Capítulo 31.

Petterson cayó al suelo, finalmente cansado y débil.

El agente que permanecía retenido por el profesor corrió hacia el director para ayudarle. El arma que hasta hace un rato sostenía, permanecía junto a él en el suelo. Estaba pálido, respiraba con dificultad.

-Llamaré por ayuda -dijo el hombre e intentó contactarse con los demás agentes, pero la señal estaba caída -Mierda.

-No -intervino Marie.

Estaba nerviosa claro que sí. La mano que sostenía el arma temblaba de manera ligera. Sabía que le había disparado y dos veces, pero si tenía que ser sincera diría que fueron sus instintos quienes le impulsaron a tirar del gatillo. El hombre la había criado para defenderse después de todo, era un poco ilógico que ella no disparase al ver la amenaza.

Y aún así, habría querido no hacerlo.

-Ni quiero matarlo -le dijo la pelirroja -No quiero hacerlo, no puedo -sacudió la cabeza.

El hombre en el suelo, bufó molesto. Su mano sostenía la herida de su brazo, que aún sangraba.

-Entonces haz algo y salva mi vida -replicó con enojo. El agente bajo su mando presionaba sobre la herida en su pierna con una tela que había encontrado -Es lo mínimo que puedes hacer.

-Se equivoca, señor -respondió con amargura. Nunca le gustó la idea de tener que deberle algo a Petterson -Lo mínimo que puedo hacer... Es detener esto y a usted.

Resonó por el lugar, sorprendido a los presentes, el sonido de las alas de un helicóptero.

Los tres miraron confundidos hacia el gran ventanal que tenían enfrente, más allá de dónde se ubicaba Alba, un transporte aéreo estaba frente a ellos. De el, descendieron varios hombres, ataviados en sus trajes blancos, portando armas ligeras.

Uno de ellos, alzó la mano frente al vidrio y haciendo uso del elemento aire, rompió el cristal, los pequeños trozos de vidrio revolotearon sin lastimar a nadie. Ellos lograron entrar gracias a la apertura.

—¡Apártense, manos arriba! —dijo alguien, que se acercaba a ellos con el arma apuntando en su dirección. Hizo una seña con la mano y ocho más entraron, pasando de largo a la gemela para tomar a los cuatro presentes.

Dos de ellos, se acercaron de inmediato a la gemela con em equipo médico que necesitaban.

Marie miró con horror lo que pasaba. ¿Quienes eran ellos? ¿Qué hacían allí? ¿Quién los había llamado? ¿Y por qué les apuntaban a la cabeza?

Una persona, también vestida en el impecable traje blanco se acercó hacia ellos, se quitó el casco que cubría medio rostro, sus ojos y frente, y dejó a la vista una larga cabellera rubia. Colocó el casco bajo su brazo y se sorprendió de ver al profesor, pero sonrió con la misma sorpresa.

—Vaya... Es bueno volver a verte, Víctor —dijo ella.

—Podría decir lo mismo, Victoria —respondió con ironía.

—¿Victoria? —un uniformado le preguntó en su dirección.

—Está bien, es Cárter, lo conozco bien —y las armas que apuntaban la cabeza del profesor, bajaron.

—¿Qué haces aquí, Victoria? —preguntó el profesor, confundido por su presencia en el laboratorio. Si bien agradecía que apareciera en el momento justo, no dejaba de preguntarse el motivo de su abrupta llegada.

—Código 16-2—respondió —Recibimos una llamada de emergencia.

Caeter se mostró sorprendido, pues nadie sabía sobre los códigos para las llamadas de emergencia.

Se golpeó mentalmente cuando recordó el libro de los códigos junto al teléfono, puesto ahí principalmente para los nuevos agentes que trabajaban para el laboratorio, pues eran demasiados para memorizarlos todos.

—El grupo "D" busquen heridos —ordenó la mujer mientras llamaba por su intercomunicador —Que el grupo "E" se encargue de los científicos.

Marie se encontraba nerviosa, la presencia de la mujer la dejaba sin palabras. Ella había llegado con un montón de hombres bajo su mando, al parecer para ayudarlos.

Pero ¿Quién es ella?

🔥🌪️💧🌱

William observó aterrado como Sara volvía a caer en la inconsciencia. La tomó de los hombros, teniendo cuidado de no lastimarla.

—¿Sara? ¡Sara!

Escuchó pasos apresurados y de pronto se encontró rodeado de personas vestidas de blanco. Los miró sin entender qué pasaba, no podía ver bien el rostro de ninguno por el casco que cubría medio rostro.

—Aléjese de ella —le dijo uno de ellos.

William los miró con incredulidad, alzó la mano, listo para utilizar su elemento y hacerlos retroceder, pues desconocía a los intrusos y no dudaba que tuvieran que malas intenciones.

—¡William! —gritó alguien, sonaba agitado por el esfuerzo de correr todo el camino de regreso. Daniel le llamaba desde la entrada de la sala —¡William! ¡Es la ayuda! —le explicó desde la distancia.

Los ojos del joven se abrieron con sorpresa y el elemento en su mano se desvaneció. ¿Eran la ayuda? Entonces ¿Ellos ayudarían a Sara?

—¿Pueden ayudarla? —le preguntó a uno de ellos, esperanzado en que su respuesta fuera un "Sí".

—Si nos deja ayudarla, lo haremos —le respondió el desconocido, hablando con una formalidad hacia él de la que no estaba acostumbrado.

Un grupo pequeño de hombres llegaron a la escena, traían consigo una camilla especial para Sara. William se hizo a un lado mientras observaba como la cargaban con cuidado para subirla y posteriormente recostarla.

—Quiero ir con ella... ¿Puedo ir con ella? —volvió a preguntar. Se sentía desesperado, ansioso por esperar a que volviera a despertar, pero también tenía cierta incertidumbre por lo que ella había dicho antes de cerrar los ojos.

Sintió como si regresara dos años atrás, cuando había dicho lo mismo y las personas a su alrededor no le prestaron atención. Tenía los mismos sentimientos en ese momento, la desesperación, la tristeza... el dolor de que la alejaran con ella.

El hombre lo observó y consideró sus palabras.

—¿Qué es usted de ella? —le preguntó.

—Yo... Yo soy, soy su... —¿Amigo? ¿Novio? ¿Pareja? ¿Qué era él exactamente de Sara? —Por favor... soy lo único que ella tiene ahora... Tengo que estar allí cuando despierte —dijo en voz baja esto último.

El adulto suspiró, cediendo.

—Es recomendable que ella esté sola, pero cuando sepamos con certeza qué es lo que tiene, podrá verla —respondió.

Un alivio que no sentía desde hace mucho tiempo se hizo presente en él. Era lo único que quería escuchar, lo único que necesitaba.

Sara estaba ahí en la camilla, con el collar de William en su mano hecha un puño. Hasta ese instante él se dio cuenta de que ya no lo tenía, lo que le hacía preguntarse ¿Cómo lo había tomado ella?

William se acercó a Daniel, quién se mostraba totalmente cansado. Colocó su mano sobre su hombro y le sonrió.

—Gracias —fue lo que le dijo y observó con sorpresa la herida en su cabeza —Será mejor que atiendas eso, o te quedará una horrible cicatriz.

—Oye, luciría mejor con una cicatriz —replicó —¿Te imaginas la expresión de las chicas cuando pregunten por ella?

William se río. Y Daniel se alegró de ver a su amigo tan calmado, una versión de él que no había visto antes.

Puesto que incluso en la biblioteca dónde sólo verlo, lucía desesperado, frustrado, no había tenido paz ni para leer.

—Vamos, ellos deben saber dónde está Alba —le dijo William y avanzó tras Sara.

Aglo llamó su atención antes de partir, Daniel se giró y observó un objeto que mostraba pequeños reflejos causados por la luz. Con el ceño fruncido se acercó a él.

Tuvo que bajar a dónde antes había estado Sara, despacio y con cuidado de no caerse. En el suelo, justo frente a él, estaba un pequeño cubo hecho del mismo cuarzo que el dije de William.

Lo tomó en sus manos, sin entender qué hacía eso allí.

El lugar aún tenía humo, el mismo que había provocado William al lanzar los elementos en la sustancia, por lo que se sorprendió cuando esté comenzó a tomar forma de una persona.

Se hubiera asustado de no ser porque conocía a la persona. Su corazón se detuvo unos instantes, con nervios y preocupación. La mano que sostenía el pequeño cuno tembló.

La figura de Alba, formada por el humo, lo miró con tristeza y él podía jurar que ella estaba llorando. Lo que no entendía era ¿Qué hacía ella ahí? ¿En verdad era ella?.

Dijo una palabra que no tuvo sonido y seguido, se desvaneció.

<<Perdón >>

Dejó a Daniel asustado, con las piernas temblorosas por lo que pudiera significar. Y sin dudarlo dos veces, corrió en busca de la gemela, hacia dónde estaba Marie.

🔥🌪️💧🌱

Victoria miró a Petterson, quién era custodiado por sus hombres para evitar que hiciera algo indebido.

—Vaya, otro compañero —le dijo la rubia, con expresión molesta —Es una pena que tenga que verte así, Derek... Llévenselo —ordenó —La Corte Original se hará cargo de él.

La Corte Original se trataba de una asociación legal que se encargaba de los delitos cometidos tanto por personas ordinarias como por alterados. Era un elemento imparcial, juzgaba a ambos por igual.

Y se encontraba en el distrito central.

—¿Y tú? —se dirigió hacia la pelirroja —¿Quién eres? ¿Alterada? ¿Ordinaria?

—Es mi-

—Soy una persona ordinaria —interrumpió a Petterson —Sólo eso.

—¿Y qué haces aquí?

—Ayudaba a mi... Amigo —respondió con dolor.

La rubia entre cerró los ojos, sopesando sus palabras. La pelirroja no se veía herida, pero sí lastimada.

—Está bien, déjenla —dijo a sus hombres —Si es ordinaria entonces tenemos otros asuntos por resolver.

Marie finalmente bajó las manos cuando las armas ya no le apuntaban. Su corazón latía con fuerza y sentía la mirada de Petterson encima de ella.

Lo había negado. Había negado la relación sanguínea que tenía con él... Y no sentía remordimiento alguno.

Los uniformados tomaron a Petterson, lo esposaron y llevaron en una camila hasta la entrada principal del edificio.

—Victoria —le llamó Carter.

La rubia alzó la ceja, en señal de que estaba escuchando. Si bien su apariencia lucía propia de una persona fuerte, quién lideraba un gran grupo de trabajadores y hasta un poco amenzante puesto que su ceño estaba fruncido en todo momento y su mirada denotaba poder, era alguien con quién se podía razonar.

—Te pido que no involucres a los jóvenes en esto —pidió el profesor, Marie lo miró sorprendida.

—¿Los jóvenes?

—Son tres, los conocerás en el hospital estoy seguro —le explicó —Ellos sólo querían-

—Lo juzgaré yo misma —le interrumpió —Si es necesario que pasen por un juicio propio lo veré yo misma, no necesito que las opiniones de terceros afecten mi punto de vista.

Carter bajó los hombros, suspirando cansado. Esperaba que los tres pudieran salir ilesos de ese problema.

Todos fueron presentes del sonido que emitió el monitor cardíaco, el sonido de un corazón dejando de latir.



-karimodelarosa.

Y falta poco para el finaaaal! Y aún no lo puedo creeer! Vengo diciendo esto desde los capítulos veinte y algo:v

¿Alguien vio el nuevo MV IDOL? ¿Escucharon el ábum? ¿Vieron los videos del inicio del tour? ¿Alguien está llorando conmigo de felicidad?

Les recuerdo que estas notas⬆️ son antiguas, esta es del 2018, así que no le tome tanta importancia. Y pos, no quiero borrarlas.

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