, tomar a cualquiera que se pasará por enfrente, o ser lo suficientemente lucido para ir por quién desató su celo.

Algunos alfas eran difíciles de predecir.

Pero indudablemente era por Denki.

Así que era mejor administrar un supresor y mantenerlo encerrado.

Cómo la mujer aún pensaba era temprano para preocuparse por eso, no estaba preparada, así que dejó a su hijo con el compañero y fue a buscar en una farmacia un supresor para alfa.

Kirishima casí perdiendo la razón intento atacarlo, algo del aroma de Denki estaba en él, fue al intentar ayudarlo, lo iba a cargar a la enfermería pero su Deku lo detuvo, ya que quería llevarlo personalmente y Bakugo tubo que hacerse cargo del pelirojo.

Eran celos lo sabía, así que no dijo nada y acepto, no pensó que ese breve momento, le dejara impregnado el aroma del Pikachu, tanto para ahora ser visto como amenaza o rival o cuálquier cosas estúpida que pensará su autonombrado mejor amigo.

Le tocó calmarlo a golpes, destruyó un poco la sala pero evito lo peor.

Al regresar la mujer solo le administro la medicina y el cenizo llevo a su amigo a su habitación y le aconsejo a la mujer cerrar con llave, cosa que hizo sin dudar ante la mirada carmesí del joven.

La mujer le agradeció por su ayuda y trato de invitarlo a comer una galletas, pero este se negó, tenía prisa por ir con su novio.

Fue rápido hacia su encuentro, recordando con impaciencia cuando él mismo había tenido celos de Todoroki, estaban en unas pruebas de entrenamiento el medio pendejo-medio retrasado, y su novio habían echo un exelente trabajo y miro con odio al bicolor y apretando sus puño había dicho por primera vez en voz alta que Deku era suyo, afortunadamente nadie estaba cerca para escuchar y libero toda tensión en el entrenamiento

Fue una semana antes de que entraron en celo.

Lo recordó porque pelos de mierda dijo algo similar, estando en ese estado, gruñendo pero aún conciente, dijo "mío" reclamo al subió como suyo.

Y se acordó de ese momento, y el día que entraron en celo juntos de nuevo tubo ese impulso, el de las mitades había invitado a Deku a ir al cine, se habían anotado la bola de extras que los seguían, pero la invitación había sido primero a su peliverde, quiso gruñir y en su mente ese pensamiento seguía ahí, decirle a todos que Deku era suyo.

Se alejo rápido antes hacer una estupidez y trato de poner atención a sus clases.

Había tendido ese pensamiento al ser niños y declarar día  y noche que ese niño llorón era suyo, suyo, únicamente suyo.

Era un echo para él, en su vida ya era normal tener esos pensamientos, durante la escuela media, lo hacía al molestarlo, porque era suyo y solo el tenía ese privilegio, pero eso siempre estubo ahí.

Que pelos de mierda lo dijera y aún más lo intentará atacar solo por tener un poco del aroma del rubio en su ropa, era algo para cuestionarse.

Y en contrá de su buen juicio, busco en su celular el número del doctor charlatán y le llamo.

Tal vez tendría algunas respuestas.

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Gracias por la espera, amo leer sus comentarios tan bellos...

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